hay nada en contra de que también sean sensatos los que se ocupan de
las cosas de los demás.
-¿Es que yo he concedido, dijo él, que son sensatos los que se «ocu-
pan de» las cosas de los otros, o que lo son los que las «hacen»?
-Pero dime, insistí yo, ¿es que no llamas lo mismo a «hacer» y a
«ocuparse de»?
-No por cierto, dijo. Ni a «trabajar» ni a «hacer». Porque he aprendi-
do de Hesíodo, que dice que «ningún trabajo es deshonroso»
28
. ¿Crees
tú, quizá, que si hablase de «trabajar» y «ocuparse de» a propósito de
estas mismas cosas que tú ahora decías, habría, dicho que no había des-
honra alguna en cortar suelas de zapatos, en preparar salazones o en
sentarse a la puerta del burdel? Seguro que no hay que creerlo, Sócra-
tes; más bien, pienso que aquél tenía por distinto el hacer (poieîn), de la
actividad (práxis) y del trabajo (ergasía), y qui lo hecho (poiēma) a ve-
ces es deshonroso cuando no sale con belleza, mientras que el trabajo
no es ninguna deshonra. Porque a lo que se ha hecho bella y provecho-
samente llama trabajo, y las cosas así hechas son trabajos y actividades
29
. Habría, pues, que decir que él sólo consideraba tales cosas como
propias, y todas las malas como ajenas. De modo que hay que creer que
Hesíodo y cualquier otro, con tal que sea cuerdo, llamarán sensato a
aquel que se ocupe de lo suyo.
-Oh Critias, respondí yo entonces, tan pronto como d empezaste a
hablar, entreví por dónde ibas con tu discurso, o sea que llamarías, a las
cosas propias y de uno mismo, buenas, y que, a la creación (poíesis) de
cosas buenas, le llamarías actividades (práxeis). Pues también de Pró-
dico
30
he oído un sin fin de distinciones sobre las palabras;. pero yo te
dejo que fijes como quieras el sentido, con tal de que expliques adónde
vas con el término que uses
31
.
Vamos ahora, pues, a empezar a definir
claramente desde un principio. ¿Es, pues, a la «ocupación con».
(práxis) cosas buenas, o a su creación o producción (poíesis), o como
quieras llamarlo, a lo que denominas sensatez?
27. Con el empleo de los verbos poieîn, práttein, ergázesthai, que ocupan partes de un
campo semántico (hacer, actuar, trabajar, elaborar, etc.), va a provocar Sócrates una cierta
confusión, pero, al mismo tiempo, llevará a cabo un interesante análisis lingüístico.
28
HESÍOTO, Trabajos y días 311. (Cf. JENOFONTE, Memorables I 2, 56 sigs.)
29. Para Critias, «hacer» (poieîn) tiene un carácter más neutral que «ocuparse de»
(práttein) y «trabajar» (ergázesthai). Cf. EKKEHARD MARTENS, Das selbstbezügliche
Wissen in Platons Charmides, Munich, 1973, pág. 33.
30. Pródico de Ceos, el sofiista que desarrolló su actividad en Atenas en torno al año
425. Platón lo ha caracterizado en el Protágoras (315d sigs.). Se ocupó de problemas po-
líticos y se hizo famoso por su preocupación por la sinonímica y por otros problemas de
lenguaje. También en el Protágoras (341a) Sócrates alaba a Pródico y reconoce haber
aprendido de él. En este pasaje, Pródico pone de manifiesto su «análisis del lenguaje» en
la interpretación de unos versos de Simónides. En el Teeteto (151b), Sócrates recuerda
que, a algunos de los que nada tienen que aprender con él, los envía a Pródico. En el Eu-
tidemo 277e, se destaca este carácter analítico de Pródico: «Porque, en primer lugar, co-
mo dice Pródico, conviene aprender el uso exacto de los nombres». A continuación se
nos muestran las diferencias semánticas entre aprender y comprender, para concluir con
el carácter de juego que tiene el lenguaje.
31 Esta llamada a la univocidad puede ser la única posibilidad de escapar a la original
ambigüedad del lenguaje. El pasaje del Eutidemo al que se refiere la nota anterior señala,
con una modernidad extraordinaria, el marco del problema y, al mismo tiempo, ejempli-
fica un cierto proceder dialéctico que Sócrates practica en el Cármides: «Todo esto es en
el fondo un juego... y, ello, porque si uno aprendiese mucho o incluso si lo aprendiese to-
do, no por ello sabría más de los objetos mismos y de su naturaleza, sino que sólo esta-
ríamos preparados para jugar este juego con la gente, al hacer que tropezasen y cayesen,
con los diversos significados de los nombres, como los que te quitan la silla cuando te vas
a sentar» (278b).
b
c
d
e