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La revista DEP Diplomacia, Estrategia y Política es un periódico editado en
portugués, español e inglés, sobre temas sudamericanos, publicado en el marco del
Proyecto Raúl Prebisch, con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil
(MRE/Funag Fundación Alexandre de Gusmão/Ipri Instituto de Investigaciones
de Relaciones Internacionales), de la Constructora Norberto Odebrecht S. A., de la
Andrade Gutierrez S. A. y de la Embraer – Empresa Brasileira de Aeronáutica S. A.
Editor
Carlos Henrique Cardim
Dirección para correspondencia:
Revista DEP
Caixa Postal 2431
Brasília, DF – Brasil
CEP 70842-970
revistadep@yahoo.com.br
www.funag.gov.br/dep
Datos Internacionales de Catalogación en la Publicación (CIP)
DEP: Diplomacia, Estrategia y Política/Proyecto Raúl Prebisch no. 9 (enero/marzo 2009)
–. Brasília: Proyecto Raúl Prebisch, 2009.
Editada en portugués, español e inglés.
ISSN 1808-0480
1. América del Sur. 2. Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana,
Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay, Venezuela. I. Proyecto Raúl Prebisch.
CDU 327(05)
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Índice
Argentina-Brasil: un proyecto deseable y ¿posible?
Roberto Lavagna
Algunas claves para entender Bolivia
Pablo Solón
Estados Unidos, América del Sur y Brasil:
seis tópicos para una discusión
José Luís Fiori
Transformación de la matriz sociopolítica y desarrollo
en Chile
Manuel A. Garretón M.
Colombia: política exterior, economía y el conicto
Marta Lucía Ramírez
Ecuador, perspectivas de un ex-Presidente
Rodrigo Borja
D E P
DIPLOMACIA ESTRATÉGIA POLÍTICA
Número 9 Enero / Marzo 2009
132
158
168
184
207
229
249
La gran divergencia: dependencia histórica o
dependencia del camino? Resultados de las Américas
Steve De Castro
¿Qué pasó en Paraguay?
Fernando Lugo
La paradoja peruana: crecimiento económico y
desaprobación política
Julio Cotler
Presentación política, económica y social de Suriname
C.A.F. Pigot
Uruguay ante las divisorias del aprendizaje
Rodrigo Arocena
La integración energética de América Latina y el Caribe
María A. Hernández-Barbarito
Fernando de Szyszlo
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Argentina-Brasil:
un proyecto deseable
y ¿ posible ?
Roberto Lavagna
*
L
as iniciativas de convergencia entre Argentina y Brasil han avanzado sustancialmente
desde los acuerdos de 1986. Allí se quebraron, si bien no han desaparecido
totalmente, las negativas tendencias a una competencia conictiva y las menos
visibles, pero no menos negativas, a la indiferencia mutua. Ambas actitudes
y posturas pueden combatirse sólo con decisión política compartida y con la
existencia de planes estratégicos convergentes hasta llegar al punto en que la
estrategia pase a ser un proyecto regional.
Para que los objetivos de un proyecto regional puedan cumplirse y, por ende,
para que el salto cualitativo dado en 1986 avance decididamente hay, sin
embargo, dos escollos no menores que conviene reconocer:
i) la tendencia registrada, por lo menos desde inicios de los años 80 en
adelante, a tener en materia económica y de política exterior conductas
no convergentes en el tiempo, y
ii) la falta en la relacn bilateral de una discusión en profundidad sobre la
estrategia de desarrollo y de inserción en la región y en el mundo.
* Ex-Ministro de la Hacienda de la República Argentina.
Argentina-Brasil: un proyecto deseable y ¿posible?
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Tarea casi imposible e inútil dirán muchos pragmáticos para quienes el
trazado de una ruta, de líneas de energía, o el aumento del comercio son mucho
más efectivos, valen más, tanto a escala nacional como regional, que abstractas
discusiones sobre la coordinación de fases de política económica o las aun
más lejanas discusiones sobre visiones estratégicas. Quienes argumentan de
esta forma contraponen realidades y logros comerciales o de infraestructura
al tedio de discursos burocráticos que no llegan a echar raíces en los intereses
y necesidades concretas.
Ante este argumento yo diría Sí y No.
Sí, es cierto que con frecuencia en nuestra región y por qué no decirlo
también en el mundo – se hacen más discursos y especulaciones que obras y
decisiones concretas, con anclaje en la realidad y en las necesidades inmediatas
de nuestros pueblos.
No es cierto, en cambio, que este pragmatismo pueda por solo reemplazar
la existencia de una “visión” de hacia dónde vamos, hacia nde cambia el mundo
y cómo nos adaptamos y nos insertamos activamente en él.
Esal el ejemplo de la Unión Europea para recordarnos esta doble
necesidad de acción a partir de la reexión: ¿q hubiera sido del proyecto
europeo si detrás de la Comunidad del Carbón y del Acero, sectores
estragicos en el momento del diseño del proyecto, no hubiera existido
una motivación mucho más profunda? En ese caso una motivación extra
económica cual fue crear las bases de una pax europea que hiciera imposible
la repetición de confrontaciones como las de la I y la II Guerra Mundial.
Allí, en la búsqueda de un esquema de paz duradero estuvo la matriz de un
proyecto que luego se alcanpor la a de acuerdos en poticas para el
carbón y el acero y para la agricultura.
Casi por el absurdo uno podría preguntarse si las dicultades actuales de
la construcción europea no pasan, precisamente, por la pérdida de visión, por
la pérdida de profundidad y por el hecho de que la expansión geográca quizás
se eshaciendo al precio de una mayor supercialidad, anclada exclusivamente
en intereses económicos.
El pragmatismo es una condición necesaria pero, decididamente, no es
una condición suciente. Vale la pena por ende, analizar los dos escollos que
están frente a nuestro proceso integrador.
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Roberto Lavagna
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I. Conductas no convergentes
En los últimos veinticinco años es posible destacar tres períodos en los
cuales las conductas de Argentina y Brasil no han sido convergentes ni en su
lectura de la realidad económica ni de la política internacional.
La primera se da en ocasión de la crisis de la deuda que desata México
en l982. Durante una década, los grandes bancos internacionales habían
actuado reciclando los recursos extraordinarios que los países petroleros
recibieron como resultado del primer shock alcista de los precios del petróleo y
derivados, del año l973. En ese proceso de reciclado los países latinoamericanos
se encontraron frente a ofertas de crédito claramente más exibles que lo
usual e hicieron uso de esos créditos aumentando de manera sustantiva su
endeudamiento externo.
Cuando se produce la crisis, aparecen dos interpretaciones diferentes: la
que señalaba que estábamos frente a una crisis de “liquidez” y la de quienes
creíamos que había una crisis más grave, de “solvencia”.
Los países centrales y los grandes bancos internacionales que habían
actuado como prestamistas sostenían la tesis de la liquidez y su planteo fue
evitar “quitas” (hair cuts) abiertas y favorecer, como alternativa, un proceso de
renanciación que implicaba algunas reducciones menores del endeudamiento.
La tesis de la crisis de “solvencia” en cambio, planteaba que el endeudamiento
era insostenible y que eran necesarias quitas explícitas más amplias. De lo
contrario quedaría hipotecado el crecimiento de muchos países.
La elección de uno u otro camino no fue mera decisión individual de los
países ya que había implícitamente un efecto “dominó”. Si los países deudores,
o al menos los de mayor peso, hubieran podido imponer el criterio de que se
estaba ante una crisis de solvencia, hubiera sido posible no sólo renanciar
sino aliviar de manera sustantiva las deudas externas.
Esto no ocurrió. Mientras el ministro de Hacienda brasilero Funaro
(administración Sarney) se inclinaba por una acción concertada en torno al criterio
de solvencia, el gobierno argentino (administración Alfonn-Sourrouille) prerió
aceptar la tesis de la liquidez y entrar en un proceso de re-escalonamiento de las
deudas más de que en una efectiva reducción de la misma.
La segunda ocasión se dio durante la cada de los 90. Argentina
(administración Menem-Cavallo) entró en un generalizado proceso de
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liberalización nanciera, de privatizaciones y de fuerte revaluación de la
moneda nacional, además de un régimen cambiario rígido como fue el de la
“convertibilidad” que opera prácticamente como una Caja de Conversión.
En esos años, Brasil por el contrario, mantuvo una mayor autonomía de su
política monetaria, cambiaria y ecomica en general (administración Fernando
Henrique Cardoso-Malan). Esta disparidad de políticas económicas, que con el
correr de los años se hizo cada vez más marcada, especialmente a partir de l995
y del período post Tequila, dicultó diseños estratégicos comunes. Más aun,
Argentina rodeó estas políticas económicas de un alineamiento internacional
muy marcado con los Estados Unidos, en la doctrina conocida en Argentina
como la de las “relaciones carnales”, usando una expresión del canciller argentino
del momento.
Argentina se puso de moda en los mercados internacionales, fue designada
aliada extra OTAN, participó de la guerra del Golfo, y operó como el mejor
alumno del Consenso de Washington. El grado extremo de este alineamiento
no fue compartido por Brasil y si no dio lugar a conicto abierto, generó
desconanzas y hasta competencias inútiles.
El tercero y último ejemplo corresponde a esta década. Al derrumbarse
la “convertibilidad” se derrumbó también en Argentina la conanza social y
política sobre las políticas ortodoxas del Consenso de Washington. Se produce
en Argentina la peor crisis económica y social en un siglo, con el fracaso del
sistema nanciero para sostener sus compromisos (2001, administración De
la Rúa-Cavallo) y el posterior e inevitable default abierto de la deuda decretado
con gran desprolijidad por un gobierno transitorio que duró solo unos días
(administración Rodríguez Saá).
La posterior renegociación de la deuda externa con una muy sustancial
“quita” (administraciones Duhalde-Lavagna y Kirchner-Lavagna) y la puesta
en marcha de una nueva potica económica que to distancia de las
recomendaciones ortodoxas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y
del Banco Mundial (BM) se dieron en un momento en que Brasil optó por
las políticas más convencionales. A la exibilidad y sub-valuación del peso
argentino correspondió una permanente revaluación del real brasileño. A
tasas de interés bajas en Argentina correspondieron durante un tiempo muy
altas tasas de interés básicas en Brasil. (administración Lula da Silva-Palocci/
Mantega).
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Roberto Lavagna
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Argentina hace punta a nivel mundial en la política de reducción de
la deuda neta con el FMI y con el Banco Mundial. Además, respecto de
este último organismo y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se
planteó el reemplazo de los programas de “ajuste estructural” por la vuelta a la
política tradicional de créditos para proyectos de infraestructura. Brasil tomó
más tiempo en acomodarse a la idea de reducción de deuda y, al contrario,
los representantes de Brasil abogaron por mantener los programas de ajuste
estructural, que implicaban desde nuestro punto de vista más e inaceptables
intromisiones en las políticas internas. En esos momentos del lado argentino
se preserla autonomía de la política monetaria mientras que Brasil entró
en el esquema más rígido de metas de inación.
La moda juega hoy a favor de Brasil y claramente en detrimento de
Argentina. Sería imposible en estas notas discutir la pertinencia de una u otra
de las posiciones antes señaladas. Lo que acá importa recalcar es que no hubo
sincronía en la elección de políticas que además fueron, de uno y otro lado,
decididas sin la menor consulta con el otro socio. Cuando uno de los países
fue exible, menos ortodoxo y, por ende, más autónomo de factores externos,
el otro eligió ser ortodoxo y preocuparse prioritariamente por la opinión de
los mercados.
II. Estrategia de desarrollo e inserción e
integración regional
El segundo de los obstáculos es el de la falta de una estrategia de
desarrollo que no sea sólo el reejo de decisiones nacionales sino que tenga
también una envergadura regional.
Como en el caso anterior, pueden escucharse argumentos contrarios a
esta armación. Se podrían citar ejemplos de desarrollos estratégicos como la
industria nuclear, el sector farmacéutico, o la implantación de soja en Argentina.
En Brasil no puede ignorarse la no menos espectacular expansión de la soja,
el programa de biocombustibles, el desarrollo de la industria aeronáutica o
las políticas de mediano plazo en el sector petrolero que han cambiado a
Brasil de ser un importador casi total de petróleo a ser una de las reservas
mundiales. Reservas que lo ubicarían, por lo menos, entre los 10 primeros
países productores.
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Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Más aun, es posible citar algunos otros ejemplos en cada uno de los países
y utilizar esto como un reejo de estrategias a escala nacional, con impacto
indirecto sobre la región.
Creo sin embargo que el tema no es éste. Es obvio que en ambos países
hay planes de tipo estratégico. Pero “planes” en plural, no es lo mismo que
un “plan” global, integrado. Los planes, en plural, atienden a sectores o áreas
especícas y de hecho pueden demostrar ser exitosos y cambiar segmentos
importantes de la realidad nacional.
A menos que se piense que la mera sumatoria de planes es un plan
estragico, en visión global, pueden coexistir los éxitos parciales con la
insuciencia global.
Esta es también la posición del ministro de Asuntos Estratégicos del
gobierno de Brasil quien hace poco señaló, “lo que interesa es que no hay
debate sobre nuestras respectivas estrategias nacionales de desarrollo, no
tenemos una comunidad intelectual y precisamos tenerla”.
Por lado una vez mas el ejemplo de Europa está disponible. Mas allá de
las libres fronteras internas, particularmente las comerciales, hay numerosos
programas de desarrollo cientíco, tecnológico, industrial y de servicios para
el conjunto de países o para sub-grupos de ellos. Ésto y no sólo el arancel
externo común diferencia un proyecto de libre comercio de un proyecto de
mercado común y unión económica. Precisamente por eso el proyecto actual
se parece más a una zona de libre comercio estilo Nafta, que al que fue el
proyecto inicial.
El ex presidente Sarney, en la misma línea, dice: “Mas nos equivocamos
no processo de integração, quando, em julho de 1990, Brasil e Argentina
assinaram a Ata de Buenos Aires, decidiram mudar os rumos e, em vez de
focalizar o mercado comum, priorizaram o desenvolvimento de uma área de
livre comércio e de uma união aduaneira em um prazo de cinco anos, com os
riscos implícitos nessa nova abordagem.
Desde la perspectiva global podría uno preguntarse y demostrarse que esta
sumatoria de planes no ha cambiado el problema más grave dentro de nuestros
países que no es otro que el de la enorme desigualdad en la distribución del
ingreso y de oportunidades. La fragmentación social, el mal s marcado de los
países latinoamericanos, no se ha modicado y las acciones de compensación
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vía planes sociales no hacen sino aliviar necesidades del presente sin modicar
las condiciones del futuro.
Difícilmente podría Argentina argumentar que tiene una visión global
cuando en una década ha pasado de una economía de la sobrevaluación de
la moneda nacional y del hiper-endeudamiento, a una economía de moneda
subvaluada y a la squeda del des-endeudamiento como objetivo esencial. No
hay plan estratégico serio que pueda justicar estas variaciones que, además,
han tenido su traducción en materia de relaciones internacionales. En los
últimos diez años se pasó de una adscripción sin críticas a la política de los
países centrales y de los organismos multilaterales a un cierto “izquierdismo”
light, fuertemente enfrentado a las organizaciones multilaterales.
Igualmente resultaría difícil a Brasil explicar que, más allá de los elogios y
la atracción de la inversión, Brasil haya sido entre los países “continente” y de
las potencias emergentes (BRIC) el que menos haya crecido. Es muy posible
que tanta diferencia con respecto a China, Rusia e India, categoría en la que
Brasil aspira a estar, esté relacionada con que la tasa Selic y la libre movilidad
de capitales hayan pesado más en la consideración de los poderes públicos y
privados del país que la tasa de expansión del producto bruto.
Producto Bruto Interno
Promedio tasa anual de crecimiento
Período Brasil China India Rusia (*)
1980-1989 2,98 9,71 5,57 n.d
1990-1999 1,72 9,99 5,65 -3,80
2000-2007 3,44 9,85 7,10 7,03
(*) Promedio 1993-1999
III. Los escollos a superar
En síntesis, expuestos brevemente, los temas de fondo que nos han
frenado en el avance y que aún hoy nos frenan son:
Solvencia o liquidez como conceptos alternativos para diagnosticar crisis
nancieras;
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Sobrevaluación o subvaluación de la relación de cambio con el mundo
global;
Sustentabilidad macro o aceptabilidad de los mercados, y
Visión estratégica o sumatoria de planes; o sea visión global, que modique
las cuestiones fundamentales del armado social y de la dinámica
económica o visión parcial, sumatoria de planes en áreas relevantes.
Por supuesto hay otras cuestiones que pueden operar en contra del proceso
integrador pero, a mi juicio, aquí se reseñaron algunos aspectos relevantes y
ciertamente no meramente teóricos. Me parece muy útil reexionar sobre los
aspectos antes indicados que hacen a la organización económica y social, y que
tienen, por ende, sus consecuencias políticas, consecuencias de fondo.
IV. Estrategia de desarrollo e inserción en el mundo global
En un mundo crecientemente globalizado aislarse es equivalente a
exponerse al atraso y a la irrelevancia. No menos cierto es que abrirse sin una
estrategia nacional y regional equivale a renunciar a la posibilidad de crecimiento
y distribución.
Si tuviera que expresarse a la globalización grácamente, seguramente
se recurriría a una esfera. En una visión ideal, la globalización puede ser
representada por una esfera lisa y perfecta, donde la distancia mínima entre
dos puntos tiene una sola solución. La esfera es, además, rígida de modo que
la acción que se haga sobre ella no la altera. La realidad, en cambio, puede ser
mejor representada por otro tipo de esfera. Una nuez es también una esfera,
pero rugosa y en ella la distancia mínima entre dos puntos puede tener más de
una solución. Es además lo sucientemente porosa como para que la acción
que se haga sobre ella pueda cambiar ciertas condiciones.
Esta diferencia de representación puede también ser la diferencia entre
una aceptación pasiva, de un solo camino, de la globalización y una aceptación
activa del mundo global donde se reconoce que puede haber más de un camino
para incorporarse a ella.
La ortodoxia económica y social, establecida en los centros intelectuales
del mundo desarrollado y en los organismos multilaterales, particularmente
el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que habitualmente
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Roberto Lavagna
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expresan los intereses y deseos del G7, favorecen la “imagen” perfecta de
la globalización. El principio básico es que todo aquello que resista la libre
circulación de bienes, servicios y capitales, es negativo e implica perder
posibilidades en términos de crecimiento. Hay, sin embargo, en ese pensamiento
dominante una excepción, no menor. La globalización ya no es perfecta, pasa
a ser rugosa, apta para denir soluciones nacionales, para encontrar caminos
diferentes cuando se trata de la libre circulación de personas. En ese caso las
barreras, los controles, las políticas restrictivas y selectivas son defendidas y
aplicadas cada vez con más fuerza. Los muros se extienden cuando se trata de
trabajadores no calicados, pero las puertas tienden a abrirse cuando se trata
de personal calicado en universidades y centros de formación del mundo
en desarrollo.
Algunos países importantes del mundo en desarrollo -India por ejemplo
– han planteado en foros internacionales como la Organización Mundial del
Comercio, como estrategia de negociación, una posición diferente: controles
para el comercio internacional de bienes y servicios y libertad para el tránsito
de personas. Esto es, control para los bienes pero no para los factores de
producción o en última instancia libertad para ambos.
Mas allá de esa discusión, que se repite con frecuencia en grandes
conferencias internacionales, la realidad práctica desde el mundo en desarrollo
gana si adopta la idea de que la globalización rugosa es más cercana a sus
intereses. Lo es porque ello le permite reconocer la existencia de estadios de
desarrollo diferentes; de intentar desarrollar nuevos sectores e ir adaptando
progresivamente las productividades a los patrones internacionales; de
contrarrestar políticas como las que favorecen en el mundo desarrollado la
importación de bienes sin elaboración y discriminan por la vía de una escala
arancelaria invertida en contra de los bienes con valor agregado, etc., etc..
Aceptado este principio de entrar a la globalización con márgenes de
acción, la gran diferencia es si el mismo se va a expresar a través de políticas
puntuales, ad hoc, de corto plazo o si forma parte de una estrategia global de
país. La diferencia es enorme.
El puro pragmatismo y casuismo de las políticas puntuales conduce a
que las políticas queden en manos de empresarios buscadores de renta, que la
corrupción se expanda por connivencia con intereses sectoriales y que el valor
de las tecnoestructuras del Estado tienda a decaer. Por el contrario, cuando se
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dene una política nacional estable, con objetivos y horizontes bien denidos, la
capacidad de los buscadores de renta se restringe rápidamente y la lucha contra
la corrupción tiene dos formidables instrumentos como son el desarrollo de
equipos técnicos de alta calidad y la posibilidad de juzgar resultados concretos
versus los objetivos que respondan al plan estratégico.
Muchas son las voces que se levantan frente a la globalización. Desde
quienes asumen un tono decididamente negativo hasta quienes rodean al
fenómeno de advertencias y precauciones. La novelista y ensayista francesa
Viviane Forrester ha escrito: “No vivimos bajo la garra fatal de la globalización
sino bajo el yugo de un régimen político único y planetario, no reconocido:
el ultraliberalismo, que rige la globalización y la explota en detrimento de las
grandes mayorías. Esta dictadura sin dictador no aspira a tomar el poder sino
a dirigir a quienes lo ejercen”
1
.
El economista de Harvard, Dani Rodrik dice “lo que no me gusta,
y en algunas ocasiones también ocurre, es que unos terminen haciéndose
inmensamente ricos mientras otros empeoran su situación y la globalización
definitivamente juega un papel contribuyendo tambn a esa segunda
consecuencia.
2
Más cerca, nuestro Aldo Ferrer arma “la globalización es selectiva
y abarca las esferas en donde predominan los intereses de los países más
poderosos”.
3
Unos y otros tienen razón, pero la globalización como fenómeno
tecnológico está allí y parece poco probable pensar un escenario donde haya
un retroceso. Por ende, quedan tres alternativas:
rechazarla y quedar al margen de las corrientes tecnológicas, comerciales
y de inversión mundiales;
aceptarla pasivamente y reducir los benecios que de ella pueden
sacarse, o
aceptarla de una manera activa, limitando los riesgos y maximizando
las posibilidades.
1 “Una extraña dictadura”.
2 “Entrevista diario Clarín”, 13.4.08”.
3 “De Cristóbal Colón a Internet: América Latina y la globalización”.
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Roberto Lavagna
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Para avanzar en la denición de una inserción activa es útil pensar en
cuáles son los elementos básicos a través de los cuales se desarrollan ventajas
comparativas y competitivas.
En ese sentido hay que explorar cuatro grandes elementos de
competitividad:
i) los menores costos laborales;
ii) dotación natural de factores (clima, tierra, minas);
iii) las grandes escalas de producción, y
iv) la diferenciación de bienes y servicios asociados a la disponibilidad
de mejores tecnologías de productos y/o de procesos.
Los bajos costos laborales son propios de países con una alta
disponibilidad de mano de obra, que en economía se dene como abundancia
de uno de los factores de la producción: el trabajo. Este ha sido, y es aun, uno
de los grandes activos de países como China e India, y en menor grado de
otros países en desarrollo como Indonesia.
La dotación natural refleja obviamente disponer de condiciones
privilegiadas de tierra, clima, agua o minería.
Las grandes escalas de produccn permiten una fuerte reducción
de costos jos, desde la investigación y el desarrollo del producto y de los
procesos, hasta la puesta en el mercado, pasando por etapas intermedias como
difusión, diseño, cadenas de servicios asociados al bien, etc. Para alcanzar
estas escalas son necesarios mercados internos muy amplios en población y
en poder adquisitivo y/o fuerte implantación en mercados internacionales
relativamente abiertos.
Finalmente, se debe disponer de tecnologías que hacen que la variedad, la
utilidad, la calidad de bienes y servicios y el ciclo de renovación sea “diferencial
respecto a la disponible en los mercados mundiales.
Hay hoy en la escena internacional países que disponen de varios de
estos elementos sobre los que se asienta la competitividad. Otros, en cambio,
pueden contar con sólo uno.
Países como China son hoy temibles en términos de competencia porque
disponen de enormes recursos de mano de obra de bajo costo relativo,
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trabajan con grandes escales de producción y, más recientemente, se ha ido
incorporando a la producción de bienes de base tecnológica.
Otros, en general los países desarrollados, lo son al mismo tiempo que
pagan altos costos de mano de obra y seguridad social. Ello es así porque en
compensación disponen de tecnologías de punta y sobre esa base llegan con
bienes (bienes de capital y equipamiento en general, medicamentos, etc..) y/o
servicios de valor agregado (software, contenidos audiovisuales, por ejemplo)
a mercados mundiales desregulados, con lo que logran así consolidar grandes
escalas de producción.
Economías de bajo nivel de desarrollo (África) o escasa integración y
diversicación y eslabonamiento interno (países petroleros) sólo operan en
mercados basados en recursos naturales, muy especialmente la minería.
Quedan por último países especializados en bienes altamente diferenciados, con
fuertes especializaciones de valor agregado, ya sea en el rubro de bienes (Ej.
Israel en equipamiento de seguridad, Italia en cueros, etc..) o servicios (nanzas
y administración de carteras como en varios países europeos).
Si este es el cuadro general, Argentina y Brasil deberían denir sus
estrategias nacionales y regionales en este marco.
Repasando los elementos puede advertirse:
que Argentina tiene población escasa y Brasil relativamente mediana
comparada con países del Sudeste Asiático;
que contamos con condiciones naturales más desarrollo empresario
muy importante en sectores productivos de bienes agro-ganaderos y
de la pesca, así como con recursos mineros importantes;
que salvo en algunos bienes intermedios o excepcionalmente en bienes
nales (bienes del agro) nuestras escalas de producción son reducidas
en el caso de Argentina y medianas en el caso de Brasil, y
que la inserción mundial aun con escalas productivas más reducidas
puede darse sobre la base de la diferenciación de productos. Ello
incluye desde los bienes genuinamente de alta tecnología como bienes
de capital, hasta bienes alimenticios de elevada calidad, por ende,
diferenciados a escala mundial, hasta bienes de consumo con alto
diseño, o servicios con valor agregado como pueden ser software,
contenidos, etc.
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En consecuencia y salvo excepciones la inserción activa pasa
fundamentalmente para nuestros países, por una base de recursos
naturales -de los cuales la mayoría tienen carácter de renovables (alimentos)
y de especialización en bienes y servicios diferenciados. Mucha de esta
diferenciación forma parte de la cadena de agregación de valor a partir de
bienes agro-industriales o de recursos naturales en general.
En el caso de los recursos naturales y adquiridos (agro-ganadería) hay
sin embargo un límite al acceso a mercados, que está hoy impuesto por el
lado de las políticas de países que subsidian y protegen exageradamente,
la producción local. Entre quienes usan activamente esta combinación de
subsidios/protección están nada más y nada menos que Estados Unidos, Unn
Europea y Japón, es decir, mercados con gran poder adquisitivo.
Es obvio que la situación no es idéntica en el caso de Argentina y Brasil.
Basta salar que la restricción poblacional y la disponibilidad abundante
de mano de obra operan mucho más fuertemente sobre Argentina que
sobre Brasil.
Otro tanto ocurre con las escalas ecientes de producción donde el
tamaño de Brasil es entre dos y tres veces mayor.
Frente a esta ventaja relativa de Brasil, Argentina cuenta con la de tener que
desarrollar un aparato económico y de empleo mucho menor, lo cual permite
alcanzar el equilibrio ocupacional -por ende, social – de manera más fácil.
No obstante estas diferencias, en lo fundamental al día de hoy ni Argentina
ni Brasil cuentan con las ventajas de disponer de un esquema productivo de
país desarrollado, ni cuentan con reservas poblacionales comparables a las del
Sudeste Asiático.
Está claro que Argentina en particular en términos poblacionales, es un
país pequeño que no puede ni debe competir sobre la base de bajos salarios
y escasa o nula protección social. Tampoco cuenta hoy, salvo en el sector
agropecuario con grandes escalas de producción. Queda por tanto una base
comercial de exportación agro-ganadera y pesca y el desafío de acceder a
mercados a partir de la diferenciación de bienes y servicios.
De la suma del factor escala de producción que brinda el sector primario,
de la diferenciación de productos y del progreso tecnológico que podamos
desarrollar dinámicamente depende que el país sea o no capaz de diseñar un
esquema de inserción activa en la globalización.
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Un modelo de esta naturaleza es un modelo de salarios reales y de
benecios sociales altos, al estilo de los países desarrollados. Para que esto sea
sustentable, hay una exigencia clara: lograr el avance tecnológico. Este avance
puede darse seguramente por combinación de incorporación de tecnologías
disponibles en el mundo, por adaptación de tecnologías o, en casos más
limitados, por desarrollo de soluciones tecnológicas propias. Esto es únicamente
posible en un país que acuerde un papel central a la educación en todos sus niveles, incluyendo
la formación de ocios y a la ciencia y tecnología. La fabricación de un dulce, el diseño de un
objeto, el tratamiento de insumos del agro, la fabricación de una central nuclear, de un avión,
de bienes o servicios informáticos, etc., etc. son inalcanzables sin población con capacidad de
absorber métodos, de copiar, adaptar, de innovar.
Si no cumpliéramos con masivos procesos educacionales, no seríamos
capaces de sacar ventajas de la globalización. Eso vale tanto para los bienes
y servicios diferenciados como para el sector primario donde las ventajas
tecnológicas que hacen posible las grandes escalas también requieren de un
sistema educativo importante.
La conclusión podría entonces resumirse en:
No a la negación del fenómeno globalizador;
a la preparación, a la denición de la estrategia-país, a la idea de
hacia dónde ir, qué hacer, frente a este fenómeno tecnológicamente
irreversible;
El reconocimiento de que hay espacio para una estrategia regional donde
las alternativas de Argentina y Brasil dieren más por el “grado” que
por la sustancia sin que ello signique minimizar diferencias y, por
ende, alternativas, y
Dar a la educación, en el sentido más amplio, un papel absolutamente
fundamental.
DEP
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Algunas claves para
entender Bolivia
Pablo Solón
*
24 de mayo del 2008. Desde la noche anterior grupos de jóvenes con palos
y cachorros de dinamita hostigan a campesinos que llegan para recibir al
Presidente. Es la víspera del 199 aniversario de la ciudad de Sucre. El ejército
y la policía se repliegan para no responder a la provocación de grupos de jóvenes
universitarios de Sucre que buscan un enfrentamiento que devenga en luto. El
Presidente Evo Morales cancela su viaje. Con el rostro ensangrentado y lleno
de miedo, Ángel Vallejos, alcalde de Mojocaya, es arrastrado a golpes junto
a una treintena de campesinos hasta la plaza principal de Sucre. Con el torso
desnudo son obligados a arrodillarse y a besar la bandera de Sucre mientras
jóvenes fascistas queman una “whipala”
1
y un poncho rojo.
P
ara entender la Bolivia de hoy es necesario tener los ojos puestos en la
historia larga de este territorio. Bolivia es un país donde los dilemas de hace
mas de 500 años siguen presentes. Es un territorio en rebelión permanente.
La historia tiene demasiados senderos. Lo que ocurre en Bolivia tiene
muchas vertientes que no se pueden abarcar en estas páginas . Lo evidente,
es que en el país se vive una polarización aguda donde las élites desplazadas
del gobierno han hecho resurgir el racismo, el regionalismo y expresiones
fascistas para sobrevivir.
Evo Morales llegó al gobierno con el 54% de los votos. Ningún
Presidente había sido elegido por mayoría absoluta en las últimas décadas.
Todos siempre tuvieron que pactar para ser ungidos Presidentes. La historia
desde 1985 fue la historia de pactos entre 3 o 4 partidos neoliberales que se
1 Bandera y símbolo de los pueblos andinos.
* Embajador. República de Bolivia.
Algunas claves para entender Bolivia
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turnaron en el gobierno. El ascenso de Evo signicó una doble ruptura tanto
por la emergencia de los pueblos indígenas como porque se ha empezado a
desarmar el modelo neoliberal.
Es cierto que otros indígenas llegaron al gobierno, pero nunca lo hicieron
como Presidentes y menos con una identidad y una propuesta propia alternativa
a los dictámenes de las clases dominantes.
Evo Morales pudo haber sido un Mandela, pero optó por ser Evo Morales.
Si se hubiera limitado a reivindicar la identidad indígena-originaria y hubiera
realizado algunos ajustes en el modelo neoliberal pactando con las antiguas clases
dominantes seguramente habría disfrutado de una situación de tranquilidad.
Pero él optó por el cambio y rehuyó los pactos al estilo tradicional, es decir las
reparticiones de cuotas de poder y prebendas para “sumar” a los adversarios.
¿Por qué Evo Morales optó por este camino? ¿Por qué no cambió su
discurso una vez que llegó al gobierno? ¿Por qué no hizo lo que todos los
candidatos hacen una vez que llegan a la presidencia?
Evo Morales es la expresión de un proceso muy profundo de cambio
que viene de lejos y de muy adentro. Es la resultante de una serie de vectores
que conuyen en el corazón de Suramérica.
El retorno de Tupaj Katari
Los indígenas fueron barridos por la colonia pero no exterminados.
Diferentes expertos opinan que los aztecas, mayas e incas sumaban en
conjunto entre 70 y 90 millones de habitantes al producirse la Conquista.
Después de un siglo y medio de conquista y colonización quedaban sólo 3
millones y medio de indígenas. O sea apenas un 5% de la población originaria
de estas tierras.
Entre los misioneros que llegaron había distintas ideas sobre la conversión
de los indígenas. Unos pensaban simplemente en destruir los templos, prohibir
los antiguos rituales y castigar a quienes los practicaban. Otros creían necesario
convencer a los indígenas mediante la prédica y el ejemplo, conociendo la
lengua y las costumbres de cada pueblo.
Así surg una mezcla de dominacn y resistencia: catedrales sobre antiguos
sitios sagrados; y celebraciones ingenas revestidas de rituales católicos.
Pablo Solón
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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El choque de dos culturas hace mas de 500 años fue desigual y doloroso.
La conquista fue un hecho inevitable, nada pudo la resistencia de los pueblos.
El territorio de unos hombres, fue presa fácil de otros, el Dios de amor de
los cristianos se olvidó del prójimo, la codicia del oro brilló en los atardeceres
de un vasto continente. Pero la espada y la cruz no lograron exterminar ni
doblegar a los indígenas.
Desde el principio hubo muchas rebeliones. Una de las mas extrañas fue
la enfermedad del baile o “Taqui Onkoy”. Quechuas y Aymaras bailando hasta
morir para escaparse de este “nuevo mundo” el cuál no podían comprender.
En 1780 se produjeron varias rebeliones indígenas en los Andes contra la
colonización española.
Tupaj Katari cercó la ciudad de La Paz en dos oportunidades por más de
170 días movilizando un ejército de 40.000 indígenas. Nadie ni nada entraba y
salía de la ciudad sitiada. Los españoles pasaron hambre y desesperación hasta
que llegaron los refuerzos que les permitieron romper el cerco.
Tupaj Katari fue traicionado por uno de sus colaboradores cuando
reunía nuevas fuerzas en las orillas del Lago Titikaka. En noviembre de 1781
fue descuartizado por cuatro caballos en la localidad de Peñas situada en el
inmenso altiplano de la hoy llamada Bolivia. Su cuerpo despedazado y dividido
por cuatro caballos fue expuesto por todo el territorio en señal de “escarmiento
a los indios rebeldes”. Al morir el líder aymara pronunció una frase celebre:
“Volveré y seré millones.”
Los españoles rompieron el cerco de Tupaj Katari pero no lo extirparon
de la memoria larga de los aymaras y quechuas. La leyenda dice que bajo la
tierra los miembros descuartizados de Tupaj Katari se están juntando y que
cuando su cuerpo se vuelva a unir volverá convertido en millones.
Es una leyenda por cierto, pero que expresa los sentimientos mas
profundos del cambio que vive Bolivia. Después de Evo la historia de este
territorio no volverá a ser la misma. Los pueblos indígenas se han reencontrado,
han descubierto su fuerza, su identidad y su fortaleza. Ya no es posible pensar
en una Bolivia controlada por élites blancas y mestizas dominando a indios
sumisos. “Los indios de mierda” como comúnmente les llaman los ricos y
poderosos, incluso algunos que son de origen indio, ya no quieren servir
en la mesa, quieren sentarse, ser tomados en cuenta y… dirigir!! Esto es
Algunas claves para entender Bolivia
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demasiada alevosía para una “sociedad” que siempre los miró desde arriba y
que durante siglos discutió como deshacerse, exterminar o convertir a esta
“raza enferma”.
El Vivir Bien
Que quieran ser tomados en cuenta, ser tratados como iguales y gobernar
es ya un plato muy frío para las élites que han detenido el poder durante los
últimos siglos, pero que además estos indios quieran quitarles sus privilegios
eso es lo inaceptable. En el fondo, lo que está en juego en Bolivia es la nueva
repartición de la torta entre empresas transnacionales, clases dominantes,
elites regionales, clase media alta, sectores populares, movimientos sociales y
pueblos indígenas.
La propuesta de los pueblos indígenas y movimientos sociales se plasma
en lo que se denomina el “Vivir Bien” en oposición a la búsqueda permanente
del “vivir mejor” que entraña una competencia constante por superar al otro.
Es una propuesta que aspira a la armonía entre los seres humanos, el medio
ambiente, las regiones y el mundo, en oposición a la competitividad y la ley del
mas fuerte que impera en los mercados mundiales. Según esta concepción uno
no debe “vivir mejor” a costa de la explotación del otro, a costa la naturaleza,
a costa de la solidaridad y la armonía.
La visión indígena no busca la eliminación del otro sino la redenición
de un nuevo equilibrio mas equitativo que entraña obligatoriamente una
redistribución del ingreso y el recorte de privilegios y superganancias a los
sectores más pudientes. Una renegociación verdadera y no de migajas.
El país más equitativo en Europa es Austria, donde el 20% más pobre
de la población recibe tres veces menos ingreso que el 20% más rico. En Suiza
los más ricos reciben hasta siete veces más que los más pobres. En Bolivia ese
índice es abismalmente superior: el 20% más rico de la población recibe casi
60 veces más ingreso que el 20% más pobre.
La nacionalización
La nacionalización y recuperación de los recursos y empresas estatales es
la palanca para esta nueva redistribución. En el 2004, antes de la nacionalización
Pablo Solón
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de los hidrocarburos, el Estado recibía por concepto de impuestos y regalías
293 millones de dólares. En el 2007 recibió por ese mismo concepto 1.393
millones de dólares.
En el 2005 los ingresos del Estado por concepto de impuestos y regalías
de los hidrocarburos eran de 350 millones de dólares en el 2007 llegaron a 1470
millones de lares. Ese fue el impacto de la recuperación de la propiedad sobre
los hidrocarburos y la renegociación de más de 40 contratos con las empresas
transnacionales. “Socios y no patrones “es la premisa de este proceso de
cambio. El gobierno de Evo reconoce la importancia de la inversión extranjera,
pero de una inversión extranjera que verdaderamente invierta y que no busque
ganancias fáciles y descomunales en base a la repartición de migajas a los
círculos de poder gobernantes. Esto no es del agrado de las multinacionales,
es un mal ejemplo que si se generaliza por el mundo sería desbastador para sus
ganancias, pero en últimas lo aceptan porque mantienen una ganancia menor
pero en última instancia ganancia.
Sin embargo, la relación es tensa con las transnacionales. Algunas añoran
el retorno al pasado y postergan sus inversiones para tratar de doblegar
al gobierno. Pero el gobierno de Evo no se doblega y por el contrario
sigue avanzando, recuperando todas las empresas de la cadena productiva
del gas y el petróleo y adoptando medidas en otros sectores como los de
telecomunicaciones, fundiciones de minerales y agua.
El planteamiento que está en el nuevo texto constitucional es que tanto
los servicios básicos de educación, salud, agua, energía, telecomunicaciones y
los sectores estratégicos de hidrocarburos, minería y otros estén bajo control
del estado, pudiendo realizarse en algunos casos contratos de prestación de
servicios, de realización de obras, pero siempre preservando el patrimonio
del Estado.
Este incremento de ingresos esta sirviendo en primer lugar para sanear
las nanzas publicas. El 2006 hubo por primera vez desde 1940 un superávit
de 3.664.000 dólares. En segundo lugar los niños y los ancianos han sido
beneciados con bonos de escolaridad y una renta de vejez de carácter universal.
En tercer lugar se empieza a recuperar la empresa de hidrocarburos (YPFB)
que fue recudida a la condición de administradora de contratos de concesión.
En cuarto lugar, los departamentos vieron sus ingresos duplicados o triplicados
por concepto de redistribución de impuestos de hidrocarburos y regalías.
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La pelea por la tierra
Bolivia es un país con una extensión de 1.098.581 km
2
y 9.5 millones de
habitantes, lo que da una densidad de 6.7 personas por km2 muy inferior a la
de Francia (109 hab/Km
2
) o Estados Unidos (29 hab/km
2
). El problema es
que la tierra está mal distribuida en Bolivia.
En Bolivia hubo una Reforma Agraria el año 1953 que un problema,
pero generó otro. En el altiplano y los valles abolió el “pongueaje”
2
y les dio
tierra a los campesinos y comunidades. Así la tierra pasó a ser “de quien la
trabaja”, con la debilidad de que dichas tierras resultaron insucientes a medida
que fue creciendo la población indígena y la sucesión hereditaria fue haciendo
aparecer el “minifundio” e incluso el “surcofundio”
3
.
En el oriente de Bolivia el problema de la tierra fue exactamente el
inverso. Primero la Ley de Reforma Agraria no reconoció la existencia de los
pueblos indígenas del oriente. Los consideraba “selvícolas” que requerían
de la protección y cuidado del Estado. Segundo, le otorgaba al Presidente la
facultad de entregar tierras hasta de 50.000 hectáreas en el oriente. Tercero, los
sucesivos gobiernos y en particular las dictaduras militares de los 70 dotaron
gratuitamente las tierras del oriente a sus familiares, seguidores políticos y
pagaron favores con decenas de miles de hectáreas. Así surgun nuevo
latifundio en manos de un grupo familias que utilizaban sus tierras para
especular, hipotecarlas, engordarlas, arrendarlas o venderlas.
Grandes y medianos empresarios obtuvieron más del 51% de las tierras
distribuidas entre 1953 y 2002, en tanto que campesinos y pequos agricultores
recibieron no más del 5%. En la actualidad, la gran mayoría de pequeños
agricultores pobres posee apenas el 1,4% de las tierras cultivadas, mientras
que los terratenientes más ricos son dueños del 85%
4
.
En el o 2002 se apro la Ley del INRA (Instituto Nacional de
Reforma Agraria) que tuvo el mérito de reconocer la existencia de los pueblos
indígenas del oriente y la dotación de Tierras Comunitarias de Origen, pero
2 Los “pongos” eran una suerte de siervos adjudicados a la tierra que trabajaban gratuitamente para el patrón
o el hacendado a cambio del acceso a una parcela de tierra.
3 Surcofundio: Cuando la tierra se divide al extremo de que uno de los hijos es dueño de sólo un surco de
tierra.
4 Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente, Viceministerio de Tierras.
Pablo Solón
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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que estuvo pensada bajo la lógica del Banco Mundial de una reforma agraria
asistida por el mercado que buscaba el “saneamiento” de tierras (resolver los
conictos de límites, sobre posiciones, dobles titulaciones y otros vicios legales)
para permitir el mercado de tierras. La gran debilidad de la Ley INRA era que
no establecía un mecanismo efectivo para la recuperación de los latifundios
sino que por el contrario jaba un procedimiento que más bien favorecía su
legalización.
En la Ley INRA se establecía la gura de la reversión de tierras sin pago de
indemnización sólo para aquellas que estuvieran “abandonadas”. Abandono”
que se demostraba por el no pago de tributos por la tierra durante dos años.
En otras palabras para evitar la reversión por “abandono” un latifundista que
nunca hubiera siquiera pisado dichas tierras sólo necesitaba pagar los impuestos
según un “autoavalúo” que el mismo hacía de su propiedad.
5
En el período 1996-2005 se distribuyeron 36.815 hectáreas, en promedio
3.681 hectáreas por año. En los dos primeros años de gestión de Evo Morales
se distribuyeron 697.882 hectáreas en los departamentos de La Paz, Pando,
Santa Cruz y Tarija, es decir 350 mil hectáreas por año. En el periodo 1996-
2007 se distribuyeron en total 734.697 hectáreas de tierra scal, 95% en la
gestión de Evo Morales.
Hay que destacar que a diferencia de los programas de redistribución de
la reforma agraria de 1953 y de 1996, las nuevas dotaciones no son individuales
sino comunitarias, acceden a nanciamiento para programas productivos y
prestación de servicios, y contemplan actividades para el manejo sostenible
de áreas forestales.
Entre 1996 y el 2005 los gobiernos de Sánchez de Lozada, Banzer,
Quiroga, Mesa y Rodguez sanearon 9,2 millones de hecreas. En los
primeros dos años de gobierno del MAS se san10.2 millones de hectáreas.
En otras palabras, en el período 1996-2005 se saneó un miln de hecreas
por año, mientras que en el período 2006-2007 se saneó 5,1 millones de
hectáreas por año
6
.
5 Artículo de la Ley INRA (Base Imponible y Exenciones). I. La Base Imponible para la liquidación del
impuesto que grava la propiedad inmueble agraria será la que establezca el propietario de acuerdo al valor que
éste atribuya a su inmueble.
6 Viceministerio de Tierras.
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El desplazamiento de las élites
Bolivia siempre fue un país de extrema concentración de riqueza en muy
pocas manos. Antes de la revolución de 1952, Bolivia estaba bajo el dominio
de los tres barones del estaño . Uno de ellos, Simón Patiño, conocido como
el Rey del Estaño llegó a estar entre los hombres mas ricos del mundo. La
nacionalización de la minas en 1952 de los barones del estaño no produjo en
Bolivia el desarrollo de una burguesía nacional emprendedora. Por el contrario,
lo que surgió fue una burguesía y una clase media parasitarias del Estado; una
clase dominante burocrática que vivía y aun quiere vivir de las prebendas, los
contratos, el cuoteo de cargos, las consultorías, los negociados y las migajas
de las empresas extranjeras.
Una investigación
7
indica que en el año 2002 el 10% del total de la
población, aproximadamente unos 830 mil habitantes se apropió de más del
46% de todos los ingresos generados en el país, en tanto que el 10% de los
más pobres se conformaron con menos de 0,17% los ingresos.
Esto quiere decir que en el reparto de 100 bolivianos de ingreso entre
100 ciudadanos bolivianos, los 10 más ricos recibieron hasta 46 bolivianos,
mientras que los 10 más pobres obtuvieron apenas 17 centavos, es decir 270
veces menos.
En Bolivia no se desarrolló una burguesía nacional con visión de país.
El desarrollo de un sector económico asentado en la pujanza de un aparato
productivo fue casi inexistente. Los nuevos sectores dominantes se hicieron
a la sombra de las transnacionales y del Estado. Su proyecto era inmediatista,
familiar y carente de una perspectiva de país.
Desde que se recuperaron las libertades democráticas en 1982 esta
burguesía y clase media subsidiarias del Estado se turnaron en el gobierno a
través de diferentes pactos entre partidos neoliberales. Tras la caída del muro
de Berlín gran parte de la militancia de izquierda de clase media, que en parte
tenia lazos familiares con los sectores políticos dominantes, se incorporó al
“establishment”. Desde el gobierno desmontaron el régimen capitalista de
Estado que existía desde 1952. Los hidrocarburos, la electricidad, la fundición
de estaño, el transporte reo, las telecomunicaciones, los fondos de pensiones,
todo fue privatizado. Nueve años antes de la ronda de Uruguay de la OMC,
7 Comisión Episcopal de Pastoral Social Caritas de Bolivia Investigación realizada por Alfred Gugler.
Pablo Solón
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Bolivia ya había empezado ha implementar las políticas de libre comercio.
El mercado fue endiosado y las élites gobernantes adoptaron un lenguaje
neoliberal a ultranza.
El neoliberalismo no trajo la pregonada inversión extranjera sino la
subasta de los recursos naturales y las empresas estatales. La gran mayoría de
los sectores dominantes no apostaron por la empresa productiva y siguieron
parasitando del Estado y las transnacionales. Las diferencias sociales y el
descontento fueron creciendo hasta el resurgir de los movimientos sociales
con la llamada Guerra del Agua en el 2000. Ahí comenzó el ascenso de los
movimientos sociales y de Evo Morales.
Cuando en el 2006 comenzó el gobierno del MAS
8
se produjo un corte
muy profundo para estas elites. El gobierno jo el sueldo del Presidente en
aproximadamente unos 2000 dólares americanos y estableció que nadie en el
Estado (ejecutivo, legislativo y judicial) podía ganar mas que el Presidente. Se
cortaron las consultoas de decenas y cientos de miles de dólares. Los contratos
lesivos para el Estado fueron parados o revertidos. Evo Morales se tomó en
serio eso de que el servidor público debe servir al pueblo y no servirse del
pueblo. Por primera vez en décadas, familias de abuelos, padres e hijos que
vivieron de la política quedaron desplazados. Ahí empezó el atrincheramiento
de estas elites a nivel departamental en las prefecturas, comités cívicos y algunas
alcaldías. Ahí la bandera de las autonomías departamentales, que en si misma
no era mas que la prolongación de una descentralización en curso, fue exaltada
para oponerla al supuesto centralismo del gobierno de Evo Morales. Los
medios de comunicación que estaban bajo la propiedad de las elites dominantes
sirvieron para articular una oposición que estaba duramente golpeada por el
54% de los votos del MAS y el apoyo creciente de la nacionalización.
