
Argentina y Brasil: contraste y convergencia de estructuras
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a – oc t u b r E /Di c i E m b r E 2007
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el liderazgo planteado por sus superiores jerárquicos. Esto es lo que ocurre en
la mayor parte de los países del mundo, y por lo tanto votan, en su mayoría,
por los conservadores, sobre todo después de haber pasado por etapas en que
su preferencia iba en gran parte a partidos centristas como los Radicales, los
Demócrata Cristianos, o los Liberales avanzados.
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¿Pero qué pasa en un país
como la Argentina, caracterizado por el impacto inmigratorio? Éste fue mucho
mayor entre nosotros que prácticamente en cualquier otro lugar del mundo.
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Se creó entonces un gran vacío de participación, pues la masa de la burguesía
urbana, y de la clase obrera de las ciudades, abrumadoramente extranjeras,
no tenían el voto, pues no adquirían la ciudadanía. Esto era grave, porque se
trataba de los dos sectores sociales más estratégicos en la consolidación de
un sistema político moderno. La consecuencia era la debilidad de un partido
liberal burgués, y de uno socialdemócrata o laborista.
Por otra parte, se puede observar en escala internacional que la
burguesía, en general, después de ser el apoyo de un Liberalismo rival de los
Conservadores, termina por unicarse en uno sólo de esos partidos, o en
uno que los engloba, o en dos casi siempre aliados, todo lo cual forma la ya
aludida solidez de la Derecha política. Pero si la burguesía, por su abrumadora
condición extranjera, tenía una actitud de alejarse de la arena político-partidaria,
esa característica – a menudo transmitida a sus hijos – también tenía que afectar
a la salud de un partido conservador moderno, no sólo al Liberalismo de una
etapa más temprana. Eso es, precisamente, lo que ha ocurrido en la Argentina:
el país está demasiado desarrollado para tener el tipo de conservadorismo en
5 A menudo se argumenta que la tendencia hoy día es hacia el desdibujamiento de las bases clasistas del apoyo
partidario. De hecho, nunca los partidos han estado basados completamente en bases clasistas nítidas; por
cierto muchos individuos aparecen en posiciones incongruentes, especialmente si su status es medido por su
educación, cosa que se hace a menudo, por la comodidad de la medición. Por otra parte, el Conservadorismo
tiene muchos votantes modestos, sobre todo rurales, mientras que la Izquierda es fuerte entre gente de alta
educación y un mediano nivel de vida. La diferencia entre un partido conservador y uno socialdemócrata
no estriba sólo ni principalmente en el status social de la masa de sus votantes, sino en el hecho de que
los grupos organizados del sector superior y del inferior de la pirámide social están predominantemente en
uno u otro hemisferio político. Ver Ronald J. Johnston, “Lipset and Rokkan Revisited: Electoral Cleavages,
Electoral Geography, and Electoral Strategy in Great Britain,” en R.J. Johnston, F.M. Shelley y P.J. Taylor,
comps, Developments in Electoral Geography, Londres, Routledge, 1990. Por supuesto que donde hay fuertes
enfrentamientos religiosos, étnicos o lingüísticos éstos alteran muy profundamente el clivaje derecha-izquierda.
Ver, para los Estados Unidos, Thomas Byrne Edsall con Mary D. Edsall, Chain Reaction: The Impact of Race, Rights
and Taxes on American Politics, Nueva York, Norton, 1991.
6 En Australia y Nueva Zelanda, donde la proporción de inmigrantes era parecida a la argentina, se trataba de
gente proveniente de Gran Bretaña, quienes no perdían su nacionalidad, y con ellos se trasladaba el sistema
institucional de la madre patria.