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equivaleria a ver no conto um puro jogo, uma charada, na qual se sabe, desde o
começo, que há uma ordem ludicamente ocultada pelo autor e que o leitor, usando
seu engenho, deve reconstruir. Os coelhinhos estão aí para dizer e representar algo
não enunciável.
38
( ALAZRAKI, 1983, p.75).
Os termos em tensão – o teor e o veículo – se referem, respectivamente, ao sujeito
original, ao qual um atributo é conferido, e à imagem, que confere uma nova significação às
palavras. A relação entre o teor e o veículo forma a base que se abre em vários graus de
significação, dependendo da característica da metáfora. Comentando sobre A metamorfose,
de Kafka, Alazraki define da seguinte forma o teor, o veículo e a base:
Poderíamos descrever a condição de Gregório Samsa como o teor da metáfora, ou
seja, como a parte da imagem que se busca definir ou descrever e sua metamorfose
como seu veículo, ou a parte da imagem que define ou descreve, por comparação, o
sujeito ou teor da metáfora. A comparação estabelece uma relação na qual o teor e o
veículo se reconhecem e que Richards chama de “base”. Em A metamorfose, a base
alcança uma abertura ou ângulo de relação de 360º graus: dentro do espaço limitado
que proporciona um círculo entre um número ilimitado de possíveis interpretações
ou relações entre o teor e o veículo. Em uma metáfora elementar como “sonoro
cristal”, o ângulo da base é limitado e imediatamente reconhecível. A comparação
da água de uma fonte com “um cristal sonoro” desvenda sem maior esforço o
elemento comum que relaciona o teor com seu veículo: a transparência.
39
(ALAZRAKI, 1983, p.39-40).
A metáfora assim configurada ultrapassa o efeito retórico e consegue conferir ao texto
uma ampliação de sua capacidade semântica. Dessa forma, a metáfora neo-fantástica se
distancia daquelas em que a base é limitada e busca as de 360º graus, que são as que rompem
com o processo axiológico das leis determinadas e podem exprimir o indizível:
38
A tradução é de minha responsabilidade: La metáfora de Cortázar, al prescindir del desdoblamiento tenor-
vehículo, al ofrecernos un destinatario sin remitente, una imagen capaz de múltiples tenores, exige del lector una
lectura activa y creadora. Tenor y vehículo marchan juntos. El vehículo expresa de alguna manera el tenor, es la
forma que Cortázar ha escogido para explicarnos lo inexplicable de su experiencia, es la solución literaria a sus
fobias y obsesiones, pero una solución que, en vez de traducir al lenguaje de la causalidad lo que esa experiencia
tiene de irreductible, encuentra su proprio lenguaje. Como todo lenguaje, las metáforas de la literatura neo-
fantástica buscan también establecer puentes de comunicación, sólo que ahora el código que descifra esos signos
ya no es el diccionario establecido por el uso. Es un código nuevo, inventado por el escritor para decir de alguna
manera esos mensajes incomunicables en el llamado “lenguaje de la comunicación”. Intentar encontrar
referencias convencionales en la metáfora de Cortázar, esto es, traducir esos conejitos según nuestro diccionario,
del uso, equivaldría a ver en el cuento un puro juego, una charada, en la cual se sabe, desde el comienzo, que hay
un orden lúdicamente oculto por el autor y que el lector, usando su ingenio, debe reconstruir. Los conejitos están
ahí para decir y representar algo no enunciable.
39
A tradução é de minha responsabilidade: Podríamos describir la condición de Gregorio Samsa como el tenor
de la metáfora, es decir, como la parte de la imagen que se busca definir o describir, y su metamorfosis, como su
vehículo, o la parte de la imagen que define o describe, por comparación, al sujeto o tenor de la metáfora. La
comparación establece una relación, en la cual el tenor y el vehículo se reconocen y que Richards llama “base”.
En la metamorfosis, la base alcanza una apertura o ángulo de relación de 360º: dentro del espacio limitado que
proporciona un círculo entra un número ilimitado de posibles interpretaciones o relaciones entre tenor e
vehículo. En una metáfora elemental como “sonoro cristal”, el ángulo de la base es limitado e inmediatamente
reconocible. La comparación del agua de una fuente con “un cristal sonoro” descubre sin mayor esfuerzo el
elemento común que relaciona al tenor con su vehículo: la transparencia.