Regionalismo y racismo como estrategia de confrontación
El gobierno de Evo Morales se propuso hacer una revolución democrática
y cultural en el marco de la institucionalidad democrática. Las nacionalizaciones
estuvieron en el marco de la legalidad y se optó por convocar a una Asamblea
8 Movimiento al Socialismo, cuyo verdadero nombre era Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos,
brazo político electoral de las organizaciones campesinas e indígenas que fue creciendo hasta cobijar a la gran
mayoría de movimientos sociales.
Algunas claves para entender Bolivia
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Constituyente para que las transformaciones estructurales pudieran ser
consolidadas a nivel constitucional.
Ingenuidad y error político, el MAS negoció una convocatoria a unas
elecciones para una Asamblea Constituyente que eran imposibles de ser ganadas
inclusive con un 90 % de los votos. En cada jurisdicción electoral el partido
que obtuviera el primer lugar tendría 2 asambleístas y el segundo aunque sacara
el 2 % de los votos tendría un asambleísta
9
. El MAS ganó en casi todos los
departamentos incluyendo Santa Cruz pero no obtuvo y nunca podía haber
obtenido los 2/3 necesarios para aprobar la nueva Constitución.
El MAS apostó por la concertación. Creyó que las demás fuerzas iban
a negociar una nueva Constitución, pero lo que ocurrió desde el primer
momento fue un sabotaje, un boicot sistemático a la posibilidad de una nueva
Constitución. Primero con el argumento de que todo acuerdo en cualquier
instancia de la Asamblea Constituyente debía ser aprobado por 2/3 y luego
el tema de la “capitalía plena” para Sucre.
10
El día de la elección de los representantes a la Asamblea Constituyente
también se reali un referéndum para ver qué departamentos querían
autonomía departamental. En Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando ganó el SI a
las autonomías.
La estrategia de las elites desplazadas del gobierno y del aparato central
del Estado fue clara a partir de ese momento. Invocar y azuzar los sentimientos
regionalistas contra el poder central del gobierno de Evo. El regionalismo de los
departamentos del oriente se combinó con la exacerbación del racismo contra
los indígenas que en su mayoría son originarios del occidente, del altiplano.
La Unión Juvenil Cruceñista
11
salió a golpear indígenas y disidentes en Santa
Cruz generando un clima amedrentador y de temor en la población.
Con la Asamblea Constituyente paralizada y bloqueada por la demanda
de la “capitalidad plena” y cercada por movilizaciones de universitarios y
funcionarios de la alcaldía que impedían el funcionamiento de la misma, el
9 A nivel departamental la primera mayoría tendría solo 2 asambleistas de los 5 en disputa y la segunda, tercera
y cuarta fuerza, a un asambleísta cada uno.
10 Sucre es la capital de Bolivia y la sede únicamente de la Corte Suprema de Justicia. La “capitalía plena” implicaba
el traslado de la sede de Gobierno y del Parlamento que están actualmente en La Paz a la ciudad de Sucre.
11 Agrupación de jóvenes de Santa Cruz con características fascistas y racistas que esta dentro del Comité
Cívico de ese departamento.
Pablo Solón
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gobierno optó por garantizar el desarrollo de las sesiones en un liceo militar
a pocos kilómetros de Sucre. Grupos de la Unión Juvenil Cruceñista se
desplazaron a Sucre. Algunas emisoras y en particular el canal universitario
llamaron a la población para ir a tomar el recinto donde se reunía la
Constituyente. En el trayecto se produjeron algunos choques con la policía. Los
medios de comunicación empezaron a hablar de una masacre y exacerbaron
los ánimos de la población. Los asambleístas aprobaron en grande el nuevo
texto constitucional y se retiraron para evitar mayores enfrentamientos. La
turba en la ciudad quemó el edicio de la policía, la cárcel, la casa del prefecto
y varios autos. En el enfrentamiento murieron 3 personas.
La Asamblea Constituyente terminó sus sesiones en la ciudad de Oruro.
El nuevo texto constitucional fue aprobado en detalle en ausencia de un sector
de la oposición. En el proyecto constitucional se incluyeron aquellos temas
que habían sido consensuados en las comisiones. La oposición no reconoció el
nuevo proyecto de Constitución y redactó en 48 horas el texto de un Estatuto
Autonómico para Santa Cruz.
El gobierno les planteó compatibilizar el texto del nuevo proyecto
de Constitución con el proyecto de Estatuto Autonómico. Los prefectos
y la oposición se negaron a ello y convocaron a referendos en los cuatro
departamentos donde había ganado el SI a las autonomías. Dichos referendos
no fueron convocados por el Congreso como manda le Ley del Referéndum y
el texto de la pregunta era sedicioso porque llamaba a aprobar e implementar
de manera inmediata dichos Estatutos Autonómicos a sabiendas de que la
Constitución Política del Estado vigente no contempla la gura de autonomías
departamentales. El gobierno no reconoció el carácter legal de los referendos
y los calificó de consultas costosas sin poder vinculante. El Tribunal
Constitucional no se pronunció porque la oposición en el Senado hasta ahora
bloquea la elección de los miembros faltantes.
La tensión fue aumentando a medida que se acercaba la fecha de la
realización del primer referéndum en Santa Cruz. Las agresiones, el clima
amedrentador y confrontaciones promovidas esencialmente por la Unión
Juvenil Cruceñista continuaron. El objetivo era provocar al gobierno para
que recurriera a las fuerzas públicas para imponer un estado de sitio y evitar
el referéndum. El gobierno nacional no cayó en la provocación. La consulta
pasó en medio de una gran abstención que llegó al 38 %. El SI al Estatuto
Algunas claves para entender Bolivia
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30
Autonómico obtuvo el 85 % de los votos válidos emitidos. Con matices el
panorama se repitió en los otros tres departamentos
12
.
El día después de los llamados referendos , los Estatutos no se pudieron
aplicar efectivamente porque no estaban en el marco del ordenamiento
jurídico nacional vigente. Los Prefectos se hicieron llamar Gobernadores pero
legalmente siguieron rmando como Prefectos.
Durante todo este proceso el gobierno insistió en la necesidad de
acordar primero el capitulo de autonomías departamentales en el nuevo
texto constitucional. Era el camino correcto: hacer nacer a la madre (la
nueva Constitución) y luego a los hijos (los Estatutos Autonómicos). Pero
la estrategia de la oposición no era la de concertar sino la de desestabilizar y
desgastar al gobierno con la esperanza de que caiga en la provocación de las
confrontaciones violentas y se produzca un caos total que lleve a la caída del
gobierno o a su absoluto debilitamiento.
La “oposición” al gobierno no es un todo articulado. Está congurada
por los prefectos y comités cívicos de algunos departamentos y por los partidos
neoliberales que tienen la mayoría en la Cámara de Senadores. Entre prefectos,
dirigentes vicos y dirigentes políticos hay una constante pugna de liderazgo en
la oposición. Esas discrepancias se plasmaron cuando la oposición en el Senado
aprobó la ley de convocatoria al referéndum revocatorio para Presidente,
VicePresidente y prefectos, que el gobierno había propuesto hace meses, sin
tomar en cuenta que algunos prefectos podían perder y ser destituidos.
Quizás pensaron que el Presidente iba a vetar dicha ley por temor a una
derrota después de los resultados del llamado “referéndum” de Santa Cruz.
Pero Evo ese mismo día saludó la decisión de preguntar la voluntad del pueblo
y de dejar la provocación violenta para pasar a las urnas de manera legal y
democrática.
Los resultados del Referéndum
El 10 de agosto se llevó a cabo el Refendum Revocatorio para Presidente,
VicePresidente y Prefectos con la participacn de misiones de observadores de
la Organización de Estados Americanos, Unasur, Mercosur y diferentes países
12 En el Beni la abstención fue del 31 % y el SI obtuvo el 80,5%, en Pando la abstención fue del 45 % y el SI
obtuvo el 78 %, en Tarija la abstención llegó al 39 % y el SI alcanzó el 78 % de los votos validos emitidos.
Pablo Solón
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
31
de Europa, Asia y América Latina. La justa electoral fue precedida de varias
acciones de provocación y violencia que llegaron a impedir incluso la visita de
los Presidentes de Argentina y Venezuela a Tarija el 5 de agosto.
El resultado fue contundente, el Presidente y VicePresidente de la
República fueron raticados por el 67.41% de los votos. En números absolutos
alcanzaron 2.103.732 votos.
En 11 años la votación del MAS se ha incrementado en más de 2.000.000
de votos. El porcentaje obtenido por el MAS ha pasado de 3.7% al 67.4%,
siempre en constante ascenso.
Votación por el Movimiento al Socialismo
1997-2008
Usted está de acuerdo con la continuidad del proceso
de cambio liderizado por el Presidente Evo Marales Ayma
y el Vicepresidente Álvaro Garcia Linera?
Algunas claves para entender Bolivia
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
32
Porcentajes de Votación por el Movimiento al Socialismo
1997-2008
Por su parte los prefectos de la denominada Media Luna perdieron 26.190
votos entre los referéndums del 2006 y 2008 mientras el MAS en esa misma
región y en ese mismo periodo incrementó su votación en 182.116 votos.
Votos MAS vs. Prefectos en la Media Luna
Pablo Solón
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
33
El MAS no solo conquistó más de los 2/3 de los votos sino que ganó en
95 provincias de las 112 que tiene el país demostrando que la llamada “media
luna” se asemeja más a un “cuarto menguante”.
Algunas claves para entender Bolivia
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
34
Los resultados del Referéndum arrinconaron a la oposición pero al mismo
tiempo la radicalizaron, la volvieron mucho más violenta y desesperada. Los
sectores más violentos tomaron el liderazgo de la oposición cerrando toda
posibilidad al diálogo ante la inminente constatación de que en cualquier futuro
referéndum sobre el nuevo texto constitucional estarían en desventaja.
DEP
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
35
Estados Unidos,
América del Sur y Brasil:
seis tópicos para una
discusión
José Luís Fiori
*
1.
En este inicio del siglo XXI, está cada vez más claro que la disputa
entre las grandes potencias no acabó en 1991. Solamente se desaceleró
temporalmente como es de costumbre tras una gran guerra o una victoria
contundente, como fue el caso de la victoria norteamericana en la Guerra
Fría. En esta ocasión, no hubo una rendición explícita de los derrotados, ni un
“acuerdo de paz” entre los victoriosos, que consagrase un nuevo orden mundial,
como ocurrió luego después de la Segunda Guerra Mundial. No había, en aquel
momento, otra potencia con el poder y la capacidad de negociar o limitar el
arbitrio unilateral de Estados Unidos y los norteamericanos tampoco tenían
disposición de negociar o limitar su nueva posición de poder en el mundo.
La proyección internacional del poder americano comenzó inmediatamente
después de su independencia y se prolongó, de forma continua, a través de los
* Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).
Estados Unidos, América del Sur y Brasil: seis tópicos para una discusión
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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siglos XIX y XX. Mas fue sólo en la segunda mitad del siglo XX, después de
la “crisis de los 70”, que los Estados Unidos adoptaron una estrategia imperial
explícita
1
, que obtuvo una sólida victoria en 1991, alimentando el sueño de
un poder global absoluto o de un imperio mundial. Después de 2001, esta
estrategia victoriosa asumió una postura bélica y después de 2004, enfrentó
sucesivos reveses, que se sumaron a la expansión de China y de India y al
renacimiento de Alemania y Rusia, para traer de vuelta al centro del sistema
mundial, la competencia y los conictos entre las grandes potencias. Esta
inexión está asociada, en general, a las dicultades estadounidenses en el
Medio Oriente, y al fracaso de su “guerra global” contra el terrorismo. Con
todo, detrás de esta situación coyuntural, es posible identicar también, un
cambio estructural, a largo plazo, que también fue provocado en gran medida
por la proyección global del poder americano. En este sentido, se puede
decir que la política externa reciente de Estados Unidos, fue responsable por
dos guerras indenidas, y por el fracaso de su proyecto para el “Gran Oriente
Medio”. Pero, al mismo tiempo, se puede decir que el expansionismo americano
también fue responsable paradójicamente por el éxito económico de
China y de India y de toda la economía mundial después de 2001, el mismo
éxito que está fortaleciendo los competidores de Estados Unidos, dentro des
sistema interestatal. O sea, como ya vimos, la política expansiva de la potencia
hegemónica termina activando y profundizando las contradicciones del sistema
mundial, y fortaleciendo la resistencia de los Estados desaados por el avance
de los Estados Unidos, pero al mismo tiempo, éstos se fortalecen con el éxito
de la economía americana. Es obvio, que estos cambios internacionales no son
obra exclusiva de Estados Unidos e implican decisiones y políticas de otros
países y procesos que están fuera del control norteamericano. Con todo, no
hay duda de que el expansionismo de largo aliento y los recientes reveses de
los Estados Unidos tienen una gran importancia para comprender la coyuntura
1 El gobierno Reagan combinó el mesianismo anticomunista de Carter con el liberalismo económico de Nixon,
proponiéndose eliminar la Unión Soviética y construir un nuevo orden político y económico mundial, bajo el
mando incuestionable de Estados Unidos. Hoy está claro que esta estrategia adoptada en la década de 1980
bajo el liderazgo de Estados Unidos y Gran Bretaña, aceleró la brusca transformación en la organización y
funcionamiento del sistema mundial que estaba en pie en las dos décadas precedentes. Poco a poco, el sistema
mundial fue dejando para atrás un modelo “regulado” de “gobernanza global” liderado por la hegemonía
benevolente de Estados Unidos y fue desplazándose hacia un nuevo orden mundial con características más
imperiales que hegemónicas”, en J. L. Fiori (2004). “O poder global dos Estados Unidos: formação, expansão
e límites”. In: J. L. Fiori (org.). O poder americano. Petrópolis: Editora Vozes. p. 93 y 94.
José Luís Fiori
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
37
internacional de este inicio del siglo XXI. Es el aumento exponencial de
la presión competitiva que está alcanzando todas las regiones del mundo,
alimentando disputas hegemónicas y anunciando una nueva carrera imperialista
entre las grandes potencias. En este sentido, resumiendo: la expansión del
poder americano después de la crisis de los años 70 y en particular después
de la Guerra Fría, junto con su proyecto/proceso de globalización económica
, encendió de nuevo la lucha hegemónica entre los Estados y las economías
nacionales en casi todas las regiones del sistema interestatal capitalista. Por otro
lado, los gobiernos rearman su papel en la vida económica, suben barreras
proteccionistas y asumen el mando de sus estrategias nacionales de desarrollo,
con sus empresas y sus “fondos soberanos”. Casi todos los países vuelven a
regular sus mercados, de una forma u otra, incluyendo el mercado nanciero
norteamericano.
2
Ya no se habla de “regímenes” y “gobernanza mundial”, y
no existe más consenso sobre la “ética internacional”
3
.
2. En el caso de América del Sur, el impacto de esta presión competitiva
sistémica y global tiene características particulares porque se trata de un
continente donde nunca hubo una verdadera disputa hegemónica entre
sus propios Estados nacionales. Primero, fue colonia, y después de su
independencia estuvo bajo la tutela anglo-sajona: de Gran Breta hasta
el nal del siglo XIX, y de Estados Unidos hasta el inicio del siglo XXI
4
.
2 “Se levantan barreras nacionales hasta en la Internet, el símbolo del mundo sin fronteras. Fue proyectada para
permanecer fuera del alcance de los gobiernos, transriendo poder para individuos u organizaciones privadas.
Ahora, bajo presión de Rusia, China y Arabia Saudita, la empresa americana que distribuye direcciones en la
Internet está buscando la manera de poder usar los alfabetos de sus lenguas maternas. Estamos asistiendo, paso
a paso, a la balcanización de la Internet global. Está transformándose en una serie de redes nacionales”, dice
Tim Wu, profesor de Derecho de la Universidad de Columbia, en Nueva Cork, Bob Davis, “Neonacionalismo
amenaza la globalización”, The Wall Street Journal, reproducido en Valor Económico, 29 de abril de 2008.
3 Carr, E. H. The twenty years’ crisis, 1919-1939. N.Y.: Perennial. p. 150.
4 En agosto de 1823, el ministro de relaciones exteriores británico, George Canning, le propuso al embajador
americano en Londres, Richard Rush, una declaración conjunta, contra cualquier “intervención externa” en
América Latina. El Presidente James Monroe, apoyado por su secretario de estado, John Quincy Adams, declinó
la oferta inglesa. Sin embargo, tres meses después, el propio Monroe le propuso al Congreso Americano,
una doctrina estratégica nacional casi idéntica a la de la propuesta británica. Fue así que nació la “Doctrina
Monroe”, el 2 de diciembre de 1823. Como era de esperarse, los europeos consideraron la declaración de
Monroe impertinente y sin importancia, partiendo de un Estado que todavía era irrelevante en el contexto
internacional. Tenían razón: basta registrar que Estados Unidos sólo reconoció las primeras independencias
latinoamericanas después de recibir el aval de Gran Bretaña, Francia y Rusia. Incluso después del discurso de
Monroe, se rehusaron a considerar el pedido de intervención de los gobiernos independientes de Argentina,
Brasil, Chile, Colombia y México. Por eso, desde temprano, los europeos y los propios latinoamericanos
comprendieron que la Doctrina Monroe había sido concebida y seria sustentada durante casi todo el siglo XIX
por la fuerza de la Marina y de los capitales británicos.
Estados Unidos, América del Sur y Brasil: seis tópicos para una discusión
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Es estos dos siglos de vida independiente, las luchas políticas y territoriales
de Sudamérica nunca alcanzaron la intensidad, ni tuvieron los mismos
efectos que en Europa. Tampoco se for, en el continente, un sistema
integrado y competitivo, de Estados y economías nacionales, como ocurriría
en Asia después de su descolonización. Como consecuencia, los Estados
latinoamericanos nunca ocuparon una posicn importante en las grandes
disputas geopolíticas del sistema mundial y funcionaron durante todo el siglo
XIX, como una especie de laboratorio de experimentos del “imperialismo del
libre comercio”. Tras la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría,
los gobiernos sudamericanos se alinearon con Estados Unidos a excepción de
Cuba después de 1959
5
. Al terminar la Guerra Fría, durante la década de 1990,
de nuevo, la mayoría de los gobiernos de la regn adhirieron a las políticas
y reformas neoliberales preconizadas por Estados Unidos. A partir de 2001,
sin embargo, la situación política del continente cambió con la victoria, en
casi todos los países de América del Sur, de fuerzas políticas nacionalistas,
desarrollistas
6
y socialistas. Con la gran novedad que esta inexión hacia
5 Después de 1991 y del n de la Guerra Fría, los Estados Unidos mantuvieron y ampliaron su ofensiva
contra Cuba, a pesar de mantener relaciones amistosas con Vietnam y China. En el auge de la crisis
económica, provocada por el n de sus relaciones preferenciales con la economía soviética, entre 1989 y
1993, los gobiernos de George Bush y Bill Clinton trataron de hacer jaque mate a Cuba, prohibiendo a
empresas transnacionales norteamericanas, instaladas en el exterior, negociar con los cubanos, y después
imponiendo multas a empresas extranjeras que tuviesen negocios con la isla, a través de la ley Helms-
Burton 1996.
6 La elección de Fernando Lugo para Presidente de Paraguay en 2008, fue una más de la serie de victorias
de las fuerzas poticas de izquierda, siguiendo las elecciones de Hugo Chávez, Luis Ignacio da Silva,
Michelle Bachelet, Nestor y Cristina Kirshner, Tabaré Vásquez y Rafael Correa. Este cambio político-
electoral trajo de vuelta algunas descartadas durante la década neoliberal de 1990. Son ideas y poticas
que se remontan, de cierta manera, a la revolucn mexicana y en particular al programa del Presidente
Lorenzo Cárdenas adoptado en la cada de 1930. Cárdenas fue un nacionalista y su gobierno hizo
una reforma radical, estati la producción de petróleo, cr los primeros bancos estatales de desarrollo
industrial y de comercio exterior de América Latina, invirtió en la creacn de infraestructura, practicó
poticas de industrialización y de proteccn al mercado interno, implantó legislación laboral y adoptó una
potica externa independiente y antiimperialista. Desps de Cárdenas, este programa se transformó en el
denominador común de varios gobiernos latinoamericanos que en general, no fueron socialistas ni siquiera
de izquierda. Aún así, sus ideas, políticas y posiciones internacionales se transformaron en una referencia
importante del pensamiento y de las fuerzas de izquierda latinoamericanas. Basta recordar la revolución
campesina boliviana de 1952, o el gobierno democrático de izquierda de Jacobo Árbenz en Guatemala,
entre 1951 y 1954, la primera fase de la revolución cubana entre 1959 y 1962, y el gobierno militar reformista
del General Velasco Alvarado en Perú, entre 1968 y 1975. En 1970, estas ideas reaparecieron también en
el programa de gobierno de la unidad popular de Salvador Allende, que proponía una radicalizacn
del modelo mexicano con la aceleración de la reforma agraria y la nacionalizacn de las empresas
extranjeras productoras de cobre, al mismo tiempo que defena un cleo industrial estratégico”, de
propiedad estatal, que debería transformarse en el embrión de una futura economía socialista.
José Luís Fiori
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
39
la izquierda ocurre conjuntamente a un nuevo ciclo de crecimiento de la
econoa mundial. Después de 2001, hubo una retomada del crecimiento
ecomico, en todos los países del continente suramericano, acompando
el ciclo expansivo de la economía mundial. La novedad, en este nuevo ciclo
de crecimiento suramericano es el peso decisivo de la presión asiática sobre la
econoa continental. En particular, China, que ha sido la gran compradora
de las exportaciones sudamericanas, sobre todo, minerales, energía y granos,
y ha aumentado de forma continuada sus exportaciones a la regn. A su
vez. Los nuevos precios internacionales de las commodities, fortalecieron la
capacidad scal de los Estados y esn nanciando poticas de integración
de infraestructura energética y de transportes del continente.
Además los nuevos precios de la energía y de los minerales permitieron
la formación de reservas en monedas fuertes, disminuyendo la fragilidad
externa de la región y aumentando su poder de resistencia y negociación
internacional. Así, las abundantes reservas en moneda fuerte de Venezuela,
ya le permitieron actuar, en dos oportunidades, como ‘prestamista’ in extremis
de Argentina y de Paraguay. De todo punto de vista, China está cumpliendo
un papel nuevo y fundamental en la econoa suramericana, aunque no es
probable que se involucre en la geopolítica regional. Lo que es importante
es que este ciclo de expansn de la economía mundial ha presionado a las
econoas suramericanas y ha fortalecido sus Estados nacionales. Ya no se
puede escapar de la concurrencia y al mismo tiempo, el éxito económico
coyuntural está potenciando el poder interno y externo de estos Estados.
Llega al nal, la larga ‘adolescencia asistida’ de Arica del Sur, pero el
precio de este cambio, a mediano plazo, debe ser el aumento de conictos
dentro de la propia regn y el incremento de la competencia hegemónica
entre Brasil y Estados Unidos, por la supremacía en Arica del Sur. A
no ser que Brasil opte y luche para mantenerse en la condición de “socio
menor” dentro del espacio hegemónico, y dentro del “territorio económico
supranacional” de los Estados Unidos, siguiendo el camino de Canay
México en Norteamérica.
3. En el caso de Brasil, su pasado pesa fuertemente sobre su posición
futura, porque se trata de un país que nunca tuvo caractesticas expansivas,
ni nunca disputó la hegemonía de América del Sur con Gran Bretaña o
Estados Unidos. Desps de 1850, Brasil no enfrentó más guerras civiles
Estados Unidos, América del Sur y Brasil: seis tópicos para una discusión
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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ni amenazas de divisn interna, y tras la Guerra de Paraguay, en la cada
de 1860, Brasil tuvo apenas una participación puntual, en Italia, durante la
Segunda Guerra Mundial y algunas participaciones posteriores en fuerzas de
paz de las Naciones Unidas y la OEA. Su relación con sus vecinos de América
del Sur, después de 1870, fue siempre pacíca e de baja competitividad o
integración política y económica, y durante todo el siglo XX, su posicn
dentro del continente fue de socio auxiliar de la hegemonía continental de
Estados Unidos.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Brasil no tuvo mayor
participacn en la Guerra Fría, pero a pesar de su alineamiento con Estados
Unidos, comenzó la práctica de una política externa un poco más autónoma,
a partir de la década de 60. En la década de 70, en particular durante el
gobierno del general Ernesto Geisel, Brasil se propuso un proyecto de
“potencia intermedia”, profundizando su estrategia económica desarrollista,
rompiendo su acuerdo militar con Estados Unidos, ampliando sus relaciones
afro-asticas y rmando un acuerdo atómico con Alemania. Sin embargo,
su crisis económica de los años 80 y el n del régimen militar desactivaron
este proyecto que fue completamente olvidado en los os 90, cuando
Brasil volvió a alinearse con Estados Unidos y su proyecto de creación del
ALCA. No obstante, recientemente, después de 2002, la potica externa
brasileña mudo de rumbo y asumió una posición s agresiva de armación
suramericana e internacional, de los intereses y del liderazgo brasileño. Así
ocurre con la prioridad que se le está dando a la integración suramericana
y al estrechamiento de las relaciones con algunos países de África y Asia,
en particular, China, India y África del Sur. Sin embargo, Brasil todavía
enfrenta limitaciones importantes para expandir su poder internacional:
primero, debido a su no reconocimiento estratégico de la existencia de un
competidor o adversario en la lucha por la hegemonía suramericana, por el
simple hecho de que este competidor responde por el nombre de Estados
Unidos de América; en segundo lugar, debido a la falta de organización
estragica de su crecimiento económico, que por esta razón, fue muy bajo
en las dos últimas décadas; debido a la baja capacidad de coordinación de
sus inversiones blicas y privadas fuera de Brasil, en particular, en América
del Sur; y por n, debido a la fuerza política, dentro de las elites brasileñas,
y del mismo establishment de su política externa, de la posicn favorable al
mantenimiento de Brasil como socio menor dentro del espacio hegenico
José Luís Fiori
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
41
norteamericano y dentro del “territorio ecomico supranacional” de
Estados Unidos.
4. Con relación a la posición norteamericana dentro del hemisferio, hay
que prestar atención en sus elecciones presidenciales de 2008, porque éstas
forman parte de un proceso de realineamiento de la estrategia internacional
de Estados Unidos. Este proceso deberá tomar algunosos, pero es poco
probable que Estados Unidos abdique de los tres derechos de intervención”
auto atribuidos que orientaron su política hemisrica durante el siglo
XX: i. En caso de “amenaza externa”; ii. En caso de desorden económica”;
y iii. En caso de “amenaza a la buena democracia”. En el periodo de la
Guerra Fría, los Estados Unidos patrocinaron en todo el continente, guerras
civiles, intervenciones militares y regímenes dictatoriales contra un supuesto
“enemigo externo”. Después del n de la Guerra Fría, patrocinaron en los
mismos países, intervenciones nancieras y reformas económicas neoliberales
para combatir un supuesto desorden económico interno” y garantizar el
cumplimiento de los compromisos nancieros internacionales de América
Latina. Finalmente, a partir de 2001, Estados Unidos han incentivado
claramente las fuerzas políticas conservadoras y la opinn pública contra
los gobiernos que ellos llaman “populistas autoritariosy que serían una
amenaza para la democracia.
5. En esta encrucijada norteamericana, es interesante recordar y
reexionar sobre los grandes principios que orientaron la política externa
de Estados Unidos con relación a Arica Latina en la segunda mitad del
siglo XX. Estos principios fueron formulados por el principal geoestratega
estadounidense del siglo XX, nacido en Ámsterdam en 1893, y muerto en
Estados Unidos, en 1943, Nicholas Spykman. Mur todavía joven, a los
49 años y dejó sólo dos libros sobre política externa norteamericana: el
primero, America’s Strategy in World Politics, publicado en 1942 y el segundo,
The Geography of the Peace, publicado un año después de su muerte, en 1944.
Dos libros que se transformaron en la piedra angular del pensamiento
estratégico estadounidense de toda la segunda mitad del siglo XX y del inicio
del siglo XXI. Llama la atencn el gran espacio dedicado a la discusn de
América Latina y en particular, a la “lucha por América del Sur”. Parte de una
separación radical entre la América anglosajona y la América de los latinos. En
sus palabras, “las tierras situadas al sur del Río Grande constituyen un mundo
Estados Unidos, América del Sur y Brasil: seis tópicos para una discusión
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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diferente a Canadá y Estados Unidos. Y es desafortunado que las partes de
habla inglesa y latina del continente se llamen ambas América, evocando una
similitud entre ellas que de hecho no existe” (p. 46)
7
. En seguida, propone
dividir el “mundo latino” en dos regiones, del punto de vista de la estrategia
americana, en el subcontinente: una primera, mediterránea”, que incluiría
México, América Central y el Caribe además de Colombia y Venezuela; y una
segunda que incluiría toda América del Sur al sur de Colombia y Venezuela.
Hecha esta separación geopolítica, Spykman dene a América Mediterránea
como una zona en la que la supremaa de Estados Unidos no puede ser
cuestionada. En cualquier circunstancia se trata de un mar cerrado cuyas
llaves pertenecen a Estados Unidos, lo que signica que México, Colombia
y Venezuela (por ser incapaces de transformarse en grandes potencias),
estarán siempre en una posición de absoluta dependencia de Estados Unidos”
(p. 60). En consecuencia, cualquier amenaza a la hegemonía americana en
América Latina vend del sur, en particular de Argentina, Brasil y Chile, la
“región del ABC”. En palabras del propio Spykman: “para nuestros vecinos
al sur del Río Grande, los norteamericanos seremos siempre el “Coloso del
Norte”, lo que signica un peligro, en el mundo del poder político. Por esto,
los países situados fuera de nuestra zona inmediata de supremaa, o sea, los
grandes Estados de América del Sur (Argentina, Brasil y Chile) pueden tentar
contrabalancear nuestro poder a través de una acción con o a través del
uso de inuencias externas al hemisferio” (p. 64). En este caso, concluye:
“una amenaza a la hegemonía americana en esta región del hemisferio
(la región del ABC) tendrá que ser contestada a través de la guerra” (p. 62).
Lo s interesante es que si estos análisis, previsiones y advertencias no
hubiesen sido hechas por Nicholas Spykman, parecean fanfarronadas de
alguno de estos populistas latinoamericanos que inventan enemigos externos
y que se multiplican como hongos, según la idiotez conservadora.
6. Después de Nicholas Spykman, Henry Kissinger fue el intelectual
que ocupó la posición más importante en la formulación e implementacn
de la política externa norteamericana en las décadas de 1960 a 1970. Tuvo una
participación decisiva en la vida política interna de América del Sur. Basta leer
los documentos ociales americanos que ya están disponibles, y las distintas
investigaciones periodísticas y académicas que apuntan para el envolvimiento
7 Spykman, N. America’s strategy in world politics. New York: Harcourt, Brace and Company, 1942.
José Luís Fiori
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
43
directo del ex Secretario de Estado estadounidense, con la preparación y
ejecución de los violentos golpes militares que derrocaron los gobiernos
elegidos de Uruguay y Chile en 1973 y de Argentina en 1976. Además, existen
innumerables procesos judiciales – en varios países –
8
involucrando Henry
Kissinger con la operación Cóndor,
9
que integlos servicios de inteligencia
de las Fuerzas Armadas de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, para
secuestrar, torturar y asesinar personalidades políticas de oposición. Siempre
causó perplejidad entre los analistas, el apoyo de Kissinger y de la diplomacia
americana a estas “intervenciones militaresque se caracterizaron por su
extraordinaria truculencia. Aunque no es difícil entender lo que ocurrió,
cuando se examinan los intereses estratégicos de Estados Unidos y su defensa
en América del Sur desde la perspectiva de largo plazo trazada por Spkyman,
en 1942. Spykman denió el continente americano, del punto de vista
geopolítico, como primera y última línea de defensa de la hegemonía mundial
de Estados Unidos. Dentro de este hemisferio, consideraba improbable que
surgiera un desafío directo a la supremacía de Estados Unidos, en la América
Mediterránea”, en la que incla México, América Central y el Caribe, pero
también, Colombia y Venezuela. No obstante, consideraba que podría surgir
un desafío de esta naturaleza, en la región del ABC, en el Cono Sur de
América. En este caso, consideraba inevitable el recurso a la guerra. La sigla
ABC se reere a Argentina, Brasil y Chile, pero la regn del ABC incluye
también el territorio de Uruguay y Paraguay, incluyendo exactamente los
mismos cinco países que estuvieron involucrados en la operacn Cóndor.
En este sentido, se puede decir que Henry Kissinger siguió rigurosamente
las recomendaciones de Nicholas Spykman con relación al control de esta
regn geopotica. Su única contribución personal, fue la substitución de
la guerra externa”, propuesta por Spykman, por la “guerra interna” de las
8 En Francia, Henry Kissinger fue llamado a deponer por el juez Roger Lê Noire, en el juicio sobre la muerte
de ciudadanos franceses en la Operación Cóndor y bajo la dictadura militar chilena. Lo mismo ocurrió en
España, con la investigación del juez Juan Guzmán, sobre la muerte del periodista americano Charles Horman
bajo la dictadura chilena. También en Argentina, donde Kissinger está bajo investigación por el juez Rodolfo
Carnicoba, por estar involucrado en la Operación Cóndor, así como en Washington, donde existe un proceso
en la corte federal con acusación contra Kissinger por haber dado la orden de asesinar el General Schneider,
Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas chilenas en 1970.
9 El interés sobre el asunto se reavivó recientemente, con el libro del periodista Christopher Hitchens, The Trial
of Henry Kissinger (2002), y por la reseña de Kenneth Maxwell del libro de Meter Kornbluh, “The Pinochet le:
a declassied dossier on atrocity and accountability”, publicado en la revista Foreign Affaire, diciembre 2003,
sobre las relaciones de Kissinger con el régimen de Augusto Pinochet, en particular, con el asesinato de Orlando
Letelier, en Washington, 1976.
Estados Unidos, América del Sur y Brasil: seis tópicos para una discusión
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
44
Fuerzas Armadas locales contra sectores de sus propias poblaciones nacionales.
Incluso en este punto, Kissinger no fue original: recurrió al método que había
sido utilizado por los británicos, en la India, durante 200 años, y en todos
los lugares en los que Gran Bretaña dominó Estados débiles, utilizando sus
clases dominantes (elites) divididas y subalternas, para controlar sus propias
poblaciones locales. En las décadas de 80 y 90, Henry Kissinger se alejó de
la diplomacia directa pero mantuvo su inuencia personal e intelectual sobre
el establishment americano y las elites conservadoras suramericanas. En 2001,
publicó un libro sobre el futuro geopolítico y sobre la defensa de intereses
americanos alrededor del mundo.
10
Con relación a América del Sur, el autor atenuó la forma pero mantuvo
el “espíritu” de Spykman: según Kissinger, América del Sur sigue siendo
esencial para los intereses americanos, y debe ser mantenida bajo la hegemonía
de Estados Unidos. Sólo que hoy, la amenaza a esta hegemonía, ya no viene
de Alemania, ni de la Unión Soviética, viene de dentro del propio continente.
En el plano económico, la amenaza viene de los proyectos de integración
regional que excluyan o se opongan al ALCA. En el plano político, viene de
los populismos y nacionalismos que están renaciendo en el continente.
DEP
Traducción: Soledad Rojas
10 Kissinger, H. Does America need a foreign policy? Toward a diplomacy for the 21
st
century. New York: Simon&Schuster,
2001.
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
45
Transformación de la
matriz sociopolítica y
desarrollo en Chile
Manuel A. Garretón M.
*
Chile hacia los años 50
A
inicios del siglo veinte, Chile comienza a gestar lo que denominamos
la matriz sociopolítica clásica para América Latina: estatal, nacional, popular,
democrática y partidaria para el caso de Chile. El modelo económico y social
hasta ese entonces se basaba en un sistema de libre mercado conocido como
el modelo de desarrollo hacia fuera, basado en el paradigma más ortodoxo
del libre comercio. El modelo económico ortodoxo se combinaba con
un sistema olirquico de democracia restringida con grandes niveles de
exclusión política y social. El rol del Estado durante este período fue mínimo
y a la par de la expansn capitalista las ciudades de desarrollo minero e
industrial que atraían grandes ujos migratorios del campo y del centro del
país. En consecuencia, sobrevino una aguda probletica social que puso
de maniesto la crisis del modelo olirquico, el cual se vio denitivamente
colapsado tras la crisis mundial de 1929, obligando a cambiar la estrategia
* Universidad de Chile.
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de desarrollo denitivamente e iniciar una nueva era en que el Estado por
primera vez asume un rol.
La denominada “cuestión social” de los años 20 para aludir al problema
de exclusión insostenible del nuevo proletariado, geneun clima propicio para
importantes transformaciones sociales. Desde 1880 hasta los años veinte se
fueron generando grupos políticos progresistas de clase media y un emergente
movimiento obrero que alcanza un importante nivel de organización hacia
1922 con la fundación del Partido Comunista. Si bien es cierto los grupos
progresistas hasta los años 20 no despertaron gran efervescencia electoral, sí
ayudaron a colocar nuevos temas en la agenda social y bajo la candidatura del
liberal Arturo Alessandri Palma que alcanza la presidencia en 1920 se consiguen
importantes avances.
Bajo el gobierno de Alessandri, se redacta una nueva Constitución en
1925 que recibió una fuerte inuencia de las doctrinas sociales constitucionales
imperantes en el siglo XX a partir de las cartas fundamentales señeras que
fueron la Constitución Mexicana (1917) y la Soviética (1918), de forma que la
nueva Constitución chilena estuvo destinada a asegurar un grado de bienestar
nimo a los ciudadanos, con la protección explícita del trabajo, la industria y las
obras de previsión social. Gracias a las bases institucionales de la Constitución
de 1925, se dicta el código del Trabajo en 1931, un Código Sanitario. Mediante
esta Constitución se establece un sistema Presidencialista democrático, para
dejar a tras las experiencias traumáticas de parlamentarismo que llevara a fuertes
crisis institucionales a nales del Siglo XIX, asimismo establece una nueva
ley de elecciones que incorpora la proporcionalidad como principio rector
de la representación en el Congreso, la separación absoluta de la Iglesia y el
Estado, crea el Banco Central y se dictó una nueva legislación bancaria, la ley
de presupuestos y la Contraloría General de la República.
La Constitución de 1925 entregó una base institucional para el desarrollo
de los posteriores procesos sociales que veremos más adelante y que ayudan
a constituir la matriz sociopolítica clásica basada en elementos como una
institucionalidad económica relativamente moderna, democratización política,
protección social, rol promotor del Estado, laicismo. Todo ello, sin embargo,
con un carácter relativamente precario y sujeto a regresiones parciales debido,
hasta los sesenta, a la exclusión del campesinado y sectores pobres urbanos,
y a la presencia de enclaves oligárquicos y económicos como la propiedad
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extranjera de la gran minería, la resistencia de los sectores propietarios y la
falta de coaliciones políticas estables entre el centro y la izquierda, expresiones
políticas de los sectores medios y populares respectivamente.
La Gran Depresión de 1929 afectó a Chile de forma estruendosa s que
en muchos países de Arica Latina y el mundo gracias a que se desplomaron las
exportaciones de salitre y cobre por ende disminuyeron los ingresos scales y las
reservas, lo que devino en cesación de la deuda externa hacia 1931. La estrategia
para sortear la crisis fue la industrialización por sustitución de importaciones
(ISI), que implila disminución de las importaciones, combinadas con poticas
de expansión de la demanda interna y control del tipo de cambio. Se abandona
el patrón oro y se implementan una serie de medidas destinadas a fortalecer la
producción y demanda nacional ante el cierre de los mercados internacionales
aplicando cuotas y aranceles, desincentivando la importación de bienes de
consumo junto con políticas monetarias y scales anticíclicas.
El producto de la aplicación del modelo ISI naturalmente fue el desarrollo
de una industria nacional bajo el fomento y protección del Estado mediante
instituciones como La Corporación de Fomento de la Producción (Corfo)
creada en 1939, que generaron una simbiosis entre un Estado empresario y
un sector privado fuertemente subsidiado. El sistema capitalista permaneció
incuestionable en sus bases hasta los años 50 bajo una adaptación circunstancial
a la crisis del 29 en primera instancia y posteriormente a la consolidación de
una idea o modelo de “Estado de Compromiso”, una versión latinoamericana
del welfare state nunca consolidado en Chile.
La aplicación de estas medidas en una primera instancia fue más bien una
respuesta natural y racional a la crisis, ya que no era posible otra salida viable ante
el descalabro nanciero internacional y con posterioridad la II Guerra Mundial.
Sin embargo hacia nes de la II Guerra Mundial, la profundización de estas
medidas se ve reforzada por el surgimiento de una ideología latinoamericanista
fundada en la teoría del desarrollo o estructuralismo impulsado por la Cepal
a mediados de los años 40.
La matriz estatal-nacional-popular-democrático-partidaria
El modelo social chileno o matriz sociopolítica predominante en el siglo
XX puede denirse como estatal democrático, nacional popular y político-
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partidario, y podría caracterizarse por la imbricación entre política y sociedad
civil, incluida la economía, con un rol preponderante y articulador en torno
del Estado del sistema de actores políticos o sistema partidario.
Se trataba, así, de la armacn de la identidad de una comunidad nacional
que se va haciendo con el trabajo y las luchas de sus actores representativos en
el campo político. Ello signica un esfuerzo de incorporación social amplia y
la búsqueda de resolución de conictos en el marco institucional, y no por la
fuerza o la coerción y exclusión.
En el plano político, que fue siempre la principal expresión de la idea
nacional-estatal-democrático-popular-partidaria, estaba la Constitución de 1925
y una institucionalidad que buscaba el respeto a la ley y a las libertades, al mismo
tiempo que la responsabilidad del Estado y del servicio público. También las
leyes sociales de la época, el voto universal y la incorporación de masas a la
política desde 1920. En esta idea radicó el eje de los proyectos del Partido
Radical y los partidos de la Izquierda en el Frente Popular con la integración
de clases medias y sectores populares, de la Patria Joven y la Revolución en
Libertad del proyecto democratacristiano de los sesenta y de la Vía Chilena al
Socialismo encabezada por la Unidad Popular y el Presidente Allende entre
1970 y 1973. En el plano socioeconómico, este proyecto se expresó en la
industrialización a través del rol dirigente del Estado, la educación pública
gratuita y las Universidades de cobertura nacional, la reforma agraria y, más
adelante, las nacionalizaciones y el Servicio Nacional de Salud, entre muchos
otros hitos signicativos. Incluso, en una época ya pasada, el servicio militar
cumplió hasta un cierto momento un rol de integración nacional.
Con los gobiernos del Frente Popular desde 1938 a 1952, comienza
una etapa sólida de reformas sociales y crecimiento industrial con políticas
destinadas a generar una base de infraestructura para la producción y un
sistema de protección social para la clase obrera y media. Entre 1940 y 1953,
la industria creció en un promedio de 7.5% al año, llegando a aumentar su
participación en el PNB de un 7.9% en 1929 a un 23,0 % en 1955.
Los resultados del período indican que, independientemente de la
orientación política o ideológica de los gobiernos que se sucedieron por más
de cuarenta años, había un cierto consenso político y social básico en torno
al esfuerzo industrializador y al papel del Estado como eje fundamental del
desarrollo, mediante instituciones como la Corfo, que controlaba el 30% de
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la inversión total en bienes de capital, 25% de la inversión pública y un 18%
de la inversión bruta total. No obstante, el acuerdo sobre el rol del Estado no
quitaba la existencia de discrepancias desde el campo económico y político de
la derecha, así como divergencias sobre las orientaciones sociales en el campo
mesocrático-popular o de centro-izquierda. La política de industrialización
y desincentivo del comercio exterior a su vez tenía una discusión política
implícita relacionada con los movimientos de trabajadores representados en
las estructuras políticas del Estado y los partidos, estos movimientos obreros
establecieron alianzas con el nuevo empresariado industrial en perjuicio del
sector agrícola terrateniente más relacionado con las exportaciones, elemento
que sería un punto conictivo a la hora de la crisis del modelo ISI.
Hacia nes de los años cincuenta el modelo comienza a colapsar. La
inación y el desempleo fueron signos de severos problemas producto de
la aplicación de las medidas proteccionistas sobre la economía, que a pesar
de mostrar índices de mejoramiento en cuanto a la calidad de vida y acceso
a los servicios en la población, auguraba un muy mal escenario futuro. El
gobierno conservador de Carlos Ibáñez del Campo electo en 1952 intentó
realizar reformas al modelo cepalino sin éxito con las recomendaciones de la
misión económica norteamericana Klein-Saks (1955), restringiendo la oferta
monetaria y el gasto público, que dado a lo recesivo de los resultados no
pudieron ser aplicadas.
El modelo sustitutivo de importaciones no dio todos los frutos esperados.
Las criticas hacia él apuntan a que generó un aparato burocrático excesivo e
ineciente para sostener la infraestructura de benecios sociales y sectores
productivos inecientes, junto con ello, la anhelada independencia del sector
externo no se logró, ya que se elevó la dependencia de importaciones de bienes
de capital y materias primas para satisfacer la producción interna, la distorsión
de precios mediante subsidios, la falta de competencia y, en consecuencia, alza
de precios y desempleo, llevaron al modelo a un cuestionamiento mayor que
agudizó la confrontación ideológica entre defensores del modelo cepalino y
sus detractores, partidarios de una modernización neoliberal.
Fue en 1958 con la llegada al poder del conservador Jorge Alesandri
Rodríguez que se intentó un proceso de reforma capitalista modernizadora,
que buscó poner al sector privado como motor del desarrollo pero
con una política fiscal activa al estilo keynesiano. Se estableció un
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tipo de cambio nominal como una especie de ancla para el control
de precios, junto con el sustento de créditos externos al gobierno, es
decir una política keynesiana de endeudamiento fiscal para activar la
demanda interna mediante el gasto del sco. A pesar de lo acertado de las
reformas, éstas no dieron los resultados esperados ni sucientes para sostener
un crecimiento de la producción ni el control de precios, puesto que la estrategia
modernizadora carecía de una coherencia de mediano plazo con las medidas de
ajuste planteadas y el control de precios gracias a la contención a las medidas
de Alessandri, que tuvieron sólo un efecto momentáneo para controlar la
inación. Por otro lado, estas medidas no contaron ni con el apoyo del sector
empresarial ni con una mayoría política consistente.
El Gobierno del demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva (1964),
pondría en marcha un proceso de reformas junto con un plan denominado
“La Revolución en Libertad” sustentado en una estabilización cambiaria
gradual no recesiva, reforma agraria y un fuerte fomento a las organizaciones
sindicales campesinas, modernización industrial con un importante rol
promotor del Estado en el fomento de la industria de las telecomunicaciones
y la industria petroquímica, además del comienzo de la nacionalización del
cobre (denominado “chilenización”) que más tarde concretaría el gobierno
de la Unidad Popular.
Entre 1965 y 1973 se conguran las tendencias reformistas, cuya principal
plataforma fue la integración creciente de los sectores populares más pobres
de los mundos agrarios y urbanos, en el plano económico, político y social.
Bajo el gobierno de Eduardo Frei, las reformas adquirieron un carácter más
gradual, en tanto, bajo el gobierno de Allende, la estrategia fue de cambios
radicales, fundamentalmente en el plano de la organización económica y social.
Exceptuando la ampliación de la ciudadanía, no se plantearon reformas al
sistema político-institucional en ninguno de los dos gobiernos reformistas.
Las principales reformas en el campo económico (reforma agraria,
nacionalización del cobre) estaban relacionadas con el sistema de propiedad
de sectores considerados estratégicos para el desarrollo. A su vez, las reformas
de ampliación democrática estuvieron centradas en la organización social
y la incorporación a los mecanismos electorales de campesinos, jóvenes y
analfabetos. Bajo estos gobiernos, se dictó la ley de sindicalización campesina,
que ayuda a la incorporación a la vida política al sector rural, secularmente
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postergado de sus derechos sociales y políticos; se extendió el derecho a voto
a los analfabetos y se rebajó de 21 a 18 años la edad para ejercer el sufragio.
Durante ambos gobiernos, hubo un absoluto respeto a la Constitución y al
ejercicio regular de las instituciones democráticas y la plena vigencia de las
libertades públicas y del Estado de Derecho.
El espectro político sufría un doble proceso: de ampliación, por un lado,
con la gestación de partidos de izquierda escindidos de la Democracia Cristiana,
y de polarización y rigidización, por otro, a través de la unicación de la derecha
en un partido de corte más nacionalista y autoritario (Partido Nacional), la
autonomización del centro más ideológico y con proyecto alternativo propio
(Democracia Cristiana), y la agrupación de la izquierda en torno a la matriz
marxista leninista y un proyecto de corte más radicalmente anticapitalista.
Desde la crisis del 29 hasta 1973, el Estado jugó un papel central no sólo
en la orientación del desarrollo y el “ordenamiento” de los actores ecomicos y
sociales bajo un modelo desarrollista con, sino que además fue el articulador
social y político por excelencia. Los gobiernos de turno, de derecha, centro
o izquierda, mantuvieron políticas económicas de protección a la industria
nacional, subsidio a los agentes económicos (como las bajas tasas de interés
al crédito) y redistribución del ingreso sistemática y progresiva, asumiendo,
por una parte, funciones en la regulación de los salarios y los precios y, por
otra, aumentando las prestaciones sociales de Educación, Salud y Vivienda en
el presupuesto scal. De hecho, la inversión social es incluso reconocida hoy
como uno de los efectos duraderos del desarrollismo. Además, se la valora como
una base sin la cual no habría sido posible el crecimiento que hoy exhibe la
economía chilena. Los resultados económicos del período analizado muestran
tendencias moderadas pero sostenidas de crecimiento, bajo desempleo y tasas
razonables de inversión, aunque con altos índices de inación, lo que muestra
el carácter más político del derrumbe de la democracia de 1973.
