
ser integralidade
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exige uma compreensão/percepção do sentimento amor e dos
seus desdobramentos; pensar a existência sem este entendimento dificulta a
possibilidade mesma de educar-se e a outrem. De outra forma, é preciso, por
exemplo, amar-se e ter tolerância e paciência consigo e com a alteridade para não
nos mortificarmos no processo educacional, em todos os estágios de educação
apreciáveis. Ora, se tentamos nos moldar a um comportamento esperado, mas que
fere nosso fórum íntimo estaremos nos violentando e, por conseguinte, pungindo o
ser fecundo que deve ser a criatura humana. Se formos capazes de causar-nos tal
dano, o que poderemos fazer com o indivíduo confiado a nós para sua formação? E
reiterando, este procedimento é comum também no meio familiar, religioso e não
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1 - Una revolución basada en una idea no es una revolución; porque una idea es mera reacción ante
determinado condicionamiento y la acción basada en el condicionamiento no produce un cambio fundamental.
Así, yo hablo para producir, no un mero cambio superficial, sino un cambio fundamental. Esto no es cuestión de
inventar nuevas ideas. Sólo cuando vosotros y yo estemos libres de ideas, sean ellas de izquierda o de derecha,
podremos producir una revolución radical, en lo intimo y por tanto exteriormente. Entonces ya no se trata de ricos
o de pobres. Entonces hay dignidad humana, derecho al trabajo, oportunidad y felicidad para cada uno. Entonces
ya no hay hombre que, teniendo demasiado, deba alimentar a los que tienen muy poco. No hay diferencias de
clase. Esto no es una simple idea: no es una utopía. Es un hecho cuando esta revolución radical ocurre
interiormente, cuando en cada uno de nosotros hay cambio fundamental. Entonces no habrá clases, ni
nacionalidades, ni guerras, ni separatismo destructivo; y eso puede advenir tan sólo cuando en vuestro corazón
hay amor. La verdadera revolución sólo puede llegar cuando hay amor, no de otro modo. El amor es la única
llama sin humo; pero, infortunadamente, hemos llenado nuestro corazón con las cosas de la mente, y por eso
nuestro corazón está vacío y nuestra mente llena. Cuando llenáis el corazón de pensamientos, el amor resulta
mera idea. El amor no es idea. Y si pensáis en el amor, ello no es amor: es simplemente una proyección del
pensamiento. Para depurar la mente, tiene que beber plenitud de corazón; pero, antes de que puede estar pleno,
el corazón debe vaciarse de la mente, y eso es una tremenda revolución. Todas las otras revoluciones son mera
continuación de un estado modificado. Señores, cuando amáis a alguien - no como amamos a las personas, que
sólo es pensar en ellas- cuando amáis al prójimo completamente, íntegramente, entonces no hay ricos ni pobres.
Entonces no sois conscientes de vosotros mismos. Entonces existe esa llama en la que no hay humo de celos,
de envidia, de codicia, de sensación. Sólo esa revolución puede alimentar al mundo (KRISHNAMURTI, 1975, p.
14).
2 - La verdad no puede ser acumulada. Ella no es experiencia. Es vivencia, en la que no hay experimentador ni
experiencia. El conocimiento siempre tiene un acumulador, alguien que acopia; pero la sabiduría no tiene
experimentador. La sabiduría es, como el amor es; y, sin ese amor, intentamos perseguir la sabiduría a través de
la adquisición continua. Lo que continúa tiene que decaer. Sólo aquello que termina puede conocer la sabiduría.
La sabiduría es siempre fresca, siempre nueva. ¿Cómo podéis conocer lo nuevo si hay continuidad? Hay
continuidad mientras continuéis la experiencia. Sólo cuando hay terminación surge lo nuevo, lo que es creativo.
Nosotros, empero, queremos continuar, queremos acumulación, o sea la continuidad de la experiencia; y una
mente así no podrá nunca conocer la sabiduría. Sólo puede conocer su propia proyección, sus propias
creaciones, y la reconciliación entre sus creaciones. La verdad es sabiduría. La verdad no puede buscarse. La
verdad sólo llega cuando la mente está vacía de todo conocimiento, de todo pensamiento, de toda experiencia; y
eso es sabiduría (KRISHNAMURTI, 1975, p. 27).
3 - Sabemos qué es nuestra vida de relación: mutua utilización y gratificación, aunque la cubramos llamándola
amor. En la utilización se ve con ternura y se protege aquello que uno utiliza. Protegemos nuestra frontera,
nuestros libros, nuestra propiedad; análogamente tenemos cuidado en proteger a nuestra esposa, a nuestra
familia, a nuestra sociedad, porque sin ellas estaríamos solitarios, perdidos. Sin el hijo, el padre se siente solo; lo
que vosotros no sois, el niño será, y por eso el hijo se convierte en un instrumento de vuestra vanidad.
Conocemos la relación de necesidad y de uso. Necesitamos al cartero y él nos necesita, y sin embargo no
decimos que amamos al cartero. Pero si decimos que amamos a nuestra esposa e hijos, aun cuando los
utilicemos para nuestra personal gratificación y estemos dispuestos a sacrificarlos por la vanidad de que se nos
llame “patrióticos”. Conocemos muy bien este proceso; y es obvio que él no puede ser amor. El “amor” que
utiliza, explota, y luego lo lamenta, no puede ser amor, porque el amor no es cosa de la mente (KRISHNAMURTI,
1975, p. 36).