El rasgo principal de la matriz clásica es la centralidad de la política.
Ello no sólo respecto de los procesos económicos, también en la constitución
de actores sociales y en el plano de las orientaciones culturales, sin negar la
autonomía propia de esta dimensión. Es cierto que estamos en presencia de
orientaciones culturales que valorizan la educación, la igualdad y solidaridad, los
proyectos colectivos de nación, el carácter mesocrático, pero donde tampoco
están ausentes componentes meritocráticos y también clasistas y oligárquicos,
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provenientes de la presencia de la cultura del campo o la hacienda. Pero la
identidad chilena y el proceso de construcción de identidades colectivas en
el interior de ella tuvo a la política como lugar o eje central. Ésta fue mucho
más que los procesos que denen el gobierno y sus decisiones. Fue el modo
particular de constituirse como sociedad, una forma de vida social. La
política fue el principal lugar de respuesta a las preguntas por el sentido, y las
instituciones el principal instrumento de esas respuestas, congurando una
perpetua ambigüedad o hipocresía entre la aceptación de la norma y la duda
de su valor intrínseco.
Pero la particularidad de la política chilena es que se trataba de una
política de carácter más partidario que personalizado o populista, como ocurría
en otros países de América Latina. La existencia de un espectro ideológico
partidario completo, antes que se completara la participación de las masas
en la vida social y política, le dio a esta centralidad de la política un carácter
altamente ideológico, que se radicalizará en los sesenta y que ligaba ideología
abstracta con reivindicacionismo concreto.
El modelo nacional popular, estatal democrático y político partidario,
que hemos descrito a grandes rasgos, pese a sus realizaciones, mostró grandes
contradicciones y limitaciones. Entre ellas, la marginación o subordinación e
incorporación tardía de campesinos, pobladores urbanos, mujeres y ámbitos
regionales. La exclusn y avasallamiento de diversas formas culturales e
identidades no ligadas a la expresión política, especialmente la de los pueblos
originarios. El sectarismo consistente en la apropiación e identicación de la
idea nacional popular con un determinado sector, social, político o cultural,
excluyendo a los otros, segregando en vez de integrar. Una cultura que no
incentivaba la creatividad individual ni la diversidad de expresiones, sino una
homogeneidad aparente que ocultaba rasgos de mediocridad, discriminación,
clasismo e hipocresía. Por último, una excesiva dependencia de la economía
respecto de la política en aquellos aspectos de carácter más estrictamente técnico.
Son precisamente estas contradicciones y la dicultad de superarlas, las
que crearán las condiciones propicias para una crisis que será aprovechada
por los sectores dominantes de la economía y las Fuerzas Armadas para
realizar su propio proyecto socioeconómico y político, ajeno por completo a
los principios del modelo vigente hasta entonces. En 1970 hay una crisis de
legitimidad del modelo de desarrollo capitalista y de sus consecuencias sociales,
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pero no del régimen democrático. Durante el período 1970-1973, en cambio,
se desarrolla la crisis de legitimidad democrática que provocará el derrumbe
de todo el sistema político.
La Unidad Popular y la crisis político económica
El conjunto de partidos de la izquierda chilena, agrupados en la Unidad
Popular bajo el liderazgo de Salvador Allende, compartía con las fuerzas
políticas chilenas, en cualquier punto del espectro ideológico, la aspiración
revolucionaria del cambio radical y global de la sociedad. En el caso de
la izquierda, éste se entendía en el sentido socialista, como la sustitución
de la sociedad capitalista, pero, a diferencia de la generalidad de los países
latinoamericanos, manteniéndose en el marco de un régimen democrático. Por
otro lado, el proyecto de contenido, la transformación del modelo capitalista
y el inicio de la transición al socialismo, pagaba el precio de las visiones
predominantes de la época, como el determinismo económico de la vida social
y política, las elaboraciones ideológicas a través de sistemas relativamente
monolíticos de pensamiento y, sobre todo, la ausencia de modelos referenciales
para el pensamiento de izquierda que no fueran los socialismos históricos o
reales ni la matriz marxista leninista revolucionaria.
Pese a ello, logró formularse tentativamente una visión propia, la “vía
chilena al socialismo”, cuya mejor expresión doctrinaria es la denición que
hace Salvador Allende en su Primer Mensaje al Congreso como Presidente,
en 1971, al defender la relacn entre democracia política y democracia
económica y social. Por su parte, el programa de la Unidad Popular hacía
referencia, por un lado, a ciertas metas y formulaciones estratégicas, y por otro,
a medidas especícas de corte básicamente redistributivista y de satisfacción de
necesidades de las grandes mayorías. El vínculo entre ambas era la expropiación
de los monopolios, que daría al Estado el excedente necesario para reorientar
el aparato productivo hacia la satisfacción de tales necesidades.
Con un espíritu eminentemente anticapitalista, el programa económico
de la Unidad Popular, se enfo en una potica redistributiva en pos de la
democracia económica, basada en cambios estructurales en la propiedad
mediante un programa de nacionalizaciones dirigido a la gran minería del
cobre, salitre, yodo, hierro y carbón; la banca, el comercio exterior y los
monopolios estratégicos. Se intervinieron empresas privadas de distribución
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consideradas estragicas y otras fueron tomadas por organizaciones de
trabajadores arbitrariamente al igual que muchos predios agrícolas no
alcanzados por la reforma agraria del período anterior. Por otra parte se
redujeron las tarifas de los servicios blicos y aumentaron los salarios
mediante emisión de circulante del Banco Central provocando una fuerte
inacn que llegó a un 293% en 1973.
Más allá de las insuciencias teóricas y programáticas del proyecto de la
Unidad Popular y de un discurso que exacerbaba la identidad del actor social
popular, haciéndolo excluyente y confrontativo, se trataba de la búsqueda de la
cuadratura del círculo: hacer una revolución por métodos no revolucionarios
y democráticos, sin contar con la mayoría institucional que, en Chile, se
construye sólo a través de los partidos políticos. La necesidad de una estrategia
de construcción de mayoría, de cuya ausencia la Democracia Cristiana tiene
también una cuenta que saldar con su pasado, es la gran lección del período. Y,
sin duda, la Concertación de Partidos por la Democracia que sucede al gimen
militar en 1990 no se explica sólo por la necesidad de lucha contra la dictadura
militar, sino también, precisamente, por el aprendizaje de dicha lección. De
cualquier modo, analizar la realidad del período 1970-1973 y de su culminación
en el golpe militar de 1973 sólo en términos de un fracaso por debilidad e
inviabilidad de un proyecto y su estrategia sería pecar de desconocimiento.
Esos tres años estuvieron marcados por una lucha política, en que un sector
de la oposición a la Unidad Popular y al gobierno de Allende intentó, desde
el primer momento, su derrocamiento, objetivo que también era buscado, en
esa época, por el gobierno norteamericano.
El proyecto autoritario neo-liberal
Entre 1973 y 1989 se produce la interrupción del régimen democrático
con el Gobierno militar de facto, bajo el liderazgo de Augusto Pinochet. El
golpe de Estado pone n a la regularidad institucional que había vivido el
país, con escasas interrupciones en más de 150 años de vida republicana,
con la disolución del Congreso; la asunción de la facultad legislativa por una
Junta de Gobierno; la prohibición de los partidos políticos; la suspensión de
los mecanismos electorales, la práctica eliminación de las libertades públicas,
la represión masiva y sistemática de quienes se consideraba partidarios del
gobierno anterior y opositores al nuevo régimen, la subordinación del Poder
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Judicial al gobierno de facto. El modelo institucional del régimen autoritario
se consolida al aprobarse en un plebiscito fraudulento la Constitución de 1980
que dará lugar a un proceso de institucionalización autoritaria, que desemboca
ocho años después en el plebiscito de 1988.
Estamos aquí frente a la presencia de un proyecto contrarrevolucionario.
La historia del régimen militar chileno desde 1973 hasta 1981/1982, es la historia
de un doble proceso. Por un lado, la represión y desactivación de los actores
previamente constituídos, lo que dada la naturaleza de tal Constitución, pasa por
la supresión de la actividad político partidaria, que se maniesta en un primer
período bajo el manto de la Iglesia. Por otro lado, la personalización, mezclando
los rasgos de dictadura personal y régimen institucional, del poder político y
militar en el General Pinochet y la conformación de un cleo hegemónico
donde se combina este poder político personalizado con la conduccn
socio-económica del Estado a cargo de un equipo tecnocrático ligado muy
rápidamente al capitalismo nanciero, conocido como los Chicago Boys.
El contenido principal del proyecto civil-militar era, por un lado,
revertir las relaciones entre economía y Estado, reduciendo éste al máximo
posible en sus tareas integrativas, y redistributivas y en su papel de referente
de la acción colectiva, sin dejar de usarlo para las tareas coercitivas y para la
implantación del modelo mismo. Por otro lado, se trataba de impulsar un
conjunto de transformaciones sociales e institucionales, que fueron conocidas
como “modernizaciones”, cuyo signicado principal era la atomización de las
relaciones sociales, reduciéndolas a mecanismos de mercado y cortando su
vinculación con la acción política.
La fórmula autoritaria-neoliberal se planteó como una superación
radical de las fórmulas precedentes, la capitalista tradicional, la fórmula mixta
de los sesenta y la de orientación socialista de la Unidad Popular. Con la
supresión de la política, el régimen militar pudo realizar las transformaciones
que el núcleo tecnocrático estimó necesarias, las que se impusieron desde
el Estado, sin contrapesos sociales. Los costos sociales del ajuste han sido
largamente analizados y los efectos sobre la sociedad actual y futura son
indudablemente una onda de largo plazo. La fórmula neoliberal produjo no
sólo una reestructuración económica, sino también una intervención en la
política, que signicó un modelo institucional de régimen, plasmado en la
Constitución del 80; un reordenamiento social que signicó la emergencia del
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actor empresarial y la disolución de los actores sociales populares; y cambios
en las orientaciones culturales de los actores sociales y políticos.
El plan económico estabilizador y refundacional del Gobierno Militar se
basó en la desarticulación del Estado de Compromiso de la matriz sociopolítica
clásica, y la construcción de un nuevo proyecto que devendría, desde el punto
de vista de nuestro enfoque analítico en un matriz neoliberal. Primeramente
se establecieron políticas para controlar los desequilibrios macroeconómicos
con principal prioridad el control de la hiperinación y posteriormente la
apertura comercial unilateral e indiscriminada, la liberalización de los precios
y del mercado nanciero. Asimismo, se comenzó a desmantelar el aparato
estatal sobre todo el sistema empresarial estatal por medio de privatizaciones,
inclusive de algunas áreas tradicionalmente pertenecientes al Estado como es
el sistema de pensiones y la atención en salud. El endeudamiento externo fue
un pilar fundamental para implementar las reformas de la nueva economía,
arma de doble lo que luego en 1982 hizo caer a la banca chilena en default
con la crisis de la deuda mundial.
Junto con la introducción de cambios radicales en la economía
(liberalización, apertura externa y privatización) el gobierno militar transfor
las poticas sociales. Estos cambios se movieron en seis direcciones principales:
drástica reducción de recursos, afectando con particular intensidad vivienda,
salud y educación (y dentro de ellos, las mayores reducciones en inversión y
remuneraciones para el personal en esos sectores); transferencia de funciones
ejecutivas y reubicación de servicios al sector privado y desconcentración
geográfica de ministerios y servicios; introducción de mecanismos de
mercado en la asignación de recursos públicos (subsidio a las demandas);
implementación de medidas concretas dirigidas a reducir literalmente los
programas universales y focalizar los recursos públicos para ser gastados en
los segmentos más pobres de la población; desarrollo de programas sociales
compensatorios para situaciones de extrema pobreza; y debilitamiento del
poder de los trabajadores y de los sindicatos con un estricto control de la
expresión colectiva de demandas sociales.
A pesar de la falta de un coherente “paquete de reformas administrativas”,
como tales, el gobierno militar, desde el momento del primer ajuste de política
en 1975, ejecutó un conjunto de medidas que transformaron profundamente
el aparato del Estado. Entre esas están las masivas privatizaciones de empresas
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públicas dejando algunas privatizaciones “pendientes” y eximiendo la gran
minería del cobre como también la privatización de los servicios públicos,
especialmente la seguridad social; la reubicación de las funciones de servicios
públicos; la reubicación del décit scal de las municipalidades en áreas de la
educación y la salud; la drástica reducción de empleados públicos y la eliminación
de agencias; la reestructuración y debilitamiento de ministerios “sociales” y
la modernización de los “económicos”; la nueva regionalización del país con
un sello militar; legislación administrativa que generó creciente inestabilidad;
y el establecimiento de una Ley Orgánica Constitucional, la cual hizo que las
modicaciones a este cuerpo legal fueran enormemente difíciles.
Consecuentemente, a pesar de algunas medidas iniciales de racionalización
nanciera y administrativa, en la práctica, resultó un deterioro pronunciado de
la gestión pública, dado que las autoridades económicas del régimen militar
consideraban al Estado, por denición, ineciente. La permanente arbitrariedad,
autoritarismo y devaluación de las funciones públicas devastaron la moral de
los burócratas. Sus salarios fueron reducidos desproporcionadamente por los
ajustes scales. El gobierno de Pinochet, obsesionado con las privatizaciones,
abandonó a los empleados de los servicios públicos a su destino.
Así, se promovió una noción extremadamente negativa del rol del Estado,
identicando modernización y administración eciente con el sector privado.
El pensamiento político dominante asoció al sector público con anticuadas,
burocráticas y anacrónicas ideas e imágenes. Como consecuencia, todos los
empleados públicos fueron injustamente considerados como inecientes. Esta
prejuiciosa visión, que rechazaba las funciones y efectividad de las políticas
públicas, continbajo los siguientes gobiernos democráticos, entre los grupos
políticos de derecha y sectores empresariales. Detrás de estos argumentos hay,
por una parte, un interés en impedir la generación de estrategias de regulación,
y por otra, un interés en privatizar todo lo disponible en capital y servicios
públicos. Pero aquí, adicionalmente, hay también un aspecto político ideológico
mayor: castigando a un sector que es visto como responsable por la crisis de
1973 y eliminando la intervención estatal, entendida como la principal causa
de la politización de la sociedad. Neoliberales y neoconservadores, subrayando
la inecacia de la acción del Estado y sus supuestamente efectos dañinos en
el crecimiento económico, de hecho comenzaron un poderoso freno en la
modernización endógena de la administración pública, oponiéndose a varias
iniciativas de reforma intentadas por los gobiernos democráticos.
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En 1981/1982, producto de la crisis de la deuda se produce una crisis
del modelo económico que permitió la irrupción de protestas populares y
de la oposición en el espacio público. Es a partir de 1986 que el régimen
logra recomponer en parte su modelo económico y preparar el escenario del
plebiscito de 1988, en el que la oposición acepta participar para transformarlo
de mecanismo de proyección del régimen en mecanismo de desencadenamiento
de un proceso de término de la dictadura y paso a un régimen democrático.
Es cierto que el régimen militar logimponer un nuevo modelo de
desarrollo, pero ello fue después de un estruendoso fracaso en los años
1981-1982, que signicó crecimiento regresivo durante un período, logrando
una cierta recuperación a partir del año 1986, no tiene sentido, entonces, hablar
de un milagro económico chileno. Sin embargo no existió tal recuperación
respecto de ningún indicador social si se compara con los años setenta.
En síntesis, la dictadura militar y su modelo neo-liberal produjeron un
cambio en la matriz socio-política chilena, aunque como no creó una nueva,
implicó básicamente su desarticulación.
Democracia y matriz híbrida
La transición potica en Chile se desencade con el resultado del
Plebiscito de 1988. En ese momento, se canceló denitivamente toda
posibilidad de regresión autoritaria pese a las intenciones claramente no
democticas del pinochetismo civil y militar. Y ella termi con el ascenso
del primer gobierno democrático en Marzo de 1990. Desde entonces, cuatro
gobiernos de la Concertación de Partidos por la Democracia, coalición de
centro izquierda, formada por la Democracia Cristiana, el Partido Socialista, el
Partido por la Democracia (PPD), y, de menor importancia, el Partido Radical
Social Demócrata, han dirigido con dos Presidentes demócrata cristianos
(Patricio Aylwin 1990-1994; Eduardo Frei 1994-2000) y dos socialistas
PPD (Ricardo Lagos 2000-2006; Michelle Bachelet 2006-2010). Se resolvía
así parcialmente uno de los grandes problemas de la sociedad chilena en el
siglo XX: la existencia de una imbricacn entre actores sociales y sistema
partidario se había expresado al nivel de cada polo partidario democrático
progresista, pero, con la excepción del Frente Popular de nales de los
treinta, no se había expresado en una coalición democrático progresista que
uniera centro e izquierda. Y decimos parcialmente, porque la conguracn
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de los actores sociales había cambiado de tal modo que ya no era igualmente
representable en su integridad por el sistema partidario.
El primer gobierno democrático, de Patricio Aylwin, denió la tarea
nacional en rminos de “transición a la democracia” y apuntó hacia la idea de
un “crecimiento con equidad”, manteniendo los equilibrios macro-económicos y
buscando corregir los efectos sociales del modelo económico. Asimismo, denió
un método de negociaciones y acuerdos puntuales que llamó “democracia de
consensos”. Lo cierto es que ya no se estaba en ninguna transición ni tampoco
hubo, como hemos dicho, verdaderos consensos. Pero, en todo caso, cualquiera
sea la crítica que se haga a estas deniciones por parciales o insucientes, hay
que reconocer que metas y orientaciones hubo y que, en términos de ellas, el
gobierno avanzó. Al contrario, cabe recordar que durante el segundo gobierno de
la Concertación pese a una muy buena performance económica hasta 1997 y a
los importantes avances en términos de obras públicas y de reforma a la justicia y
a la educación, en materia de proyectos y orientaciones, de metas que movilicen
energías sociales y culturales, el país fue a la deriva, sin una brújula compartida
y, por lo tanto, sin conducción política. En el gobierno de Ricardo Lagos, se
recuperó el liderazgo presidencial: La meta fue planteada en términos de ser
un país desarrollado en el segundo centenario de la existencia como nación
independiente. Sin embargo, tal meta, pese a los enormes avances en materia
de infraestructura, reformas sociales e inserción internacional está lejos de
conseguirse ni tampoco pareciera que el conjunto de los actores sociales y
políticos se encaminan con claridad en la misma dirección. En el gobierno
de Bachelet, primer gobierno paritario en el Ejecutivo de hombres y mujeres
dirigido por una mujer en América Latina, y que es de sólo cuatro años de
acuerdo a las reformas constitucionales de 2005, lo que ha primado, tanto en la
campaña como en los primeros diez meses del gobierno es la idea de un nuevo
estilo, llamado “ciudadano”. Este se dene por agendas de medidas concretas,
pero que por carecer de un proyecto u horizonte político que le dé sentido al
conjunto del accionar gubernamental, con excepción de la propuesta genérica
de un sistema de protección que se materializaría en una reforma previsional
anunciada a nes del 2006, ha sido desbordado por problemas que no estaban
en la agenda, el más signicativo de los cuales fue el movimiento estudiantil
de la educación media.
Pero el término de la transición no signicó que, junto a gobiernos
plenamente democráticos, el gimen político y la sociedad hubieran alcanzado
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la democracia propiamente tal. Se trató de una transición incompleta que
dio origen a una democracia restringida, de baja calidad y llena de enclaves
autoritarios. La tarea no era ni continuar con la transición, ya terminada, ni
consolidar el nuevo régimen post-autoritario que ya estaba consolidado en la
medida que no había regresión autoritaria posible. Era reformar profundamente
ese régimen y generar una auténtica democracia política, donde no fueran los
poderes fácticos o las minorías políticas las que jan los límites de la voluntad
y soberanía populares. En otras palabras, había que resolver los problemas
dejados por la transición y que ésta no había resuelto.
Los éxitos relativos de la democratización política chilena pagaron un
costo que puede apreciarse en los grandes problemas no resueltos, es decir,
fracasos relativos debidos no a la naturaleza misma del proceso, sino a su
conducción política.
Se ha insistido mucho en el carácter consensual de la transición chilena.
Lo cierto es que lo que ha primado, ha sido la ausencia de debate sobre
los grandes temas que denen la sociedad y las bases fundacionales de la
democracia, compensado sólo por la ilusión del consenso. Este sólo existió,
en realidad, para terminar con la dictadura. Lo que hubo después fueron
acuerdos circunstanciales o puntuales entre gobierno y oposición. Pero nadie
en ninguna parte del mundo habría osado llamar a estos últimos “democracia
de consensos”. La ausencia de verdaderos consensos en los temas básicos de
reconstrucción de la sociedad post-dictatorial, se explica, por un lado, por
el veto de la minoría y los poderes fácticos (organizaciones empresariales,
grupos económicos que controlan los medios de comunicación, las mismas
Fuerzas Armadas, en parte, el Poder Judicial, la minoría electoral de derecha
con capacidad de veto dado el sistema electoral).Por otro, porque no ha
habido debate sobre los temas cruciales o este debate ha sido ahogado por
las exigencias de estabilidad económica o política. Por último, porque sigue
existiendo un trauma del disenso, el conicto y la confrontación, a los que se
demoniza o patologiza. Y para que haya consenso societal básico, debe haber
debate y conicto.
En este sentido, los problemas centrales sobre los que ha existido un
debate limitado en algunos casos y nulo en otros, pero que en ninguno han
dado origen a consensos, son la cuestión de la justicia en materia de violación de
derechos humanos bajo la dictadura, la reforma regional, el problema mapuche,
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el tema de la igualdad y la redistribución, los temas ligados a la convivencia y
la reproducción vetados en general por la Iglesia, el modelo constitucional, la
reformulación del modelo de desarrollo ante la globalización, etc. Vale la pena
indicar, en cambio, que un cierto consenso sobre la prioridad de la educación,
que dio origen a la reforma educacional en el gobierno de Frei pero que acusó
sus límites con la movilización estudiantil de 2006 originándose un nuevo
debate y nuevos mecanismos de consenso otra vez parciales y precarios, la
lucha contra la pobreza, que generó la Comisión Nacional contra la Pobreza
aunque se omitió el tema de redistribución, y la modernización de la Justicia y
la reforma del Código Penal con la creación del Ministerio Público y el juicio
oral, son sin duda avances importantes.
Sin duda que democratización política chilena fue exitosa en la medida
que desplazó a la dictadura, impidla descomposición de la sociedad al
controlar las variables macro-económicas, y aseguró un gobierno formado por
la coalición democrática mayoritaria. Pero no puede hablarse de “transición
ejemplar o “exitosa si se consideran el resultado de este proceso y la
calidad de este régimen democrático. Este se caracteriza por la precariedad
institucional, la presencia de poderes fácticos y la debilidad de representación
debido a las tensiones entre actores políticos y sociedad. Asimismo, por la
fragilidad de sus bases culturales, debido a la ausencia de consensos básicos, y
a la falta de cohesión, unidad y dirección societal, debida al resquebrajamiento
del poder estatal.
La ausencia de una crisis económica inicial, que, en muchos otros casos
de transiciones, alteró la correlación de fuerzas pro-democráticas y abrió
espacios de desestabilización o deslegitimación, por parte de poderes fácticos o
por distanciamiento de sectores medios y populares, no forzaba a los primeros
gobiernos democráticos a políticas que tuvieran efectos anti-populares o
regresivas para resolver una crisis coyuntural heredada. No se había heredado
una crisis sino un modelo, lo que en es un problema estructural mucho más
grave, que había al menos que corregir sino sustituirlo.
Sin embargo, la consecuente oportunidad de concentrarse en los aspectos
propiamente políticos para completar la transición superando los enclaves
autoritarios, desgraciadamente no fue aprovechada y la prioridad absoluta dada
a la estabilidad económica, desincentila constitucn y acción de movimientos
y actores sociales y dañó su relación con la política y los partidos.
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Es cierto que Chile se ha destacado en el último decenio entre sus pares
latinoamericanos por ser una notable economía emergente de la región y los
índices en materia de ingreso, crecimiento, superación de la pobreza, resumidos
en los índices de desarrollo humano, son de los mejores de la región. Sin
embargo, subsisten los problemas en torno al modelo socio-economíco que
mencionaremos y que pueden erosionar no sólo el dinamismo del crecimiento,
sino que pondrán en peligro los avances realizados y la existencia misma del
país como comunidad en el plano social. Ello ha estado en el origen de las
discusiones en torno a la corrección o cambio del modelo económico, que
en la campaña presidencial de 2005 fueron planteadas principalmente por la
candidatura de la izquierda fuera de la Concertación.
El primero de estos problemas se reere al ritmo, tipo y metas del
desarrollo económico. Se ha planteado la meta de ser un país desarrollado en
el 2010, lo que ya será imposible tanto en términos de ingreso per cápita como
en términos de una distribución “desarrollada” de los frutos del crecimiento.
Y es aquí, entonces, donde se plantea el problema de fondo. El modelo
de crecimiento del mundo sobre la base del papel principal de las fuerzas
transnacionales de mercado y de lo que se ha llamado la nueva economía, ha
dejado de ser un modelo de desarrollo. Crecimiento y desarrollo ya no van de
la mano y el problema estructural del empleo es la mejor ilustración al respecto,
lo que exige intervenciones directas del Estado y la sociedad en la economía.
Pese a que se han rmado acuerdos económicos internacionales de enorme
signicación, y se han realizado reformas socio-económicas como el Plan
Auge en Salud o Chile Solidario en materia de lucha contra la pobreza, ellas
son claramente insucientes. La discusión en torno a la naturaleza misma del
modelo de crecimiento basado en exportaciones sin alto valor agregado y con
una tasa desempleo que parece estructural, apenas ha tenido esbozos que muy
luego son apagados, por cuanto en todos los ámbitos parece que las únicas
voces que inuyen y que jan incluso la agenda de los organismos públicos
son las de los grandes grupos y organismos empresariales, sus organizaciones
gremiales y sus medios de comunicación.
Y éste es precisamente el segundo gran problema no resuelto por el
modelo de socio económico chileno, el de los actores del desarrollo. Por un
lado, el país ha vivido un clima cíclico de relaciones entre gobierno y sectores
empresariales, pasando de guerrillas verbales con recriminaciones por parte
del gobierno y amenazas del sector empresarial, a declaraciones de plena
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conanza y respaldo mutuo, especialmente cuando se hacen presentes buenos
resultados de la política económica. Lo cierto es que, pese a signicativas
excepciones, el nivel de ideologización y los intereses desatados de ganancia a
toda costa tan generalizados, hace que Chile no pueda contar con uno de los
motores necesarios del desarrollo económico en el actual modelo de economía
vigente en el mundo, como es una clase empresarial con responsabilidades,
no frente a ganancias a cualquier costo o a sus caprichos extra-económicos,
sino frente al país, para lo cual necesita pensarse en términos de éste y del
papel propio como agente de desarrollo en permanente cooperación y relación
con el Estado.
Por otro lado, subsiste una actitud crítica o tímida respecto del papel
más activo del Estado en su capacidad dirigente y movilizadora. Es cierto
que en una economía altamente globalizada como la chilena en comparación,
por ejemplo a los socios principales del Mercosur, se hace muy difícil la
formulación de políticas económicas activas. Pero también es cierto que
en lo referente al rol regulador e incentivador en la economía, protector en
lo social, redistribuidor de recursos y riquezas y generador de igualdades, y
promotor de áreas indispensables como la investigación o el medio ambiente,
con la excepción de las obras públicas, el Estado está aún atrasado y presa de
las auto-limitaciones que la ideología neo-liberal ha impuesto como sentido
común. La misma modernización del Estado, aunque ha producido avances
interesantes en la informatización y en los niveles de atención al usuario, no ha
escapado a la perspectiva de medirse con los indicadores propios del mundo
privado o del mercado. Reinstalar el papel dirigente, regulador y protector
del Estado sigue siendo una tarea prioritaria, sin la cual no podrá resolverse
el problema de las desigualdades a que haremos mención. Cabe recordar que
la participación del Estado en el producto nacional es muy baja y que hay un
amplio margen para caminar desde un modelo liberal a uno social-demócrata
sin que ello afecte el crecimiento.
El tercer problema se refiere a las consecuencias de la situación
económica en el campo social, las que han signicado un relativo estancamiento,
especialmente en lo referido al empleo, las igualdades socio-económicas y la
capacidad de acción de los grupos y sectores sociales más afectados.
Respecto del empleo, aún cuando se han producido avances indudables
como el seguro de desempleo y la creación de nuevos puestos por parte del
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Estado y cuando las cifras de desempleo han descendido en el último año con
una creación importante de empleos, la cuestión de fondo permanece: hoy el
crecimiento ha dejado de ser equivalente a desarrollo, integración social y, por
lo tanto, en términos de la OIT “empleo decente para todos”, lo que obliga
a introducir ya sea modicaciones al modelo de crecimiento, ya sea acciones
complementarias que pueden ser contradictorias con algunas de sus premisas
o supuestos, de modo de volver a vincular crecimiento y desarrollo.
En el plano de las desigualdades socio-económicas, hay que recordar que
éste es el principal talón de Aquiles de la sociedad chilena, en la medida que la
pobreza, al menos en la dimensión estadística, se ha reducido signicativamente,
como hemos indicado, en gran parte debido al crecimiento y a políticas sociales
ecaces del Estado. En la campaña presidencial del 2005/2006 volvió a aorar
el tema de la desigualdad como el principal problema de la sociedad chilena y
ello penetró todas las candidaturas, incluida la derecha. Sin embargo, el elemento
principal para generar una mayor igualdad, que es la redistribución, uno de
cuyos elementos indispensables es la reforma tributaria, ha estado ausente de
los programas tanto de la derecha opositora como de la Concertación y de
la medidas de gobierno. La única medida al respecto ha sido el aumento del
IVA, de carácter eminentemente regresivo.
Así, como el modelo de desarrollo previo basado en la industrialización y
el Estado tenía ciertos defectos intrínsecos que había que corregir desde fuera
de él, éste también tiene perversiones que forman parte de su naturaleza. En
efecto, el modelo económico predominante no favorece, como lo hacían la
industrialización y el Estado en otras décadas, la creación de bases materiales
e institucionales donde puedan constituirse actores sociales que organicen
establemente las nuevas demandas y que puedan expresarse o negociar con
representantes en la instancia política, es decir, los partidos. Al desestructurar
la acción colectiva, se privilegia sólo la dimensión corporativa ligada al poder
económico y se generan acciones defensivas esporádicas. A ello hay que agregar
la ausencia de una institucionalidad adecuada tanto en el sentido de normas y
regulaciones como de organización del Estado para procesar los conictos y
demandas, lo que se ha demostrado en los escándalos por denuncias de coimas
y fraudes en el sector público durante 2002 y 2003 y que llevó a una agenda
de reformas parciales importantes, pero que no transformaron la estructura
del Estado ni su relación con la sociedad.
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El descontrapeso entre organizaciones sociales, especialmente de los
sectores más vulnerables, y los actores más poderosos que acan en la
economía, los poderes fácticos, no sólo parece no haber disminuido sino que se
ha agudizado. Esto hace que los actores sociales debilitados, se vean obligados
a poner como única tarea de su acción sus propios problemas particulares,
con lo que disminuye su preocupación por las grandes cuestiones nacionales
y aumenta su demanda puramente corporativa, lo que se refuerza al no contar
como en otra época con un sistema partidario en el que los sectores sociales
se sientan escuchados e incorporados por la clase política, con la excepción
de la derecha que expresa directa y únicamente los intereses empresariales y
militares, y del Partido Comunista, sin mayor proyección política, que suma
cualquier descontento contra los gobiernos de la Concertación.
Si en algo parece ser exitoso el modelo económico chileno es en su
inserción en el proceso de globalización. Es evidente que la economía chilena
ha sido impactada por la globalización de una manera más fuerte que otras
del continente, entre otras cosas por su propia dependencia histórica a los
fenómenos externos en todos los planos, pero también por la naturaleza de su
economía, más abierta que las otras, en parte porque la apertura y los ajustes
se hicieron antes que la globalización se impusiera como el fenómeno central
de n de siglo. En materia económica, más de un 50% del PGB está vinculado
al sector externo.
Respecto de la pobreza, la política de los gobiernos de la Concertación
ha implicado, entre otras medidas, un aumento sostenido del gasto social, la
creación de agencias especiales como el Fosis en Mideplan para proyectos de
los proios actores y la Comisión Nacional para la Superación de la Pobreza,
el Programa Chile Solidario y Puente que implican una fuerte asistencia
directa a todas las familias de los sectores indigentes y, recientemente, la
denición de las políticas sociales, más allás de sus aspectos focalizados
como una política orientada a respetar y promover derechos garantizados
judicialmente en el marco de un Estado de protección, ejemplo de lo cual
serían el Plan Auge en salud, la expansión de la educación pre-escolar y la
proyectada reforma previsional.
Vale la pena indicar que los últimos datos de la Encuesta Casen dados a
conocer en Junio de 2007 muestran un mejoramiento en la situacn de pobreza
e indigencia, producto de los programas y principios enunciados
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Con todo, hay dos consideraciones en esta materia. Por un lado existe un
debate sobre el modo de cálculo de la pobreza en el sentido quesi se recalcula
en rminos actuales el valor de la canasta básica, la pobreza alcanzaría a
cifras cercanas al doble de lo que arroja la Encuesta Casen, lo que no implica
desconocer la tendencia positiva, pero relativizar los resultados estadísticos.
Por otro, es evidente que cualquiera sea el cálculo, lo que varía es una línea
estadística y no una nea sociológica, es decir, se puede ya sea caer en
cualquier momento de la línea, ya no poseer las condiciones estructurales de
sustentabilidad de una situación de no pobreza, lo que signica seguir siendo
sociológicamente pobre aunque se esté por encima de la línea de pobreza en
un determinado momento.
Respecto de la distribución de ingresos, sólo en el último período se
logra un cierto mejoramiento, pero éste es más aparente que real si se calcula
la distancia en rminos de deciles o percentiles. También cabe señalar que
la distribución de ingresos autónomos mejora considerablemente a favor de
los s pobres cuando interviene la accn del Estado a través de ayudas
y subsidios.
Síntesis y conclusiones
La matriz socio-potica csica chilena privileg la articulación e
imbricación entre fuerzas sociales y partidos políticos. Fueron éstos, de centro
y de izquierda en conjunto en los treinta y separadamente en los sesenta, los
que jugaron el papel de “coalición redistributiva”, lo que expresaba el rol central
de la política en la denición y trayectoria del modelo de desarrollo.
El régimen militar y las transformaciones socio-económicas impulsadas
por él, que signicaron básicamente el paso a un nuevo modelo de desarrollo,
tuvieron una signicación más profunda que la mera desarticulación de la
sociedad predominante hasta los setenta. Se intentó reemplazarla por otra.
En su tipo puro, se trataba de un proyecto neo-liberal, que implicaba, más
que la autonomización de la economía respecto de la política, la utopía de la
subordinación de ésta a aquélla. Se apostaba a los mecanismos de mercado
como la nueva “columna vertebral constitutiva de actores sociales que
reemplazara tanto el sistema de representación partidaria como el rol referencial
central del Estado.
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Desde el punto de vista de la desarticulacion de la matriz previa, el
régimen militar tuvo éxito. Desde la perspectiva de su reemplazo por la
matriz neo-liberal, fue un fracaso. Ni quedó en pie el antiguo modelo socio-
económico ni se impuso consistentemente el modelo neo-liberal en lo que
no tuviera que ver con la estrategia de crecimiento, al menos desde que se
estableció un régimen democrático, por baja que sea la calidad de éste. Junto a
la descomposición del modelo previo, subyacen elementos de él en una nueva
articulación con rasgos parciales del proyecto neo-liberal y con rasgos nuevos
que no pertenecen ni a uno ni a otro.
De modo que el Chile de la post-transición presenta el revés de la tesis
de Aníbal Pinto aplicable a la matriz clásica, que denía una contradicción
básica entre una economía atroada y un sistema político institucional y
cultural desarrollado Esta debilidad del sistema ecomico, planteaba la
cuestión de autonomizar la economía de sus amarres políticos. Hoy día el
problema es exactamente el inverso: una economía en despegue, al menos hasta
mediados de los noventa y recuperado su ritmo hacia el 2005, pero sobre todo
despegada del país y la sociedad. Frente a ello, un sistema político, institucional
y cultural atroado. Baste recordar los enclaves autoritarios (Constitución e
institucionalidad, clima de impunidad por la violación de los derechos humanos
bajo la dictadura y solución parcial en materia de justicia, existencia de actores
no democráticos expresados en el “pinochetismo político”) la debilidad del
sistema de descentralización y regionalización, la crisis del sistema educacional
y el colapso de la educación superior, la enorme debilidad de los actores
sociales especialmente para negociar con el poder económico, el retraso apenas
superado de la institucionalidad sobre la organización familiar, las dicultades
para redenir un nuevo rol dirigente y protector del Estado. Sin desconocer
los avances que el régimen democrático ha hecho en varios de estos planos,
éstos son siempre parciales porque quedan encerrados en el marco institucional
heredado. A su vez, la naturaleza del modelo socio-económico ha impedido
que en momentos de crisis económica, como en 1998 y 1999 se cuente con
los recursos institucionales que permitan afrontarla.
Así, pareciera que estamos frente a una matriz socio-política o una
sociedad de tipo híbrido respecto de su modelo de constitución predominante
en la mayor parte del siglo XX. Ella presenta un rasgo de continuidad y un
rasgo de ruptura, además de elementos que se denen autonómamente y que
son propiamente emergentes.
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La ruptura consiste en que la economía se ha autonomizado de la potica,
y se ha sometido aparentemente a su propia dinámica de desarrollo, en la que
el Estado sólo acota pero no dene la dirección Pero esto no signica que
la economía obedezca a dinámicas propias del desarrollo nacional, sino que
es esta autonomización respecto de la política o del Estado, va acompañada
de una nueva subordinación o dependencia, esta vez respecto de las fuerzas
transnacionales de los mercados. Quizás el elemento central de esto sea que
el modelo socio-económico de crecimiento ha dejado de ser un modelo de
desarrollo, o dicho de otra manera, que la economía no puede asegurar por sí
misma la integración social, como puede verse en el caso del empleo.
Los conictos sociales parecieran reejar la contradicción entre un país
que resuelve relativamente bien sus problemas económicos de corto plazo,
pero que ha dejado pendientes o mal resueltos los problemas institucionales,
políticos y culturales y también los que se reeren a un modelo de desarrollo
de largo plazo sustentable socialmente, donde el problema central es el de la
desigualdad social. Frente a las fórmulas de desarrollo seguidas antes de la
dictadura militar y frente al modelo neo-liberal, los gobiernos democráticos
han denido su estrategia como de desarrollo con equidad. Tanto en el
campo del crecimiento económico, hasta la crisis de 1997-1998, como en el
de la superación de la pobreza y en el del gasto social del Estado, los avances
han sido signicativos. Sin embargo, las desigualdades socio-económicas se
mantienen y, en algunos casos aumentan.
Es evidente que ya no puede plantearse como la problemática chilena
ya no es la “transición a democracia y a la economía de mercado”, como
fue indicado hace ya más de una década. a comienzos de los noventa. Si la
democracia alcanzada es incompleta y de débil calidad, ya no estamos más en
situación de transición, sino de la necesidad de una profunda reforma política.
Por otro lado, el modelo de economía de mercado neo-liberal o “modelo
privatizador” está agotado como base de un desarrollo nacional integrado
y auto sustentable, aquí y en todas partes del mundo. El mundo se mueve
dicultosamente hoy entre las tendencias globalizadoras y la necesidad de
reponer el papel orientador de los Estados nacionales y sus alianzas.
Sin volver a la antigua subordinación de la economía a la política, lo que
es prácticamente imposible, cabe pensar en fórmulas alternativas a las actuales
que pasan por devolver al Estado, a nivel nacional y de los bloques supra
nacionales, un rol dirigente en el desarrollo, establecer marcos normativos
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regulatorios sobre las fuerzas del mercado y asegurar el control ciudadano
sobre tales marcos y fuerzas. En otras palabras, reconociendo que política y
economía son cosas distintas y autónomas, se trata también de introducir los
principios éticos de la democracia en el funcionamiento de los mercados.
Dicho de otra manera, lo que está en juego en los próximos años es
la existencia del país como comunidad con un sentido colectivo en el que
se expresa su pluralidad y diversidad. El proyecto de país, sus formas de
convivencia, las identidades que lo constituyen y su inserción autónoma en el
mundo globalizado, son el meollo de la política hoy día.
De modo que los problemas fundamentales del país post-transición
tienen que ver con la organización de la polis, de la capacidad de conducción,
de hacer que en la política se expresen los problemas culturales y sociales y
que la economía se ligue al desarrollo general de la sociedad. Ello quiere decir
que no hay propiamente una crisis de lo político y su legitimidad, ni siquiera en
los jóvenes. Lo que hay es una crisis de la capacidad y de la actividad políticas
para dar cuenta de lo político y no girar en torno a misma. A la larga, el
riesgo es que ello lleve a una crisis de legitimidad.
En la situación actual el congelamiento de la dimensión político-
institucional, respecto de una base económica dependiente de la economía
transnacional, se explicaría por dos factores. Por un lado, la presencia de los
enclaves autoritarios institucionales defendidos por la oposición de derecha
heredera del régimen militar. Por otro, la ausencia de modelos y proyectos
alternativos de índole político-cultural, una de cuyas causas es el mismo
éxito obtenido por los gobiernos de la Concertación. Dada esta ausencia,
predominan las “fuerzas naturales” de la economía transnacional.
Pareciera ser muy temprano para zanjar la cuestión de si estamos ante
una matriz emergente de relaciones entre Estado y sociedad, o si se trata de
una situación de transición a otro modelo que no conocemos. Las interrogantes
abiertas por la situación económica mundial y el futuro de procesos de
globalización e integración económica acentúan esta duda.
En todo caso, el futuro de la sociedad chilena radica en su capacidad de
construcción de un sistema socio-político que rescate la idea de una comunidad
nacional que no se reduce a un mercado ni a conjunto de instrumentos y
técnicas. Lo que el país necesita ya no es un “milagro económico” sino un
gran salto adelante que debe ser político, institucional y cultural.
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DEP
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72
Colombia: política
exterior, economía y
el conicto
Marta Lucía Ramírez
*
1. Conicto en Colombia y su incidencia internacional
Antecedentes
E
l actual conicto colombiano no puede ser visto desde una óptica
reciente. Este obedece a un largo proceso de fragmentación territorial,
exclusión política, pobreza y una tradicional polarización política y por ende,
debe ser visto como un proceso de mediana duración. Los grupos armados
ilegales que actualmente operan en el país se basan en factores hisricos
para legitimar su accionar, para combatir al Estado y para atacar a las elites
políticas y económicas del país. Inclusive hay quienes arman que las décadas
de conicto armado que ha sufrido Colombia responden a una tendencia
histórica belicista de los colombianos, dejando de lado los alcances y los
importantes logros de la institucionalidad nacional como por ejemplo ser la
democracia más antigua del continente suramericano y la ausencia casi total
de dictaduras autoritarias en el siglo XX.
* Senadora de la República de Colombia.
Marta Lucía Ramírez
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
73
A partir de la década de los treinta del siglo XIX, luego de la disolución
de la Gran Colombia, la nueva nación se sumergió en una serie de contiendas
políticas, ideológicas y de luchas por el poder que enfrentaron principalmente
a Liberales y Conservadores pero también a regiones enteras entre sí. Entre
1899 y 1903 se da la llamada Guerra de los Mil Días.
1
Esta última gran guerra
civil, la Guerra de los Mil Días, culmina con la derrota de los liberales y asegura
un largo periodo de gobiernos conservadores. Pero el verdadero resultado
nal de esta y de todas las otras guerras intestinas es la fragmentación del
territorio, el freno al desarrollo económico del país y la precariedad de un
Estado central. La consecuencia s visible de esta situación es la pérdida
del Istmo de Panamá, hasta entonces territorio colombiano.
En abril de 1949 se da el magnicidio del candidato presidencial Jorge
Eliecer Gaitán, un carismático líder popular. Las teorías de conspiración, las
acusaciones de lado y lado y la desesperación desatan la furia de las clases
populares en todo el territorio nacional y polariza aún más al país. Con este
hecho se inicia el sangriento periodo conocido como “La Violencia” y es visto
por muchos como el episodio que da inicio al actual conicto colombiano.
Durante estos años los partidos políticos, liberales y conservadores, vuelven a
dirimir sus diferencias por la vía de las armas. Vale aclarar que esta vez no se
da una guerra civil como aquellas del siglo XIX. En este caso, son iniciativas
que también provienen desde la sociedad colombiana y el campesinado. Son
formas violentas de resolver problemas económicos, de posesión de la tierra
y de exclusión política, entre otros, enmarcados en diferencias ideológicas. Se
habla de una guerra civil no declarada con grandes persecuciones políticas,
unas desde el mismo gobierno conservador, otras desde las autodefensas
liberales. Nace la gura del bandolero, un campesino frecuentemente liberal
que huye de las persecuciones políticas y se desplaza hacia tierras inhóspitas
del sur-oriente del país donde forma sus propias comunidades al margen del
gobierno central, se convierte en la semilla del futuro guerrillero.
El periodo de “La Violenciase resuelve mediante la gura de la breve
dictadura militar del General Rojas Pinilla (1953-1957), el único dictador
en la historia reciente de nuestro ps. En respuesta a la dictadura surge en
1957 el Frente Nacional. Con el n de acabar con las disputas poticas en
1 Acosta, Gutiérrez y Leonardo, Coronel. Conicto colombiano. Historia y contexto. Imprensa de las Fuerzas Militares
del Ejército de Colombia.
Colombia: política exterior, economía y el conicto
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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el ps, las directrices liberales y conservadoras acordaron la alternancia de
cada uno de los partidos en el poder por cuatro periodos presidenciales.
A pesar de que el acuerdo logró disminuir la polarización bipartidista
y reducir los índices de violencia, también de por fuera de la contienda
política a muchos sectores que no hacían parte de las elites de los partidos
tradicionales. Esta exclusn política fue vista como un hecho más en el que
la oligarquía colombiana retenía su poder, y llevó a muchos de estos sectores
excluidos a tomar posiciones más radicales. Para este momento se aprecia
el comienzo de los nuevos matices de la violencia, atada a los discursos
de corte comunista que tenían como objetivo realizar transformaciones
revolucionarias del Estado, incubando guerrillas como las FARC (Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia) y el ELN (Ercito de Liberación
Nacional), entre otros.
En este orden de ideas se identican otros factores que entrañan
el surgimiento de estas organizaciones criminales en la primera mitad de
los os 50 y 60: La dinámica de la Guerra Fría, la revolución cubana, la
crisis interna e institucional colombiana, los problemas agrarios en el ps,
la radicalización de la juventud, en especial la estudiantil, los rezagos de
las autodefensas campesinas liberales de la época de “La Violencia” y las
tendencias al radicalismo político en algunos de los sectores de la dirigencia
sindical, generan la consolidación de las guerrillas tal y como las conocemos
hoy en día.
A continuacn analizaremos el surgimiento y la actualidad de dos de
los grupos guerrilleros más importantes de todos los tiempos en Colombia,
las FARC y el ELN. Dejaremos de lado otras guerrillas que surgieron en los
setenta como el EPL y el M-19 ya que estos hoy no existen y por tanto no
hacen parte de la conguración actual del conicto colombiano.
La guerrilla de las FARC – EP
La guerrilla de las FARC surge formalmente en 1964 de la unión de varios
grupos de bandoleros que deciden renunciar a una amnistía general ofrecida
por el Presidente Alberto Lleras Camargo a todos los grupos de “bandoleros”
que se habían trasladado hacia la región de los llanos orientales colombianos.
Allí logran conformar una importante base social que, en muchos casos
suplantó la precaria presencia estatal. Se denen como grupos guerrilleros
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Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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de corte marxista leninista y empezaron a buscar la toma del poder por la
vía del derrocamiento militar del gobierno de turno, alentados por la victoria
militar de Fidel Castro en Cuba.
2
Las cadas de los sesenta y setenta transcurren para la guerrilla de
las FARC sin grandes cambios. Son un grupo de campesinos armados que
toman posesn de tierras lejanas y aisladas del acontecer nacional. Es solo
hasta 1982, durante la ptima Conferencia Nacional, que las FARC optan
por una estrategia que combine “todas las formas de lucha”, es decir, la lucha
en los ámbitos político, económico, social y militar. La organización adopta
la sigla “EP”, Ejercito del Pueblo, cuya estrategia pasa de la defensiva a una
ofensiva total en busca de la toma del poder potico convirtiéndose en una
amenaza constante para el Estado colombiano y para todos los gobiernos
legítimamente constituidos hasta el presente.
3
La guerrilla del ELN
4
El Ejército de Liberación Nacional ELN, aparece en la escena pública del
país en la cada de los 60 buscando el derrocamiento del gobierno colombiano
mediante una revolución de corte marxista con un sistema de tipo socialista que
erradicaría el capitalismo del Estado colombiano. Desde un principio, la gran
diferencia entre el ELN y las FARC, es que este primero fue un movimiento
creado por estudiantes universitarios estimulados por la Revolución Cubana, con
una marcada inuencia de las teorías políticas de Ernesto el “Che” Guevara y la
participación de la inuencia de la “Teología de la Liberación.
5
En contraste,
las FARC es un movimiento campesino que surge más de la necesidad de
autodefensa que de un verdadero propósito político.
Hoy el ELN se encuentra en un proceso de paz con el actual gobierno.
Aunque la organización persiste, se encuentra fraccionada y claramente
debilitada gracias a los duros golpes militares que les han sido asestados por
la Fuerza Pública colombiana.
2 Pizarro, Leongomez y Marquetalia, Eduardo. El mito fundacional de las FARC. Periódico de la Universidad
Nacional de Colombia UN, Unimedios. n° 57. 9 de Mayo de 2004.
3 Ibid. Unimedios. n° 57. 9 de Mayo de 2004.
4 www.semana.com/wf_Imprimir Articulo.aspx?Idart=100803&ver=CO1XOxSMba…. 14/04/2008.
5 Rangel Suarez, Alfredo. “El conicto armado en Colombia y la experiencia internacional.” In: Guerra Insurgente:
Conictos en Malasia, Perú, Filipinas, El Salvador y Colombia. Bogotá: Intermedio Editores, 2001.
Colombia: política exterior, economía y el conicto
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Expansión y consolidación de las guerrillas y surgimiento de
grupos paramilitares
Durante la Presidencia de Belisario Betancur (1982-1986) se impulsó
otro proceso de paz que genera condiciones de diálogo con las FARC y con
otros grupos guerrilleros. A pesar de que varios de estos grupos se acogen a
las amnistías ofrecidas, las FARC y otras guerrillas optarían por expandirse
hacia el control de algunas de las partes del territorio en donde era más
débil la presencia del Estado; al tiempo crecía la inuencia del narcotráco y
principalmente del cartel de Medellín.
Durante el mismo periodo los primeros grupos paramilitares empezaban
a organizarse en aquellas zonas del país donde el accionar guerrillero estaba
arrinconando a la población civil, especialmente a importantes ganaderos y
comerciantes, por medio del secuestro, la extorsión y el robo de bienes y ganado.
En principio, estos grupos fueron de carácter civil y tenían el supuesto n de
proveer seguridad a poblaciones desprotegidas por el Estado. A pesar de su
rápido crecimiento, este fenómeno se continúo tratando como un elemento
aislado y no se veía como una verdadera amenaza a la estabilidad del Estado.
La expansión de estos grupos se dio gracias a varios factores, por ejemplo,
el apoyo de la sociedad civil y de los empresarios, ganaderos y comerciantes en
las regiones donde los paramilitares hicieron replegar a la guerrilla. El apoyo de
algunos miembros de la Fuerza Pública también fue importante. Las autodefensas
empezaron a cumplir tareas “sucias” que las fuerzas del Estado no podían
ejecutar. Actuaban en muchos casos, aunque de manera independiente, con la
complacencia de sectores de las Fuerzas Militares pero vale aclarar que la creacn
o el apoyo de estos grupos nunca respond a una política de Estado como si
fue el caso de otros países, por ejemplo Guatemala, durante el gobierno militar
de Ríos Montt, en donde inclusive se llegó a reglamentar dichos grupos.
En 1991 se redacta una nueva Constitución política. Esta tenía, como
principal ideal, hacer conuir a todos aquellos sectores que no se sentían
incluidos en el plano político en Colombia por medio de una apertura
democrática, dando espacio a nuevos sectores y nuevos partidos políticos.
6
Siendo la prioridad de la administración Gaviria la lucha contra los carteles
de la Droga y especícamente contra el Cartel de Medellín encabezado por
6 Gutierrez Sanín, Francisco. Profesor del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la
Universidad Nacional de Colombia. Revista Análisis Político, nº 57, Bogotá, Mayo-Agosto, 2006, pág. 106-125.
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Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Pablo Escobar, hubo como consecuencia un descuido de las organizaciones
paramilitares que ya se aliaban abiertamente con otros capos de la droga. El
caso más célebre fue la organización de “Los Pepes”, una supuesta alianza
entre los hermanos Castaño, jefes de autodefensas, con el cartel de Cali para
dar de baja al líder del narcotráco en Colombia Pablo Escobar. Los grupos
“Paras” aumentaron la ya compleja situación del conicto interno colombiano
con el surgimiento de otro frente generador de violencia. Se disputaron el
negocio de la droga con los grupos guerrilleros y con otros carteles de la droga.
Tomaron el control, a sangre y fuego, de regiones enteras que funcionaban
como corredores estratégicos o que albergaban grandes cultivos icitos.
A medida que avanzaban, estas organizaciones tejieron una serie de redes
maosas que hacia mediados de los años noventa se vieron permeadas por el
negocio del narcotráco con la excusa de obtener recursos para sus campañas
antisubversivas. Finalmente, los dineros del narcotráco fueron utilizados
como medio de nanciamiento de sus poderes locales y para el desmesurado
enriquecimiento de los principales capos maosos. La creación del grupo
Autodefensas Unidas de Colombia en 1997 (AUC) y el ocultamiento ante la
opinión pública de su carácter narcotracante, los mostró para la época y hasta
inicios de esta década, como una organización con cierta motivación política
en contraposición a las Guerrillas, justicando su aparición y su permanencia
como un grupo antisubversivo.
Por su parte, las FARC, que ante la embestida de la fuerza blica contra los
principales capos del cartel de Medellín haan pasado de resguardar los cultivos
ilícitos y los laboratorios para el procesamiento de la droga, a tomar el control del
negocio del narcotráco en todas sus fases, pasan de tener novecientos hombres
y nueve frentes de combate en los ochenta, a tener casi quince mil hombres y
sesenta frentes de guerra a nes de los os noventa. El ELN, en el mismo
lapso, tuvo un crecimiento de setenta combatientes y tres frentes de acción, a
tres mil quinientos hombres y treinta frentes. Hacia mediados de la década de
los ochenta estos grupos armados ocupaban ciento setenta y cinco municipios
de los aproximadamente 1092 que existen en Colombia.
Presidencia de Ernesto Samper
El periodo presidencial de Ernesto Samper Pizano (1994-1998) se vio
gravemente afectado por los escándalos derivados de la ltración de dineros
del narcotráco en su campaña política a la Presidencia de Colombia. Esto
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Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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motivó a los grupos guerrilleros a combatir al Estado colombiano aduciendo
que este era narcotracante e ilegítimo. La grave crisis política sumada a la
falta de legitimidad produjeron un estancamiento en las Fuerzas Armadas y
en el accionar estatal.
Presidencia de Andrés Pastrana
El Presidente Andrés Pastrana (1998-2002) accede a despejar 42.000 km
de territorio nacional en busca de una negociación de paz con las FARC. Este
proceso, como es bien conocido, resulta en un rotundo fracaso dada la falta
de voluntad política de este grupo guerrillero y la ausencia de conanza entre
las partes. Durante estos años, las FARC se consolidan en el suroccidente del
país y aumentan su actividad narcotracante y el número de secuestros. Es
durante este proceso de paz que la candidata presidencial Ingrid Betancourt
y la mayoría de secuestrados políticos son retenidos.
Gobierno de Álvaro Uribe Vélez
El fracaso de los diálogos de paz y la percepcn que inundó a la
población colombiana sobre la falta de voluntad política de algunos grupos
guerrilleros catapultó a Álvaro Uribe y a su política de mano dura frente a
estos grupos hacia la presidencia de la República (20021-2010). Uno de sus
proyectos bandera fue el Plan Colombia, parte de su política de Seguridad
Democrática, que será expuesta con mayor detalle adelante.
El conicto después del 11/9
En el contexto interno colombiano, los grupos armados al margen de
la ley de tendencia comunista, quedarían sin fundamento, cuando se da el
derrumbe del mundo socialista, sumado a una reorganización del Estado que
empezaría luego de la promulgación de la Constitución del 91. Sin embargo,
las nuevas formas de nanciación como las extorsiones, la iniciación de las
formas de nanciación a través del narcotráco, los secuestros y el tráco ilegal
de armas, entre otros, hacen al conicto colombiano más dinámico desde el
punto de vista nanciero y militar y por tanto permite su persistencia.
Desps de los actos de terrorismo en septiembre de 2001, en los Estados
Unidos y los acontecimientos del 11- M en España, generan la conguración
de un nuevo orden mundial enfocado al combate del terrorismo en todas sus
Marta Lucía Ramírez
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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formas. Por ser grupos narcotracantes y que emplean métodos terroristas
contra la población civil, y por considerarse como una amenaza a la seguridad
nacional norteamericana, los grupos guerrilleros y paramilitares son incluidos en
las listas de grupos terroristas de la Unión Europea y los Estados Unidos.
La política exterior colombiana y los nuevos desafíos
La diplomacia colombiana se ha adaptado a las nuevas exigencias de un
mundo globalizado e interdependiente. Ha dinamizado las relaciones bilaterales
con prácticamente todos los países del continente americano. Ha desarrollado
estrategias de integración con toda la región latinoamericana, especialmente
con los países andinos. Se ha avanzado en el concepto del desarrollo integral
de la región, especialmente de las zonas fronterizas. Para este efecto se han
fortalecido las comisiones de vecindad con países como Brasil, Perú, Panamá,
Venezuela y Nicaragua. El país también ha visto con especial atención el
potencial cultural y económico de países caribos y centroamericanos
adelantando planes de cooperación con gobiernos que hace poco no hacían
parte del interés nacional.
Por otro lado, la Cancillería colombiana se ha convertido en actor
principal en la lucha contra las drogas, el narcotráco y los grupos armados
al margen de la ley. Junto con la Presidencia de la República ha implementado
las campañas para promulgar el “Concepto de Responsabilidad Compartida”.
La idea de estas campañas es concientizar a los consumidores de droga de los
efectos devastadores que tiene” cada raya de cocaína que inhala, que no solo
se está haciendo daño a mismo sino que está matando a un colombiano”.
Las consecuencias directas del consumo de drogas en Europa o Estados
Unidos son el aumento del crimen organizado, los asesinatos, los secuestros y
la destrucción del ambiente a causa de los tóxicos y herbicidas que se utilizan
en los cultivos ilícitos.
La transnacionalizacn del conicto armado colombiano es ahora
inocultable, especialmente tras la operación militar que terminó con la vida de
alias “Raúl Reyes”, segundo al mando de las FARC, en territorio ecuatoriano.
Los computadores encontrados en su campamento exponen la insistente
inltración y las diferentes actividades que este grupo ha sostenido en los
países andinos. Lo más preocupante es que de acuerdo a estas y muchas otras
pruebas recolectadas por el Estado colombiano y por agencias internacionales
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es que también es comprobada la tolerancia mostrada por algunos de nuestros
vecinos hacia este grupo terrorista. Varios de los países que estuvieron
involucrados en la pasada crisis de marzo y que han criticado duramente al
gobierno colombiano y a las fuerzas militares de Colombia por la muerte
de Raúl Reyes fueron sistemáticamente advertidos de la situación por los
organismos de inteligencia colombianos
7
.
La cruzada diplomática emprendida por la cancillería colombiana
también ha traído buenos resultados. Hoy en día contamos con el apoyo
resuelto de gobiernos decididos a combatir al terrorismo en sus propios
territorios. Es el caso de Brasil, con quien tenemos altos niveles de
cooperación en temas de narcotráco y lavado de activos.
La política exterior colombiana también es comprometida con la
lucha en contra de las nuevas amenazas globales, que no solo afectan a
nuestro país sino a todo el hemisferio: narcotráco, terrorismo, tráco de
armas, crimen organizado, medio ambiente, desastres naturales, pobreza,
emigración, entre otros.
8
Los temas de protección de los derechos humanos
y del derecho internacional humanitario hacen parte activa de la agenda
interna colombiana. La Política Exterior Colombiana durante el gobierno
Uribe ha diseñado programas tendientes a mejorar las condiciones de vida
de nuestros connacionales en los diferentes países de residencia y su proceso
de inserción en las sociedades locales. Se han suscrito acuerdos laborales,
migratorios, educativos, de seguridad social y de disminución del costo de envío
de las remesas con países receptores de inmigrantes colombianos así como
incentivos para que estos colombianos puedan ahorrar y adquirir vivienda.
9
Así, el gobierno colombiano ha logrado convertir “una política exterior para
el Estado, en una política exterior para la sociedad”
10
.
7 Los países fueron alertados, así: en dos ocasiones, a Bolivia; en dieciséis a Ecuador; en diez, a Venezuela; en
cuatro, a Perú; en cuatro, a Argentina; en siete, a Brasil, sobre la presencia de miembros y de contactos del grupo
terrorista; así, como la ubicación de los campamentos y hasta las actividades ilícitas que se estaban conduciendo
en Ecuador, como las emisoras que se encuentran en ese territorio.
8 Rojas, Aravena Francisco. Seguridad en las Américas. Los desafíos post conferencia: operacionalizar los consensos y articular
los conceptos, p. 7.
9 Conceptos Rectores de la Política Exterior Colombiana, 2002-2006.
10 Ardila, Marta; Cardona, Diego y Tickner, Arlene B. Prioridades y desafíos de la política exterior colombiana. Bogotá:
Fescol – Hanss Seidel – Stidtung, 2002.
Marta Lucía Ramírez
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2. La Política de Defensa y Seguridad Democrática
Al posesionarse Álvaro Uribe lez como Presidente de la República en el
año 2002 la guerrilla de las FARC estaba revitalizada y fuertemente establecida
en importantes zonas del país tras el sorprendente fortalecimiento que había
logrado durante las conversaciones de paz con el pasado gobierno de Andrés
Pastrana. Las posibilidades de una salida negociada al conicto eran ínmas.
Uribe Vélez lideró el diso de la Política de Defensa y Seguridad
Democrática, fundamentada en la reconquista del territorio nacional por parte
de la fuerza pública y las instituciones estatales y reconociendo al narcotráco
como una de las principales amenazas contra la integridad de la población civil
y al terrorismo como su principal arma de acción.
El éxito rotundo de esta Política se debió a que no sólo se enfocó en el
componente militar de la guerra y en el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas,
sino que reconoció que sin el trabajo articulado de todos los entes estatales y
de la población civil no sería posible mantener el control territorial alcanzado
por las fuerzas militares. Uribe Vélez determinó que de manera simultánea
con la recuperación militar del territorio, debía entrar el aparato estatal para
traer educación, desarrollo económico y social a las regiones, con el n de
fortalecer a la población civil y lograr así su colaboración para evitar que los
grupos narcoterroristas volviesen a tomar control del área. Además, sería la
herramienta más ecaz para evitar el reclutamiento de más civiles.
Al interior de las Fuerza Armadas se instauró una política de fomento
a la eciencia, la transparencia y la rendición de cuentas, esto con el n de
mejorar las nanzas de la institución armada. El tema de la defensa de los
Derechos Humanos por parte de la fuerza blica ha sido de suma importancia
y ha logrado ubicar a las Fuerzas Militares como algunas de las instituciones
más legítimas del país. Estas garantías se han traducido en un alto apoyo de la
población civil a las Fuerzas Armadas y al mismo gobierno.
Las nanzas de las Fuerzas Armadas se manejan así:
“El 62% de los recursos ha sido destinado a nanciar acciones
orientadas a la protección de la población mediante el fortalecimiento
de la capacidad militar buscando hacer presencia en todo el territorio
nacional y permitir el desarrollo económico y social de regiones
tradicionalmente afectadas por la violencia;
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Un 16% se ha destinado a restablecer las condiciones de gobernabilidad
de zonas anteriormente inuenciadas por grupos al margen de la ley
y organizaciones narcoterroristas;
El 14% ha permitido mantener una capacidad disuasiva frente a una
tentativa de amenaza externa;
Un 6% se ha destinado a la lucha contra la producción ilícita de drogas, y
Un 2% a crear y mantener sistemas de evaluación de gestn y
rendición de cuentas a través del fortalecimiento de los sistemas
administrativos.”
11
Resultados de la Política de Seguridad Democrática
Ya que la Política de Seguridad Democrática encuentra su fundamento en
la aplicación de la Acción Integral para lograr mediante la lucha de la Guerra
Política comprendida en su integridad, derrotar a los agentes generadores de
violencia en Colombia, incluyendo amenazas transnacionales como el terrorismo,
el narcotráco y la delincuencia organizada, los resultados de la Política son los
mismos resultados de la aplicación de la Acción Integral en el país.
Cabe recordar que al momento de posesionarse Álvaro Uribe Vélez
como Presidente de la República en el año 2002, más de la mitad del territorio
nacional en extensión no contaba con la presencia de sus autoridades civiles,
ya que por amenazas en contra de sus vidas y de las de sus familiares, Alcaldes,
Gobernadores, Diputados y Concejales se habían visto obligados a renunciar a
sus cargos y a buscar refugio en las grandes ciudades del país. Ésta fue una de
las primeras conquistas del Presidente y de su equipo de trabajo: retornar las
autoridades a sus respectivas regiones, que habían sido abandonadas a la suerte
de los grupos narcoterroristas y de la delincuencia, haciendo totalmente nula la
presencia del Estado y no dejándole otra opción a sus habitantes que someterse
al mando de los violentos. Hoy en día, la totalidad de las cabeceras municipales
del país cuenta con presencia cuando menos, de la Policía Nacional.
En sus Memorias al Congreso 2005-2006, el entonces Ministro de
Defensa Nacional, Camilo Ospina Bernal, hizo un resumen de los excelentes
resultados que ha producido la Política de Seguridad Democtica para
“mejorar el ambiente económico y social del país”, habiendo logrado una
11 Ministerio de Defensa Nacional. Memorias al Congreso 2005-2006: Camilo Ospina Bernal. Bogotá, Julio de 2006.
Marta Lucía Ramírez
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“consolidación de la autoridad, apoyada en sólidos principios de legitimidad,
legalidad y gobernabilidad, [que ha] permitido recuperar el control de la mayor
parte del territorio nacional, particularmente en aquellas áreas en donde los
grupos armados al margen de la ley venían aanzando su poder y en las zonas
de importancia estratégica para el país”.
12
Especícamente en cuanto a los objetivos incluidos en la Guerra Política
y Acción Integral, entre 2002 y 2006 se han logrado con la Política de Seguridad
Democrática: 9.897 desmovilizaciones individuales y 30.635 desmovilizaciones
grupales de miembros de los grupos armados ilegales, amplia protección de
la población civil con la disminución de homicidios (40,3%), masacres (63%),
desplazamiento interno (24%) y secuestro (72%). La Red de Cooperantes
conformada por civiles ha probado ser un instrumento de vital importancia en
su consecución. Igualmente se ha logrado combatir de manera contundente y
exitosa el narcotráco, fuente última de nanciamiento de los grupos ilegales
y combustible de la situación violenta del país, implementando mecanismos
tales como las Familias Guardabosques y Familias en Acción, haciendo una
vez más, uso de la Acción Integral.
En cuanto al componente social y económico, se evidenc un crecimiento
del 4,6% en el promedio anual del cuatrienio por primera vez desde1974-1978;
el aumento de la inversión del 8,61% del PIB al 15,23%, el desempleo decreció
ostensiblemente durante los 4 años; la matrícula ocial se incremenen
18,3%, correspondiente a 1,4 millones de cupos de educación básica y media;
8 millones de nuevos beneciarios ingresaron al régimen subsidiado de salud;
y se disminuyó la pobreza del 57 al 49,2%, entre otros.
Adicionalmente, pero no menos importante, se logró que la
comunidad internacional reconociese a los grupos armados por lo que
son: simples organizaciones terroristas sin ideales poticos en benecio
de la población civil.
13
Por otra parte, en el año 2005, las ONG Foreign Policy y Fondo por la
Paz incluyeron a Colombia en el lugar número 14 en el mundo dentro de los
12
Ministerio de Defensa Nacional. Memorias al Congreso 2005-2006: Camilo Ospina Bernal. Bogotá, Julio de 2006.
13
Ministro de Defensa Nacional, Juan Manuel Santos. En entrevista hecha por: Tarazona Estrada, Jacqueline.
Conquista de la paz: nueva fase de consolidación de la Política de Seguridad Democrática. Bogotá: Revista
Ejército, ed. 135, marzo de 2007.
Colombia: política exterior, economía y el conicto
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países con el mayor Índice de Estados Fallidos. Los aspectos que registraron
una más alta (peor) calicación, fueron: las presiones demográcas, las fugas
humanas, el desarrollo desigual y la pérdida de legitimidad del Estado.
En tan sólo un año, es decir, en el año 2006, Colombia descendió al
puesto número 27, mejorando sustancialmente sus indicadores. Es de resaltar
que el indicador respectivo a la pérdida de legitimidad del Estado descendió de
una calicación de 9,8 sobre 10, siendo 10 la peor, a 8,7, y el Indicador total
bajó de 95 puntos a 91,8
14
.
Teniendo en consideración que este indicador fue desarrollado para medir,
precisamente, la probabilidad de que el Estado fracase, convirtiéndose así su
territorio en una cuna para la inseguridad tanto propia como para la comunidad
internacional, se observa en la mejora en la calicación, cómo gracias a la política
estatal desarrollada en estos campos estratégicos se ha logrado disminuir el riesgo
en benecio de la preservación y garana de la seguridad nacional.
Por último, la última encuesta de opinn de los colombianos llevada
a cabo por la rma Invamer-Gallup, cuyos resultados fueron revelados el
pasado mes de marzo de 2007, que mide, en palabras de Mao Tse-tung, la
temperatura del agua en la que nadan los peces, demuestra que: el 72%
de los colombianos aprueba la gestión del Presidente Álvaro Uribe Vélez,
el 76% de las fuerzas militares, el 72% de la ONU y del Plan Colombia,
mientras que el 92% desaprueba de las FARC, el 91% del ELN y el 86% de
las Autodefensas
15
.
El triunfo de la institucionalidad es aplastante y el fracaso de la ilegalidad
notorio en una Guerra Política cuyo objetivo principal es la victoria sobre la
población civil, ya que, como lo armó el propio Presidente Álvaro Uribe el
2 de junio de 2006: “En los Estados de opinión el arma más importante para
garantizar la seguridad ciudadana, para derrotar el terrorismo, es la conanza
de la ciudadanía en la Fuerza Pública”.
14 Fondo por la Paz y Foreign Policy. Informes 2005 y 2006. http://www.redri.org/Noticias/
estados_fallidos_2006_fundforpeace.htm;
15 Invamer Gallup. Marzo de 2007. La rma Invamer Gallup adelantó la encuesta entre mil hombres y
mujeres mayores de 18 años en las ciudades de Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla. Utilizó el mecanismo
de llamada telefónica bajo el sistema aleatorio. La recolección de la información se llevó a cabo entre el 27 de
febrero y el primero de marzo de 2007. Tiene un margen de error del 3 por ciento y un grado de conabilidad
del 95 por ciento.
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La Política de Consolidación de la Seguridad Democrática
La Política de Consolidación de la Seguridad Democrática fue expedida
para el sector defensa para el periodo 2006 – 2010 dentro del marco del Plan
Nacional de Desarrollo “Estado Comunitario: Desarrollo Para Todos”. Los
cambios obedecieron a la nueva circunstancia estratégica del 2006, creada
gracias a los éxitos de la Política de Defensa y Seguridad Democrática
entre el 2002 y el 2006. Algunos de estos cambios, por ejemplo, fueron la
desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia acogiéndose a la
Ley de Justicia y Paz, al igual que el cambio de la guerra de las FARC de una
guerra de movimientos a una guerra de posiciones.
Su objetivo principal varió, igualmente, pasando de ser el control
territorial, ya logrado en gran parte del territorio nacional, a la recuperación
social del territorio mediante la acción integral del Estado. Este hecho le da
su nuevo nombre a la Política, ya que una vez logrado el control del territorio,
se hizo indispensable consolidar el mismo.
Para éste propósito, se dividieron en tres las diferentes zonas del país,
atendiendo al nivel del control del Estado en las mismas y a las amenazas
vigentes en ellas: áreas con presencia activa de Grupos Armados Ilegales, áreas
controladas en proceso de recuperación institucional, y áreas estabilizadas.
En la primera zona, distinguida con un color rojo, el objetivo es romper
y expulsar a los GAI y establecer control territorial, por medio de un esfuerzo
militar intensivo. En las áreas amarillas, que son aquellas controladas en proceso de
recuperación institucional, el objetivo es mantener el orden y la seguridad dentro
de la comunidad, buscando atraer instituciones estables, logrando esto a través del
esfuerzo policial y militar intensivo. Finalmente, en las áreas verdes o estabilizadas
se busca consolidar la autoridad estatal y establecer instituciones estatales y servicios
públicos, logrando lo anterior a través del esfuerzo político y social intensivo.
Por otra parte, y en cuanto a la lucha contra el narcotráco, combustible
principal del conicto al ser fuente de nanciación por excelencia de los grupos
terroristas, se cambió el énfasis de la aspersión aérea a la erradicación manual
de cultivos.
En cuanto a la seguridad ciudadana, se determinó una estrategia en este
sentido para desarticular a los grupos y bandas de la comisión de delitos de
impacto en las urbes.
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Parte esencial de la política es la educacn militar, al igual que la
generación de una política integral de derechos humanos, y la reforma de
instituciones como la justicia penal militar.
Sin embargo, y en esencia, la Política de Consolidación es la continuación
de la Política de Defensa y Seguridad Democrática adaptada a las nuevas
condiciones estratégicas derivadas del gran éxito de la primera política.
Resultados preliminares 2006 y 2007
Homicidio común: 17.479 (2006) a 17.198 (2007);
Homicidio de sindicalistas – reducción del 68% entre 2006 y 2007;
Homicidio de indígenas – reducción del 15,6%;
Homicidio de periodistas – reducción del 66,7%;
Homicidios colectivos – 37 casos (2006) a 26 casos (2007);
Secuestros – 687 (2006) a 486 (2007);
Retenes ilegales – 6 (2006) a 2 (2007) (en el 2002 fueron 177);
Atentados terroristas – 646 (2006) a 387 (2007);
Voladuras oleoductos – 106 (2006) a 57 (2007);
Hectáreas de hoja de coca asperjadas – 152.960;
Hectáreas erradicadas manualmente – 43.054 (2006) a 66.396 (2007);
Miembros abatidos bandas criminales – 198 (2006) a 636 (2007);
Miembros abatidos grupos subversivos 2.165 (2006) a 2.067 (2007);
Desmovilizaciones individuales – 2.460 (2006) a 3.192 (2007);
Desplazamiento 194.877 individuales y 22.229 colectivas (2006) y
97.186 individuales y 12.690 colectivas (2007);
En el año 2007, se registraron 2.581 combates, con un promedio de
27 neutralizaciones diarias;
Miembros fuerza pública asesinados en combate 597 (2006) a 471 (2007);
Víctimas minas antipersona 795 militares y 370 civiles (2006) a
693 militares y 181 civiles (2007) – 10% de las víctimas son menores
de edad;
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En el año 1998, morían 2 militares por cada guerrillero; en el 2002,
1 militar por cada 3 guerrilleros. Hoy, es asesinado 1 militar por cada
9 guerrilleros;
Actualmente, las FARC cuenta con 8.576 efectivos y aproximadamente 3
mil milicianos (de más de 17 mil en el año 2002 mas 20 mil milicianos);
El ELN cuenta con 2.140 efectivos, y
Las Bandas Criminales tienen 5.096 miembros.
16
La Política de Seguridad Democrática como una política
de Estado
El presente gobierno llegará a su n dentro de poco más de 2 años, y
nadie podrá garantizar que la próxima administración decida continuar con
la misma línea de seguridad y defensa nacional. No darle continuidad a esta
política, dados los excelentes resultados que ha tenido, sería arriesgar un
retroceso en la materia, lujo que Colombia no se puede dar, ya que en el país
ya no hay más vidas para sacricar en esta lucha que nos desgarra hace ya casi
cinco décadas.
Acá surge la importancia del Proyecto de Ley Por el cual se Establece
el Sistema de Seguridad y Defensa Nacional “que radiqué hace pocos
meses en el Congreso de la Reblica, ya que, ades de regular otros
temas fundamentales para el Sector Defensa, como el reestablecimiento del
Consejo de Seguridad y Defensa Nacional, garantizaque los principios
estructurales que le brindaron su contundente éxito a la Política de Seguridad
Democrática, se perpetúen en el tiempo, convirtiéndose así en una verdadera
política de Estado y no de gobierno, sujeta a la mera voluntad y al capricho
de la administración de turno. Este Proyecto no busca convertir en Ley
esta Política, sino consagrar los ejes fundamentales sobre los que debe
estructurarse toda Política de Defensa y Seguridad Nacional, sin los cuáles
nos veríamos sometidos a una situación de incertidumbre en la continuidad
y sostenimiento de los logros que se han obtenido en la lucha contra la
violencia en nuestro país.
16 Datos obtenidos del Ministerio de Defensa Nacional – www.mindefensa.gov.co
Colombia: política exterior, economía y el conicto
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3. Economía colombiana
Situación actual
La economía colombiana creció 6,6% en el tercer trimestre durante
el 2007, completando siete trimestres consecutivos de expansión a una tasa
superior a 5,5%.
Gráco 1
Entre las causas del crecimiento del Producto Interno Bruto colombiano
se pueden distinguir dos clases de factores, los externos, determinados por
la inuencia de las grandes economías mundiales y los internos, inherentes al
desarrollo doméstico de la nación.
Entre los factores de crecimiento externos encontramos el auge inversor,
el consumo de los hogares y la disponibilidad de crédito que han tenido
los agentes a lo largo del 2007. Denitivamente, las mejoras en el entorno
ecomico, en gran medida producto de la seguridad democtica, han
congurado escenarios propicios para el crecimiento económico de los últimos
años y el aumento de la conanza de los consumidores en la economía.
El consumo juega un papel crucial en la actual fase expansiva de la
economía. El consumo de los hogares (63% del PIB) creció 6,2% anual en el
tercer trimestre de 2007. Los bienes durables aumentaron 22,1% anual (6,3% del
PIB). La construcción modera su ritmo de crecimiento: 12,2% anual entre enero
y septiembre de 2007 (edicaciones 1,6% anual y obras civiles 28% anual).
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El aumento del producto interno bruto estuvo también explicado por
el incremento del 22% de la inversión, el 6.4% de la exportaciones y el 16.6%
de la importaciones, en un periodo equivalente entre enero y septiembre del
2007, motivando un crecimiento promedio en el tercer semestre de 7.3%.
Entre los factores externos que afectaron positivamente la econoa
colombiana se destacan el aumento de los mejores términos de intercambio
y los flujos de capitales hacia economías emergentes en el 2007 que
fortalecieron los ciclos expansivos del PIB. Sin embargo, el entorno está
cambiando y será menos favorable en 2008 por la recesión estadounidense
y en la que se calcula que por cada 1% en el que deje de crecer la economía
mundial, Colombia deja de crecer 1.4%.
Por otra parte, el crecimiento mundial pasó del 3,9% en 2006 al 3,6%
en 2007, y a la cabeza de la desaceleración estuvieron los miembros de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE),
cuyo PIB ca 0,3 puntos porcentuales hasta situarse en el 2,5% en el
último año.
El descenso fue más marcado en los Estados Unidos, donde el
crecimiento pa de 2,9% en 2006 a 2,2% en 2007, en gran parte como
consecuencia del debilitamiento del mercado de la vivienda, con la rápida
caída de la inversión de la misma y la restricción del cdito tanto para las
empresas como para los consumidores.
Tras cuatro años de sólido crecimiento del PIB y el comercio, alza
constante del precio de los productos básicos, bajos márgenes en el
mercado de bonos, variación gradual de las tasas de interés y tipos de
cambio relativamente estables, se ha agravado la volatilidad de los mercados
internacionales.
Pero a pesar del panorama favorable que ha experimentado la economía
colombiana, n persiste un cit en cuenta corriente de -3,6% del PIB y un
décit scal estructural de -4% del PIB; continúan las presiones inacionarias
alrededor del 6% cuando la meta del Banco de La República es del 3.5% y
el 4.5% para el 2007. La apreciación nominal del tipo de cambio del 10%
anual, afecta de sobremanera las exportaciones, aumenta las importaciones y
profundizan el décit actual de la cuenta corriente, situación que tiene como
contrapartida la reducción de la deuda externa contraída en dólares.
Colombia: política exterior, economía y el conicto
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Proyección
La solidez de la econoa colombiana en el 2008, dependerá de
hasta donde llegue la crisis en Estados Unidos y del mantenimiento de las
relaciones comerciales con los otros socios comerciales, entre ellos, Venezuela
y Ecuador.
Varias organizaciones económicas nacionales, entre ellas ANIF, proyectan
que para el 2008 la economía crecerá alrededor de un 5.5%, sustentada en un
nivel de desempleo inferior al 10% y una inación del 4.4%. Se espera que
el décit de cuenta corriente alcance el 3.2% del PIB y el décit primario del
Gobierno Central no supere el 1.7% del PIB.
Orientación y resultados de la política nacional de
competitividad
17
La política de competitividad y productividad propone que en el 2032
Colombia sea uno de los tres países más competitivos de América Latina y
tenga un nivel de ingreso por persona equivalente al de un país de ingresos
medios altos, a través de una economía exportadora de bienes y servicios
de alto valor agregado e innovacn, con un ambiente de negocios que
incentive la inversn local y extranjera, propicie la convergencia regional,
mejore las oportunidades de empleo formal, eleve la calidad de vida y reduzca
sustancialmente los niveles de pobreza.
Para lograr esta visn, se propone realizar: a) el desarrollo de sectores
de clase mundial, b) el salto en la productividad y generación de empleo,
y c) la formalización laboral y empresarial; todo ello fundamentado en
el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación. Pilares que a su
vez se complementan con estrategias para la eliminación de barreras a la
competencia y el crecimiento de la inversión (extranjera y nacional), que
incluyen diferentes aspectos tales como estabilidad macroeconómica y
jurídica, educación y destrezas laborales, regulación e instituciones al servicio
de la produccn, infraestructura sica, provisión de servicios públicos,
provisión y respeto de derechos de propiedad, calidad de vida y ciudades
amables, y aumento de la tasa de ahorro.
17 Colombia construye y siembra futuro. Política nacional al fomento de la investigación y la innovación.
Colciencias, 2008.
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Colombia ha tenido un desempeño promedio en el desarrollo de la
competitividad y continúa con el arduo trabajo de consolidarse como una
de las naciones más competitivas de la región. Durante el 2007 obtuvo los
siguientes resultados:
Colombia solo logmantenerse igual en términos de competitividad
en cuanto a educación superior y entrenamiento, manteniéndose en
la posición 69 en ambos años. Sin embargo es un fracaso atenuado
en el proceso de avance a estándares más elevados de competitividad
en el país, y
Los logros a resaltar en el índice del 2007-2008 son los aumentos
en competitividad en estabilidad macroeconómica, al aumentar dos
puestos con respecto al año anterior, subiendo de la posición 65 a la
posición 63 y el aumento de 24 escaños en salud y educación primaria,
tras los esfuerzos del gobierno nacional por lograr la cobertura universal
en Colombia en estos dos campos. Aún así, para el 2008, Colombia
pierde en términos absolutos 6 puestos en materia de competitividad
con respecto al año anterior, al pasar de la posición 63 entre el
2006-2007 a la posición 69 entre 2007-2008.
Las razones por las cuales Colombia ha perdido nivel de competitividad
son las siguientes:
Instituciones: Colombia pierde 11 posiciones en cuanto a eciencia,
idoneidad y transparencia de las instituciones para manejar los mercados
y la economía nacional, esta reducción va ligada a los escándalos de
parapolítica que vive el país durante el 2007 y a la intensicación de
los delitos de lesa humanidad (asesinato de los s en Cali, por ejemplo).
En el 2006-2007, el país alcanza el escaño 68 y cae a la posición 79
para el 2007-2008;
Infraestructura: Colombia pierde 11 posiciones con respecto al año
anterior en este aspecto. Las condiciones de comercio y crecimiento
de la economía no se sustentan con el nivel de desempeño, estado
e inversión en infraestructura. El foro económico mundial advierte
deciencia de la infraestructura para desarrollar la actividad económica
nacional. Para el 2006-2007, Colombia obtuvo la posición 75 y en el
2007-2008 cae a la posición 86;
Colombia: política exterior, economía y el conicto
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Eciencia del mercado de bienes: esta es una de las caídas más
pronunciadas en el índice de competitividad. Colombia pierde 34
escaños con respecto al año anterior, en el que se ubicó en la posición
51 en este aspecto pero para el 2007-2008, fue ubicada en el puesto
85 del ranking general;
Eciencia del mercado laboral: A pesar del crecimiento económico
del país, el aumento del producto, la inversión y el ahorro, el nivel
de desempleo se ha mantenido casi constante a lo largo del 2007.
En este aspecto de eciencia se penaliza a Colombia con la pérdida
de 9 puestos, al pasar en el 2006-2007 del escaño 65, al escaño 74
en el 2007-2008;
Sofisticación en los negocios: Colombia pierde el impulso
empresarial para sosticar los negocios según el WEF. En este aspecto
pierde competitividad al caer de la posición 48 en el 2006-2007, a la
posición 65 para el 2007-2008, perdiendo 17 puestos, y
Innovación: A pesar de los avances en materia de ciencia y tecnología,
Colombia sigue perdiendo posiciones es estas áreas vitales para el nivel
de competitividad del país. Con respecto al año anterior, Colombia
pierde 13 puestos en el rank-ing de competitividad, al pasar del escaño
59 en el 2006-2007, al escaño 72 en el 2007-2008.
Resultados del proceso de internacionalización de la economía
Buscando aumentar los benecios que deriva nuestro país por el comercio
y generando las estrategias económicas y políticas para insertarse en el esquema
globalizado, Colombia da el primer paso en materia de internacionalización e
integración de su economía, con la suscripción del Acuerdo de Cartagena en
1969, con el cual se creó el Grupo Andino. Junto con Colombia suscribieron
el Acuerdo Bolivia, Chile, Ecuador, Perú y Venezuela.
El Acuerdo de Cartagena comenzó a delinearse desde 1966 con la
Declaración de Bogotá y entró en vigencia el 16 de octubre de 1969. Esta
decisn potica permit aumentar la integración comercial entre sus miembros
de forma importante, así como el incremento del comercio recíproco entre
cada uno de los rmantes.
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En 1976, Chile se retira del Grupo Andino, orientando su política de
integración comercial con el Cono Sur y Brasil. La razón para la desvinculación
de Chile fue su desacuerdo con la aplicación del modelo de industrialización
vía sustitución de importaciones, llamado modelo cepalino, que seguían los
países andinos vinculados al Acuerdo, y que estaba acompañado por un drástico
régimen de control a la inversión extranjera. Durante el 2006, tras intentos
de mediación de los países andinos, Venezuela ocializa también su retiro del
grupo comercial.
Sin embargo, las políticas han cambiado en Colombia así como en la
mayoría de los países latinoamericanos y Chile esnegociando nuevamente su
ingreso. En efecto, desde el año pasado Chile ostenta la categoría de Miembro
Asociado de la CAN.
El siguiente paso signicativo en su proceso de internacionalización fue
dado por Colombia al rmar el Acuerdo de Montevideo en 1980, por medio
del cual se creó la Asociación Latinoamericana de Integración, Aladi.
Dicha asociación fue creada con el objeto de promover la integración
y el desarrollo armónico y equilibrado de la región, hasta llegar a conformar
un mercado común latinoamericano. El acuerdo fue suscrito por Argentina,
Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Méjico, Paraguay, Perú, Venezuela.
Cuba se adhirió recientemente.
En éste tratado se contemplaron diversos mecanismos para el logro de
los objetivos nacionales. Dichos mecanismos fueron la preferencia arancelaria
regional, los acuerdos de alcance regional y los acuerdos de alcance parcial.
Este tratado ha sido calicado como un tratado marco de integración,
que permite a los pses miembros desarrollar una amplia estrategia de
integración, instrumentando y reglamentando los mecanismos para hacerlo.
En ese contexto, Aladi se ha constituido en la plataforma para la negociación
de Acuerdos Comerciales por parte de Colombia.
Durante la década de los ochenta, Colombia negoció varios Acuerdos
de Alcance Parcial, cuyo propósito era el fortalecimiento del intercambio
comercial mediante el otorgamiento de preferencias arancelarias y no
arancelarias. Como parte de esos Acuerdos se destacan los suscritos con los
países centroamericanos: Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, El Salvador,
Honduras y Panamá.
Colombia: política exterior, economía y el conicto
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Posteriormente, a partir de 1991 en Colombia hubo un viraje importante
en materia potica y jurídica. La Constitución Política fue cambiada y a
partir de esa fecha se estableció que la potica internacional debe procurar
la integración con otros países y en particular con pses latinoamericanos.
El cambio jurídico refleja además un profundo cambio del modelo
ecomico adoptado por el Estado, y el inicio de una apertura económica
en aras a transformar y desarrollar el país. Lejos quedó el modelo cepalino
y se implementó un modelo de desarrollo basado en la competitividad y
productividad de las empresas y del país.
Parte de esa política para responder al desafío de la globalización, fue
la reducción de barreras al comercio, la apertura a la inversión extranjera
y la profundización de la integracn con países de la regn mediante la
celebración de tratados comerciales.
En ese orden de ideas se suscribieron nuevos acuerdos, también dentro
del marco de Aladi, como el Acuerdo de Complementación Económica entre
Colombia y Chile en diciembre de 1993, con Panamá en ese mismo año y con
Cuba en el 2000, entre otros. En este mismo escenario vale la pena resaltar
la suscripción del Acuerdo de Complementación Económica suscrito entre
Colombia, México y Venezuela conocido como el G3.
Durante el 2004, se suscribió el Acuerdo de Libre Comercio entre
los pses Miembros de la CAN y los países Miembros del Mercosur con
lo cual se profundiza el nivel de integración de Colombia con los países
suramericanos.
Actualmente la estrategia de internacionalización de Colombia se ha
centrado en la negociación de Acuerdos de Libre Comercio que recogen los
principales desarrollos en esta materia a nivel internacional. Estos Acuerdos
se han orientado y se han priorizado de acuerdo a la importancia de nuestros
socios comerciales.
Esto explica las negociaciones de un Acuerdo de Libre Comercio con
Estados Unidos, el tratado de libre comercio que actualmente se quiere
aprobar con los países que conforman la denominada área del “Triangulo del
Norte” (Guatemala, Honduras y El Salvador) y los procesos de negociaciones
que se adelantan en el 2008 con Canadá, la Unión Europea, los países que
conforman la EFTA, (Islandia, el Principado de Liechtenstein, el Reino de
Marta Lucía Ramírez
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Noruega y la Confederacn Suiza) y los países Miembros del APEC entre
otros, y el Tratado de Libre Comercio con Chile que esta pendiente de
sanción presidencial.
Finalmente, es preciso indicar que como estrategia de internacionalización
en el ámbito multilateral, desde el año 1994 Colombia hace parte de la
Organización Mundial del Comercio.
DEP
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96
Ecuador, perspectivas
de un ex-Presidente
Rodrigo Borja
*
La América Latina
L
os hombres de las carabelas, al pisar por primera vez tierras americanas
en 1492, creyeron que habían llegado a la parte occidental de la India y no a un
Continente nuevo y desconocido. Por eso Cristóbal Colón y sus compañeros
de aventura llamaron Indias a las tierras que descubrieron y España las
denominó de esta manera durante toda la época colonial. Denominación que
se originó en una equivocación geográca. Hasta ese momento los europeos
solamente conocían la existencia de tres continentes: el suyo, África y Asia. Con
África habían mantenido relaciones de vecindad, de guerra y de intercambio
ciertamente intensas. De Asia importaban porcelanas, sedas, joyas, sustancias
vegetales aromáticas, perlas, piedras preciosas, oro, plata, especiería y otros
productos. Cuando con la conquista de Constantinopla por los turcos otomanos
en el año 1453 fue cortada la ruta tradicional que conectaba Europa con el
Asia Menor por los conquistadores turcos, que extendieron su dominio por
inmensos territorios imperiales, los españoles y portugueses se vieron forzados
a buscar una nueva ruta que les condujera hacia los pueblos de Oriente a n
de canalizar por ella su comercio. En esas circunstancias se le ocurrió a Colón
* Ex-Presidente de la República del Ecuador.
rodborja@hoy.net
Rodrigo Borja
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ir al Oriente por el Occidente, dada su sospecha de que la Tierra era redonda,
y después de dos meses y medio de larga y fatigante navegación llegó el 12
de octubre de 1492 a una isla que los nativos llamaban Guanahani y que él
bautizó como San Salvador y después a otras que supuso que eran la parte
occidental de la India. Y por eso llamó Indias a esas tierras. Solamente veinte
años después, con el hallazgo del océano Pacíco por Balboa y la navegación
de Magallanes y El Cano por sus aguas, se percataron los europeos de que
habían descubierto un nuevo Continente un mundus novus del que dio
razón un oscuro navegante orentino llamado Américo Vespucio en las cartas
que escribió a sus patrones italianos. En ellas armó que esas tierras no eran
las de Asia sino otras muy distintas. Eran unas tierras de dimensiones tan
gigantescas, de valles y montañas colosales, de ríos tan caudalosos y de suelos
tan lujuriosamente fértiles, que las nociones del espacio y la distancia europeos
resultaban en ellos totalmente inadecuadas.
El nombre de América apareció por primera vez en 1505 en un pequeño
libro titulado Cosmographie Introductio, que atribuyó equivocadamente el
descubrimiento de estas tierras al navegante italiano Américo Vespucio.
Muchas inconformidades suscitó posteriormente tal denominación. No
pocos pensaron que era inadmisible que un aventurero diera su oscuro
nombre de corsario a las inmensas tierras descubiertas por Colón en una
de las s arriesgadas e impresionantes hazañas de la historia. Lo lógico
habría sido llamarlas Colona, Colombia o Columba, como algunos sugirieron,
en homenaje al denodado navegante.
Según dicen los escritores Arturo Ardao, en su obra Génesis de la idea y el
nombre de América (1980), e Ignacio Hernando de Larramendi, en su Utopía de
la Nueva América, fue el colombiano José María Torres Caicedo quien utilizó
por primera vez, bien entrado el siglo XIX, la expresión Latinoamérica para
referirse al conjunto de países colonizados por España, Portugal y Francia en
esta parte del planeta.
Esta novísima denominacn fue aceptada inmediatamente por el
Vaticano, que cambió en 1862 el nombre del Colegio Americano del Sur por el de
Instituto Eclesiástico de la América Latina. Más tarde Francia e Inglaterra acogieron
también este nombre, con cierto dejo de hostilidad hacia España.
El nombre se generalizó.
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Sin embargo, siempre me he preguntado: ¿por qué este nombre? ¿por
qué se escogió el vocablo “latino” y no otro, aun admitiendo los afanes
colonialistas de la Francia de aquel tiempo? ¿Qué llevó entonces a denominar
así a este nuevo mundo?
Probablemente fueron los lenguajes de los colonizadores, todos ellos
derivados del latín, que fue el dialecto de la ciudad de Roma que se extendió
por el Latium y más tarde por las colonias del Imperio Romano en la Península
Ibérica y en las Galias. Hubo el latín culto o sabio, que se expresó en las obras
de la admirable literatura romana y en las piezas de la elocuencia incomparable
de sus oradores, y el latín vulgar hablado por el pueblo, del que han nacido las
lenguas modernas llamadas romances, que son el español, el francés, el portugués,
el italiano, el rumano, el sardo, el provenzal, el rético, el dalmático y otras.
Los latinos fueron los habitantes del Lacio, cuya capital fue Roma.
Su lenguaje fue el latín. Ellos dominaron, durante el Imperio Romano, los
territorios de lo que después serían Francia, España y Portugal, países que
habrían de conquistar más tarde una parte de América y que, con su mestizaje
de sangre y de cultura, produjeron las naciones llamadas latinoamericanas.
Estas naciones se diferencian cultural e idioticamente entre sí:
las iberoamericanas fueron conquistadas por España y Portugal, y hablan
castellano y portugués, y las otras por Francia y hablan francés, junto con los
lenguajes vernáculos de las poblaciones indígenas.
Latinoamérica no es una denominación muy precisa ni afortunada. Lo que
así se denomina es un Continente heterogéneo. Hay en él países continentales
e insulares, grandes y pequeños, con regímenes políticos distintos dentro de la
democracia o fuera de ella, sistemas económicos diferentes, estructuras étnicas
diversas y dispares grados de desarrollo económico y social. No hay por tanto
una homogeneidad latinoamericana.
El Ecuador
Su geografía
Situado en el noroccidente de la América del Sur, el Ecuador es un país de
256.370 kilómetros cuadrados de extensión. Atravesado por la línea equinoccial,
su territorio pertenece a los dos hemisferios. Linda, por el Norte, con Colombia;
por el Sur y por el Este, con el Perú; y por el Oeste, con el Océano Pacíco.
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La cordillera de los Andes, que con sus dos ramales paralelos el occidental
y el oriental atraviesa de Norte a Sur el país, lo divide geográcamente en
tres regiones continentales bien diferenciadas: la costa, el altiplano andino y
la Amazonia, dentro de las cuales se da una multitud de climas y microclimas
y una gran cantidad de ecosistemas. Complementa su patrimonio territorial
la región insular compuesta principalmente por el archipiélago de las islas
Galápagos, situado a mil kilómetros de distancia del continente.
La región costanera es formada por llanuras fértiles con tupida
vegetación, cuencas sedimentarias y colinas de poca altitud, por las cuales
corren los os que bajan desde los Andes y desembocan en el Oano
Pacíco. La más importante de las redes uviales es la cuenca del río Guayas,
con cerca de doce auentes. La región tiene 640 kilómetros de costa, con
amplias y hermosas playas y atractivos balnearios. Recibe la inuencia de dos
fenómenos oceánicos: la corriente cálida y húmeda de El Niño, procedente
del Norte, y la corriente fría y seca de Humboldt, que viene del Sur. En ella
están asentadas las provincias de Esmeraldas, Manabí, Guayas, Santa Elena,
Los Ríos y El Oro.
En la región interandina, encerrada entre los dos ramales de los Andes la
cordillera oriental y la cordillera occidental –, se han formado numerosos valles
y hoyas de una gran hermosura y fertilidad, situados entre los mil ochocientos
y los tres mil metros de altitud. En las dos cordilleras están los altos volcanes
de nieves eternas: el Chimborazo, que tiene 6.310 metros sobre el nivel del
mar, el Cotopaxi 5.897 metros, el Cayambe 5.790 metros, el Antisana 5.758
metros, el Altar 5.320 metros, el Illiniza 5.248 metros, el Tunguragua 5.023
metros y el Cotacachi 4.944 metros. Ellos dan nacimiento a numerosos ríos de
cauces profundos, cascadas y caídas de agua. En esta región serrana están las
provincias del Carchi, Imbabura, Pichincha, Santo Domingo de los Tsáchilas,
Cotopaxi, Bolívar, Tungurahua, Chimborazo, Cañar, Azuay y Loja.
Hacia el oriente se extiende la tupida selva amanica, que forma parte
del bosque tropical y húmedo más grande del planeta y del mayor sistema
hidrográco, poseedor de la quinta parte de la reserva de agua dulce de la Tierra.
Su biodiversidad es tan rica y heterogénea que en una milla cuadrada de selva hay
s especies animales y vegetales que en los territorios de los Estados Unidos y
Cana juntos. Pertenecen a la región amazónica las provincias de Sucumos,
Napo, Pastaza, Orellana, Morona Santiago y Zamora Chinchipe.
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Cada una de las regiones tiene sus propios y diferentes cultivos. En la
región costera se producen principalmente cacao, arroz, maíz, frutas tropicales,
camarones cultivados en piscinas, productos del mar, ganado de carne. En el
altiplano principalmente: trigo, cebada, maíz, ores, leguminosas, hortalizas y
una variedad de frutas de clima templado. Y en la región amazónica están los
más importantes yacimientos de petróleo y gas natural.
La cuarta región región insular está compuesta principalmente por el
archipiélago de las Galápagos, situado en el océano Pacíco a 1.000 kilómetros
de distancia de la costa continental ecuatoriana, sobre la línea ecuatorial, que
es un conjunto integrado de islas de origen volcánico que emergieron sobre
la supercie del mar hace aproximadamente cuatro millones de años.
El archipiélago tiene 8.000 kilómetros cuadrados de supercie, repartidos
en trece islas y diecisiete islotes.
Descubiertas por el arzobispo de Panamá Tomás de Berlanga en 1535,
a bordo de un navío al que las corrientes marinas desviaron de su ruta,
aparecieron por primera vez en la carta de navegación formulada por Abraham
Orteluis en 1570 y el emperador Carlos V de España envió a las islas la primera
misión cientíca, dirigida por el capitán siciliano Alexandre Malaspina.
El gobierno ecuatoriano tomó posesión de ellas el 12 de febrero de 1832
y las denominó Archipiélago del Ecuador. En 1979 la Unesco las incorporó a la
lista de los bienes del Patrimonio Natural de la Humanidad.
Las fascinantes islas Galápagos, donde el tiempo parece haberse detenido,
fueron el principal laboratorio natural en que el sabio inglés Charles Darwin
investigó los fundamentos de su teoría de la evolución que expuso en su obra
El Origen de las Especies publicada en 1859, cuyos 1.250 ejemplares de la primera
edición se vendieron el mismo día de su aparición.
Desde ese momento las islas despertaron el interés de la comunidad
cientíca mundial.
El aislamiento del Continente y otros factores les han permitido
tener un endemismo extraordinariamente alto, que no puede compararse
con el de ningún otro lugar del planeta. La tercera parte de la vegetación
terrestre, el 90% en los reptiles, el 80% de los mamíferos y el 20% de los
peces son endémicos.
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Con el propósito de proteger los ecosistemas, la biodiversidad y la belleza
incomparable del paisaje insular, mi gobierno aprobó y puso en práctica en
1992 un plan integral para el manejo de los recursos marítimos y turísticos de
las Galápagos.
Su historia
En lo que hoy es el Ecuador habitaron en la antigüedad, desde hace
aproximadamente 11 mil años, hordas, clanes y tribus indígenas en diversos
grados de desarrollo. Los más importantes fueron los Quitus, Shyris, Puruhaes,
Caris, Mochas, Paltas, Zarsas, Huacas, Tuzas, Tulcanes, Quillasingas,
Quinches, Chillos, Ambatos, Tiquizambis, Chimbos, Caras.
Fueron los Shyris quienes establecieron el Reino de Quito sobre esos
territorios de las primitivas sociedades aborígenes.
Dice el historiador ecuatoriano arzobispo Federico González Suárez, en
su Historia General de la República del Ecuador, publicada en varios tomos el año
1890, que dado que los pueblos que habitaron antiguamente lo que hoy es el
Ecuador “no conocían la escritura y conservaban la memoria de lo pasado
por medio de tradiciones orales, expuestas a cambios y alteraciones (...), no
una historia propiamente dicha, sino un cuadro trazado a grandes rasgos, es lo
único que de las naciones indígenas que poblaban estas provincias al tiempo
de la llegada de los españoles, puede presentar el historiador”. Con todo, él
distingue dos períodos en la prehistoria de los grupos indios que habitaron y
guerrearon en estas tierras: “el que precedió a la dominación de los Incas, y el
que transcurrió desde que los hijos del Sol subyugaron a las diversas naciones
que existían en esta parte del Continente americano y las sometieron al imperio
del Cuzco”. El primer período fue el del Reino de Quito, establecido por los
Shyris después de haber dominado a los Quitus y a otras tribus, y, el segundo,
el de la dominación incaica, que duró alrededor de medio siglo y que terminó
con la llegada de Francisco Pizarro a las costas ecuatorianas.
La conquista del Reino de Quito por los Incas se inició en la segunda
mitad del siglo XV por el monarca Túpac Yupanqui y continuó con su
hijo Huayna Cápac, quien forel gigantesco imperio al que denominó
Tahuantinsuyo que se extendió desde las llanuras de Pasto, en el Norte, hasta
la frontera de los Araucanos por el Sur; y desde el Océano Pacíco, por el
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Oeste, hasta los Andes orientales. El imperio inca se desplegaba desde la
actual Colombia hasta Chile. Las dos ciudades más importantes del imperio
eran Cuzco y Quito.
El Tahuantinsuyo se vio conmocionado por la guerra civil entre los dos
herederos de Huayna Cápac: Huáscar y Atahualpa. Al primero dejó su padre
la parte sur del imperio y al segundo, la parte norte. Eso fue lo que mandó su
testamento. Pero pronto, en sus ambiciones de dominio sobre el Tahuantinsuyo,
sus hijos se vieron envueltos en una cruenta guerra civil dinástica. Huáscar vino
sobre Quito con su aguerrido ejército. Atahualpa le salió al paso y, después de
varios y largos combates, lo venció. Huáscar fue ejecutado. Pero en eso llegaron
los barbudos. Capturaron y mataron a Atahualpa. Y ese fue el n del incario y
el comienzo de la conquista y colonización de esta parte de América.
El rey Felipe II de España, mediante cédula real de 29 de agosto de 1563,
creó la Real Audiencia de Quito sobre las posesiones territoriales de lo que hoy
es el Ecuador. Las audiencias eran unidades político-administrativas levantadas
sobre circunscripciones territoriales bien delimitadas, con autoridades
religiosas, políticas y judiciales. La mayor autoridad política era el Presidente
de la Audiencia, quien representaba al monarca español, y los Oídores eran
la autoridad judicial.
La ciudad de Quito, emplazada en las faldas del volcán Pichincha, a 2.800
metros de altitud sobre el nivel del mar, fue fundada por los españoles en el año
1534 en el mismo lugar en que los Shyris establecieron su monarquía. Desde
esta ciudad partió la expedición de 4.000 indios y 220 españoles organizada
por Gonzalo Pizarro en busca del el Dorado, cuyo liderazgo asumió después
Francisco de Orellana, que al cabo de una penosa travesía de doce meses y más
de cuatro mil kilómetros recorridos descubrió el río Amazonas el día 12 de
febrero de 1542 y navegó por él hasta su desembocadura en el océano Atlántico,
completando en medio de indecibles penalidades y sacricios humanos una
de las odiseas más notables de la historia.
Cuando las colonias espolas alcanzaron su emancipacn de España,
adoptaron como criterio para delimitar sus respectivos territorios el uti possidetis,
que en sus ogenes fue una fórmula judica propia del Derecho Romano, que se
invocó antiguamente en las acciones posesorias interdicto para reclamar en juicio
sumario la posesión actual de alguna cosa por parte de quien la haa poseído sin
violencia, clandestinidad ni precariedad por determinado tiempo. Después este
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principio judico fue adoptado por el Derecho Internacional para resolver algunos
de los problemas de la delimitación fronteriza entre los Estados.
La fórmula que las ex colonias espolas utilizaron para efectos
territoriales fue la del uti possidetis, ita possedeatis, que signicó “como poseéis,
seguiréis poseyendo”. Ella sirvió para regular los mites de Estados que habían
surgido a la vida independiente después de la etapa colonial y que asumieron
sus territorios en función de las divisiones político-administrativas establecidas
anteriormente por la metrópoli colonialista. El principio del uti possidetis fue
llevado del Derecho Civil al Derecho Internacional, por primera vez, en la Paz
de Breda celebrada entre Holanda e Inglaterra en 1748. Desde entonces se lo
ha usado para regular la situación territorial entre los Estados después de una
guerra o al terminar una situación colonial.
En el Derecho Territorial hispanoamericano el principio del uti possidetis
juris alcanzó mucha fuerza en el siglo XIX para determinar los derechos
territoriales de las antiguas colonias españolas al momento de su independencia,
según los títulos expedidos por el rey de España. De acuerdo con este principio,
los nuevos Estados se formaron sobre los territorios asignados por la autoridad
metropolitana a las respectivas circunscripciones coloniales hasta 1810, que
fue considerado el año emblemático de la independencia hispanoamericana.
A partir del triunfo denitivo de las fuerzas independentistas sobre el
ejército español en 1822, lo que hoy es el Ecuador formó parte del Estado de
la Gran Colombia, que se constituyó en ese año bajo la inspiración y el mando
político del Libertador Simón Bolívar. La Gran Colombia estuvo integrada
por tres distritos: Venezuela, Cundinamarca y Quito, cuyas capitales eran las
ciudades de Caracas, Bogotá y Quito, respectivamente. Pero ella tuvo una
existencia efímera pues las fuerzas centrífugas pudieron s que las centrípetas.
Venezuela se separó el 6 de mayo de 1830 y convocó inmediatamente su
Asamblea Constituyente que dio vida al nuevo Estado. Al mismo tiempo,
una “Asamblea de Notables” – eran aquellos los tiempos de los “notables” –
reunida en Quito el 13 de mayo de 1830 se pronunció por la desmembración
del distrito del Sur de la Gran Colombia y el 14 de agosto del mismo año se
instaló en la ciudad de Riobamba, al sur de Quito, la Asamblea Constituyente
que formuló la primera Constitución para el nuevo Estado que, como todas
las Constituciones latinoamericanas de su tiempo, estuvo inspirada en la
Constitución norteamericana de 1787.
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La Gran Colombia se disolvió por las presiones separatistas de los líderes
locales y así se desvaneció el proyecto de Bolívar de formar, por la vía de la
integración, un Estado grande y poderoso que pudiese tener inuencia en los
destinos de la América del Sur.
Ese fue el inicio de la vida independiente del Ecuador.
Su capital, la ciudad de Quito, tiene el centro histórico de arquitectura
colonial más importante y mejor conservado de Hispanoamérica, con sus
calles estrechas y empinadas, la plaza mayor, sus conventos monumentales
y sus barrocas iglesias levantadas en los siglos XVI y XVII. La Unesco la
declaró patrimonio cultural de la humanidad. Su centro emblemático es la plaza
mayor construida bajo los cánones andaluces tradicionales y las instrucciones
que venían desde la metrópoli –, en torno de la cual se asentaron el palacio
de gobierno, la casa consistorial, la catedral, el palacio arzobispal y las
mansiones principales. En los días de la colonia deslaban por ella el fraile,
la beata, el juerguista, el aguatero, el vendedor de ojotas, el jinete, el sereno
de las madrugadas, todos quienes se estamparon más tarde en las páginas de
la novela latinoamericana Manuela de Eugenio Díaz Castro, María de Jorge
Isaacs, El Chulla Romero y Flores de Jorge Icaza y muchas otras –, que dibujaron
a los protagonistas de la plaza colonial hispanoamericana. En los tiempos de
la colonia y, después, en los tempranos tiempos republicanos, la plaza mayor
que a partir de la emancipación pasó a llamarse Plaza de la Independencia
era el sitio de encuentro de la gente, el foro público y la fuente principal
de información de la vida comunitaria. En la “hora del paseo” acudían los
señores elegantes de la clase dominante para discutir de política, conspirar
contra el gobierno e intercambiar chismes. En los días festivos se realizaban
allí las procesiones religiosas y los desles militares.
En los siglos XVI, XVII y XVIII se forla “escuela quiteñade
pintura, escultura e imaginería, que dejó testimonios maravillosos en las artes
plásticas, que se exhiben principalmente en los museos y en las viejas iglesias
y conventos de Quito, en los que el esplendor del barroco quiteño, plasmado
en sus paredes y techos, alcanzó alturas inigualables.
El barroco quiteño es un arte mestizo, forjado por la fusn de culturas,
primordialmente religioso. Es una mezcla de lo español, lo italiano, lo
amenco, lo bizantino, lo mudéjar y lo quiteño. Mitad imitación, mitad
originalidad, la escuela quiteña junta los elementos decorativos europeos con
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los americanos, en ornamentación ampulosa y recargada, plasmada sobre
lienzo, madera, piedra o muro. Muchos pintores, imagineros y talladores
indios y mestizos muy talentosos como Pedro Bedón, Alfonso Chacha,
Francisco y Jerónimo Vilcacho, Cristóbal Naupa, Sebastián Gualoto, Diego
de Robles, Bernardo Legarda, Manuel Chili (mejor conocido como Caspicara),
Miguel de Santiago, Nicolás de Goríbar, Bernardo Rodríguez, Hernando de
la Cruz, Manuel Samaniego dejaron piezas de muy rica ornamentación y
policromía pintadas o talladas.
La Escuela Quiteña muchas de cuyas obras son de autores anónimos,
tuvo prestigio en América Latina y sobre ella se ha escrito ampliamente en los
ámbitos pictórico y escultórico.
Su composición étnica y demográca
El Ecuador tiene trece millones de habitantes, según las proyecciones
del censo de población celebrado en el 2001, de los cuales el 55% es rural y
el 45% urbano. Su densidad poblacional es, por tanto, de 50 habitantes por
kilómetro cuadrado.
Es un país esencialmente mestizo. Su población está compuesta de
cholos y mulatos en un 83%, indios en un 8%, blancos (o predominantemente
blancos) en un 7% y negros en un 2%.
Como la inmensa mayoría de los Estados, el Ecuador es plurinacional. En
el mundo existen alrededor de dos mil naciones insertas en cerca de doscientos
Estados, de modo que la gran mayoría de éstos tiene carácter plurinacional. Pues
bien, en el territorio ecuatoriano conviven varias pequeñas naciones indígenas,
de las cuales las más importantes son: la quichua, la huaorani, la achuar, la shuar,
la cofán, la siona, la secoya, la shiwiar, la zápara, la epera, la awa, la chachi y la tsáchila.
La mayor parte de ellas habita en lejanos parajes de la región amazónica y vive
sometida a sus viejas y primitivas religiones y costumbres.
El mestizaje dice el lósofo ecuatoriano de la historia Gabriel Cevallos
García es la gran realidad histórica del Ecuador y, en general, de los pueblos
de los Andes. “La mezcla de tipos humanos de diversas procedencias comenzó
dice Cevallos García – miles de años antes de que los españoles dieran en
costas americanas e iniciaran un nuevo género de mestizaje”. En consecuencia,
nuestro tipo humano, cultura y sonomía histórica fueron resultado de las olas
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migratorias que vinieron a estas tierras miles de años antes de que los ejércitos
incaicos vencieran y doblegaran a los quiteños y de que en ellas incursionaran
los hombres de la carabelas.
La palabra cholo” es un americanismo que el historiador peruano Carlos
Daniel Valcárcel dice que proviene del quichua. En cambio, el inca Garcilaso
de la Vega (1539-1616), buen conocedor de estas cosas, arque cholo es
una palabra procedente de las islas de Barlovento, que quiere decir “perro” y
que fue aplicada por vituperio a los hijos de los mulatos.
La palabra tiene varios signicados. En algunos países iberoamericanos,
como Chile y Costa Rica, quiere decir “indio civilizado”. En otros designa a
toda persona morena. En Chile además tiene la connotación de “cobarde”,
probablemente como rezago de la guerra del Pacíco. En unos países es voz
despectiva y en otros no. Hasta puede ser tratamiento de cariño en su forma
diminutiva: “cholito” o “cholita”. En algunos de los países andinos Ecuador,
Perú y Bolivia es el mestizo de indio y blanco, en cuyos caracteres étnicos son
visibles los rasgos indígenas. En ellos se suele decir “cholear” por discriminar
negativamente a alguien, es decir, “tratarlo como a cholo”. En el Perú, sin
embargo, la palabra no tiene esas connotaciones despectivas. Cholo es el
mestizo que se abre paso en la vida social y se supera. Hubo recientemente
un Presidente, de evidente sangre mestiza, que se hacía llamar con un cierto
dejo de orgullo el “cholo Toledo”.
Por lo general, en los países andinos el término tiene para los de arriba
cierta connotación despectiva. El blanco “pura sangre” a menudo piensa que
el cholo es un hombre complicado y que, mezcla de resentimiento social y
rebeldía, tiene temperamento violento, introvertido y contradictorio. El cholo,
por su parte, menosprecia al indio, aunque sabe que por sus venas corre
sangre india, y no quiere al blanco, al que considera discriminador y abusivo.
Recordemos al “tuerto Rodríguez” de la novela “Huasipungo” de Jorge Icaza
o al “cholo Cisneros” de “Todas las sangres” de José María Arguedas. El cholo
tiene la percepción de que el sistema social dentro del cual vive sistema
injusto y de poca movilidad le niega toda posibilidad de progreso y que, haga
lo que haga, su vida no cambiará. El sistema es demasiado inexible. Esto ha
originado una fuerte y justicada disconformidad en su espíritu.
Por allí podría estar una explicación de la inestabilidad política y social
de los países andinos.
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Desde la óptica del indio, el cholo es un ser poco conable porque
tiende a desprenderse de sus rces y a asimilarse al blanco para servir
nalmente sus intereses. El boliviano Fausto Reinaga fundador en 1962 del
Partido Indio Boliviano y en 1977 de la Comunidad India Mundial predica por
eso una “indianidad” radical en la que no hay espacio para el cholo ni para
el blanco. Piensa que la “revolución india” se producirá cuando “despierte y
se ponga a andar la sociedad inka, maya, azteca, piel roja” en búsqueda del
“poder indio”. Reinaga ataca sin misericordia al mestizo, a quien le acusa de
“racismo” con respecto al indio. Considera que el mestizo el cholo , sea fraile,
historiador, antropólogo o político, es siempre un títere de la europeización de
las comunidades indias de América.
El movimiento reivindicatorio de los valores del mestizaje, que se inició
en la Revolución Mexicana, tuvo ecos en el Perú con José Carlos Mariátegui
y en Ecuador con Jorge Icaza. En esos años, en los países mestizos de los
Andes se desarrollaba una batalla campal entre los “hispanistas”, que cantaban
las glorias de España, y los “indigenistas” que exaltaban el imperio incaico.
La literatura se encargaba de dramatizar la dicotomía entre el patrón blanco,
inhumano y feroz, y el indio subyugado. El uno hablaba español y el otro
quichua. Las novelas “El Tungsteno” (1931) de César Vallejo y “Huasipungo”
de Jorge Icaza fueron en el Perú y en el Ecuador una maravillosa expresión
de ese mundo maniqueo. El mestizo era, hasta ese momento, el gran ausente
de la realidad social y de la narrativa de los países andinos. En realidad, en
las primeras décadas del siglo pasado las fotografías y dibujos de ese tiempo
sólo muestran criollos con chistera e indios emponchados. El mestizo no
hace su ingreso todavía al escenario social. El propio indigenismo marxista,
mientras atribuía al indio el papel redentor que Marx conó al proletario,
se olvidó del mestizo. En medio de estos dos fuegos insurgió el mestizaje,
como elemento fundamental de la realidad social andina y mesoamericana
y como protagonista de la literatura de denuncia. En sus venas corre sangre
india y sangre blanca. El historiador peruano Carlos Daniel Valcárcel arma
que el mestizo “padece la doble tragedia de dos almas irreconciliables y el
doble rechazo de los de arriba y de los de abajo”. Sin embargo, el cholo lucha
y se esfuerza vigorosamente por abrirse campo en la vida social, superarse
culturalmente, imponer su visión original de la vida y defender sus derechos.
Al n y al cabo, la gran verdad del descubrimiento de América es el mestizaje,
lleno de potencias y originalidades.
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Su biodiversidad
Desde el punto de vista taxonómico, en el planeta hay unos lugares más
ricos que otros en variedades de especies. En 1997, después de haber realizado
trabajos de campo en más de veinte países tropicales, Russell Mittermeier – a
la sazón Presidente de la entidad ambientalista “Conservación Internacional”
identicó en su libro “Megadiversity” 17 países en los que está concentrada
la mayor biodiversidad del planeta. Casi todos ellos son condóminos de la hoya
amazónica. Son países que tienen una impresionante “megadiversidad” en
plantas, aves, mamíferos, anbios y en los ecosistemas uviales y marinos.
La biodiversidad de un ecosistema se mide por la heterogeneidad de las
especies, es decir, tanto por el número de ellas que habitan en una área como
también por su abundancia relativa.
En el Ecuador hay 324 especies de mamíferos, 1.559 de aves, 710 de
peces, 409 de reptiles y 402 de anbios. Esto signica que en un pequeño
país de 256.370 kilómetros cuadrados existen más especies de aves que en
todo el territorio de los Estados Unidos, más especies de peces que en los
mares de América del Norte o de Europa y más especies de anbios que en
todo el territorio europeo. Esto sin incluir los antrópodos (insectos, arañas,
crustáceos). Y hay 20.000 especies de plantas vasculares. Lo cual signica que
con tan sólo el 0,17% de la supercie terrestre posee más del 11% de todas las
especies de vertebrados (mamíferos, aves, anbios y reptiles) del planeta. Su
opulenta megadiversidad y riqueza de paisajes, belleza y ecosistemas se deben a
que el Ecuador, situado en pleno Trópico de Cáncer de la América del Sur, está
atravesado por la cordillera de los Andes que divide su territorio continental
en tres grandes regiones, dentro de las cuales se dan una multitud de climas y
microclimas y una gran cantidad de ecosistemas.
Su estructura jurídico-política
Ecuador es un Estado unitario que se divide, política y administrativamente,
en 24 provincias, cada una de las cuales agrupa varios cantones. La
descentralización administrativa o por servicios no afecta la condición unitaria
del Estado.
Sus ciudades más pobladas son: Guayaquil, Quito (que es la capital),
Cuenca, Ambato y Santo Domingo.
Rodrigo Borja
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El gobierno central es republicano presidencial, dividido en tres
grandes poderes: el legislativo, ejercido por el Congreso Nacional, de estructura
unicameral, compuesto por legisladores elegidos por sus respectivas provincias
en forma proporcional a su población; el ejecutivo, ejercido por el Presidente
de la República, sus ministros de Estado y los demás funcionarios de la
administración; y el judicial, ejercido por la Corte Suprema de Justicia, los
tribunales provinciales y las judicaturas.
Asume la función de control de la constitucionalidad de las leyes el
Tribunal Constitucional, que es un órgano independiente, integrado por nueve
miembros, nombrados por el Congreso Nacional de la siguiente manera: dos, de
una terna enviada por el Presidente de la República; dos, de una terna enviada
por la Corte Suprema de Justicia; dos, seleccionados por el Congreso Nacional
de fuera de su seno; uno, de terna enviada por los prefectos provinciales y
los alcaldes municipales; uno, de terna enviada por las organizaciones de
trabajadores, de indios y de campesinos; y uno, de terna enviada por las cámaras
de la producción.
Son funcionarios de elección universal, directa y secreta: el Presidente y el
VicePresidente de la República y los legisladores, para un peodo de cuatro años.
Está prohibida la reelección inmediata del Presidente y VicePresidente.
El Tribunal Supremo Electoral y los tribunales electorales provinciales,
rodeados de autonoa administrativa y económica, son los órganos encargados
de organizar, dirigir y vigilar los procesos electorales universales y directos,
de organizar, dirigir y vigilar los referendos que se convoquen en los casos
constitucionalmente previstos, de realizar los escrutinios de las elecciones y
consultas populares, de resolver los litigios y reclamaciones que surgieran en
esos procesos y de juzgar los gastos electorales de los partidos y movimientos
políticos y el origen de sus recursos.
El Tribunal Supremo Electoral está integrado por siete vocales elegidos
por el Congreso Nacional.
Está prevista la revocación popular del mandato de los Diputados,
prefectos provinciales y alcaldes municipales por iniciativa de al menos el 30
por ciento de los electores en la respectiva circunscripción territorial.
La Constitución garantiza el funcionamiento de los partidos políticos,
cuyo nacimiento y operación están regulados por la ley. Para su reconocimiento
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legal, el partido deberá sustentar principios doctrinales que lo individualicen,
tener un programa de acción, contar con una organización de escala nacional y
reunir el número nimo de aliados exigido por la ley. Un partido desaparece
de pleno derecho si en dos elecciones pluripersonales sucesivas no obtuviere,
al menos, el 5% de los votos válidos. La Ley de Partidos Políticos, con el
propósito de garantizar la independencia económica de estas organizaciones
políticas respecto de los grupos de presión, establece en benecio de ellas
un nanciamiento estatal, proporcional a los votos obtenidos, y les reconoce
ciertas exenciones tributarias, pero limita sus gastos electorales y les prohíbe
recibir aportaciones económicas de Estados o empresas extranjeros y de
personas o instituciones que tengan contratos con el Estado.
Los magistrados de la Corte Suprema son nominados por el Congreso
Nacional en forma vitalicia, pero pueden ser removidos de sus funciones por
la autoridad nominadora con arreglo a las causas señaladas en la Constitución
y las leyes.
Cada una de las provincias está dirigida por un Gobernador nombrado
por el Presidente y por un Consejo Provincial integrado por el Prefecto
Provincial, que es la autoridad ejecutiva, y un órgano colegiado formado por
un número variable de consejeros provinciales, elegidos por los ciudadanos
de su circunscripción territorial en proporción a la población de ella.
Uno de los derechos políticos es el derecho a voto, para cuyo ejercicio
se requiere: ser ciudadano ecuatoriano por nacimiento o por naturalización,
haber cumplido 18 años de edad y estar en goce de los derechos políticos. Los
miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional no pueden elegir ni
ser elegidos. Se suspenden estos derechos por condena judicial a prisión o a
reclusión, durante el tiempo de la condena.
El Ecuador es miembro fundador de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) desde 1945 y forma parte también de la Organización de
Estados Americanos (OEA), del Grupo de Río, del Tratado Amazónico, de la
Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), de la Comunidad
Andina de Naciones (CAN), de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)
y de otras organizaciones internacionales.
Ecuador forma parte del proceso de integración económica andino
fundado el 26 de mayo de 1969 bajo el nombre de Acuerdo de Cartagena
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o Pacto Andino por Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile, al que se
adhirió Venezuela en 1973 y del que se desprendieron Chile bajo la dictadura
de Pinochet en 1976 y Venezuela en 2006.
Pueden establecerse tres etapas en el desarrollo de la integracn andina: la
primera, muy dinámica, que se extendió hasta 1975 en que se crearon los órganos
metanacionales para la conducción del proceso, se establecieron programas
de desgravación arancelaria, se adoptó un régimen común de tratamiento a
la inversión extranjera y sobre marcas y patentes y se implantaron programas
sectoriales de desarrollo industrial; después vino una etapa de estancamiento,
en que el proceso perddinamismo a causa de las dicultades nancieras
de los países integrados, que bajaron los niveles de su comercio recíproco, y
de los incumplimientos de los compromisos contraídos; y la tercera etapa de
recuperación y reactivación del Pacto Andino que se inició en 1989 gracias
a la decisión tomada en Caracas por los Presidentes Virgilio Barco, Rodrigo
Borja, Alan García y Carlos Andrés rez de vigilar directamente la marcha
del proceso de integración y de reunirse dos veces por año en el marco del
Consejo Presidencial Andino que fue la nueva y superior instancia política que
ellos crearon para pasar revista a las acciones cumplidas en el semestre. Esto
dio un gran dinamismo al proceso y multipliel comercio subregional. Según
informaciones de la Junac, en el período comprendido entre 1990 y 1995, el
grupo andino incremensu comercio intrasubregional a un ritmo del 27%
anual, aunque no fue un crecimiento simétrico puesto que el Ecuador alzó sus
ventas de 188,5 millones de dólares a 364, Bolivia de 59,9 a 199 y Perú de 214 a
412, mientras que Colombia las aumentó de 327,7 a 1.805 y Venezuela de 493,6
a 1.847 millones de dólares. Lo cual demuestra que, con mucho, estos dos países
fueron los beneciarios principales de la integración puesto que quintuplicaron
y cuadruplicaron respectivamente sus colocaciones en el mercado andino.
A pesar de todos sus tropiezos y limitaciones, el proceso de integración
andino es, desde el punto de vista técnico e institucional, el mejor logrado de
los que se han puesto en marcha en América Latina hasta la presente fecha
y es el único que tiene una instancia judicial comunitaria, el Tribunal Andino
de Justicia, para solucionar las controversias entre los países miembros con
ocasión o por consecuencia de los acuerdos de integración.
En abril de 1996 los Presidentes de los países andinos, reunidos en
la ciudad de Trujillo, Perú, tomaron dos resoluciones de carácter formal:
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sustituir la denominación de Pacto Andino, con que se conocía desde su
nacimiento a este sistema de integración, por la de Comunidad Andina,
obedeciendo probablemente a la inuencia europea, y crear una instancia
intermedia de conducción del proceso: el Consejo Andino de Ministros de
Relaciones Exteriores.
Los gobernantes de los doce Estados sudamericanos, reunidos en la
ciudad del Cuzco el 8 de diciembre del 2004, proyectaron crear la Comunidad
Sudamericana de Naciones con el n de “desarrollar un espacio sudamericano
integrado en lo político, social, económico, ambiental y de infraestructura”.
Decisión que fue raticada en las cumbres presidenciales de Brasilia en
septiembre del 2005 y de Cochabamba en diciembre del 2006, donde los
Presidentes dijeron que “la integración sudamericana no sólo es necesaria para
resolver los grandes agelos que afectan a la región, como son la pobreza, la
exclusión y la desigualdad social persistentes, que se han trasformado en los
últimos años en una preocupación central de todos los gobiernos nacionales,
sino que es un paso decisivo para lograr un mundo multipolar, equilibrado,
justo y basado en una cultura de paz”. Fue en la Isla venezolana de Margarita
donde esta iniciativa se concretó el 16 de abril del 2007. Los gobernantes de
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú,
Surinam, Uruguay y Venezuela fundaron la Unión de Naciones Suramericanas
(Unasur), con sede en Quito y me propusieron presidir la Secretaría General
de la nueva entidad.
Acepté la responsabilidad, dada mi vieja vocación integracionista que me
llevó, hace 28 años, a escribir un pequeño ensayo titulado “La sindicalización
de los países pobres”, que contenía un fervoroso alegato en defensa de la
unión de nuestros países y de la formación de un “sindicato” internacional
que pudiera fortalecer nuestra posición en el mundo exterior.
Inmediatamente hice llegar a los Presidentes mi opinión acerca de lo que
debe ser y hacer Unasur. Punto central de mis sugerencias fue subsumir en la
nueva institución, de escala regional, todas las entidades subregionales existentes,
a n de avanzar en la integración subcontinental a cargo de la Comunidad
Andina de Naciones (CAN) y el Mercado Común del Sur (Mercosur) – hacia
la integración continental sudamericana, con base en las experiencias, logros
y frustraciones de los sistemas subregionales. Ese me parecía el camino para
alcanzar los objetivos de desarrollo de los países de la América del Sur y
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potenciar su inserción internacional en el mundo implacablemente competitivo
de la posguerra fría. La idea era hacer frente, con la fuerza multiplicada de la
unión, a los bloques estatales del mundo desarrollado y a la constelación de
corporaciones transnacionales que se habían consolidado con inédita fuerza
en la posguerra fría.
Pero la instrumentacn del proyecto tuvo tropiezos en el camino.
La comisión de funcionarios de alto nivel, designada por los gobiernos
para formular el proyecto de estatuto fundacional, se inclinó por crear una
nueva institucn integracionista al lado de las que existen. Con lo cual, en
mi opinión, el proyecto de los Presidentes, concebido con tan clara visn
de futuro, quedó mediatizado.
Su vida política
Panorama general
En las entrañas de la sociedad potica ecuatoriana se cruzan y entrecruzan
diferencias y contradicciones políticas, económicas, sociales, culturales,
religiosas, étnicas y regionales que conspiran contra su cohesión social. De allí
nace su tormentosa historia, en la que han alternado gobiernos democráticos,
dictaduras militares, golpes de Estado, cambios de Constituciones, inestabilidad
política, atraso económico e injusticia social.
En sus 178 años de vida republicana ha habido una sola revolución
digna de tal nombre: la Revolución Alfarista de nales del siglo XIX, de corte
liberal-radical, que partió en dos la historia del Ecuador. Todos los demás
movimientos insurgentes no pasaron de ser exitosas tramas cuarteleras de
media noche, aunque sus protagonistas hablaron siempre de “revolución”. Su
accidentada historia ha estado plagada de cambios bruscos de gobierno. Su
débil institucionalidad los ha permitido. Se han ensayado 18 Constituciones
en sus 178 años de historia republicana: 1830, 1835, 1843, 1845, 1851, 1852,
1861, 1869, 1878, 1884, 1897, 1906, 1929, 1945, 1946, 1967, 1978 y 1998. Todas
ellas han sido elaboradas y promulgadas por sendas asambleas constituyentes,
salvo la de 1978, que fue aprobada por la vía del referéndum. Esta “inación”
constitucional ha obedecido a la ingenua idea de que el cambio de Constitución
aseguraba un cambio de conductas políticas. Pero obviamente todo siguió
igual. Las normas constitucionales deambularon en las alturas sin anclajes
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en la sociedad. Hoy mismo está reunida la asamblea constituyente nº 19, que
dará a luz a nes de este año un proyecto de Constitución para ser sometido
a referéndum.
Es cierto que en América Latina se han dado muchos golpes de Estado
y muy pocas revoluciones. Probablemente las únicas transformaciones que,
por su hondura e irreversibilidad, han tenido carácter revolucionario han sido
la alfarista de 1895 en el Ecuador, la mexicana de 1910, la boliviana de 1952,
la cubana de 1959 y la sandinista de 1979 en Nicaragua, aunque ésta careció en
realidad de la irreversibilidad propia de una revolución. Las demás rupturas
del orden constitucional en la torturada historia latinoamericana no han sido
más que golpes de Estado que han cambiado las personas del gobierno pero
que han mantenido intocado el orden económico y social establecido.
El proceso revolucionario liberal-radical de nales del siglo XIX en
el Ecuador, liderado por el general Eloy Alfaro quien ganó sus galones
de general en las batallas de la libertad y al frente de su ejército popular –,
tomó más de tres décadas de lucha guerrillera – lucha “montonera”, se decía
en esos tiempos para abatir el ancien régime feudal del Ecuador, en el cual
la Iglesia Católica era la mayor terrateniente del país. Suyas eran las mejores
y más grandes haciendas del altiplano andino y suyos los indios que en ellas
laboraban. Los hijos de los indios también eran suyos. Estos “señores de misa
y olla”, como los denominaba el escritor ecuatoriano Juan Montalvo -uno de
los mejores prosistas de la lengua castellana en el siglo XIX-, manejaron el país
como si fuera un feudo. Pero el gobierno revolucionario presidido por Alfaro
expidió en 1908 la Ley de Benecencia, mediante la cual fueron expropiadas
las tierras de la iglesia en favor del Estado, que con ellas forun fondo de
asistencia pública. La alta jerarquía católica no tardó en protestar: “esa ley es
un crimen contra la Religión, un atentado contra la sana moral, un abuso de
autoridad y una violación de los derechos en que se funda el orden social”,
dijo. Y concluyó: “Han dado carta de ciudadanía al comunismo”.
La revolución alfarista realizó en el Ecuador una transformación
institucional profunda. Sustituyó una clase social por otra en el ejercicio del
poder, separó la iglesia del Estado, seculariel gobierno, consagla tolerancia
religiosa, proclamó la libertad de cultos, implantó el laicismo en la educación
pública, estableció el matrimonio civil y el divorcio, abolió el concertaje (contrato
mediante el cual los indios se obligaban, vitalicia y hereditariamente, a realizar
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trabajos agrícolas en benecio del dueño de la hacienda sin salario o con un
salario ínmo), suprimió la prisión por deudas y por obligaciones de hacer
y eliminó el obraje, el impuesto del tres por mil sobre las tierras agrícolas, el
pago de diezmos y primicias a la iglesia y otras cargas feudales.
No obstante ser una revolución liberal, dictó las primeras regulaciones
sobre jornadas de trabajo, descanso obligatorio, previsión social, trabajo de
mujeres y de menores de edad, contratos individuales de labor, responsabilidad
por accidentes del trabajo, protección de la maternidad, repartición de tierras
agrícolas y expropiación de los fundos incultos y expidió otras normas de
carácter social, que se consagraron desps en la Constitucn de 1906,
destinada a institucionalizar las conquistas revolucionarias.
Durante el siglo XX la inestabilidad política ha sido una constante
de la historia ecuatoriana. Acciones rebeldes, golpes de Estado, dictaduras,
abandonos del poder, renuncias de los gobernantes han determinado esa
inestabilidad política crónica. Sólo hubo pequeños períodos de continuidad
constitucional en que alternaron gobiernos elegidos: de 1948 a 1961 y desde
1979 a la actualidad. Sin embargo, en esta última etapa se han producido tres
abandonos del poder: el de Bucaram en febrero de 1997, el de Mahuad en
enero del 2000 y el de Gutiérrez en abril del 2005, quienes al primer grito en
la Plaza de la Independencia fugaron por la puerta de atrás o por los techos
del Palacio, sin la elemental gallardía de un Mariano Ospina Pérez, que en los
tormentosos momentos del “bogotazo” de 1948 a raíz del asesinato de Jorge
Eliécer Gaitán en Colombia, en que la furia popular fuera de todo control
pedía su cabeza, exclamó: “a Colombia más le vale un Presidente muerto que
un Presidente fugitivo”, o de un Salvador Allende que prerió destaparse los
sesos en el palacio presidencial antes que verse humillado por los secuaces
de Pinochet.
En la última década y media el creciente divorcio entre la política y la moral
ha producido graves crisis de gobernabilidad. La corrupción, en el Ecuador
y en todas partes, constituye un duro escollo para la gobernabilidad porque
ilegitima a los gobernantes, les resta credibilidad y les despoja de la credencial
ética para mandar y ser obedecidos. El poder descansa sobre un sistema de
creencias: gobernar es ser creíble, tener crédito, suscitar conanza.
La ausencia de estos factores ha producido una etapa de insubordinaciones
y convulsiones sociales. Las multitudes salieron a las calles a gritar que se fueran
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los gobernantes. El primero fue Bucaram, a quien el Congreso cesó en su
cargo por inhabilidad mental para gobernar, en aplicación del Art. 76 de la
Constitución, que decía: “El Presidente de la República cesará denitivamente
en sus funciones y dejará vacante el cargo (...) por incapacidad física o mental
declarada por el Congreso Nacional”.
Obviamente que la “incapacidad mental” del Derecho Constitucional no
es la enajenación mental o la locura de los psiquiatras. Para estar incurso en ella
bastaba el desgobierno imperante, la ineptitud gubernativa y la permanente
ausencia de su ocina en el Palacio Nacional “por miedo a los fantasmas”,
según dijo con entera seriedad.
Cinco meses bastaron para colmar la paciencia popular.
Casos paralelos fueron poco tiempo después los de Jamil Mahuad y Lucio
Gutiérrez. El primero perjudicó a millones de ecuatorianos con la congelación
de los depósitos bancarios, la macrodevaluación del sucre en cinco veces y la
dolarización. La gente se enfureció y se volcó a las calles. El otro exhibió una
incapacidad clamorosa para gobernar y, ante las protestas, ordenó dar bala al
pueblo. Los dos huyeron del Palacio cuando la gente irrumpió en la Plaza de
la Independencia y se asilaron en embajadas: en la de Chile el uno y de Brasil,
el otro. El efecto jurídico y político del asilo diplomático es el salvoconducto
y la salida del asilado fuera del país. Entonces fueron llamados los respectivos
vicePresidentes para que concluyeran los períodos de los titulares.
La prensa internacional no explicó bien estos acontecimientos.
Los partidos
El origen del partidismo ecuatoriano se remonta a los días de la lucha
por la independencia de España, a principios del siglo XIX. Ya los próceres
quiteños del 10 de agosto de 1809, autores del primer grito de libertad en la
América hispana, se dividieron entre monárquicos y republicanos.
s tarde, en el entorno potico del libertador Sin Bovar, se
volvieron a suscitar discrepancias entre quienes anhelaban el establecimiento
de una presidencia vitalicia o incluso la restauración de la monarquía y los que,
imbuidos por las ideas del enciclopedismo francés, postulaban un gobierno
republicano y el ensanchamiento de las libertades.
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El Partido Conservador, o lo que puede considerarse como tal, se fundó
en 1883 bajo el nombre de “Partido Católico Republicano” y más tarde cambió
su denominación por la de “conservador”, pero seguía siendo el “partido de
los católicos”. El origen del Partido Liberal es menos claro. Su formación fue
escalonada. Hubo un pensamiento “de avanzada” sustentado por las mentes
más lúcidas de ese tiempo, todas inspiradas en la ilustración francesa del siglo
XVIII. Y el 24 de julio de 1890 se reunió en Quito la convención que declaró
constituido el nuevo partido político.
Sin embargo, los dos partidos eran “partidos de notables”, muy propios
de su tiempo, que no se preocupaban de aglutinar masas sino de convocar
personas de viso social o económico. El “Partido Conservador” pertenecía a
los terratenientes y al clero de la Sierra, y su fuerza estaba en Quito; mientras
que el “Partido Liberalestaba integrado por los representantes de la incipiente
burguesía comercial y bancaria de la Costa. Su bastión era Guayaquil.
Estos fueron los gérmenes del bipartidismo conservador-liberal que de
una u otra manera estuvo presente desde la segunda mitad del siglo XIX. Su
dos caudillos emblemáticos fueron, respectivamente: Gabriel García Moreno,
el autoritario teócrata de mediados del siglo; y el revolucionario liberal Eloy
Alfaro, que en 1895 tomó el poder después de casi treinta años de luchas
guerrilleras.
En 1926 se fundó el “Partido Socialista Ecuatoriano”, de tendencia
marxista-leninista, como una pequeña elite de intelectuales y artistas de primera
línea, pero que no afectó al bipartidismo imperante.
A inicios de los años 30 surgió una sui géneris organización política
denominada Compactación Obrera Nacional, integrada por obreros,
artesanos, pequeños comerciantes y campesinos, que se había formado para
apoyar la candidatura presidencial de un distinguido y culto hacendado serrano
llamado Nefta Bonifaz. Éste ga las elecciones pero fue descalicado
por el Congreso Nacional porque su nacionalidad ecuatoriana estaba en
duda, ya que él, en su “despreocupada juventud”, según dijo, había utilizado
pasaporte peruano. En esa coyuntura, un joven abogado llamado José María
Velasco Ibarra, que resultó notable orador, llenó el vacío de Bonifaz y, desde
el Congreso, se catapultó hacia la visibilidad política. El movimiento que lo
impulsaba tomó el nombre de “velasquismo”, en honor a su líder, y estuvo
integrado, como es frecuente en los populismos caudillistas, por los más
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disímiles componentes: desde los llamados “Caballeros de la Inmaculada”, de
profunda raigambre clerical y conservadora, hasta locomunistas, articulados
todos en torno a la gura del doctor José María Velasco Ibarra, que ocupó la
Presidencia de la República en cinco ocasiones, aunque solamente en una
1952-1956 logconcluir su período constitucional. De los veinte años que
correspondían a sus cinco períodos presidenciales, sólo ejerció el poder por
once años, debido a sus derrocamientos.
En los años 50 advino en Guayaquil otra organización de corte populista:
“Concentración de Fuerzas Populares” (CFP), mezcla de las ideas s
contradictorias, liderada por un carismático y audaz político llamado Carlos
Guevara Moreno, que apareció por estas tierras armando haber luchado en las
las republicanas durante la guerra civil española y haber sido “mordido por la
cruel metralla fascista”. Este grupo que trajo al país técnicas de movilización
de masas hasta entonces desconocidas y que utilipara su coreografía política
himnos, marchas, banderas y grupos de choque del más puro estilo mussoliniano
llegó a tener en un momento una importante fuerza política, aunque su líder
fracasó en su intento electoral de ganar el poder.
Camilo Ponce, un destacado líder de la Derecha ecuatoriana, fundó en
1951 el “Movimiento Socialcristiano”, que en sus comienzos fue un pequeño
círculo elitista de personajes altamente situados en el escalafón social, pero
que en 1956, con la ayuda del velasquismo, llegó al poder.
A comienzos de 1971 fundé un movimiento de gente joven denominado
“Izquierda Democrática”, que pronto se convirten un gran partido de
masas de orientación socialista democrática, con especial penetración en
los barrios pobres de las ciudades y en los sectores campesinos. En su
declaración de principios se autodenió como “un partido democrático y
revolucionario que expresa y promueve los anhelos, ideas y aspiraciones de
los trabajadores intelectuales y manuales del Ecuador”. Fue el primer partido
en plantear hace casi cuatro décadas – la cuestión económica en el debate
político y en introducir temas nuevos a la consideración pública, tales como el
ambientalismo, las relaciones del Estado y el mercado, el desarrollo humano
y la cuestión internacional.
La Izquierda Democrática conquistó el poder bajo mi conducción en
1988, después de una impresionante movilización de masas.
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A comienzos de los 80 Abdala Bucaram, cuñado del Presidente Jaime
Roldós, quien murió en un accidente de aviación en mayo de 1981, formó un
grupo populista al que, en un pretendido homenaje a la memoria del joven
Presidente, lo llamó “Partido Roldosista”.
El Movimiento fundado por Camilo Ponce se convirtió después en el
“Partido Socialcristiano”, que estuvo en trance de desaparecer a raíz de la
muerte de su caudillo, pero que fue rehabilitado de su ruina en 1984 por un
empresario y político extraído de la Cámara de Industrias de Guayaquil, llamado
León Febres-Cordero, que en ese año ganó las elecciones presidenciales y
gobernó del 84 al 88.
Por la ausencia de un régimen jurídico que regulara su existencia y su
operación, había en el Ecuador una proliferación de partidos políticos. Eran
en realidad minipartidos carentes de toda representatividad, que no pasaban de
ser unos señores, su máquina de escribir y sus boletines de prensa, formados
al calor del oportunismo político y de devaneos ideológicos. Es larga pero
poco signicativa la lista de esos partiditos, que en las elecciones no se
atrevían a lanzar candidatos propios pero que entraban en alianzas con los
partidos grandes para sacar provechos burocráticos. La volatilidad electoral
era lamentable. El intercambio de los dirigentes, escandaloso. En el argot
político del Ecuador incluso se acuñó la expresión “cambio de camiseta” para
señalar el intercambio político por analogía con lo que sucede en el fútbol
profesional: que el jugador de un equipo es contratado por el elenco contrario
para la nueva temporada.
Pero en febrero de 1979 la dictadura militar, en las postrimerías de su
ejercicio, previa consulta con la dirigencia política, promulgó la Ley de Partidos
Políticos que dispuso: 1) que los partidos políticos gozan de la protección del
Estado; 2) que únicamente ellos pueden presentar candidatos para una elección
popular; 3) que para ser candidato y ejercer un cargo electivo se requiere estar
aliado a un partido político; y 4) que para que un partido pueda ser reconocido
legalmente y pueda intervenir en la vida pública del Estado debe: a) sustentar
principios doctrinarios que lo individualicen, b) tener un programa de acción
compatible con el sistema democrático, c) contar con el número de aliados
que exija la ley, y d) estar organizado a escala nacional.
En la ley se dispuso, además, el nanciamiento público de los partidos
con cargo al presupuesto del Estado, en proporción al número de votos
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alcanzados en las últimas elecciones pluripersonales, en las que las alianzas
estaban prohibidas.
La ley trató de introducir un poco de orden en el caótico mundo de los
partidos, pero no logró evitar que se suscitaran deformaciones del sistema y aun
abusos de él. Algunos partidos habían perdido, o nunca tuvieron, democracia
interna, debate ideológico, movilidad interior. Fueron grupos caudillistas
aideológicos, con propensiones al populismo. Todo lo cual les condujo al
enquistamiento de los grupos dirigentes, a su burocratización y a la conversión
del partido en un diafragma que sofocaba los anhelos de los mandos medios
y militantes de base.
Eso movió a los medios de comunicación a desenterrar el término
“partidocracia” que apareció en Europa durante la última posguerra para
designar la presencia decisoria de los partidos en la vida política y en el proceso
de la reconstrucción democrática europea después de la caída del fascismo y
a dar a la palabra un sentido peyorativo para desprestigiar a todos los partidos,
en un solo bloque y sin atenuantes ni diferencias, y generar una fuerte corriente
de opinión contraria a ellos.
El actual Presidente Correa, marchando con su infantería sobre los
bombardeos de la prensa, culminó la obra de destrucción de los partidos, que
han quedado reducidos a su mínima expresión.
No desconozco que algunas de las críticas tuvieron una cierta justicación.
Hubo partidos que limitaron la movilidad interna y consolidaron cúpulas
autoelegidas y autoritarias, o que exigieron a los gobiernos “cuotas de poder”
para sus dirigentes la famosa lotizzazione de que se hablaba en los bajos fondos
de la política italiana –, o que eliminaron la meritocracia en los sistemas de
promoción de sus miembros, o que incurrieron en actos de corrupción, o que
se deslizaron hacia el populismo. Eso es cierto. Pero no invalida la tesis de
que los partidos políticos son elementos indispensables de la democracia en
las sociedades del mundo contemporáneo. No hay democracia sin partidos.
Estos son los intermediarios entre la sociedad y el poder. Se encargan de
recoger, encauzar, enriquecer y canalizar las difusas aspiraciones populares y
presentarlas ante quienes ejercen la autoridad pública.
No se ha inventado todavía nada que reemplace a los partidos políticos.
Ellos, con todos sus defectos, siguen siendo elementos indispensables en los
Rodrigo Borja
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121
regímenes democráticos como intermediarios entre el pueblo y el gobierno. Se
han formado numerosas asociaciones de todo tipo: ambientalistas, feministas,
gremiales, sindicales, religiosas, de consumidores, de productores, etc., etc., pero
ninguna de ellas, ni todas juntas, pueden sustituir a los partidos políticos en su
visión universal de los problemas de un país. Aquellas son grupos de interés
y, como tales, tienen puntos de vista excesivamente parciales y zonicados.
En efecto, los sindicatos obreros, las corporaciones empresariales, los grupos
de presión, las organizaciones no gubernamentales (ONG), los nuevos
movimientos sociales y otras entidades que intervienen en la vida pública del
Estado representan intereses parciales y sectorizados dentro de la sociedad y
carecen de la visión universal de los problemas de un país que tienen o deben
tener los partidos.
Su economía
La Constitución dene a la economía ecuatoriana como una “economía
social de mercado”, que “se organizará y desenvolverá con la coexistencia
y concurrencia de los sectores públicos y privados”. Este concepto ha sido
tomado de los economistas alemanes de la escuela de Friburgo en la posguerra
Alfred Müller-Armack, Walter Eucken y Leonhard Miksch, entre otros –,
quienes agregaron la palabra “social” a la expresión “economía de mercado”
para pretender establecer “el principio de la libertad de los mercados vinculado
con la compensación social”, en el intento de encontrar una” tercera vía
“entre la economía de libre mercado de factura liberal y la economía dirigida
de corte marxista. Pero aunque sus propugnadores dicen que la economía
social de mercado no es una repetición del laissez faire, la verdad es que ella
no deja de ser una economía de mercado, es decir, un sistema en el cual los
agentes económicos privados planican y deciden sus acciones en forma
descentralizada.
La economía ecuatoriana tiene todas las características comunes a
los sistemas capitalistas: propiedad privada de los medios de producción,
abstención del Estado frente al quehacer de los agentes económicos privados,
economía abierta, explotación de la mano de obra de los trabajadores
asalariados y sometimiento de la actividad económica a las leyes del mercado:
oferta y demanda, iniciativa privada, libertad de emprender, libre concurrencia,
apetito de lucro, acumulación.
Ecuador, perspectivas de un ex-Presidente
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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La recuperación fiscal se hace por medio de impuestos, tasas y
contribuciones especiales. Los impuestos son directos e indirectos. Unos los
cobra el poder central y otros los poderes seccionales. Los niveles de tributación
son relativamente bajos.
En el año 1989 mi gobierno realiuna profunda reordenación del
sistema tributario, que redujo una maraña de más de cien impuestos indirectos,
de muy baja recaudación, a tres: el impuesto a la renta, el impuesto al valor
agregado (IVA) y el impuesto a los consumos especiales (ICE). La reforma
amplió la base tributaria del impuesto a la renta, mejoró las recaudaciones,
pero liberó de su pago a las capas sociales medias y a los sectores de bajos
ingresos. Concomitantemente instrumentamos una reforma integral del sistema
arancelario que corrigió la dispersión de los aranceles, bajó el nivel impositivo
de algunas importaciones y desalentó el contrabando.
Esas reformas se han mantenido, en lo sustancial, hasta la actualidad.
La economía ecuatoriana se divide, según la clasicación propuesta por
el economista Colin G. Clark que se ha vuelto clásica, en los sectores primario,
secundario y terciario.
Como todo país económicamente subdesarrollado, las actividades que
más han avanzado en el Ecuador son las primarias: minería, agricultura,
ganadería, explotación forestal, pesca y otras, de las que se obtienen los
productos sicos para el consumo directo, las materias primas para la industria
y los productos primarios de exportación.
La industria y otras actividades secundarias, al igual que el sector terciario
de la economía, que consiste en la prestación de servicios y no en la producción
de bienes materiales, han tenido un desarrollo incipiente. El comercio, la banca,
las nanzas, los seguros, las comunicaciones, la informática, la administración,
la publicidad, las relaciones públicas, el “marketing”, el transporte, los servicios
profesionales no han ido muy lejos y su participación en el producto interno
es más bien bajo.
Igual que en los demás países de América Latina, en el Ecuador son
muy bajos los índices de ordenadores por persona y muy escasa la inserción
a internet.
El abuso publicitario propio de las economías abiertas ha contribuido a
formar en el Ecuador una sociedad de consumo, con toda su carga de exacerbación
Rodrigo Borja
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publicitaria, subversión de valores y alienación. El manejo publicitario ha
conducido, como en otros países latinoamericanos, a la manipulación del
mercado que, contradiciendo las apreciaciones de los economistas clásicos,
no es el que dice a los productores lo que deben producir para satisfacer las
necesidades de los consumidores, sino que, a la inversa, son los productores
los que indican al mercado, a través de la magia de la publicidad, lo que
debe consumir.
Los datos macroeconómicos del Ecuador son los siguientes:
PIB 2007: US$ 44.449.915 millones;
PIB per cápita: US$ 3.419 millones;
PIB proyectado 2008: US$ 48.508 millones;
El PIB petrolero decreció del 0,1%, en el 2006, al 0,0% en el 2007, y
el sector no petrolero decreció en el mismo lapso en el 0,1%;
Inación 2007: 3,32%, que en una economía dolarizada no es una tasa
baja. Y la proyectada para este año es 4,25%, y
Previsiones de crecimiento del PIB para el 2008, según organismos
internacionales: 1,9%.
Sector petrolero
Producción de petróleo crudo desde enero a noviembre 2007: 170’515.000
b/d, con un promedio diario de 509.000 barriles, de los cuales 257.000 fueron
producidos por la corporación estatal petrolera ecuatoriana “Petroecuador” y
252.000 por las empresas privadas extranjeras.
En el o 2007 la producción petrolera disminuyó en el 5,4% con relación
al año anterior.
Sector externo
Los seis principales socios comerciales del Ecuador fueron en 2007:
Estados Unidos
Exportaciones: US$ 6.029,8 millones
Importaciones: US$ 2.794,8 millones
Saldo positivo: US$ 3.235,0 millones
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Unión Europea
Exportaciones: US$ 1.753,9 millones
Importaciones: US$ 1.245,8 millones
Saldo positivo: US$ 508,1 millones
Perú
Exportaciones: US$ 1.491,9 millones
Importaciones: US$ 481,1 millones
Saldo positivo: US$ 1.010,8 millones
Chile
Exportaciones: US$ 658,1 millones
Importaciones: US$ 503,3 millones
Saldo positivo: US$ 154,8 millones
Colombia
Exportaciones: US$ 650,6 millones
Importaciones: US$ 1.458,8 millones
Saldo negativo: US$ 838,2 millones
Venezuela
Exportaciones: US$ 484,1 millones
Importaciones: US$ 1.318,5 millones
Saldo negativo: US$ 834,4 millones
En términos porcentuales, el mercado norteamericano representó el
43,60% de las exportaciones y el 20,50% de las importaciones; los mercados
de la Aladi 31,4% de las exportaciones y 36,60% de las importaciones; el resto
de América 8,60% de las exportaciones y 5,90% de las importaciones; Europa
el 10,90% de las exportaciones y el 10,60% de las importaciones; y Asia el
5,30% de las exportaciones y el 22,30% de las importaciones.
Dentro de la Aladi, la Comunidad Andina (Venezuela, Colombia,
Ecuador, Perú y Bolivia) representó el 20% de las exportaciones y el 21,70%
de las importaciones.
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Los 10 principales productos de exportación:
petróleo crudo;
banano y plátano;
derivados de petróleo;
camarón;
manufacturas de metales;
ores naturales;
cacao;
atún y pescado;
café elaborado, y
madera.
En el 2007 las exportaciones FOB sumaron 13.852,36 millones, de
las cuales las exportaciones petroleras fueron US$ 8.279,44 millones y las
no petroleras US$ 5.572,92 millones, mientras que las importaciones FOB
sumaron 12.583,97 millones, de las que las importaciones petroleras signicaron
US$ 2.588,28 millones y las no petroleras US$ 9.995,70 millones. Lo cual
arrojó, en conjunto, una balanza comercial favorable en US$ 1.268,39 millones,
ya que del superávit petrolero de US$ 5.691,16 millones se restó el décit no
petrolero de US$ 4.422,77.
Ha habido una desaceleración de las tasas de crecimiento de las
principales exportaciones no tradicionales en los dos últimos años. Las de
camarón, productos del mar, ores y manufacturas de metal disminuyeron
mientras que subió la de elaborados de cacao.
La inversión extranjera directa ha experimentado un notable incremento:
de US$ 124,2 millones en el 2006 a US$ 470,8 millones en el 2007.
Las remesas de los emigrantes registraron en el 2007 la cifra de US$
2.259,6 millones.
Sector nanciero
La reserva internacional de libre disponibilidad del Estado sumó, al 31
de diciembre del 2007, 3.481.100 millones de dólares.
Al 21 de diciembre del mismo año el crédito al sector privado alcanzó
el volumen de 11.372.100 millones de dólares.
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Las captaciones de los bancos privados alcanzaron, entre enero 2006 y
octubre 2007, 10.096.909 millones de dólares. Los depósitos a la vista sumaron
6.652.687 millones y los depósitos a plazo 3.082.725 millones.
En el mismo período, su cartera de crédito bruta alcanzó la cifra de
7.444.945 millones y la cartera neta 6.994.173 millones.
Balanza comercial 2007
Superávit sector petrolero: US$ 4.509 millones
Décit sector no petrolero: US$ 3.353 millones
Superávit total: US$ 1.156 millones
Sector scal
Los ingresos del gobierno central en el 2007 fueron: no petroleros
en el 79% y petroleros el 21%. De ellos, 4.315,47 millones de dólares
correspondieron a ingresos tributarios, 1.154,04 a transferencias y 390,49 a
ingresos no tributarios.
Los egresos fueron: 70% gastos corrientes y 30% gastos de capital. Los
gastos corrientes se distribuyeron así: 49% salarios, 16% intereses de deuda,
14% transferencias, 8% bienes y servicios y 14% otros.
Deuda 2007: 13.864 millones:
Externa: 10.626 millones
Interna: 3.238
Deuda total: 31,2% del PIB:
23,9% externa
7,3% interna
Presupuesto 2007: 14.100 millones.
Dolarización
A comienzos del año 2000, por decisión del gobierno demócrata-
cristiano presidido por Jamil Mahuad, se decretó la sustitución del sucre
ecuatoriano por el dólar norteamericano para todas las transacciones
Rodrigo Borja
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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nancieras y comerciales. Es decir, se hizo del dólar nuestra moneda de curso
legal. Desde ese momento el signo monetario norteamericano se convirtió
en la unidad de cuenta, medio de pago, medida del valor, instrumento de
cambio y mecanismo de ahorro en el Ecuador.
La medida obedeció a razones s políticas que económicas. Se la
tomó en medio de grandes convulsiones sociales – con un pueblo entero que
repudiaba la corrupción e incompetencia de los gobernantes –, como una
tabla de salvación ante el inminente naufragio político.
La dolarización implicó la renuncia del Estado al derecho de acuñar
moneda, de diseñar la política monetaria y cambiaria derecho que se transrió
a la Reserva Federal de los Estados Unidos y a obtener los benecios del
señoreaje en la acuñación monetaria.
Sólo cinco Estados del mundo han adoptado formalmente la
dolarización: Panamá, Liberia de 1944 a 1989, Timor Oriental, Ecuador y
El Salvador. Los tres primeros por razones muy peculiares. Panamá porque
las empresas constructoras del Canal pagaban en dólares los salarios de sus
75 mil trabajadores, lo cual convirtió de hecho al dólar en la moneda ocial.
Liberia porque fue fundada en 1847 por esclavos negros libertos provenientes
de los Estados Unidos, que expidieron una Constitución copiada de la de
Estados Unidos y que implantaron desde 1944 hasta 1989 la dolarización de
su economía. Y Timor Oriental porque, después de obtener su independencia
nacional tras 350 años de colonialismo portugués, fue invadido por el ejército de
Indonesia el 7 de diciembre de 1975 y entró tal desorden y convulsión sociales
que obligaron al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a enviar una
fuerza internacional de paz, tomar el control político y administrativo del país
e implantar la dolarización para terminar con el caos monetario.
La imposición de un gimen monetario como este, según dijo el profesor
de Harvard Jeffrey Sachs en un artículo publicado en la revista Foreign Policy
el oto de 1999, constituye una “camisa de fuerza sobre la econoa
porque quita al gobierno toda posibilidad de manejar las variables monetaria
y cambiaria para regular el volumen de la masa monetaria, dar competitividad
a las exportaciones, desalentar las importaciones superuas y amortiguar los
golpes de los mercados mundiales. En estas condiciones, las autoridades tienden
a compensar la inexibilidad que el sistema comunica a la economía con la
exibilidad laboral y los reajustes del empleo, de los salarios, de los benecios
Ecuador, perspectivas de un ex-Presidente
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128
sociales y de las garantías laborales, por cuyo anco contrarrestan las rigideces
de la economía debidas a la enajenación de algunos de los instrumentos de
política económica.
Bajo este sistema el banco central pierde la capacidad para emitir
moneda y deja de ser el eventual prestamista de última instancia de los bancos
comerciales en problemas. El banco central deja de servir como banco del
gobierno, es decir, como prestamista de última instancia para asistir a bancos
con problemas de liquidez, deja de manejar los cambios internacionales y de
realizar las llamadas operaciones de mercado abierto (open market) que consisten
principalmente en la compraventa de valores negociables, como medio de
inyectar dinero en la economía.
Pero los defensores de la dolarización sostienen, en cambio, que ella está en
capacidad de restablecer la conanza de los inversionistas en la moneda local el
lar –, de alejar el peligro devaluatorio, de bajar las tasas de interés, de minimizar
el riesgo cambiario, de disminuir los “costos de transacción” transaction costs
en el cambio de moneda, de estabilizar los precios y de someter a los bancos
locales a la vigilancia de la Reserva Federal de los Estados Unidos.
Recuerdo que durante mi administración, remando contra corriente en
pleno auge del neoliberalismo en América Latina, era la autoridad pública, y
no el mercado, la que jaba los grandes precios de la economía: el precio del
trabajo que es el salario, el precio del dinero que es el interés y el precio de la
divisa que es el tipo de cambio.
Indicadores sociales
El Ecuador fue uno de los adelantados en la promulgación de un código
del trabajo que regulara las relaciones obrero-patronales y que garantizara los
derechos irrenunciables de los trabajadores. Se lo expidió en 1938.
Los antecedentes europeos y norteamericanos de la convención colectiva
de trabajo no eran muy lejanos. En 1904 la legislación ginebrina regula
contratación colectiva. Francia lo hizo en 1906, Suecia en 1910 y Noruega en
1911. El gobierno de Weimar en Alemania elevó a categoría constitucional
las normas sobre el tema. Italia, en víspera del advenimiento del fascismo,
incorpo en su legislación la gura judica del contrato colectivo. Los
Estados Unidos de América, en los años del new deal del Presidente Franklin
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Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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D. Roosevelt, expidieron la Wagner Act que reguló esta forma contractual. El
primer Estado latinoamericano en aceptarla fue xico con su Ley Federal
del Trabajo de 1931. Y el ejemplo mexicano fue seguido por varios países
de América Latina.
El contrato colectivo es un mecanismo muy eciente para que los trabajadores
puedan alcanzar mejores condiciones laborales. La fuerza del grupo, en un
frente unido de negociación, lo consigue.
En el Ecuador las leyes de contenido social protegen especialmente al
niño, al anciano, al trabajador, al campesino, al inquilino pobre.
Los principales indicadores sociales del año 2006 fueron los siguientes:
Pobreza
Nacional: 38,3%:
Urbana: 24,9%
Rural: 61,5%
Indigencia
Nacional: 12,8%:
Urbana: 4,8%
Rural: 26,9%
Desempleo abierto
7,5% de la PEA
Subempleo
39,37% de la PEA
Coeciente de Gini
Distribución del consumo: 0,46
Analfabetismo
Nacional: 9,1%
Ecuador, perspectivas de un ex-Presidente
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Etnia
India: 28,2%
Afroecuatoriana: 12,6%
Mestiza: 7,5%
Blanca: 6,7%
Desnutrición crónica
Nacional: 18%
Urbana: 13%
Rural: 26%
Desnutrición global
Nacional: 9%
Urbana: 7%
Rural: 11%
Población sin seguro de salud
Urbana: 79,4%
Rural: 78,9%
Vivienda propia
Nacional: 65,7%
Región costera: 70,2%
Región interandina: 60,6%
Región amazónica: 69,1%
Décit de vivienda
Nacional: 60,9%
Región costera: 70,3%
Región interandina: 49,2%
Región amazónica: 79,5%
Agua entubada
Nacional: 48%
Urbana: 65,7%
Rural: 13,6%
Rodrigo Borja
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Mi gobierno
Cuando entregué el poder el 10 de agosto de 1992 fue graticante
decirle a mi sucesor que la economía crecía al 5,4%, que las exportaciones se
expandían al 16% anualmente, que la inversión privada en la economía había
batido récords históricos, que habíamos bajado a la mitad la inación y que le
transfería un país en plena marcha en el marco de la paz, la seguridad jurídica
y el respeto a los derechos humanos.
Mi equipo de gobierno cumplió una tarea extraordinaria y como fruto
del trabajo colectivo pudimos construir 1.300 programas de agua potable y
alcantarillado que incorporaron a 1´200.000 habitantes de los sectores rurales
a los benecios de este servicio; dimos electricidad a 600.000 ecuatorianos del
campo; aumentamos en un 40% la supercie agrícola bajo riego; repartimos
casi 4 millones de hectáreas de tierras de cultivo a los campesinos y a los
colonos (cuatro veces más que en los anteriores 25 años de reforma agraria);
implantamos la educación intercultural bilingüe con 1.812 planteles y 4.300
nuevas plazas de profesores; favorecimos a 700 mil personas de la tercera
edad con la Ley del Anciano y a los maestros les dimos la ley de carrera docente,
subsidio de antigüedad y mejoras en el escalafón; creamos la red comunitaria
infantil en la que atendíamos a 230.000 niños cada día durante las jornadas
de trabajo de sus padres; entregamos desayuno escolar a 1’100.000 niños
diariamente; por medio del sistema de salud familiar integral atendimos a un
millón y medio de personas; los índices de vacunación infantil llegaron al 70%;
creamos el crédito estatal a favor de los microempresarios.
En plena era del Consenso de Washington, “ecuatorianicé” todas las
fases de la industria petrolera, algunas de las cuales estaban en manos privadas
extranjeras. Transferí a la propiedad del Estado dos renerías situadas en la
península de Santa Elena. La operación del oleoducto transecuatoriano de
506 kilómetros de largo que lleva el petróleo crudo desde los pozos en
la Amazonia hasta el puerto de Esmeraldas en el océano Pacíco para su
exportación –, que hasta ese momento estaba en manos de la empresa Texaco
de los Estados Unidos, fue transferida a los técnicos ecuatorianos; y el consorcio
Texaco-Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana pasó a ser manejado por
el socio mayoritario que era el Estado ecuatoriano.
Esta fue la respuesta que dimos al neoliberalismo.
DEP
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La gran divergencia:
dependencia histórica
o dependencia del
camino?
Resultados de las Américas
*
Steve De Castro
**
1. Introducción
E
l historiador de China Kenneth Pomeranz [2000] ha argumentado que
hasta mediados del siglo XIX, había tan sólo una pequeña diferencia en el nivel
de vida entre China y el resto del mundo. Como su excelente libro se detiene
en ese momento, el título más apropiado habría sido: Antes de la gran divergencia.
No presentó una cuanticación para justicar su planteamiento en términos
aceptables para economistas, el PIB por cápita en una moneda corriente,
pero cita (p. 36) el trabajo de Paul Bairoch. Bairoch [1993] había rechazado la
* Agradecimientos: Este artículo reúne resultados de nuestra reciente investigación, algunos de ellos obtenidos
conjuntamente con Flávio Gonçalves, ahora en la Universidad Federal de Paraná, Curitiba, Brasil.
** University of the West Indies (UWI). Universidad de Brasília (UnB)
jc010846@unb.br
Steve De Castro
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133
tendencia de Angus Maddison [1995] de sobrestimar las diferencias, antes de
1850, entre los futuros primer y tercer mundos. La recopilación de los recientes
artículos de Robert Lucas [2002] sobre crecimiento usó los datos de Bairoch
para presentar su teoría de la divergencia como una secuencia de tambaleantes
despegues ‘rostovianos’.
Este artículo sintetiza los resultados de un trabajo centrado en los datos
sobre el PIB de las Américas desde el inicio del crecimiento, aproximadamente
1820-50, especialmente de las regiones que tuvieron esclavos, EE. UU., Brasil
y el Caribe. Tres temas son tratados. Primero, descubrimos que para estas
regiones, las diferencias signicativas en el PIB por cápita, aparecieron sólo
después del n de la esclavitud, sea entre ellos o entre ellos y el resto del mundo,
incluyendo Gran Bretaña. La primera revolución industrial no comenzó la
gran divergencia (ver el gráco 1 en el apéndice). Con la abolición, hubo una
caída en casi todos los países pero la mayoría volvió a crecer de nuevo, algunos
rápidamente como Brasil y el sur de Estados Unidos, aunque ninguno de los
dos llegó a alcanzar el norte de EE. UU. hasta después de la Segunda Guerra
Mundial (hasta 1930, ver la tabla del PIB por cápita en el apéndice).
Segundo, formalizamos la noción de dependencia histórica en series
temporales anuales de PIB por cápita, como procesos estocásticos de Poisson
que generan incrementos porcentuales jos del PIB en intervalos aleatorios, y
examinamos la secuencia de intervalos para Brasil, 1822-2000, y EE. UU., 1869-
1996 (ver De Castro & Gonçalves [2003b, 2005]). La dependencia histórica
aquí es lo opuesto a la dependencia del camino, para pasar la prueba, el proceso
estocástico no debe cambiar a lo largo del camino. Mientras que la serie de
Estados Unidos pasó las pruebas, Brasil no pasó, debido a su estancamiento
al nal del siglo XIX, un desastre con respecto al crecimiento compartido por
casi todas las economías atlánticas con esclavitud, incluyendo el sur de EE.
UU. El norte de Estados Unidos compensó por el rezagado sur, así las series
estadounidenses casi no se desviaron de su crecimiento a largo plazo.
Nuestro tercer tema es una teoría que desarrollamos para explicar el
proceso económico de esta transición defectuosa hacia el mercado laboral
libre. Usamos la literatura reciente sobre los incentivos del modelo del agente-
principal de la teoría de la rma. Los detalles se encuentran en De Castro [2004],
y delineamos un esbozo en este artículo (sección 4). Plantaciones que usaban
esclavos en el Nuevo Mundo desarrollaron algunos de los mecanismos que las
La gran divergencia: dependencia histórica o dependencia del camino? Resultados de las Américas
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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rmas usan para coordinar y supervisar el esfuerzo de sus trabajadores en tareas
múltiples que aumentan la productividad en relación a otras alternativas como
el trabajo independiente. Inserir el mercado laboral en la economía esclavista
signicó que las plantaciones tuvieran que pagarle más a sus trabajadores. Si
no hay progreso técnico o cambio en los precios de los productos, pueden
tornarse inviables y la economía puede terminar en granjas familiar de baja
productividad o incluso cosas peores.
La extensión del argumento mencionado de la microeconomía a la
teoría del crecimiento es que la segunda revolución industrial, que inició
la ‘gran divergencia’ necesitaba las estructuras jerárquicas gerenciales de la
rma. En EE. UU., donde éstas fueron un éxito, la ‘politeia’ las trató en un
primer momento como carteles, básicamente por el poder que ejercían en el
mercado de los productos. Así que cuando la abolición trajo la disolución de
las plantaciones, sus mecanismos principales de supervisión, coordinación,
emisión y recepción de órdenes, fueron necesarios para que hubiera progreso
técnico, en la economía en general y tal vez incluso en la agricultura.
Nuestra teoría para la transición ofrece contenido económico al resultado
estadístico que muestra que la trayectoria de Brasil fue ‘camino-dependiente’,
ya que al salir del cul de sac decimonónico de la esclavitud colocó su gobernanza
en conicto con estas nuevas instituciones. La paradoja para EE. UU. y por
tanto para la historia de la economía mundial, es que fue su propia región en
donde los trabajadores libres y los agricultores fueron situados en unidades
mínimas con una baja productividad relativa y poco poder en el mercado de
los productos, esto terminó proporcionando el ambiente para los grandes
oligopolios, lo que a su vez llevó a impulsar el crecimiento. En Brasil, al
contrario, la esclavitud se expandió en el siglo XIX, existiendo en casi todas
las regiones, de ahí que al ser desmantelada fue necesario un nuevo sistema
de incentivos para la totalidad de la economía.
El resto del artículo está organizado de la siguiente manera: la próxima
sección muestra los métodos y fuentes usados para los datos del PIB por cápita
para las antiguas economías esclavistas, especialmente las series temporales
anuales completas para Brasil y EE. UU. La sección 3 entrega los resultados
de los análisis de dependencia histórica, y la última presenta nuestra teoría para
el proceso económico de la transición de plantaciones de esclavos a rmas de
trabajadores libres.
Steve De Castro
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2. Las fuentes de los datos sobre el PIB por cápita
2.1 Las economías esclavistas decimonónicas
Sabemos ahora que alrededor de 1800, todos los trabajadores en la
economía atlántica, esclavos y libres, comenzaron a aumentar su productividad.
No hubo disminución de la rentabilidad de la propiedad de esclavos a lo largo
del siglo XIX. Las regiones que continuaron a usar esclavos hasta alrededor
de 1860 no mostraron reducción de ingreso por cápita comparado con los
que usaban trabajadores libres. Por ejemplo, entre 1840 y 1860, el ingreso
por cápita del sur de EE. UU. creció levemente más rápido que en el norte.
Las economías cubana y brasileña parecían haber crecido en la primera mitad
del siglo XIX. Para Brasil, 1822-1869, Leff [1972 p. 364] concluyó que fue
“un periodo de crecimiento perceptible”. De Castro y Goalves [2003b]
usaron los métodos de Leff para obtener una tasa de crecimiento anual del
PIB por cápita de 0.44%, 1822-1850.
Hay indicaciones de que la mayoría de las regiones esclavistas eran
de alguna forma más ricas que las otras, aunque nada comparable con las
diferencias que se vieron en la segunda mitad del siglo XIX. Nuestro cuadro
en el apéndice compara los datos del PIB por cápita en el siglo XIX entre
varias economías atlánticas esclavistas. Hasta 1860 aproximadamente, las
diferencias a través los EE. UU., o sea, el sur de EE. UU., el noroeste de EE.
UU., Cuba, Brasil, Jamaica y la Guyana británica eran mínimas. Para Brasil y
los Estados Unidos, el cuadro usa dos fuentes secundarias distintas, Maddison
[1995] y Coatsworth [1993]. Como mencionamos antes, Maddison exagera la
diferencia inicial, poniendo Brasil en 1820 con la mitad del ingreso por cápita
del estadounidense. Coatsworth los coloca junto con Cuba en 1800, con
aproximadamente el mismo PIB por cápita. Incluso en 1850, coloca a Cuba
y Brasil igual y EE. UU. con 35% más aproximadamente. Coatworth tiene el
calculo más creíble. Con todo, ambos muestran la caída del ingreso por cápita
en Brasil durante el n del siglo XIX. Curiosamente, ambos usan las mismas dos
fuentes primarias, lo que discutiremos a continuación. La primera es Contador
y Haddad [1975] que calculan para 1862-1901 un crecimiento real del PIB por
cápita de 1.98% anual, lo que considerando un crecimiento poblacional de
1.94% termina dando un crecimiento anual minúsculo de 0,04%. Otra fuente
es Leff [1982 p. 33] cuya tasa para 1822-1913 fue de 0.1%.
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La obra clásica de Celso Furtado ([1963] Cap. 25) estima la tasa para
1850-1900 en 1,5%. Lo que contradice las fuentes mencionadas. Arma (p.163)
que entre 1850 y 1950 Brasil sostuvo esa tasa, “más rápida que el promedio
de Europa occidental”. Furtado, sin embargo, observa correctamente la
signicativa caída en el ingreso del noreste, en ese entonces con mitad de la
población del país. La diferencia viene de su estimativa demasiado optimista
del desempeño del centro y sur.
Leff [1982, cuadro 3.3 p. 42] ofrece un conjunto de tasas de crecimiento
para la región “fuera del noreste”, para 1822, todas ellas “probablemente,
bastante más bajas que las de EE. UU.”, promedian 0,2 – 0,4 %.
La plausibilidad de estas tasas de crecimiento del siglo XIX puede
ser evaluada extrapolando hacia atrás desde 1900 para obtener niveles de
ingreso. Examinamos también el problema de la moneda corriente en la que
las comparaciones están hechas. Haddad [1974] apunta un crecimiento de la
producción real por cápita (excluyendo los servicios) de 2,3% al año, para
1900-1947. Leff [1982, p. 215] agrega los servicios a la estimativa de Haddad
y consigue 2,2% para 1908-1947, mayor que la tasa estadounidense de 1,8%
para 1913-1947 (de Kuznets citado en Contador y Haddad [1975 p. 413]).
Ambas estimativas están en monedas nacionales.
Sin embargo, cuando estas fuentes primarias establecen comparaciones,
en dólares estadounidenses, con el ingreso por cápita de EE. UU., consiguen
grandes diferencias en la brecha entre las dos economías. Por ejemplo,
Contador y Haddad [1975 p. 413] tiene a EE. UU., tanto en 1860 como en
1970, con un ingreso 10 veces mayor que el brasileño. Esto se debe a que
usan tasas de cambio en lugar de la paridad de poder adquisitivo (PPA). El
ejercicio Summers-Heston para 1950-2000 corrige estos errores. Por ejemplo,
establece la proporción para 1960 en 4 veces más y para 1990 en 3,3 veces, ya
que Brasil fue cerrando la brecha durante su milagre económico, que para nosotros
corresponde al periodo 1950 a 1980 aproximadamente.
Aún así, incluso después de esta corrección usando la PPA, la brecha
en 1950 es todavía muy grande (justo más de 6 veces) que la mayor tasa
de crecimiento de Brasil en 1900-1950 implicaría que éste entró en el siglo
XX extremadamente pobre. Ambos, Maddison [1995] y Coatsworth [1993]
establecen la proporción en 1913 en 7 veces aproximadamente, lo que es
consistente con el mayor crecimiento del siglo XX. Por consiguiente, cualquier
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crecimiento monótono en el siglo XIX pondría la economía brasileña por
debajo de la línea de subsistencia hacia 1850. Esta argumentación es parecida
al que usa Paul Bairoch [1993] para corregir las exageraciones de Maddison
sobre la dispersión del temprano siglo XIX.
Hay que concluir, por ende, que la trayectoria coherente para el PIB por
cápita en el siglo XIX debe incluir un cierto crecimiento, entre 1820 y 1860,
y una declinación de aproximadamente la misma proporción o mayor, entre
1860-1900 o 1913 (ver tasas en la sección 2.2). Esta caída es consistente con
los datos del PIB por cápita del sur de EE. UU., Jamaica, y Guinea Británica
obtenidos de fuentes con estimativas directas y que aparecen en el apéndice.
El estancamiento de Brasil en el siglo XIX ha aparecido recientemente en la
literatura sobre crecimiento. Por ejemplo, Barro & Sala-i-Martin [1998] ponen
el ingreso por cápita de Brasil a la par con el de India y China – $436, $378, y
$401 respectivamente, en dólares de 1985, comparados a $3.101 para Estados
Unidos en 1890 (cuadro 10.2, 10.3 citando a Maddison).
Quizá el hecho clave que disfraza la caída en el ingreso promedio cuando
la esclavitud estaba terminando en Brasil, fue la enorme expansión en el sector
del sector cafetero, fuera de la tradicional y dominante región azucarera del
noreste, a esta expansión hay que agregarle la inmigración europea en gran
escala. No obstante, parece que esta expansión ocurrió con sueldos reales
constantes en el mercado de trabajo libre, lo que no era muy diferente al
uso de esclavos (Michael Hall [1969] Cap.3 citado por Leff [1982 p. 59] ).
Además, estos costos laborales parecen haber contenido los dos componentes
del régimen de esclavitud, a saber la parte que se le agrega al trabajador, su
incentivo, y los costos de patrocinar la migración. El reajuste de los costos
laborales totales e incentivos laborales en el momento de la transición de la
esclavitud a mercados laborales es el punto focal de nuestro trabajo teórico
(De Castro [2004]).
Sugerimos que la razón principal para un desempeño económico
diferente en la segunda mitad del siglo XIX en Estados Unidos, con el cual
su historia económica se puede comparar más fácilmente, es que Brasil no
tenía una región fuera del régimen de esclavitud cuando inmigrantes libres
comenzaron a tornarse competitivos con el trabajo esclavo. Los dos regímenes
coexistieron durante décadas hasta el n de la abolición en 1888 cuando sólo
4% de la población era aún esclava (Leff [1982] p. 54).
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2.2 Las series anuales de PIB por cápita de Brasil 1820-2000
y EE. UU. 1869-1997
Pensamos, como Pomeranz y Bairoch, que antes de 1850 aproximadamente,
casi todas las economías tenían más o menos el mismo PIB (ver el gráco
1 en el apéndice). No obstante, el cuadro 1 con nuestras estimativas para
Brasil, lo muestra con poco probables altas tasas de crecimiento a largo plazo
durante 1822-2000 (1,55%) y 1850- 2000 (1,76%), cuando las comparamos
con las estadounidenses, 1,68% (1820-1992) y 1,67% (1800-1989) calculadas
respectivamente por Maddison [1995] (cuadro 1.3) y Enferman y Sokoloff
[1997] (cuadro 10.5 p. 270). Para 1850-1900, el cuadro muestra también una
pequeña tasa de crecimiento positivo de 0,01%, contrariando la declinación
mencionada en la sección 2.1. Ambos son debidos al hecho que subestimamos
el PIB por cápita para el periodo 1822-1850/60.
La causa, sugerimos, es que todas nuestras fuentes primarias para el siglo
XIX usaron o el comercio internacional y/o datos monetarios. Por ejemplo,
Leff usó reservas de moneda deacionada para derivar lo que él llama “ingreso
por cápita monetarizado”. Si, como él arma, “el producto estaba creciendo
a una tasa más alta en el (sector) monetarizado” ([1982] nota al pie de página
21, p. 361), la omisión de los ingresos de bajo crecimiento no monetarizados
de los agricultores a nivel de subsistencia, llevaría, según nuestro método, a
estimativas más bajas del PIB inicial. Aunque esclavos recibían ingresos en
bienes, éstos pueden haber sido contabilizados en los datos monetarios y
comerciales por el lado de la renta de las plantaciones.
Cuadro 1
Tasas de crecimiento
Periodo Brasil PIBpc Periodo EE. UU. PIBpc
1822-2000 1.55% 1800-1989 1.67%
1822-1950 1.01% 1820-1950 1.56%
1822-1900 0.16% 1800-1913 1.60%
1822-1850 0.44% 1800-1850 1.10%
1850-2000 1.76% 1869-1996 1.74%
1850-1950 1.18% 1869-1950 1.66%
1850-1900 0.01% 1869-1900 1.73%
1900-2000 2.64% 1900-1996 1.76%
1900-1950 2.34% 1900-1950 1.89%
1950-2000 2.93% 1950-1996 1.89%
1950-1975 4.48% 1950-1975 1.52%
1975-2000 1.39% 1975-1996 2.10%
Fuente: De Castro & Gonçalves [2005]
Steve De Castro
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A pesar de estos niveles de ingreso brasileños subestimados, [1822-
1850/60], ajustes plausibles para este período no alterarían el resultado principal
de las pruebas estadísticas mencionadas en la próxima sección porque fue
generado por el largo período de estancamiento de la segunda mitad del siglo
XIX. Estimativas de mayor ingreso para antes de 1850 reforzarían el rechazo
de su dependencia histórica.
3. Historia o dependencia del camino en Brasil
y Estados Unidos
La referencia básica en la teoría del crecimiento es Aghion y Howitt
[1992], para quién la fuente de crecimiento en la economía es una forma de
proceso estocástico de tipo Poisson sobre las innovaciones, cada una de las
cuales, al ocurrir, aumenta instantáneamente y permanentemente el PIB pc,
en el caso más simple, en un porcentaje jo exógeno. Considerando una serie
de PIB pc, la interpretación empírica es que una innovación ocurre cada vez
que una economía completa un porcentaje jo de incremento. De Castro
y Gonçalves [2001,2003ª] mostraron cómo usar esta idea para interpretar
como una simulación de distribución del ingreso mundial, las instancias de
innovación de un conjunto de economías inicialmente idénticas que siguieron
proceso teórico de Poisson desde el comienzo, digamos 1800. El más general
de estos procesos para una única economía es uno en el que el parámetro de
Poisson (λ), la tasa promedio de llegada de innovaciones cambia tanto con el
tiempo y el número acumulado de innovaciones. En De Castro & Gonçalves
[2003b, 2005], hicimos lo opuesto. Convertimos las series temporales anuales
del PIBpc para la economía brasileña y estadounidense en tiempos de llegada
de innovaciones, y probamos si cada secuencia de llegadas podía haber sido
generada por un proceso homogéneo de Poisson, es decir con la constante λ .
Si su trayectoria pasa las pruebas, entonces determinamos que un crecimiento
económico es históricamente dependiente en el sentido de que desde un
comienzo éste sacó un λ y permaneció con éste.
Tanto los países ricos como los pobre pueden mostrar este tipo de
camino. Esto es porque las pruebas no se interesan por las tasas promedio
de llegada de las innovaciones en toda la trayectoria, que es el parámetro en
la teoría que generaría en gran medida países ricos y países pobres al nal del
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siglo XX, pero más bien se interesa en determinar si la tasa promedio fue
sostenida o no. Si una economía hubiese sostenido intervalos de desviaciones
de su tasa promedio, equivalentes a largos períodos tanto de estancamiento
como de crecimiento, entonces no pasaría las pruebas de dependencia histórica.
Por ejemplo, esperaamos que India y China, por lo menos hasta 1980
aproximadamente, pudiesen también pasar la prueba porque sus bajas tasas
de crecimiento fueron sostenidas. Ambas entraron ahora en un período de
crecimiento rápido, que si sigue por largo tiempo, llevaría nalmente al rechazo
de la hipótesis de la dependencia histórica.
Brasil, entre 1822-2000, no pasó las pruebas pero sus dos series truncadas
para 1889-2000, y las estadounidenses, entre 1869-1996, pasaron. Los
grácos 2 y 3 en el apéndice ilustran las diferencias en la trayectoria de las dos
economías. Si una economía creció a una tasa constante a lo largo de toda la
trayectoria, ésta última sería representada por la diagonal. El largo periodo de
estancamiento de Brasil, casi declinación, en la segunda mitad del siglo XIX,
como estuvo seguida por un crecimiento sostenido en gran parte del siglo
XX, es la causa del rechazo de la hipótesis de la dependencia histórica. Desde
1835, demoró casi 87 años para aumentar su PIBpc en 3% representado por
la línea casi vertical entre la innovación 14 y 15, denida como de “tamaño”
3% en los grácos. En cambio, los Estados Unidos (gráco 3) nunca se aleja
mucho de la diagonal y por lo tanto de su tasa promedio de crecimiento. Sus
innovaciones de “tamaño” 3% siguieron ocurriendo a un ritmo constante
a lo largo de su trayectoria. Sin embargo, tratar a los Estados Unidos como
una economía única oculta las diferencias en las tasas de crecimiento de sus
regiones principales, norte y sur. El sur duplicó el patrón de la trayectoria
de Brasil, crecimiento inicial, declive con la abolición, después crecimiento
de nuevo, a tasas más o menos semejantes a las del norte de EE. UU. hasta
1950 y más rápidas después de eso. Desde cerca de 1975-1980, Brasil decayó
por segunda vez. Los resultantes menores ingresos del norte de EE. UU.
fueron acompañados, en ambos, de las típicas características bajos niveles
de educación, industrialización y urbanización.
Aunque mostrando crecimiento históricamente dependiente, un país
puede ser pobre hoy sea porque sacó un valor bajo para λ desde un comienzo,
o porque tuvo un mal resultado partiendo con un valor alto para λ.. Esto no
tiene una baja probabilidad si recordamos la forma de la función de densidad de
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Poisson, dado λ , sería la distribución teórica para el número de innovaciones
en cada economía al comenzar, desde que la trayectoria fuese históricamente
dependiente.
Tratamos este problema usando todos los datos de Summers –Heston
en 2000, para estimar la distribución mundial “mezclada” teórica de la cual
cada economía supuestamente extrajo su λ hace casi dos siglos, adoptando
el supuesto (no corroborado) de que todos los caminos de crecimiento de
las economías eran históricamente dependientes. Al aumentar la denición
de “tamaño” de innovación, haciéndola variar de 1% a 7%, la distribución
“mezclada” se tormás negativamente asimétrica, o sea, los valores altos de
λ se volvieron más posibles. Una consecuencia del resultado es la siguiente:
si la visión de la historia económica narrativa fuera que una pequeña parcela
de grandes innovaciones aisladas fue el motor del crecimiento , entonces muy
pocas economías habrían sacado un λ bajo y la causa principal de la divergencia
serían los resultados partiendo de tasas medias de llegada prácticamente iguales
en un mismo proceso estacionario compartido por casi todas las economías.
4. La transición de la esclavitud a rmas y mercados
de trabajo
4.1 Breve mirada a anteriores interpretaciones teóricas
Para nosotros, la caractestica que distingue la esclavitud moderna
es la percepción de los patrones, principalmente en las Américas alrededor
de la época de la primera revolución industrial, de que podrían conseguir
más ingresos de sus esclavos si les daban tanto incentivos como insumos
complementarios para los trabajos principales de la plantación. Esta fue la
contribución fundamental del libro de Fogel & Enferman de 1974, Time on the
cross, que causó un encarnizado debate entre historiadores de la economía en
EE. UU. (ver, especialmente, Paul A. David et al. [1976,1979]), debate en el
que algunos rechazaron, sin éxito según nosotros y Barzel [1977], su hallazgo
de que el ingreso real atribuido al esclavo en grandes plantaciones (más de
15 esclavos) en el cinturón algodonero en Estados Unidos, era mayor que
el de un pequeño agricultor libre en la misma región. Para explicar porque
los agricultores libres no se ofrecían para competir con esclavos a pesar de
sus ingresos bajos, Fogel & Engerman atribuyeron la diferencia al ingreso
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psicológico derivado del hecho de ser libre. La interpretación que Barzel da
es que las prebendas, como más comida, tiempo libre, eran los complementos
biológicos del régimen de trabajo forzado, sin el componente de incentivos.
A diferencia de Barzel, armamos que no es necesario saber, si bajo
la esclavitud, existía o no un componente de incentivos, ni siquiera si en la
plantación existían o no prácticas gerenciales o especialización, o si existía tan
solamente castigo físico o la amenaza de éste. Una vez que los datos sobre la
alta productividad de los esclavos son aceptados como verdad, un paso crucial
en el debate, se puede usar la teoría económica para comprobar si un régimen
laboral libre puede reproducirla o no. El producto extra estará disponible para
crear incentivos a n de inducir a los agentes libres a aceptar la disciplina exigida
a los trabajadores supervisados, de manera que la redistribución de ingresos
con la abolición no precisase ser no cooperativa, un juego de suma cero en el
que las dos partes pierden.
El trabajo de Eisenberg, 1840-1910 [1974 p.213-4], sobre la dominante
industria del azúcar en Pernambuco, noreste de Brasil, nos da la clave para
nuestra argumentación teórica mostrando la relación entre el papel de la
supervisión y la caída en ingresos: después de1870, la tasa salarial bajó
regularmente. Los tres tipos de trabajadores libres (colonos/inquilinos,
arrendatarios, y trabajadores asalariados) podían ser empleados y desempleados
a voluntad, sin complicaciones contractuales o indemnizaciones…no se puede
escapar a la conclusión de que al nal del siglo XIX, gozaban de pocas ventajas
materiales con respecto a los esclavos”.
La esclavitud todavía era legal en ese momento pero los azucareros del
noreste vendían cada vez más sus esclavos a los plantadores de café de San
Pablo. Notó además que el tratamiento aparentemente “mejor” de los esclavos
podría haber sido la fuente de la polémica tesis de Gilberto Freyre sobre el
paternalismo de los dueños de esclavos en el noreste. Nuestro modelo explica
este hecho sin recurrir al altruismo de Freyre, o a economías de escala como en
Fogel & Engerman, pero lo explica como compensación por obedecer órdenes
lo que , en una rma, se justica por las ganancias para ambas partes. Con la
tecnología de la época, era probablemente la economía de la supervisión que
necesitaba escala en vez de lo contrario.
Sin embargo, bajo la esclavitud, hay que considerar la fuerza de la
coerción. O para ponerlo en el lenguaje del modelo, ya que los esclavos no
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tenían el derecho de irse, era probable que las plantaciones les pagaran menos
que si hubieran podido hacerlo, aunque, como Fogel & Engerman arman, les
pagaban más de lo que los pequeños agricultores ganaban en la misma región.
El problema que vamos a tratar de resolver es porque después de la abolición,
los trabajadores libres no reprodujeron la alta productividad.
Durante la esclavitud, los trabajadores libres que buscaban un sueldo
spot no podían ser contratados aunque tuvieran habilidades idénticas a las del
esclavo, porque el régimen salarial no era capaz de ofrecer incentivos ecientes
cuando había un esfuerzo en diferentes ocupaciones que debía ser coordenado
de forma compleja. Así, tenemos una explicación mejor que la de la teoría de
Fogel & Engerman sobre el ingreso psicológico. Veremos que bajo la esclavitud,
un trabajador libre debía recibir una oferta mayor que la de un esclavo para
inducirlo a aceptar la disciplina de una plantación, simplemente porque tenía
derecho a irse. Así, los esquemas de supervisión e incentivos no podían ser los
mismos para trabajadores libres, aunque bajo la esclavitud existieran y fueran
efectivas las sanciones legales contra el uso de la violencia.
Con la abolición, las plantaciones tuvieron que cambiar su sistema de
incentivos. No estaría forzosamente en peor situación porque no tendrían
que pagar el costo de capital del contrato del esclavo. No tienen que comprar
sus trabajadores. De hecho, la esclavitud se tornaría redundante si estas rentas
fueran mayores que una potencial reducción en sus ingresos brutos en el
momento de la abolición, esto debido a pagos más altos a los trabajadores o/y a
la pérdida de ingresos por cambios inducidos en el la mezcla de productos.
Estos comentarios pueden aclararse con un poco de microeconomía
elemental. El cuadro 1 en el apéndice muestra las cuatro instituciones del
capitalismo moderno, los tres mercados como círculos, representando el
trabajo, capital y bienes, y la rma jerarquizada como un triángulo. De hecho,
la forma en que aparece el cuadro es contradictoria. Los cuatro no pueden
coexistir en una determinada industria. Esto es consecuencia del teorema
de Euler aplicado a una función de producción con ganancias constantes de
escala, una propiedad necesaria en la vecindad del costo medio mínimo para
un equilibrio competitivo. Por ejemplo, si los tres mercados están funcionando,
entonces los factores recibirán sus productos marginales y su costo va a agotar
el ingreso de la rma al precio competitivo para el producto. La rma no tendrá
ningún papel económico. Todos los incentivos estarán en los mercados. En el
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lenguaje de las escuelas de Negocios, la rma no tiene cuerda para crear sus
propios incentivos, no tiene ingresos sobrantes.
La teoría del crecimiento de Solow está basada en esta teoría
microeconómica, un hecho que la colocó fuera de moda unos 50 años
antes de su publicación. Otros 30 años fueron necesarios para que ocurriera
el cambio de paradigma al poder de mercado como motor. Porque en el
capitalismo moderno, el mercado de productos es normalmente sacricado
para producir lucros monopólicos para los incentivos de la rma jerarquizada.
En la esclavitud moderna, era el mercado laboral, ya que las plantaciones
enfrentaban competencia por sus productos, y la propiedad de esclavos podía
ser nanciado en mercados de capital. En la Rusia soviética, los tres mercados
fueron sacricados, incluso el laboral. Los Bolcheviques creían que las empresas
jerarquizadas podían proporcionar todos los incentivos. Así que podemos ver
que bajo la esclavitud, la ausencia de mercado laboral habría dado espacio para
que las plantaciones crearan incentivos para la supervisión que generaba la alta
productividad. Como modernos oligopolios, las plantaciones pueden haber
transferido parte de sus gran lucro a los esclavos, proyectando los polémicos
datos que Fogel & Engerman encontraron.
4.2 Una teoría para la transición, de las plantaciones
a las rmas
Algunas recientes teorías de la rma basadas en incentivos y poder
(para una visión general, ver Holmstrom [1999]) fueron usadas para estudiar
la falla en este argumento de Coase: en la ausencia de costos de transacción,
los derechos de propiedad determinan solamente la distribución pero no el
ingreso total (De Castro [2004]). El modelo muestra como los incentivos
equivocados en la abolición pueden inducir a elecciones inecientes en
niveles de dos actividades. Una puede ser llevada a cabo por un solo agente,
trabajando solo. La otra actividad necesita un segundo agente complementar,
que coopere, un agente tipo 2 para su ejecución. Ninguna de estas actividades
necesita capital físico. Cuando se realiza fuera de la plantación, la primera es
una versión estilizada de una pequeña granja familiar. No está necesariamente
limitada a cultivos de subsistencia. Por ejemplo, en Jamaica, granjas así aún
hoy en día cultivan bananas para exportación. En el Brasil del nal del siglo
XIX, muchos criaban ganado y plantaban cultivos para mercados locales. La
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segunda actividad, combinada con las habilidades y esfuerzo del tipo de agente
2, el propietario/ supervisor, es el núcleo de una plantación paradigmática.
Lo relevante aquí es que asumimos que los incentivos para el esfuerzo
en las dos actividades, realizados por el tipo de agente 1, está mejor diseñada
por el tipo de agente 2 que hizo la inversión ja de antemano. Sin embargo,
incluso bajo la esclavitud, éste debe ofrecer sucientes alicientes para obtener
una combinación efectiva de los insumos complementarios en la plantación. La
información asimétrica no es explícita en el modelo simplicado, pero es crucial
para la argumentación. Para percibir esto, vamos a suponer que a diferencia
de este modelo, hubiera creciente remuneración de trabajo en la plantación.
Con creciente remuneración, la noción de que el esfuerzo de un trabajador
individual es vericable por un observador externo se vuelve tenue.
El comportamiento de la rma en la teoría puede ser lo opuesto
de mo el mercado funciona en la teoría neoclásica. Paga menos que el
producto marginal para algunas actividades de sus empleados, a n de crear
incentivos para otros que están en su negocio principal. La aplicación al caso
de la abolición está puesta de manera simple. Si azúcar o algodón están en
el centro, entonces la producción por parte de los empleados de cultivos
de subsistencia como maíz y mandioca debe ser cuidadosamente vigilada e
incluso evitada. Y si el azúcar y el algodón producen más PIB, entonces con
el n de la esclavitud el PIB va a caer, a no ser que otro mecanismo que no
sea el sueldo o la mediería esté disponible. Si la plantación de esclavos del
siglo XIX puede ser vista, en cualquier sentido, como una rma es discutible
y volveremos a este asunto clave más adelante. El sueldo del trabajador aquí
signica incentivo del producto marginal por el esfuerzo y no un pago jo
por un período más supervisión.
Sin embargo, si el derecho de irse convirtió estructuras económicas
jerárquicas en inviables, entonces, armamos que las tecnologías de la segunda
revolución industrial no habrían sido implementadas. La economía podría
crecer de nuevo pero sería en la forma de la primera revolución (básicamente
británica), a saber, con pequeños negocios de familia y mercados laborales spot,
y sería, por consiguiente, incapaz de cerrar la brecha con los líderes.
Una de las grandes diferencias, claro, era el hecho de que los esclavos
no podían dejar la plantación. La plantacn no necesitaba satisfacer la
restricción participativa de sus trabajadores. Este es un punto importante en
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nuestra teoría de la transición. Por ejemplo, su satisfacción es una condición
necesaria aunque no suciente para que la esclavitud se vuelva redundante.
El modelo permite la posibilidad de redundancia pero dudamos que éste sea
el motivo de la abolición. Ciertamente, hasta la guerra civil americana, fue
impuesta a los dueños de plantaciones por fuerzas exógenas, por ejemplo,
los británicos, el norte de EE. UU. , los esclavos de Haití. Por otro lado, la
inmediata redistribución de recursos requerida, era pequeña. La otra gran
diferencia era la posibilidad del uso de la fuerza por parte de la plantación con
el objetivo de hacer producir s a los esclavos. Esta es la alternativa de Barzel
a nuestra teoría. Nuestro modelo no puede establecer si la cooperación dada
por parte de la plantación era algo como coordinación o habilidad gerencial
o era simplemente castigo físico o la amenaza de éste. El poder de una rma
se deriva principalmente de su más alto producto marginal y salario y de su
derecho de emplear y despedir. Este último derecho no estaba disponible en
las plantaciones.
Mientras que los datos encontrados por Fogel & Engerman sobre los
incentivos usados por los propietarios de plantaciones en Estados Unidos
en 1840-1860 nos convencieron así como a Barzel (ver su nota 7, p.92),
su interpretación es de que la abundancia de comida, tiempo libre, etc., a
los trabajadores del campo durante la cosecha, era sólo una satisfacción de
una necesidad biológica provocada por el régimen de trabajo forzado, sin el
componente de incentivo. No es fácil rebatir esta idea. Nuestra crítica a esta
teoría, es que niega a priori la posibilidad de que con la misma tecnología puedan
existir en un régimen laboral libre, los incentivos materiales para reproducir
la alta productividad que sabemos eran capaces las plantaciones con trabajo
esclavo en el siglo XIX. Esto es lo que nuestro modelo permite. Si hay un
esquema de incentivos que produce un retorno razonable y al mismo tiempo
satisface la restricción de participación del ex esclavo, entonces se someterá
voluntariamente a la autoridad de la plantación y producirá la mezcla de
productos que se requiere, posiblemente a niveles incluso más altos que bajo
la esclavitud.
Esclavos liberados en pequeñas granjas de mediería en el sur algodonero
de Estados Unidos produjeron incluso todavía más del cultivo principal que
bajo la esclavitud, una aparente contradicción con los resultados de nuestro
modelo. Ramsom & Sutch [1975] han aducido que los trabajadores libres eran
forzados a producir más debido a la insistencia de los creedores que exigían
Steve De Castro
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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un nivel mínimo de “cosecha por efectivo” en un sistema de cosecha-embargo
preventivo. Un mínimo como ese, habría producido para el trabajador libre un
ingreso mayor que si no lo hubiera tenido, pero su esfuerzo total debería crecer,
con todo este esfuerza de más yendo para el algodón. Los ingresos ciertamente
no crecieron, como tampoco la intensidad del trabajo. Una suposición más
plausible (que no hacemos aquí) es que la productividad del trabajador en
el cultivo de algodón en su granja era más baja debido a la falta de insumos
cruciales de la plantación como know how y supervisión. Así, considerando la
misma cantidad de esfuerzo y de mezcla de productos, su ingreso va a caer. El
esclavo liberado podría compensar esto produciendo más algodón y menos
maíz que nuestro trabajador libre.
Otro asunto que nuestra teoría aclara en parte, es el debate sobre el
papel de la esclavitud en pequeña escala, que prevalecía en varias regiones
del sur de EE. UU. y Brasil (para Minas Gerais, ver Martins & Martins Filho
[1984] y sus referencias). El modelo no necesita economías de escala (grandes
plantaciones) pero necesita supervisión y acceso del esclavo a algo que el
patrón posee (tierras, una habilidad, una máquina). Aún en la ausencia de estos
complementos, la legalidad de la esclavitud permite al dueño que compra el
contrato de esclavitud, cobrar una suma, un impuesto sobre el rendimiento
del esclavo, si esta productividad era superior a la de subsistencia como
muchas eran. Muchos eran trabajadores altamente cualicados. La abolición
destruiría estas rentas pero si la supervisión no era esencial, no habría caída
en los ingresos de la economía. Habría redistribución ya que estos ex esclavos
podrían seguir con los mismos trabajos, sólo que ahora se quedarían con el
ingreso total. Algunos podrían incluso trabajar más. Por consiguiente, este
tipo de esclavitud no es probable que explique la caída en el PIB después que
naliza la esclavitud.
Estas armaciones nos llevan a la tesis central de nuestra teoría, que una
nueva institución, rmas usando supervisión y el derecho de contratar y de
despedir era un mecanismo superior a este tipo de contratos formales. Habilidad
gerencial junto con prácticas de mediería fueron incapaces de reproducir los
niveles previos de productividad. Estudiamos los incentivos de productos
no marginales que la rma usa para combinar los dos tipos de habilidades y
sostenemos que, para ciertos precios y tecnologías, ésta pueden reproducir la
alta productividad de las plantaciones sin el régimen forzado de trabajo.
La gran divergencia: dependencia histórica o dependencia del camino? Resultados de las Américas
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4.3 Resultados del modelo
En el modelo mostramos las condiciones bajo las cuales el PIB cae
durante la abolición si las plantaciones no modican sus incentivos (para
detalles matemáticos ver De Castro [2004]). Cuando su cultivo principal es
más lucrativo que el cultivo del campesino, la caída es mayor. Puede haber
una drástica redistribución del reducido ingreso total hacia los ex esclavos ya
que en algunos casos pueden querer abandonar la plantación. Con todo, la
plantación puede querer cambiarse a un cultivo que no es socialmente eciente
(menor PIB) pero es más lucrativo sin supervisión (¿café?). Esto dejaría al
antiguo esclavo con el bajo ingreso de los campesinos. Con el cambio, la
economía saldría perdiendo en el sentido de que el ingreso promedio de los
dos conjuntos de agentes caerá al cambiarse a actividades menos productivas
que no requieran la supervisión que las rmas proporcionan.
Éste es quizá un dilema universal cada vez que hay un cambio de gimen
crecimiento versus distribución. La mayor contribución del modelo es mostrar
que, al menos en el caso de al abolicn de la esclavitud en países del Atlántico, la
economía no planteó este dilema. Tanto crecimiento como redistribución eran
posibles, al menos para los esclavos y sus patrones. Comerciantes haban tenido
que encontrara otro empleo, tal vez en la nueva profesión de contratista.
Sin embargo, el resultado de este estancamiento aunque histórico, no
es inevitable en nuestro modelo. Mostramos que puede existir un contrato
de “inquilino” que puede producir más ingresos para ambos el antiguo
esclavo y el antiguo patn. Consiste simplemente en las condiciones esticas
microeconómicas bajo las cuales el agente de tipo 1 (el ahora trabajador libre)
aceptará voluntariamente la autoridad el agente tipo 2 (el supervisor de la
plantación) y reducirá su esfuerzo en la actividad 1 (su cultivo personal). En
principio, no se necesita una tercera parte para asegurar la autoridad. El resultado
de existencia depende del precio relativo y la tecnología de los dos productos.
En la práctica y en principio, nuestros contratos de inquilinato necesitan
un mercado funcionando para ellos. O sea, la división de la producción de
la plantación entre los dos tipos de agentes debe ser disciplinada por una
opción externa eciente para el tipo 1, es decir trabajar para otras plantaciones,
no sólo para su propia tierra. Como, igual que la rma, su división no está
basada en incentivos de producto marginales, hay grandes posibilidades de
conicto. Una reputación de buen empleador puede ayudar las plantaciones
Steve De Castro
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a minimizar costos de rotación y a tornarse una rma. La legislación laboral
puede también ayudar.
Sugerimos que el éxito o el fracaso de rmas versus tribunales laborales va
a depender de cuan rápido alguna de las dos puede construir una reputación.
Si la reputación es básicamente un bien público del la clase de los plantadores,
los tribunales serían dinámicamente mejores, siempre que no sean consideradas
parciales. En cambio, si es meramente un bien privado, entonces los agentes
del tipo 2 pueden aprender más rápido a adquirirla y tornarse rmas. Claro
que desde la formación de los tribunales y de su jurisprudencia (su reputación)
puede depender del régimen político y la resolución de este aspecto puede ir
más allá de la teoría económica. Después de todo, la clase de los plantadores
sigucontrolando el legislativo. Sin embargo, nuestro modelo supone que este
esfuerzo no es vericable y por tanto vamos a armar que las rmas deberían
ser el mecanismo superior.
4.4 Alguna luces para una teoría del crecimiento
A pesar de que estas antiguas economías esclavistas del Atlántico
nalmente empezaron a crecer de nuevo, solamente el sur de Estados Unidos
ha cerrado la brecha con las regiones más ricas. Aún así, demoró casi cien años
para lograrlo. Muchas de las economías del mundo tampoco han superado esa
brecha. ¿Cómo podemos generalizar el argumento al punto de que se convierta
en una teoría del crecimiento válida para todas las economías?
La argumentación teórica es que si los precios del mercado mundial y
la tecnología no cambiaron durante la abolición, estas economías esclavistas
que no fueron capaces de mantener la estructura gerencial jerarquizada
con trabajadores libres no pudieron reproducir la alta productividad de las
plantaciones. El argumento microeconómico formal está bien comprendido.
Si el costo de la supervisión es menor que la pérdida de bienestar a dos agentes
complementares en una actividad conjunta s lucrativa que se vuelve inviable
debido a que una de las partes (la principal) teniendo que pagar más a la otra (el
agente) que el valor de la opción externa a n de hacer que éste se desempe en
la actividad conjunta al nivel deseado sin supervisión, así ambos pueden ganar
con un esquema de supervisión que coordine y monitorice. Una medida de la
pérdida estática de bienestar después de la abolición es la caída en el PIB.
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La lógica económica subyacente para estas estructuras gerenciales es
que para ciertas tecnologías emergentes, cualquier esquema compatible con
incentivos diseñados para superar problemas riesgosos en la transacciones
empleador-empleado eran menos productivos/as que las jerarquías gerenciales.
La historiografía de la llamada segunda revolución industrial abunda con
estudios sobre industrias con procesos continuos de grandes ujos que
necesitaban acero, químicos del carbón, renamiento del petleo, generacn
de electricidad, procesamiento de aceites vegetales, etc. Si no fuera por sus
intensas operaciones agrícolas, la producción y renamiento de azúcar de
caña se acomodaría fácilmente en esta categoría. La generalización relevante
es entonces que si una economía no conseguía implementar, con trabajadores
libres, los esquemas gerenciales de estas grandes unidades de producción, sea
en agricultura o industria, no acompañaría el crecimiento en ingresos de los
líderes emergentes.
Hubo, claro, algunas economías que alcanzaron altos ingresos en 1990
sin algunas de estas estructuras o ni siquiera actividad industrial signicativa.
Por ejemplo, podemos mencionar el éxito de las granjas familiares de trigo
en el medioeste. Éstas economizaban en supervisión gerencial a pesar de la
introducción de máquinas que a su vez requerían mayores extensiones para
cada granja. En la más poblada Europa occidental, esta transición fue menos
factible, al menos para cultivos de bajo valor como granos. Los otros ricos,
exportadores primarios de esa época como Australia y Argentina mostraban
características que parecen permitir una explicación semejante. Y para pensar
en la excepción opuesta, había esas economías que organizaron las estructuras
jerarquizadas más productivas en uno o dos sectores, mientras dejaron los
trabajadores en los restantes sectores casi a nivel de subsistencia, el fenómeno
del dualismo.
El elemento común en el éxito con el crecimiento, de ambos tipos de
gobernanza, a saber estructuras gerencialas o unidades mínimas, es progreso
técnico. Así las cosas, la correcta hipótesis subyacente es si una economía puede
fornecer los incentivos para la generación e implementación de innovaciones
tecnológicas, no tanto el tipo de unidad de producción. No obstante, si la
actividad necesita gerentes para la viabilidad económica y crecimiento, entonces
es posible que una antigua economía esclavista tendría menos posibilidades de
sostenerla por falta de consenso sobre los incentivos. Varios mecanismos para
Steve De Castro
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intervenciones de terceras partes (legislación laboral, sindicatos, tribunales del
trabajo) pueden ser necesarios, especialmente al comienzo, cuando la rma
todavía no tiene reputación de tratar bien a sus empleados. Si éstos faltaran
o fuesen poco efectivos, es probable que la economía no introdujera estas
innovaciones y se estancara aunque obtuviese trabajadores de otro lugar cuyos
costos de oportunidad fuesen menores que sus antiguos esclavos.
Como hipótesis tentativa, sugerimos que una herencia de la esclavitud
y la abolición, que puede muy bien ser compartida por otros entornos, es la
habilidad de sostener grandes rmas que usan la supervisión como mecanismo
en sus esquemas de incentivos. Aunque hay innumerables actividades en una
economía rica que son realizadas por pequeños negocios de familia que operan
básicamente en mercados spot con incentivos de benecio marginal, es muy
probable que obtengan sus benecios de excedentes, gratuitos o comprados,
de los reales motores de crecimiento. El otro tipo principal de unidad de
producción que genera innovaciones son las empresas públicas o semipúblicas
como compañías estatales o universidades. Éstas pueden replicar la mayoría
de los mecanismos del trabajo supervisado por los monopolios y oligopolios
del capitalismo moderno. Los supervisores, con todo, no son sometidos a la
disciplina del mercado de capital, lo que implica que los incentivos que ofrecen
a los que supervisan pueden ser diferentes a pesar de los mercados laborales
que las dos instituciones enfrentan.
Este hallazgo para la teoría del crecimiento viene de una comparación
entre el norte y el sur de EE. UU. al nal del siglo XIX. Ya en 1890, cuando
la primera ley federal contra los carteles entró en vigor (Sherman anti trust
act), grandes empresas estaban formándose en distintos sectores en el
norte petróleo y renamiento de azúcar son dos ejemplos famosos. Estas
instituciones no existían en el temprano capitalismo británico que sirvió de
modelo para la teoría neoclásica. Conjeturamos que estos “grandes negocios”,
la mano visible del poder monopólico, eran los ingredientes cruciales en la
superación de Estados Unidos del nivel de ingreso británico antes de 1914.
Entonces, una teoría general del crecimiento para todas las economías
puede ser la habilidad o no de sostener grandes empresas que usan supervisión
y otros esquemas complejos de incentivos para asignar el trabajo. Curiosamente,
éste no es el mundo de los incentivos de producto marginal de Solow y
mercados perfectamente competitivos que no dan un papel a la rma. En
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esos sectores donde en el siglo XX algunos se han convertido en una de las
dos mayores fuentes de innovaciones que pueden impulsar el crecimiento, el
no hacerlo puede ser fatal. El secreto puede no haber sido sólo los mercados,
puede haber sido en decidir qué mercados suprimir para crear espacio para
los incentivos de las rmas.
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Apéndice
PIBpc: países seleccionados, Américas, siglo XIX
*
Moohr Eisner Moohr Eisner Atack & Passell Coatsworth Maddison
Guiana
brit.
Jamaica
Guiana
brit.
Jamaica
EE.
UU.
Sur
EE.UU
Medio
-este
EE.
UU.
Total
EE.
UU.
Cuba Brasil Brasil EE. UU. R.U.
£ const.
1912 1910
$ current . $ const. 1985 $ const. 1990
1775 60
1800 807 904 738
1820 74 670 1287 1756
1830 92
1832 23.9 15.6 100 65
1840 74 65 109
1850 19.4 12.2 77 45 1394 1087 901
1860 103 89 128
1870 20.7 11.9 95 55 740 2457 3263
1880 79
1
205
1890 22.4 12.4 121 67
1900 128
4
704 4096 4593
1910 24.0 13.7 117 67
1913 200
4
399
2
4854 1893 700 839 5307 5032
1920
1930 15.7 93 466
4
847
3
Fuente: De Castro [2004].
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Gráco 1
Ingresos por cápita relativo a India
Fuente: R. Feenstra & G. Clark [2001] Cuadro 1.
Cuadro 1
Firmas y mercados
Las cuatro instituciones juntas no pueden coexistir. Por ejemplo, si los
3 mercados están funcionando la rma no tendrá ningún papel económico.
El capitalismo moderno suprime el mercado de bienes. La esclavitud carecía
de mercado laboral, al inserirlo había que eliminar uno de los otros.
Steve De Castro
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Gráco 2
Distribuciones de llegada observadas vs. uniformes: Brasil, 1822-2000
3% tamaño de innovaciones
Gráco 3
Distribuciones de llegada observadas vs. uniformes:
EE. UU., 1869-1996
3% tamaño de innovaciones
Traducción: Soledad Rojas
DEP
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158
¿Qué pasó en
Paraguay?
*
Fernando Lugo
**
¿Q
paen Paraguay? Al der sindical de Brasil, al indígena de Bolivia, a
las mujeres de Chile y Argentina, al médico del Uruguay, al militar de Venezuela,
al economista del Ecuador, se suma ahora la llegada del ex-cura de Guaranda y
Echandía. Hay una frase que dice que el fallido Estado de Paraguay hoy tiene
cura, y se suma a la nueva América Latina social y progresista. Nos uniremos
con alegría a los gobiernos progresistas de América Latina. Tenemos mucho
que aprender de nuestros hermanos de los países vecinos.
Cuando llegué, en el 1994, a mi diócesis de San Pedro de Ycuamandyyú,
una de las más pobres de mi país, le dije a la gente: enséñenme a ser oído. Y lo
han hecho. Hoy también, he dicho en mi país, porque creo que no se estudia
para Presidente, que me enseñen a ser Presidente de todos los paraguayos.
En Paraguay, el sol comienza. Queremos abrazar América Latina. Quiero ver
el día y saber de sus sueños. Hoy podemos decir que los pequeños también
están capacitados para vencer. El domingo 20 de abril, los paraguayos vivieron
un momento que, más que histórico, creo que fue heroico. Al principio nadie
soñaba que esto podía ocurrir. Fue una osadía, en apenas ocho meses desde
que fue rmada la Alianza Patriótica para el Cambio, hemos podido llegar
* Conferencia proferida en la Flacso-Quito, el 17 de junio de 2008.
** Presidente de la República del Paraguay.
Fernando Lugo
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159
a ser electos como Presidente de la República del Paraguay. Sabemos que al
Frente Amplio en Uruguay le costó 31 años llegar al Gobierno en el 2004.
Nosotros cometimos esa sana osadía, de pretender ser gobierno después de
ocho meses de marcha acelerada y la conformación de la Alianza Patriótica
para el Cambio.
En un par de horas se camb la historia trágica de seis cadas. La palabra
mágica que hemos escuchado por toda la geografía nacional, sin ninguna duda,
ha sido la palabra cambio. Cambio. El país no podía aguantar más. Más allá de las
opiniones particulares, hay una opinión que ya no pudo ser callada. La legítima
opinión del pueblo paraguayo, que realmente dijo basta, y se hizo escuchar en
las urnas. Cambio en Paraguay es sinónimo de la ruptura de los más de sesenta
años que lleva el Partido del Gobierno en el poder. Celebramos la victoria aquel
20 de abril con humildad, porque dijimos que la humildad venció a la soberbia.
Celebramos el nacimiento de la verdadera democracia, de la mano de la tan
esperada alternancia política. La esperanza derrotó el pesimismo, la alegría ganó
a la tristeza, el coraje terminó con el miedo en nuestro país y el pueblo triunfó.
El pueblo es el héroe. Por eso decimos que la ciudadanía paraguaya es la gran
protagonista, el sujeto de este cambio, con los grupos sociales, trabajadores,
campesinos e indígenas, con la clase política del país.
Es tarea de los investigadores que desde las diferentes teorías y prácticas
sociales nos acerquen a una comprensn cientíca del cambio potico.
Desde las teorías de la dependencia a la modernidad, del estructuralismo al
institucionalismo, del culturalismo al sistema de propiedad, etc. En los casos
del modelo neo-liberal, en gran parte de los países de América Latina, y la
implantación de regímenes sociales durante la última década, se propició
un intenso debate sobre los cambios de régimen y aquellos que desde hace
décadas experimentaron una transición política a la democracia, y los que
en la actualidad viven procesos de crisis. Al esfuerzo colectivo, por intentar
comprender el proceso de cambio político que afronta América Latina en la
actualidad, se suma para los diferentes teóricos y para los cientistas sociales
una nueva cuestión: poder comprender qué pasó en Paraguay.
Se levantan muchas hipótesis. Quizás todas válidas. Y muchas preguntas.
Primero, ¿por qué un obispo se candidata? ¿Como se dio el cambio sin
violencia? Unos plantearon la caída del Partido Colorado, otros explican la
emergencia de una nueva forma de hacer política, con la unidad de actores
¿Qué pasó en Paraguay?
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sociales y políticos. ¿Por que una transición tan larga e inconclusa? Y muchas
otras preguntas. Les invito a pensar, reexionar acerca del cambio en Paraguay
que nos remite a indagar en las distintas conceptualizaciones acerca del hombre,
la cultura, la sociedad, el cambio social, las formas de dominación política de
nuestro pueblo y su lucha por lograr una vida digna.
Paraguay tiene una supercie de 406 mil, un poco más, de kilómetros
cuadrados, donde pasta lo mejor del ganado vacuno con más de diez millones
de cabezas. Se cultivan casi siete millones de toneladas de soja en más de dos
millones de hectáreas para la producción de biocombustibles. El 77% de la
tierra está concentrada en el 1% de los propietarios. En cambio, el 40% de los
agricultores con menos de cinco hectáreas, tiene apenas el 1% de las tierras.
Existen 350 mil familias sin tierras mientras que 151 propietarios concentran
nueve millones de hectáreas en nuestro país. Paraguay es un país donde en los
365 días del año se produce el milagro de la tecnología y del neoliberalismo,
de convertir el agua en energía para enriquecer multinacionales y empobrecer
al pueblo. Un país rico en recursos naturales pero con un aparato clientelista
y corrupto que lleva décadas dejando los recursos de todos en manos de unos
pocos. En ese país rico en recursos somos un pueblo de seis millones de
habitantes, que por decisión de un grupo de politiqueros antipatriotas, tenemos
que el 42% se debate en la pobreza y el 19% en la miseria.
Si uno tuviera que responder a la pregunta: ¿cuáles son las instituciones en
el Paraguay en los últimos 60 años? La respuesta sería muy fácil. La institución
preponderante, el Partido del Gobierno, del que dependen las instituciones del
país. Pero si ya pudimos lo más, el 20 de abril, también podemos lo menos.
La reconstrucción posterior al caos institucional llevará su tiempo y requiere
un compromiso y una alta solidaridad de la comunidad internacional. Serán
fundamentales el Mercosur, el Grupo de Río, la ONU, y la reciente creación
de Unasur.
Paraguay estuvo en el ojo y la mente y en el corazón de mucha gente
en el extranjero, eso nos compromete a nosotros. Queremos que nunca más
seamos conocidos solamente como el país más corrupto, sino también por
la honestidad y por su eciencia. No queremos ser simplemente crónicas
policiales o noticias donde todo lo que es ilícito pasa por Paraguay. Vamos
a salir de esta isla rodeada de tierras, del país de la maa, la piratea, el
narcotráco, de politiqueros corruptos, de pobreza extrema, dejar de ser
Fernando Lugo
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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famosos porque no pasa nada, y pasar a ser un pueblo estudiado por los
investigadores en toda la extensn de su riqueza cultural, de su historia, de
la luchas silenciosas de su pueblo, de una nación que quiere integrarse con
sus hermanos de América Latina.
¿Qué parealmente el 20 de abril? Una sencilla explicación la encuentro
en la formulación matetica de los resultados electorales. Esa es una
explicación. En las elecciones generales del 2003 ganó el Partido Colorado
con 574.232 votos, mientras que la oposición obtuvo 924.622 votos, era
una oposición dividida. En las elecciones generales del 20 de abril pasado el
Partido Colorado obtuvo casi idéntica cifra: 572.995 votos. Otras candidaturas
alternativas lograron 460.583 votos y la Alianza Patriótica para el Cambio
obtuvo la victoria con 766.522 votos. El 20 de abril el Partido Colorado log
casi el mismo caudal de votos, el voto antisistema en su gran mayoría fue a
otras candidaturas. Por eso podemos armar con seguridad que triunfó un
proyecto político alternativo, diferente, con identidad e ideología propia, con
propuestas claras, triunfó la unidad en la diversidad. Al unir algunos partidos
políticos con movimientos sociales, se construyó una nueva mayoría en la
Alianza Patriótica para el Cambio, la gente vio en ella una real alternativa de
cambio, y vieron también que es posible un liderazgo colectivo.
Triunfó el cambio gracias a una participación ciudadana, con una alta
conciencia cívica, que por primera vez tenía ante sí, para elegir, entre 38 grupos
políticos, cerca de 20.000 candidatos a ocupar 681 cargos. Una conciencia cívica
y un sistema electoral fruto de una Constitución nacional promulgada en el
1992 dio sus frutos después de 16 años. ¿Como no festejar lo que en realidad
es un triunfo del pueblo paraguayo? ¿Cómo sucedió esto?
La principal herencia de la dictadura de Stroessner ha sido el
analfabetismo cultural. Diseñar políticas culturales ha sido visto como acto
revolucionario y por tanto prohibido, porque toda revolución cultural atenta
contra la corrupción, el crimen, la ilegalidad, llaman al cambio e invitan a pensar
diferente. Nuestra clase dominante dejó al pueblo sin historia, sin respeto a la
propia cultura, sin doctrina que no sea la suya, sin sus héroes y mártires. Cada
lucha un nuevo comienzo, separado de los anteriores. La experiencia colectiva
perdida y las lecciones olvidadas. La historia es una propiedad de los dueños
de todas las otras cosas.
¿Qué pasó en Paraguay?
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La experiencia política ocurrida en Paraguay el 20 de abril pasado plantea
una nueva edición de la forma en que se desarrollan los fenómenos políticos de
América Latina del siglo XXI, y que por sí constituyen la mejor expresión del
dinamismo permanente que implica la voluntad de un colectivo para determinar
quienes serán los representantes del poder público en representación de la
voluntad popular. En los años del Partido Colorado, con tanto poder, primó la
falta de respeto a los derechos, y la represión, porque goberprimero como
dictadura militar del 1947 al 1953 y luego el nal de Stroessner, del 1953 al 1989
y después una transición a la democracia del 1989 al 2008. Paraguay ha venido
sufriendo desde el año 1954 el gobierno de un solo partido, el Colorado.
Este partido político se ha apropiado del poder potico, militar y
económico manteniendo el pueblo en la miseria, con la exclusión de la mayoría
de la población paraguaya, principalmente la campesina. Ese sector está
postergado en todas sus necesidades básicas, le falta tierra, salud, educación,
asistencia técnica, comunicación, vivienda digna, trabajo, etc. El Partido
Colorado quedó instalado en el poder adoptando un régimen autocrático,
discrecional, consolidando una unidad militar política que lideró hasta el 1989.
El régimen logsalir de la dictadura militar con un nuevo cuartelazo en el
1989 sin una revolución democrática. Se trató de una apertura preventiva
negociada en la cúpula del Partido Colorado. Como un lósofo paraguayo
nos decía: esto es la política del ‘gatopardismo’, es decir, cambiar algo para
que no cambie nada.
Después de nalizar la dictadura de Stroessner en 1989, todas las
estructuras de control y las instituciones políticas, jurídicas, militar y legislativa
quedaron en manos de sus continuadores. El modelo de acumulación, que por
largos años sustentó a la dictadura, basado en el sector agro exportador, en
las grandes contrataciones del Estado, y fundamentalmente en el dinero que
ingresó a las grandes represas de Itaupú y de Yacyretá.
Sin embargo, la crisis profunda fue siendo sorteada por la violencia
política que había contra el pueblo. Con el n de la dictadura, el predominio de
los discursos se centró en la democracia, pero el pueblo continuó ausente. El
pueblo había practicado votar por constituyentes, por candidatos a Presidentes,
a Senadores, a Diputados, a Gobernadores. Esta práctica sucesiva se convirtió
paradójicamente en el gran capital cívico de un pueblo al que las circunstancias
políticas habían negado por décadas toda opción de cambio o alternancia.
Fernando Lugo
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Los líderes políticos de diversas corrientes ideológicas que se presentaron
en el escenario político a partir del año 1989 sucumbieron a la estima de sus
complicidades históricas muchas de las veces, y en otras oportunidades, no
estuvieron a la altura de las circunstancias. Estaban demasiado acostumbrados
y encadenados a sus condiciones de opositores, nunca pudieron superar tales
limitaciones y erguirse como potenciales rectores de gobiernos.
Esta situación hizo que la transición hacia la democracia se detenga
y termine sin nal, agotando su modelo de convivencia entre las cúpulas
partidarias. Un boicot fundamental en la pacíca ruptura del poder hegemónico
fue la Constitución nacional. En la sociedad contemponea la ley es el
vehículo del cambio político deliberado. Pero en Paraguay la ley no representa
la sociedad, sino sus gobernantes. No tenemos Estado de Derecho sino estado
de legalidad, permanentemente transgredida por la misma autoridad que exige
su cumplimiento. Sin lugar a duda, un mito trascendental fue preparando la
caída del régimen del Colorado, cuando en 1992 fue promulgada una nueva
Constitución nacional. En ella se puso límites al poder. Se consagel voto
directo, la creación de un tribunal electoral bajo control de los partidos poticos,
elecciones municipales, y las más importantes, el juicio político al Presidente
de la República en manos del Congreso, y la no-reelección. Las instituciones
democráticas creadas por la transición misma funcionaron relativamente bien
al inicio de la transición.
Pero, a medida que nuevos ámbitos del hacer público se iban incorporando
al clientelismo político, el modelo fue deslegitimándose a mismo. Se votaba,
pero no se elegía. Siguieron violando la Constitución, incumpliendo muchos
deberes y derechos, pero cuando pretendieron su reforma para la reelección
el pueblo salió a la plaza y más de 40 mil almas dijeron: dictadura nunca más,
y así se inició el Movimiento Ruralista de Resistencia Ciudadana.
El poder potico no está ahí para ser ocupado de una vez y para
siempre. El poder también existe para ser perdido, porque quien ingresa a
la política pensando que va a ganar la entrada a la eternidad, se equivocó
de lugar. Por denición, en un régimen político democrático todo gobierno
es y debe ser transitorio. Los nuevos actores políticos hoy en el país, los
grupos sociales entendieron que llegó el momento de pensar políticamente
los problemas sociales. Campesinos, trabajadores, jóvenes, mujeres, fueron
factores fundamentales en la lucha campesina y la ruptura masiva de la clase
¿Qué pasó en Paraguay?
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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media. El campesinado tiene innumerables luchas cuyo pico fue en marzo del
2003, cuando una movilización de miles allá en Asunción costó un muerto y
varios heridos. También hay tomas de tierras, y han surgido muchas dirigencias
jóvenes, también con sus mártires. Hacia nales del 2005 se iban formando
movimientos con raíces campesinas, decididos a insertarse en el esquema
político del país mediante una representación propia en el parlamento, lo que
les permitiría defender sus derechos. La combatividad campesina cumplió un
rol clave en ese proceso.
La clase media, cansada de los gobiernos corruptos, de la decadencia del
país, comena cuestionar sus líderes políticos, enfrentarlos, para luego romper
con el partido del gobierno y pasarse masivamente a la Alianza Patriótica para
el Cambio. Un elemento importante que nos ayudó muchísimo fue la prensa
libre. El ejercicio de la libre expresión, sin restricciones, fue fundamental en
la construcción de la conciencia cívica, al mostrar el rostro oculto y perverso
del poder, valientes periodistas, con sus mártires en su lucha por el ejercicio
libre de la profesión para decir la verdad al pueblo a pesar de las presiones de
los poderosos.
Yo creo, que también el Partido Colorado ha sufrido un gran debilitamiento,
porque durante 60 años no pudo dar respuestas ecaces a los grandes desafíos,
sobretodo sociales y económicos de las grandes masas campesinas, obreras,
y la población paraguaya. Su falta de liderazgo nos ayudó. Su falta de unidad
también nos ayudó. Hoy el Partido Colorado está fraccionado. Hay una franja
colorada dentro de la Alianza Patriótica para el Cambio, caso inédito en la
política paraguaya. El Partido Liberal Radical Auténtico también se dio cuenta
de que no podía seguir apostando solo en llegar al poder con su propio partido
porque los números no le cuadraban. Y hoy, hoy hace un año, que el Partido
Liberal Radical Auténtico en una asamblea plenaria de ese partido decidió no
presentar candidatura a la presidencia y ofrecer a Fernando Lugo la candidatura,
con tal de que un miembro del Partido Liberal Radical Auténtico asuma la
vicepresidencia. En la Alianza Patriótica para el Cambio, la mayoría de los
partidos y movimientos políticos y organizaciones sociales de la conservación
nacional, hemos constituido formalmente la Alianza Patriótica para el Cambio
hasta el 27 de agosto del 2007.
La apuesta era absurdamente dura debido el fracaso de la concertación
original, que terminó desprendiéndose en dos grupos, el partido Unace [Unión
Fernando Lugo
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Nacional de Ciudadanos Éticos], y también el de Patria Querida. El Unace que
obtuvo el 21% de los votos, y el partido Patria Querida que llegó al 3%. Las
elites del poder, los dueños del poder en distintos ámbitos fueron incapaces de
interpretar las grandes necesidades sociales, produciendo un vacío institucional
creciente hasta llegar a lo que tenemos hoy, donde el rigor de la República
no funciona, las elites políticas solo pensaron en enriquecerse y no en el bien
común. Un elemento importante, nuevo, que creo que hay que estudiar más
todavía y también hay que materializar más, es el liderazgo colectivo.
Finalmente, el ex-cura de Guaranda y Echandía recibe el 17 de diciembre
del 2006 más de 100 mil rmas en Paraguay, para que con los partidos políticos
y movimientos sociales se convierta en un liderazgo colectivo que los lleve
a la primera magistratura. Pero una sola golondrina no hace primavera. Es
necesario que nunca nos dejen solos, que la democracia la hagamos juntos. Y el
principal actor fue la ciudadanía, aquella ciudadanía que fue constituyendo día
a día esa mayoría silenciosa, paciente y perseverante, rme en sus convicciones,
y segura de que otro porvenir se merecía la patria.
Hoy Paraguay es un espacio propicio y privilegiado para el estudio y la
reexión social, política, económica, cultural y ética. No hay un modelo racional
elaborado que se pueda imponer a la sociedad. La creencia en una metodología
social cartesiana la consideramos como una falacia que pretensiosamente
adoptan quienes quieren transformar sus sueños y pasiones, en realidades
sociales, no es posible diseñar racionalmente el cambio social. Éste es un
producto espontáneo de la evolución cultural y cada pueblo tiene su proceso
y el Paraguay tendrá el suyo. No hay un modelo único de democracia para
todos los pueblos, pero cada pueblo es un modelo para aprender sobre ella.
Por eso cuando nos preguntan si adoptaremos el modelo de Chávez, de Evo,
de Correa, Paraguay hará su propio proceso y construirá su propio modelo
democrático.
La Alianza Patriótica para el Cambio se hizo, se construyó para favorecer
a los más pobres del país. Y en primer lugar están los indígenas, los sin tierra,
sin techo, sin educación, sin salud. Ellos nos piden, nos exigen, nos gritan del
norte al sur del país el cambio real del Paraguay. Como dice una canción chilena,
esta vez no se trata de cambiar un Presidente, eso ya lo hemos hecho. Esta
vez se trata de hacer un país diferente. Nuestra visión es cambiar la historia,
el poner corte a más de 60 años de un partido hegemónico que no representa
¿Qué pasó en Paraguay?
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los principios ni siquiera de su propio partido, porque hay muchos Colorados
dentro de la Alianza Patriótica para el Cambio.
Los seis ejes programáticos que rigen la Alianza Patriótica para el Cambio
no salieron de un laboratorio, no salieron de la mente de Fernando Lugo y de
su entorno, se fueron recogiendo porque hemos recorrido el país tres veces,
con más de 600 reuniones sin llevar un discurso, sino simplemente escuchando
a la gente. De ahí nacieron los seis ejes programáticos. En primer lugar, la
reforma agraria integrada. En segundo lugar la reactivacn ecomica pero con
equidad social. Tercero, la recuperación de la institucionalidad de la República,
que las instituciones sirvan a todos los paraguayos, que no tenga ni un signo,
ni una bandera, de ningún partido político o de ninguna institución. Que la
justicia sea soberana e independiente. Elaborar un plan de emergencia nacional
y el tema de la recuperación de la soberanía, especialmente de la soberanía
energética. Estos seis ejes están al mismo nivel.
Queremos que las instituciones públicas recuperen su institucionalidad.
Paraguay, estamos convencidos, va a cambiar de imagen. Recuerdo los versos
del magistral poeta paraguayo Manuel Ortiz Guerrero para expresar la tarea
de la política hoy predominantemente social y progresista en Paraguay y en la
América Latina: “Del lodo se levantan los lirios matutinos, succionan impurezas
viñas de grata umbría cuyos maduros frutos dan los sagrados vinos”. Nuestra
tarea es muy grande porque es doble. La primera consiste en representar
los intereses de vastos sectores excluidos políticamente, esto es, encausar la
política real a grupos que de otro modo podrían ser víctimas de encendidos,
demagogos, o de la destructiva acción de los partidos extremistas y violentos.
En segundo lugar, consiste en preservar el espacio político. Esta última tarea
es tanto o más difícil si se toma en cuenta que en algunas ocasiones no solo
se debería preservar, sino también crear ese espacio, lo que implica construir
alternativas para la politización ciudadana. Primero marcar y luego elegir en
una papeleta de votación nos llevó casi 20 años de transición larga.
Paraguay ha demostrado que la descalicación a su orden jurídica, a su
Estado de Derecho, a la posibilidad de poner en vigencia sus instituciones
políticas y jurídicas, a sus virtudes ciudadanas, a su vocación democrática, a
su capacidad de trabajo, a su compromiso social, ha sido vil, injusticada y
ha debilitado permanentemente su auto-estima, mediante la imposición de
estigmas de diversa índole que atentaron y afectaron interna y externamente
Fernando Lugo
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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a sus ciudadanos. La prosperidad es fruto de los millones de intercambios
privados en un ambiente garantizado por el Estado con más libertad, más
justicia y más solidaridad. Sólo instituciones políticas justas pueden generar
una sociedad justa, nde éstas, no sólo cumplen su papel de regla en el
juego político, sino que determinan qué tipo de valores se establecen en la
comunidad política.
La ciudadanía, la soberanía, la dignidad humana, la libertad irrestricta del
pensamiento y la palabra, la solidaridad, la identidad colectiva, la cooperación
por encima de la competencia resumen la justicia. La gran esperanza en América
Latina y lo que puede ofrecer al mundo es la vasta colección de vibrantes
movimientos sociales, que se atreven a cuestionar todo, desde sus propios
gobiernos a la manera en que las corporaciones contaminan sus tierras, algunas
veces se expresan en las urnas, otras veces no. Algunas veces dicen encarnar
la izquierda, otras veces se denominan el pueblo, o nada.
Hagamos, juntos, de América Latina una eterna primavera, para que
nuestros pueblos tengan abundante sol para cultivar su mente, puedan trabajar
en libertad, tengan su propio nido, su abrigo, su pan y su remedio para que
cada uno desarrolle su propia identidad en su comunidad. Yo personalmente
tengo fe en que, con la ayuda de Dios, y con el valioso aporte de todos, vamos
a vivir mejor en nuestra querida América Latina.
DEP
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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La paradoja peruana:
crecimiento económico
y desaprobación
política
Julio Cotler
*
D
esde la última “transición a la democracia” llevada a cabo en 2001,
el Perú atraviesa por una situación paradójica: paralelamente a un elevado
y sostenido crecimiento económico la mayoría de la población desaprueba
la actuación del gobierno de turno, las instituciones ociales y el régimen
democrático. Esta situación agudiza los problemas y los conictos que
atraviesan al país desde tiempo atrás, al tiempo que los precarios liderazgos,
las divididas representaciones políticas y los obsoletos organismos estatales
no pueden y/o no tienen interés en diseñar nuevos mecanismos de cohesión
social y política que se ajusten a los nuevos tiempos que vive el país.
En el marco de la liberalización y apertura económica proclamada a
principios de los años noventa del siglo pasado y del equilibrio macroeconómico
* Universidad Nacional Mayor de San Marcos
jcotler@iep.org.pe
Julio Cotler
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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que la administración blica ha practicado desde entonces, la explosiva
demanda de commodities y los favorables términos de intercambio han
contribuido para que el Perú experimente un elevado crecimiento económico
con una baja tasa de inación durante siete años consecutivos y, a pesar de la
desfavorable coyuntura externa, se estima que el país proseguirá esta tendencia
durante los próximos años; de ahí que se corra la voz respecto a un probable
“milagro peruano”.
En efecto, entre 2001 y 2008, la economía creció anualmente 6.5%,
en promedio; el valor de las exportaciones se multiplicó por cuatro y el PBI
creció cerca de 50%. Esta condición ha permitido al sco acumular reservas
internacionales, adelantar el pago de la deuda externa y reducirla de manera
signicativa; asimismo, ha contribuido a que la inversión privada se duplique
y que la administración pública cuente con crecientes ingresos scales que se
destinan a promover políticas de alivio a la pobreza, a la descentralización y,
en general, a dinamizar la demanda interna con el consiguiente impacto en el
crecimiento del empleo y del ingreso.
El fuerte apoyo político del Presidente García a la estabilidad
macroeconómica y a la inversión ha propiciado un favorable clima económico
y la reducción del riesgo-país, por lo que la agencia de evaluación Fitch ha
concedido al Perú “grado de inversión” a la deuda garantizada por el Estado,
esperándose que otras sigan el ejemplo; estas circunstancias han favorecido
la suscripción de un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y se
encuentre en trámite la rma de acuerdos semejantes con países de Asia y
con la Unión Europea.
Pero, junto a este inédito cuadro económico, la gestión del Presidente
Alejandro Toledo (2001-06) fue desaprobada por la inmensa mayoría y, en
la actualidad, al cabo de dos años de gobierno de Alan García, alrededor
de dos terceras partes de la población desautoriza la actuación de la actual
administracn; de ahí que, en su momento, Toledo y Gara fueran los
Presidentes más impopulares de América Latina.
Este rechazo a las gestiones gubernamentales se ha manifestado a través
de los reclamos y de las protestas que diferentes sectores sociales y regionales
han venido realizando con distintos grados de violencia; asimismo, las críticas
al gobierno también se expresan en las periódicas encuestas de opinión.
La paradoja peruana: crecimiento económico y desaprobación política
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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De ahí que se especule sobre la posibilidad de que en 2011 un “outsider”
gane el voto mayoritario y trastoque el actual estado de cosas, tal como pudo
suceder en 2006 cuando Ollanta Humala perdió las elecciones frente a Alan
García por un escaso margen de 2%.
Este conjunto de manifestaciones críticas da cuenta de un cuadro de
inestabilidad social y de inseguridad política, motivos para que existan sobradas
dudas sobre el rumbo que el país pueda adoptar en el futuro; razón suciente
para que ciertas agencias de evaluación de riesgo posterguen la decisión de
otorgar el grado de inversión a las nanzas peruanas, a pesar de su excelente
desempeño económico, y del hecho de que las empresas transnacionales
celebren acuerdos con los gobiernos para asegurar la estabilidad jurídica de
sus inversiones.
En términos generales, se aduce que las generalizadas censuras y las
violentas protestas contra los gobiernos de Toledo y de García se deben a
que incumplieron, sino traicionaron, sus promesas electorales de conceder
prioridad a las demandas de las clases populares y de las regiones andinas,
creando fuentes de trabajo y de ingreso de manera a reducir, sino acabar, con
la pobreza y la exclusión social. Esto sería así, porque el modelo neoliberal
implantado por el régimen autoritario comandado por Fujimori-Montesinos
favorecería exclusivamente a las empresas extranjeras y a los ricos.
Es decir, el rechazo a los gobernantes y en general al sistema político
se debería a que el crecimiento económico no se acompaña con políticas
distributivas que atiendan a los sectores excluidos del mercado y del aparato
estatal, lo que haría más visible aún la desigual e injusta distribución de los
recursos sociales.
Sin embargo, estas certeras apreciaciones ignoran que el sostenido
crecimiento económico durante los últimos años ha favorecido el crecimiento
del empleo, del ingreso y del consumo, contribuyendo a bajar el nivel de pobreza
de 44% a 39% de la población, por lo que se presume la existencia de nuevas
fuentes de movilidad social; igualmente, tales argumentos desconocen que
los gobiernos regionales han recibido una cantidad inédita de ingresos, que
los servicios públicos se han ampliado y seguirán extendiéndose a sectores y
regiones hasta ahora excluidos del presupuesto público.
Por otro lado, se ha procurado explicar el malestar público recurriendo
a factores psicológicos; a este respecto especialistas del BID han concluido
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que cuando el crecimiento económico aumenta la satisfaccn se reduce,
al menos, inicialmente...” debido a las expectativas y a las frustraciones
que fomenta la comparacn con otrosque se encontrarían en mejores
condiciones
1
proposición que, sea dicho al paso, recuerda el “efecto
túnel de Albert Hirschmann. Este argumento es igualmente plausible
pero no da cuenta, entre otras cosas, de la persistencia y de la intensidad
de los sentimientos de insatisfacción de la mayoría de los peruanos con las
autoridades, después de siete años de continuo crecimiento económico.
Para responder a tales cuestiones y complementar estas interpretaciones
examinaremos (aunque brevemente) las condiciones estructurales que
enmarcan el crecimiento económico y la desaprobación al sistema político: la
desigualdad social, la debilidad estatal y la fragmentación de la representación
política; en segundo lugar, revisaremos (someramente) las relaciones entre
las autoridades y distintos sectores de la sociedad en el marco de las políticas
neoliberales.
i) Las divisiones sociales
El Perú arrastra fuertes divisiones sociales de carácter estamental y
regional que han originado una doble fractura: entre los sectores dominantes
y el resto de la sociedad, y entre los pobladores asentados en las áreas urbanas,
capitalistas y “modernas” de la costa y los campesinos anclados en el universo
“tradicional”, comunitario e indígena de la sierra. De ahí que, todavía circule
libremente la referencia a la existencia de “dos países” separados social, racial,
regional y culturalmente que, a su vez, tienen internamente pocos y débiles
lazos de unión entre sus miembros.
No obstante, los rápidos y profundos cambios sociales generados durante
las últimas décadas han contribuido a cambiar dicha visión dualista y a favorecer
una percepción acorde con la creciente diversidad social y cultural del país.
Desde mediados del siglo pasado, la migración del campo a la ciudad y de la
sierra rural a la costa urbana modila distribución geográca de la población;
la expansión del capitalismo y del mercado laboral, así como la ampliación de
la educacn y de los medios de comunicación diversicaron la composicn de
1 Luis Alberto Moreno y Eduardo Lora, “La brecha de satisfacción. El crecimiento económico y sus consecuencias”.
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las capas sociales, destacándose el desarrollo de sectores medios, profesionales
y empresariales de distintos orígenes y trayectorias, “mestizos”.
Paralelamente, la difusión de nuevos patrones de consumo y estilos
de vida por los medios de comunicación y los residentes en el extranjero
inuyen en la emergencia y desarrollo de nuevas expresiones culturales urbanas
que privilegian la fusión de concepciones y prácticas tradicionales con las
cosmopolitas.
Pero, esta nueva situacn no logra disipar la tradicional visión de
“atraso” de la sierra en la medida que esta región concentra la pobreza y la
indigencia del campesinado indígena, que constituye la mayoría de la población
“marginada”, sino explotada; asimismo, porque esa imagen se proyecta en los
descendientes de los inmigrantes andinos a las ciudades que constituyen el
grueso de las capas populares.
Estas condiciones determinan que los privilegiados sectores de elevados
ingresos, blancos y mestizos, discriminen cotidianamente a estos sectores
populares urbanos de origen andino contribuyendo a dicultar su movilidad
social y a menoscabar su auto-estima, reforzando la tradicional distancia
y los sentimientos de desconanza y hostilidad entre esas capas sociales
2
;
paradójicamente, este comportamiento tiende a fortalecerse en la medida que
estos sectores populares incursionan cada vez más en diferenciados escenarios
públicos – empresariales, culturales, políticos – desaando a los tradicionales
sectores privilegiados y presionando para hacer valer sus derechos ciudadanos
y sus prácticas culturales. Este contexto de exclusión y de discriminación
constituye un factor clave de la imparable emigración internacional hacia
países desarrollados, que ha llegado a comprometer a alrededor del 10% de
la población total.
Por otro lado, estas divisiones sociales se acompañan con la oposición
histórica del “interior” del país al tradicional centralismo burocrático limeño,
forjada alrededor de las prácticas patrimoniales-clientelistas y rentistas ejercidas
por los grupos dominantes que han controlado al Estado; hoy en día, estas
relaciones conictivas tienden a renovarse por las restricciones que el gobierno
“central” impone a los gobiernos regionales.
2 La encuesta de valores mundiales realizada por la Universidad de Michigan en 2002, el Perú presenta los
índices de desconanza interpersonales más altos entre 163 países; por otro lado, la misma encuesta llevada a
cabo el año pasado destaca que los peruanos se declaran los menos felices entre doce países de América Latina.
Julio Cotler
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Pero la clásica dominación de Lima sobre las provincias tiende a
desdibujarse a raíz de que la apertura democrática y la descentralización
han procurado la elección de representantes políticos que movilizan a la
opinión pública local y nacional en contra de las limitaciones impuestas por
las autoridades limeñas; asimismo, porque dichos fenómenos favorecen el
surgimiento de nuevos liderazgos y movimientos sociales capaces de negociar
con el gobierno la distribución de los recursos destinados a impulsar el
desarrollo regional.
A su vez, en algunas zonas del país, el crecimiento económico y la
expansión de actividades informales, sino ilícitas, contrabando, narcotráco,
tala ilegal de madera -contribuyen al desarrollo de actividades privadas con la
consiguiente emergencia de nuevos actores sociales que impulsan una dinámica
social y política, relativamente autónomas del centro limeño.
Estas divisiones sociales se expresan con mucha claridad en las elecciones
y en las encuestas de opinión relativas a las políticas económicas. En efecto,
durante los comicios de 2006 fue evidente que la población urbana y costeña
votó por García, mientras que la sierra y la selva rurales lo hizo por Humala. Por
otro lado, los estratos de ingreso alto y medio-alto (A/B) situados en la zona
de la costa del país los “ganadores” – mayoritariamente favorecen opciones
“neoliberales” por lo que apoyaron a Toledo y apoyan ahora a García; mientras
que la mayoría de las capas medias y populares (C/D/E), especialmente las
radicadas en las regiones de la sierra y de la selva los “perdedores” –, se
inclinan por alternativas políticas de corte nacionalista-populista y forman
el grueso de la población que rechazó la gestión de Toledo y, ahora, critican
la gestión de García: a mediados de 2008 mientras García obtiene 40% de
aprobación en Lima y la costa norte, en el sur obtiene 7% y en la selva 11%.
En suma, a pesar de que desde hace algunas décadas la sociedad peruana
procesa importantes cambios persisten, con distintos grados y tonos, los rasgos
de las tradicionales divisiones sociales, culturales y regionales, determinando
que se haga evidente la naturaleza desigual del desarrollo, por lo que
subsisten los factores que bloquean la constitución de nuevas modalidades de
cohesión social, indispensables para la formulacn imaginaria de una
comunidad política.
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Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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ii) La debilidad estatal
Como otros países andinos, el Perú también ha sufrido de continuas
interrupciones constitucionales debido a las intermitentes intervenciones
militares, evidenciando la falta de legitimidad de la autoridad estatal y las
dicultades que tiene para consolidarse.
Después de la independencia y a lo largo del siglo XIX, las continuas
luchas facciosas entre los grupos de poder, asentados en Lima y en las
provincias, desembocaron en la proclamación de alrededor de setenta
gobiernos; es decir, en promedio, cada uno de ellos tuvo una duración de
un año. Luego, a partir de los años treinta del siglo pasado, la lucha contra
el régimen oligárquico protagonizada por el Apra produjo un largo periodo
dictatorial que fue interrumpido en 1945 por circunstancias internacionales; sin
embargo, a los pocos años se reanudó la tendencia histórica por lo que, desde
entonces y hasta la fecha se han sucedido cinco interrupciones constitucionales
con sus correspondientes “transiciones a la democracia”. Es decir, durante la
segunda mitad del siglo veinte, en promedio, cada once años el país experimen
cambios abruptos del régimen político.
Desde 1945, los gobiernos elegidos democráticamente buscaron
redistribuir el ingreso para atacar las profundas desigualdades, mediante
políticas económicas que afectaban a los intereses dominantes; por esto,
dichas medidas desembocaron en desorden económico y crisis política. Los
golpes militares y los regímenes autoritarios que sucedieron a esos gobiernos
reprimieron las presiones distributivas persiguiendo a las organizaciones
populares y a sus representaciones políticas al tiempo que privilegiaban las
expectativas de los inversionistas, de preferencia extranjeros, liberalizando la
economía y restringiendo el papel del Estado al desempeño de las funciones
represivas.
Estos sucesivos cambios políticos se acompañaron de incesantes
modicaciones institucionales que respondían a los cambiantes intereses
de los protagonistas políticos, mientras que el personal administrativo se
reclutaba, indistintamente, entre los clientes de los poderes fácticos durante los
periodos dictatoriales y de los militantes de los partidos durante los gobiernos
democráticos. Esta condición propició la formación de redes de intereses
particulares que sustentaban y fomentaban la corrupcn, consintiendo
Julio Cotler
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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y apoyando la privatización de los recursos y de los espacios públicos, en
cualquiera de los regímenes políticos.
Es decir, el uso patrimonial del Estado conspiró contra la profesionalización
del servicio civil y la consolidación de la autoridad central, motivo para que
ésta no contara con los recursos económicos e institucionales para controlar
el extenso y accidentado territorio ni para penetrar en la sociedad a n de
hacer valer el cumplimiento de la legalidad. Esta situación se prolonga en
la actualidad, por lo que muy diferentes sectores reclaman por la “falta de
Estado”; pero este reclamo tiene diferentes connotaciones de acuerdo a los
sectores sociales, como no podía ser de otra manera.
Para los trabajadores, los pobres y excluidos esta carencia procura crea
una aguda sensación de abandono y de inseguridad, motivo para que sus
voceros reclamen la participación activa y directa del Estado para atender sus
necesidades de empleo e ingreso, de educación, de salud y de vivienda; esta
demanda es particularmente aguda debido a que la inversión pública en esos
rubros ha sido tradicionalmente reducida: en términos comparativos, el gasto
social equivale a la mitad del promedio latinoamericano.
Esta carencia de Estado ha dado lugar al desarrollo de una generalizada
“informalidad”, puesto que involucra a cerca del 60% de la población activa,
que se funda en prácticas que desconocen sino rechazan las reglas ociales,
facilitando la existencia de fuerzas que procesan el narcotráco, la tala ilegal de
la madera, el contrabando y que conviven con los rezagos de los movimientos
subversivos, en la sierra y la selva.
En cambio, para las capas de ingresos elevados, empapadas de ideología
neoliberal, la presencia estatal debe limitarse a fomentar la inversión privada y
hacer cumplir las reglas del mercado; concretamente a asegurar los derechos de
propiedad e incentivar la mejora de la competitividad económica, condiciones
necesarias para sostener el actual ritmo de crecimiento económico y la
“inclusión” de las capas populares en el mercado, tal como lo han venido
haciendo los últimos gobiernos, aunque de manera parcial.
Por la maniesta “debilidad” del Estado para atender las demandas
sociales, controlar el territorio y hacer cumplir el orden legal, no debe extrar la
muy baja calicación que los distintos estratos sociales otorgan a los organismos
públicos y a los poderes estatales, con el consiguiente desprestigio de los jueces
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176
y congresistas, partidos políticos y, en general, el régimen democrático. Es así
como, en términos comparativos, el Latinobarómetro registra que el Perú tiene
el índice de desaprobación más alto de la región al desempeño del gobierno
y al régimen democrático.
Por lo general, se responsabiliza al Jefe de Estado por estas falencias,
debido a que su centralidad política y el acendrado culto al presidencialismo
contribuyen a consolidar la idea de que esos defectos existen por “falta de
voluntad política” o desinterés presidencial para remediarlos y poner las cosas
en su debido sitio.
A pesar de las constantes presiones sociales y de las organizaciones
multilaterales, los gobiernos no han ejecutado las reformas de “segunda
generación” destinadas a adaptar los obsoletos organismos públicos a los
requerimientos de la globalización y a las demandas sociales. Salvo en los
organismos muy especializados, el avance de las reformas de la administración
pública ha sido reducido y desigual debido, fundamentalmente, a la oposición
y/o desinterés de la fragmentada y desprestigiada representación política.
iii) La crisis de la representatividad política
Desde los años treinta y hasta muy entrado el siglo pasado las
agudas divisiones sociales a las que hemos hecho referencia dieron origen
a posiciones políticas antagónicas e intolerantes. Durante ese lapso, la
intermitente implantación de remenes autoritarios determila existencia
de prolongados períodos de crisis de representación que, además de la
represión y la exclusión política de las organizaciones de los sectores
populares y medios movilizados, favoreció la fragmentación y la impotencia
política de estas capas sociales.
La dicultad para organizarse legítimamente y hacer valer sus demandas
por medios institucionales incentivó a dichas capas a desconocer la validez de
la autoridad y sus normas legales, reforzando el rechazo de amplios sectores
al Estado; por otro lado, la represión estatal determinó que la participación
política se desarrollara por canales clandestinos y que la violencia se
constituyera en la única forma para eliminar la exclusión política y transformar
el orden social.
Julio Cotler
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La quiebra del régimen oligárquico y las importantes transformaciones
sociales que generó el gobierno militar, durante los años setenta, y el derecho
al voto de los analfabetos mayormente campesinos indígenas que conced
la Constitución de 1979 impulsaron la participación de amplios sectores hasta
entonces excluidos de los asuntos públicos; de ahí que la población electoral
duplicara su numero durante la década siguiente.
A partir de la transición a la democracia, en 1980, la sociedad y la política
corrieron por carriles opuestos que desencadenaron agudos conictos y una
seria crisis de gobernabilidad; por esto, “la década perdida” fue un momento
particularmente crítico en la historia peruana contemporánea.
Las repetidas elecciones generales y municipales evidenciaron la
extrema volatilidad electoral y la fragmentación política contribuyendo, como
en anteriores ocasiones, a que arraigaran las clásicas posiciones políticas
antagónicas e intolerantes en la agitada vida parlamentaria y que fracasaran los
esfuerzos para constituir una relación constructiva entre los actores destinada
a consolidar un sistema de partidos políticos que estabilizara y legitimara el
régimen democrático.
En estas circunstancias, la subversión de Sendero Luminoso y, luego,
del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru dejó ver la alienación y el
rechazo de importantes contingentes de jóvenes y profesionales al Estado
3
, al
tiempo que la alianza de estas organizaciones con el creciente tráco ilegal de
drogas contribuyó a que, entre ambas fuerzas, jaquearan a la fuerza pública y
aterrorizaran a la sociedad: en efecto, la subversión y la represión de las fuerzas
armadas produjeron la muerte de 70.000 personas, en su inmensa mayoría
campesinos-indígenas de la sierra del sur.
Por otro lado, la permanente inestabilidad política y los constantes
cambios de las políticas ecomicas durante los años sesenta y setenta
desembocaron en reiterados desequilibrios que inhibieron la capitalización
empresarial y, en general, del país; de ahí, por ejemplo, que el ingreso por
persona alcanzado en 1975 se estancara durante los siguientes 30 años. En estas
3 Pero también puso en evidencia las diferencias y la intolerancia mutua: mientras los militantes de Sendero eran
mayormente originarios de la sierra y estaban identicados con ideologías maoístas, los miembros del MRTA
provenían de la costa y seguían los lineamientos guevaristas, es decir, estos movimientos constituían expresiones
netas de las hostiles divisiones sociales, culturales y regionales a las que hemos aludido.
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difíciles condiciones, los efectos de la crisis internacional de la deuda (1982),
los desastres causados por el fenómeno de El Niño (1983) y, por causa de la
subversión, la destrucción de bienes públicos por valor de 25.000 millones
de dólares, equivalente a cerca de la mitad del producto bruto, agudizaron
la frágil situación económica que se arrastraba penosamente. Por último, la
hiperinación desatada durante el gobierno de García, entre 1987-90, y los
intensos conictos sociales que se sucedieron acabaron por desarticular el
Estado, la organización política y social.
Es decir, producto de la conjunción de todos esos factores, a nes de
la década de los ochenta, el Perú sufrió una severa crisis orgánica del sistema
social, por lo que se cuestionó la gobernabilidad del país. El generalizado
desprestigio de los poderes públicos y de los partidos políticos favoreció la
emergencia y el triunfo del outsider Fujimori en las elecciones de 1990; éste
azuzando la desaprobación social a la “partidocracia” y a las anacrónicas
instituciones ociales, proclamó el “auto-golpe” en 1992 con un generalizado
beneplácito, y capturó el poder en alianza con los poderes fácticos, nacionales
e internacionales, dando inicio a un nuevo periodo autoritario que prometía
durar 20 años para acometer la denitiva “reconstrucción nacional”.
El éxito del ajuste económico y la captura de las cúpulas de los
movimientos subversivos consagraron la aprobación del Presidente Fujimori
al tiempo que el control de los organismos del poder aseguraron su reelección
en 1995. Pero las sucesivas muestras de arbitrariedad y de corrupción por
Fujimori y Montesinos produjeron una reacción interna y externa en contra
del fraudulento intento de re-elegirse, una vez más, en 2000.
iv) Las “traiciones” del “menos malo”
La última de las transiciones, en 2000, a la democracia abrió un abanico
de posibilidades para atacar la creciente división social, la persistente debilidad
estatal y la fragmentación política; la forma como se encaró la solución de estas
asignaturas pendientes, así como los resultados que produjeron explican en
buena medida los niveles y los grados de insatisfacción social con el desempeño
de las autoridades, de las instituciones públicas y con el régimen democrático,
en el marco del sostenido crecimiento económico.
Julio Cotler
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A raíz de las movilizaciones contra el fujimorismo, Alejandro Toledo
convocó a “todas las sangres”
4
; con el apoyo de guras democticas y
defensoras de los derechos humanos encabelas movilizaciones de los “cuatro
suyos”
5
lo que le permitió armar su candidatura presidencial congregando
a un grupo variopinto compuesto por simpatizantes, amigos, familiares (y
muchos oportunistas) para formar “Perú Posible” y competir con Lourdes
Flores, representante de la derecha neoliberal, y con Alan García quien, de
regreso del exilio, recomponía la maltrecha organización del Apra para volver
a apostar por la presidencia.
Toledo logró ganar apoyo popular resaltando su origen andino,
poblador de un barrio popular de una ciudad provinciana, Chimbote, que
por sus esfuerzos había logrado tener una exitosa carrera profesional en el
extranjero. Para subrayar su origen y su asociación con el campesinado indígena
se identicó con Pachacútec
6
y celebró su triunfo electoral con ceremonias,
supuestamente incaicas, en Cusco y Machu-Picchu.
Es así como Toledo buscó representar a los “pueblos originarios” que
constituían las capas más pobres, pero también intentó hacerse cargo de
las aspiraciones de movilidad social de las clases populares, no sólo porque
conocía en carne propia sus necesidades sino porque estaba capacitado para
satisfacerlas gracias a su calicación profesional.
Por otro lado, Toledo también procuró ganar el apoyo de los empresarios
y de los sectores medios haciendo resaltar su experiencia académica y
profesional de carácter internacional, mostrándose dispuesto a considerar sus
aspiraciones en el marco de la globalización en marcha y para lo cual se rodeó
de renombrados profesionales y técnicos.
Es decir, Toledo buscó representar los mundos divididos y contrapuestos;
sin embargo, muchas veces esta pretensión se expresó en fórmulas estereotipadas
y caricaturescas que generaron animadversión y burla, así como expresiones
racistas, por diferentes guras y estratos urbanos. A pesar de estas reacciones
y del odio del fujimorismo a Toledo, la posibilidad de que García volviera a
4 La referencia al consagrado libro de J. M. Arguedas alude a la integración de diferentes grupos sociales.
5 Los “suyos” eran las partes que formaban el Imperio Inca.
6 Se atribuye a Pachachutec haber organizado y consolidado el imperio del Tawantinsuyo.
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180
gobernar favoreció que, en una segunda vuelta, Toledo congregara la variada
y dispersa oposición social al Apra y fuera elegido como “el mal menor”.
Desde el inicio, Toledo se propuso avanzar simultáneamente en la
estabilización y crecimiento económicos y el fortalecimiento democrático,
propósito que para los radicales de cualquier signo político equivaa a
encontrar la cuadratura del círculo.
Mientras el gobierno continuaba con las políticas neoliberales”
instauradas por el fujimorismo, planteó hacer realidad el pacto entre “todas
las sangres” mediante la constitución del Acuerdo Nacional”, en el que
representantes de los partidos y de las organizaciones de trabajadores, de las
iglesias y de las organizaciones de la sociedad civil” deberían suscribir su
apoyo a determinadas “políticas de Estado”, a n de asegurar su continuidad
en el largo plazo. Simultáneamente, el Ejecutivo acordó con el Legislativo
impulsar la descentralización política y económica a n de satisfacer una
antigua aspiración provinciana.
Por otro lado, Toledo ratila constitución de la “Comisn de la Verdad
y la Reconciliación” destinada a investigar las causas de la subversión y las
consecuencias que había producido, al tiempo que apoyó la judicialización de
los casos de corrupción y violación de los derechos humanos del fujimorismo,
pero también los cometidos por los gobiernos de los años ochenta, presididos
por Belaúnde y por García, y por lo que se encontraban encausadass de
mil personas, entre empresarios, militares y políticos.
Es así como Toledo se propuso encarar la fragmentación política y
la debilidad estatal articulando determinados actores e intereses sociales, y
excluyendo a otros, a n de asegurar el crecimiento económico, condición
necesaria para reducir la pobreza y las desigualdades sociales.
Pero el comportamiento irregular y frívolo del Presidente Toledo le
restó credibilidad, lo que contribuyó a que su “partido”, Perú Posible, no se
consolidara y que los dirigentes y miembros de la bancada ocialista persiguieran
realizar sus intereses particulares, socavando las precarias bases partidarias y,
en los hechos, saboteando las propuestas gubernamentales. Así, una vez más,
la fragmentación e irresponsabilidad de los partidos fueron calicadas de
“politiquería”, lo que reforzó el descrédito del sistema político.
Julio Cotler
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Como era de esperarse, la democracia incentia los sectores silenciados
durante el autoritarismo para que plantearan demandas de todo tipo y calibre,
al tiempo que las promesas electorales promovieron las expectativas sociales.
En este sentido, los amantes gobiernos regionales exigieron la inmediata
cesión de atribuciones y de recursos ecomicos para llevar a cabo sus
propósitos de manera autónoma del gobierno “central”; por último, las nuevas
condiciones favorecieron el desarrollo de movimientos sociales opuestos a
los intentos de privatización de los servicios públicos al tiempo que Alan
García y la organizada maquinaria aprista propusieron medidas nacionalistas-
populistas antagónicas al “neoliberalismo”, lo que les valió para dirigir la
oposición al gobierno.
En circunstancias que la economía del país comenzaba a salir de la
crisis internacional, la proliferación de demandas sociales se atendieron mal,
tarde y nunca por la ineciente administración pública; este resultado, así
como la frivolidad y nepotismo del entorno presidencial contribuyeron para
que pidamente se desarrollara entre los sectores populares un generalizado
sentimiento de “traición” de Toledo a las promesas que había proclamado.
Este sentimiento se reejó en su rápido descrédito: al inicio de su gestión
Toledo fue aprobado por 62% de la población, pero al cabo de tres meses
ese índice cayó a la mitad y, desde entonces, no paró de caer hasta el nal del
periodo gubernamental.
Al tiempo que el Apra ignoraba al Acuerdo Nacional, García apoyaba
las frecuentes movilizaciones contra el gobierno a n de que aplicara las
políticas distributivas que tuvieron consecuencias desastrosas durante su
administración; más aún, García encabezó las demandas para revocar el
mandato presidencial de Toledo.
En suma, el dictado tecnocrático de las políticas económicas y la
fragmentación de las representaciones políticas se sumaron para inhabilitar
el Acuerdo Nacional como espacio de negociación entre estratégicos actores
sociales, lo que derivó en la clásica confrontación entre los agentes que
respondían a visiones e intereses antagónicos. Así, parecía repetirse la historia
conocida con sus previsibles consecuencias.
Mientras el ambiente social se agitaba cada vez más y parecía que la
crisis de gobernabilidad acabaría con el régimen democrático, la recuperación
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y el crecimiento económicos crearon un momento de respiro, en vísperas de
las elecciones de 2006.
Para entonces, García competía con Lourdes Flores reproduciendo una
antigua rivalidad entre populistas y liberales; súbitamente, la emergencia de
Ollanta Humala con sus planteamientos etnopopulistas y xenófobos cambio
el panorama político por el contundente apoyo que recibió en la sierra y la
selva; es decir, por la masa de los “excluidos”.
En la primera vuelta electoral, García derrotó a Flores en la competencia
por los votos urbanos y de la costa, acusándola de representar a los “ricos”; en
la segunda vuelta que enfrentaba a Humala con García, mientras éste reconocía
su responsabilidad en el fracaso de su gobierno y declaraba haber cambiado
de orientación económica, frente al peligro que representaba Humala, el
electorado costeño no tuvo alternativa que darle el triunfo a García como el
candidato “menos malo”.
Desde el inicio de su segunda administración se hizo evidente que, como
lo había proclamado tardíamente, García había experimentado una radical
conversn política: de un lado, abandonó los planteamientos hisricos
del Apra, de naturaleza nacionalista y distributiva, por lo que renunció a las
medidas que había impulsado para hacerle la vida imposible a Toledo; y, por
el otro lado, adoptó de lleno las propuestas liberales postuladas por Lourdes
Flores, a la que había ganado la elección echándole en cara que representaba
los intereses de los ricos. Así, para la masa aprista y también para los sectores
medios y populares de la costa que apostaron por García, esta conversión
constituyó una traición, mientras que los seguidores de Humala no cesaron
de calicar este súbito cambio de comportamiento como una deserción de
los históricos ideales del Partido del Pueblo.
Mientras el crecimiento económico alcanzaba velocidad de crucero se
hizo evidente que sus resultados se distribuían desigualmente, favoreciendo a las
capas medias y altas de la costa que, de inicio, contaban con mejores y mayores
activos; en estas condiciones, recrudeció una oposición sorda al gobierno que
se maniesta en las encuestas, pero esa oposición también adquiere expresiones
muy agresivas con huelgas regionales y bloqueos de carreteras; sin embargo,
estas manifestaciones locales no logran tener una traducción política. La
organizada bancada aprista aprovecha la fragmentación de la política para
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Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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hacer alianzas puntuales que, por momentos, logran reducir la temperatura
en el Congreso al tiempo que resultan inútiles los esfuerzos para (re)construir
frentes políticos que enfrenten organizadamente a García y al Apra.
El malestar público que expresan las encuestas y los medios de
comunicación, así como las manifestaciones y los bloqueos de carreteras, por
la incapacidad del sistema político y de la administración pública para mejorar
la distribución de los frutos del crecimiento económico ha generado reacciones
insólitas por el Presidente García. En una serie de artículos publicados en
la prensa bajo el rubro genérico de “El perro del hortelano” muestra una
faz autoritaria al acusar indiscriminadamente a los críticos al gobierno de
“arcaicos”, “comunistas”, “falsos ambientalistas”, entre los s suaves epítetos,
a la par que aprovecha para atacar a los organismos defensores de los derechos
humanos y criminalizar las protestas sociales; de ahí que acusara de “terroristas
“a los promotores del paro nacional, a principios de julio de 2008, y dispusiera
de las fuerzas armadas para asegurar el orden público.
En circunstancias que el crecimiento de los precios de los bienes de
consumo aprieta el precario presupuesto de los sectores populares y el Ejecutivo
ha dispuesto frenar el crecimiento para encarar la inación, la andanada de
decretos supremos para impulsar la “revolución capitalista” y la modernidad
puede ampliar los motivos de confrontación e intensicar el malestar público,
con consecuencias imprevistas y que se hará evidente próximamente.
En conclusión, a los dos años de gobierno, García enfrenta crecientes
protestas por los mecanismos tecnocráticos que adopta para encarar la solución
de las asignaturas pendientes de solución la división social, la debilidad estatal
y la fragmentación política –; aparentemente, frente a dichas protestas parece
inclinarse por soluciones autoritarias.
Así, una vez más, el Perú maniesta dicultades estructurales para avanzar
democráticamente en el desarrollo capitalista.
DEP
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
184
Presentación política,
económica y social
de Suriname
C.A.F. Pigot
*
1. Características generales de Suriname
Suriname puede ser considerado un ‘pequeño Estado isleño’
S
uriname (ver anexo 1: Información general del país) tiene una pequeña
población de 492.829 (Censo efectuado en 2005) étnicamente diversa. La
etnicidad inuye en la estructura potico-partidaria, la economía (facilitación y
reivindicaciones sectoriales), la estructura y vida social (preferencias matrimoniales).
Suriname también puede considerarse una “isla” en su región porque tiene mejores
relaciones y conexiones con países distantes (8 vuelos directos por semana a los
Países Bajos, 3 a Brasil, 2 a Guyana, y 2 a la Guyana francesa) y el país se debate
entre la periferia del Caricom, América Latina y nuevas estructuras globalizantes.
Suriname tiene una economía dual
Suriname tiene un sector exportador de alumina muy moderno [Alcoa/
BHP, Billiton], camarones [Coreano/japos/Surinamés], arroz [productores
nacionales], petróleo crudo [estatal], madera [local y lejano Oriente] y oro
* Miembro de la Junta Consultiva del Partido Nacional del Suriname (Nationale Partij Suriname).
C.A.F. Pigot
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[IAM gold y Newmont]. Por otro lado hay una producción en escala de
subsistencia que es en parte comercial y orientada hacia el mercado local
[incluyendo el mercado surinamés en los Países Bajos]. Este segmento productivo
en parte se ha modernizado pero es mayoritariamente tradicional, intenso en
mano de obra y predominantemente informal.
Suriname es un joven Estado independiente
Suriname es independiente apenas desde 1975 y todavía tiene fuertes
lazos con los Países Bajos. Esta relación puede examinarse bajo la luz de
diversos indicadores. Suriname recibe una substancial ayuda ecomica
de países anes y transferencias nancieras privadas son una buena fuente
de inujo de divisas. Relaciones sociales con los Países Bajos son también
intensas, lo que es comprobado por la frecuencia de vuelos directos (8 vuelos
directos en mediana temporada) y por las relaciones entre entidades formales
e informales en los dos países. Vínculos familiares son también estrechos ya
que 300.000 personas de origen surinamés o con raíces surinamesas viven
en los Países Bajos. Inuencias políticas pos coloniales son relevantes ya que
partidos políticos en ambos países tienen relaciones a nivel de partido. Asuntos
locales son frecuentemente discutidos en los Países Bajos.
Suriname tiene geogracamente una estructura colonial
Paramaribo es el centro dominante y una ciudad colonial en la costa
atntica que se proyecta hacia el exterior con una orientacn internacional.
Paramaribo es explotadora hacia otras partes del país que son productoras.
La concentración poblacional en Paramaribo y sus alrededores en los distritos
de Wanica y Commewijne llega a 310.000 de la población total. Todos los
servicios de calidad están concentrados en Paramaribo. Los modernos suburbios
de Paramaribo parecen encasillados socialmente, con los ricos en el norte y
los segmentos pobres en el sur, mientras que los barrios más antiguos están
socialmente integrados. El centro colonial con edicios de madera de estilo
holandés es Patrimonio de la Humanidad.
2. La situación política
La Asamblea Nacional, el parlamento surinas, tiene 51 asientos.
El Presidente y el VicePresidente son elegidos por el parlamento con una
Presentación política, económica y social de Suriname
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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mayoría de dos tercios, o cuando no se alcanza la mayoría, por la asamblea
popular, que es un foro extendido con todos los representantes regionales
elegidos y miembros de importantes organismos del Estado. Los ministros son
seleccionados por miembros de la coalición después de la distribución de los
cargos y son nombrados por el Presidente. Como los ministros son indicados
por sus respectivos partidos, parecen ser más leales con sus partidos que con
el Presidente. Suriname aún respeta la separación de los poderes.
Los partidos políticos se basan principalmente en etnicidad y religión.
Los partidos actualmente representados en el parlamento son: Hindúes: VHP
8, PVF 2, NK 1; Indonesios: Pajama Luhur 6, KTPI 1; Criollos: NPS 8, DNP
3 SPA 1, DA 91 1, Maroons (comparable a los Kilombos) 5. Un partido más
étnicamente integrado es el NDP, 15.
La coalicn gobernante consiste en el VHP, NPS, SPA, PL A-combinatie
y DA 91. Esta combinación se denomina Nieuw Front +. Ganó 28 asientos en
las elecciones del 25 de mayo 2005. Las próximas elecciones serán en mayo de
2010. Durante los recientes años de independencia, Suriname ha experimentado
frecuentemente un mal manejo por parte del Gobierno, a tal punto que la
rehabilitación de la economía exige un programa de ajuste estructural y la
necesidad de reintroducir valores morales.
Los diarios y los medios de comunicación en general son críticos del
desempeño del Gobierno.
Importantes temas estructurales que inuyen en la situación política son:
Reestructuracn de la economía a n de garantizar un ambiente
económico transparente y competitivo con un crecimiento sostenible
y un presupuesto equilibrado. La reestructuración no está incluida
en un programa de ajuste formal pero forma parte de las prioridades
gubernamentales. Su ejecución depende en gran parte del momento
político. Los mercados monetarios son ahora liberales y el nuevo
lar surinamés es una moneda estable y convertible. El ambiente
monetario estable de los últimos cinco o seis años ha sido la base
de una recuperación ecomica y de un crecimiento continuado del
6% anual. La privatización de las empresas del Estado y las reformas
de la administración pública son lentas y llevadas adelante sin tomar
decisiones difíciles;
C.A.F. Pigot
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La rehabilitación del sector social no está de acuerdo con las
expectativas del público. Es obvio que el presupuesto del Gobierno no
puede nanciar todas las necesidades básicas necesarias, además por
parte del Gobierno y de los ciudadanos no ha habido coraje político
para seleccionar prioridades públicamente. Socialmente, no todos los
recursos están disponibles para toda la sociedad: educación salud y
los derechos democráticos están garantizados por el Gobierno, pero
la situación de vivienda es deplorable, por ejemplo. En el campo de
seguridad, empresas privadas cubren parte del sector: compañías de
seguridad, seguros privados, etc;
Mejora de la situación en el interior. Cerca de 40.000 ciudadanos
surinameses y trabajadores extranjeros, principalmente brasileños,
viven y trabajan en el interior. La infraestructura es mala en la
región (educación, salud, derechos de propiedad, permisos, etc.). El
descontento con el Gobierno central llevó a movilizaciones políticas
étnicas y a mayor poder político para el partido A-combinatie cuya
estructura partidaria está basada en la etnia maroon, y
Control del tráco de drogas e inuencia de los barones de la droga
en la vida económica, social y política. La fuerte inuencia del dinero
de la droga trastorna carreras profesionales legítimas y la moralidad
en general. El parlamento discute ahora leyes anticorrupción como
una medida paliativa. Pero puede ser que aún en este foro la inuencia
de los barones de la droga sea causa del signicativo atraso en la
aprobación de esta ley.
3. Situación económica y social
Suriname pertenece al grupo de los países en desarrollo y puede ser visto
tanto como parte del Caribe (considerando la pequeña escala de su economía),
como parte de América Latina (considerando los más importantes obstáculos
a su desarrollo).
Etnicidad, dependencia de un conjunto pequeño de productos de
exportación (bauxita y petróleo), ayuda nanciera externa y gran emigración,
son características caribeñas.
Presentación política, económica y social de Suriname
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Fuerte inuencia militar en la primera parte de los 80’ en la vida política,
económica y social que incentivó una corrupción en gran escala e ineptitud
gubernamental, leyes y controles reguladores inecaces son más bien rasgos
latinoamericanos. Restricciones al desarrollo pertenecen más al campo de una
gobernanza mal dirigida que a la falta de recursos naturales y nancieros.
4. Etapas en la planicación del desarrollo en Suriname
La planificación del desarrollo en Suriname se acerca mucho al
pensamiento internacional en asuntos de desarrollo. Se pueden distinguir unas
5 etapas que son paralelas al desarrollo mundial.
a. El período del ‘Consenso del Congreso en la India’
Este período empezó desps de la Segunda Guerra Mundial, enfatizando
la planicación estatal. Suriname comenzó esta fase con los “Welvaartsfonds
1
,
seguido de un plan decenal y otro quinquenal. Una planicación centralizada con
fuerte inuencia gubernamental a n de construir granjas, detección de recursos
naturales aislados, etc. La idea sica era hacer un inventario de nuestros recursos
naturales y explotarlos. Se pensaba que el camino del desarrollo estaba en la copia
de la tecnología occidental, en la modernización de las instituciones, en un mejor
nivel educacional y en el desarrollo agrícola como base para el crecimiento para
la mayoría de la población. Una sólida base familiar eliminaría la inuencia de
los grandes negocios y probaría que los mecanismos del libre mercado no eran
adecuados para economías del Tercer Mundo.
b. El período del ‘paradigma dualista de la economía’
Inuenciado por estructuralistas latinoamericanos con soluciones pidas
como regulación de los intereses, control de la tasa de cambio, control de
precios y sueldos, Suriname desarrolló una ideología que consistía en ‘movilizar
su propio potencial, incluyendo sus recursos humanos’ y la introducción
de ‘polos de crecimiento’ geográcos. Durante los 1970, esta urgencia de
modernización surgió después de la construcción de la represa de Afokaba.
Urbanización en gran escala para desplazados era visto como un síntoma
aceptable de modernización y como consecuencia lógica del paradigma de
1 N.T. “Fondos de prosperidad”.
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‘crecimiento desequilibrado’. Grandes partes de áreas rurales eran considerados
sin interés y los esfuerzos desarrollistas e inversiones se concentraban en áreas
de crecimiento como el oeste de Suriname (bauxita de Bakhuys y represa de
Kabalebo), Commewijne (LOC), etc. Se pensaba que estos lugares tendrían
un mayor potencial de crecimiento que otros lugares del país. El concepto de
planicación estaba orientado hacia dentro. Suriname pensó que alcanzaría
un gran progreso en su desarrollo por solo y con la ayuda para el desarrollo
de los Países Bajos.
c. El desarrollo orientado hacia fuera
Al nal de 1970, quedó claro que Suriname y los Países Bajos tenían
opiniones diferentes en su abordaje del desarrollo de Suriname. Los holandeses,
por ejemplo, se rehusaron a nanciar plenamente la represa de Kabalebo con los
fondos acordados en el Tratado. Fue la primera vez que Suriname tuvo que salir
por mismo captando grandes cantidades de dinero. Lo relevante era tambn
que Suriname tuvo que empezar a pensar en facilidades para la inversión de
compías extranjeras. Sin embargo, el país que tenía una gran cantidad de dinero
disponible para su desarrollo a través de los Países Bajos, no pudo movilizar
fácilmente fondos externos. Por lo tanto, Suriname no fue parte de la crisis de
1990 y del colapso de los mercados de capital brasileño y mexicano.
d. El Consenso de Washington
Debido al mal manejo de su economía en el período militar, Suriname tuvo
que pensar en ajustes estructurales, cuando volv a la democracia al nal de los
1980. Reglas de gestión macroeconómica dictadas por instituciones nancieras
se volvieron preeminentes. Los elementos que se tornaron importantes fueron:
disciplina scal, inversiones en actividades que rindieran alto interés y no en
proyectos ‘políticos’, reformas impositivas, liberalización parcial del mercado
de capital, tasa de cambio libre, eliminación de aranceles de importación,
privatización, protección garantizada a la propiedad privada y relevancia del
medio ambiente. Aunque Suriname rechazó el ingreso al programa de ajuste
estructural del FMI, por un acuerdo con los Pses Bajos tuvo que acatar las
reglas de un controlador externo, el Warwick Research Institute. El programa
de ajuste estructural de Suriname fue una mezcla del modelo del Consenso de
Washington con una red de seguridad de tipo social nanciada por los fondos del
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Tratado. El Consenso de Washington tuvo efectos positivos en Suriname porque
incentila transparencia, lo que lle a una disminución de la corrupcn y
fomentó la democracia. Por otro lado, estaba orientado en demasía a las nanzas
y no incorporó sucientemente los efectos políticos y sociales.
e. La aldea global
Como estamos todos inuenciados por procesos de globalización, vemos
que toda economía está siendo juzgada por indicadores centrados en buena
gobernanza y reducción de la pobreza. Suriname está luchando para conseguir
una ‘gestión sensata’ que es medida por los siguientes indicadores:
Indicadores de política económica: a. Inación de 8.3% en 2007;
b. Décit presupuestario para este año scal estimado en SRD. 405
millones o 5.4% del PIB; c. Liberalización comercial sigue las metas
del Caricom y de la OMC;
Indicadores de calidad institucional: a. Buen orden público; b. Calidad
de la burocracia: necesita mejoras; c. Sensibilidad a la corrupción: alta,
la ley anticorrupción no fue promulgada todavía, y
Otros indicadores: a. Mejoras en la educación: lenta; b. Mejoras en
la salud: buen progreso; c. Ayuda a la investigación agrícola: lenta;
c. Solidariedad social: lenta debido a la falta de fondos para reforma
de pensiones y para salud en general.
Algunos indicadores sociales y económicos
El índice de natalidad es en promedio 25.7 (pequeño aumento en los
últimos 4 años pero un continúo descenso desde 1972 (32.8). El índice de
mortalidad se asemeja al de un moderno país desarrollado, 6.8. La emigración
siempre ha sido un factor relevante.
Las exportaciones en 2007 fueron de US$ 1.311 millones, consistiendo en:
alúmina, aluminio y petróleo, arroz, bananas/plátanos y verduras, camarones/
pescado, madera y productos de madera y otros. Las reservas monetarias al n
de 2007, fueron SRD $1.181 millones, SRD $1.087 en divisas y SRD $ 94,5 I
oro. La exportación ilegal de oro en gran escala debe ser considerada.
Hasta ahora el Gobierno no ha sido capaz de disminuir la producción
de los buscadores de oro en el interior. El oro genera poco pago de impuestos
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y es un gran contaminante de agua para beber, deja partículas de arcilla y
mercurio.
El uso de la tierra es básicamente agrícola, 65.110 hectáreas (34.743 de
latifundio y 30.367 de minifundio); 53.495 arrozales, 2.057 bananas, 1.768
tomates y otras verduras, 1.419 naranjas, 1.148 palmeras muy importantes.
Ganado no es importante en cantidad: 88.865 cabezas, 19.615 cerdos, alrededor
de 2 millones de aves, etc.
Con el tiempo, las políticas de desarrollo han procurado la modernización
y el fortalecimiento de las instituciones. Reformas para un sector público más
efectivo son inminentes. También ocurre que el papel del sector privado y de
las ONG se ha convertido en esencial para el concepto de desarrollo. Por otra
parte, los países donantes se han tornado más reticentes a otorgar ayuda a
Suriname ya que el país se ha integrado más a su concepto global de estructuras.
Estudios de impacto se han vuelto indispensables para todas las actividades
de desarrollo, sean ellas, hospitales, escuelas, carreteras, etc.
Si no es posible prever un impacto positivo de una actividad es casi
imposible conseguir ayuda o préstamos. La opinión de importantes líderes
locales, políticos, económicos, nancieros, sociales, tribales, es decisivo para la
movilización de fondos y para un diálogo efectivo con socios internacionales.
Relación con los Países Bajos
Discusiones sobre desarrollo con los holandeses han sido por largo
tiempo un tema importante para todos los Gobiernos. Cuando Suriname se
independizó, los holandeses comprometieron su ayuda para el desarrollo por
10 a 15 años, por un valor de alrededor de US$ 1.000.000.000. Los Ministros
de ayuda para el desarrollo de los Países Bajos y el Gobierno de Suriname
estuvieron de acuerdo en un abordaje sectorial para el restante de la ayuda
holandesa. Estos sectores son educación, salud pública, gobernanza, medio
ambiente, vivienda y agricultura. Progreso en esta áreas ha sido lento.
Los Países Bajos y Suriname están a punto de reformular sus políticas
para entablar una nueva relación, una relación entre dos estados independientes
soberanos que se respetan mutuamente. Suriname tiene estrechos lazos con los
Países Bajos y no puede convertirse solamente en un país más que se encuentra
en la lista de prioridades holandesa.
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Las inversiones públicas (en salud pública, educación, infraestructura,
red de seguridad social, desarrollo en el interior) han sido bajas debido a que
el apoyo de los Países Bajos no se ha materializado estos últimos años. Largos
procesos de formulación de planes sectoriales son culpables de este atraso.
La sociedad civil es cada vez más importante en el sector social en relación
a Holanda. Auxiliados por fondos de socios extranjeros, se han establecido
vínculos a nivel de municipalidades, agencias de medio ambiente, de escuela
para escuela, ciudad para ciudad, etc.
Sector público
Los salarios de los funcionarios públicos fueron congelados de 2002 a
2005. Se espera que suban y que aumenten la demanda por bienes de consumo
y por divisas lo que llevaría a una mayor demanda en el mercado de cambio.
Suriname tiene un mercado de divisas abierto desde el 11 de junio de 2002.
El interior
La situación en las áreas remotas del interior es mala debido a que
el Gobierno carece de fondos para hacer costosos viajes al interior y los
compromisos de prestación de servicios no se pueden mantener.
Limitaciones
Importantes limitantes económicas has sido frecuentemente mencionadas
desde la Segunda Guerra Mundial, pero muchos de estos aspectos negativos
de la economía de Suriname están aún vigentes. Las limitantes mencionadas
debían haber sido abordadas a través de varios planes de desarrollo. La opinión
pública general es que la economía de Suriname no está creciendo como
debería y que sin reformas estructurales puede incluso deteriorarse más. Por
otra parte, las estadísticas muestran un crecimiento del PIB de 5-6% anual,
durante los últimos años. Opciones de crecimiento rápido serían en la industria
de la bauxita y energía hidroeléctrica en el oeste de Suriname y con oro en
otras partes del país, como en Gros Rosebel.
Asuntos clave
Temas que están siendo tratados con posibilidades de gran impacto
público son:
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Discusiones con Suralco (Alcoa) Y BHP-Billiton, ambas empresas
pidieron concesiones para extracción de bauxita en el área de Bakhuys.
El futuro económico de Suriname será en parte conformado por esta
decisión del Gobierno y las inversiones que seguirán;
Disputa fronteriza con Guyana. El conicto por el límite marítimo
está zanjada y hay grandes expectativas de reservas de petróleo. La
disputa territorial del triángulo del sur (río Curuni y río Kutari versus
el río río Corantyne superior) está todavía por resolver;
Prevención del crimen para mantener la percepción de seguridad de
la población, y
El tránsito se ha convertido en un problema en Paramaribo ya que
una creciente cantidad de vehículos tiene que ser acomodada en una
infraestructura obsoleta.
5. Algunas ideas sobre el paradigma de desarrollo mundial
y Suriname en el siglo XXI
“No podemos predecir el pasado pero podemos prepararlo. El futuro
es construcción.
2
5.1. Emparejamiento selectivo
El desarrollo mundial está directamente inuenciado por la revolución
cientíca que nos lleva a una época de incertidumbres y dudas a escala global.
En este paradigma de complejidad, globalización e incertidumbre necesitamos
creatividad política. Mientras que la tercera revolución industrial, basada en
la edad de la información y la rápida introducción de tecnologías en todas las
facetas de la vida humana, está transformando radicalmente nuestras sociedades
en una serie de códigos de computador hoy y códigos genéticos mañana,
una nueva red globalizada de alianzas públicas y privadas está surgiendo. Es
obvio que la antigua estructura política mundial, a saber, fronteras nacionales,
no es más efectiva para contener los nuevos desarrollos, ya que la tecnología
llevada por micro ondas a través de autopistas de la información, no responde
2 Ilya Prigogine, Premio Nobel de Química. Citado en Bind, Jerome y Mayor, Federico. The worlds ahead, our
future in the making. Unesco, 2001.
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a fronteras nacionales. La primera revolución industrial fue llevada por el
ferrocarril y la segunda por coches, aviones, electricidad y fordismo. La
nueva revolución industrial ha llevado a una nueva división del mundo en
globalizadores (cerca del 20%) y globalizados. En Suriname, si nos basamos
en la educación y el tipo de trabajo, solamente un 10% participa en estos
nuevos desarrollos.
Estamos en un nuevo mundo de segregación, dividiendo sociedad, trabajo,
amigos, escuela y patria usando la estrategia de emparejamiento selectivo.
La gica del emparejamiento selectivo está fundada en el agrupamiento
exclusivo de los que tienen mejor desempeño como se hace en los deportes
y en el mundo del espectáculo y ahora puesto en práctica en salud, banca,
consultoría e incluso en producción física. Este proceso excluye personas
educadas y competentes que no pertenecen a la clase de aquellos con el mejor
desempeño. Esto afecta la identidad nacional al levantar preguntas como: ¿Son
Seedorf y Rijkaard surinameses? ¿Es Ronaldinho español? ¿Es Alain Belda,
el Presidente mundial de Alcoa estadounidense? ¿Es el director de BHP/
Billiton, que es surinamés de origen, un surinamés? Sufrimos segregación
incluso en nuestras estructuras familiares cuando muchos de nuestros hijos
estudian fuera y obtienen una nacionalidad distinta a la nuestra. Incluso sistemas
educacionales están fracturándose, dejando la mayoría de estudiantes sólo con
una educación general a nivel de bachillerato, y unos pocos alumnos brillantes
con una formación especializada de alto nivel, ligada a centros de capacitación
internacionales. Con respecto a la universidad, se ha vuelto imprescindible que
sigamos cursos internacionales de formación como el de Itamaraty, porque
según nuestra percepción estos cursos son globalizados y por tanto nos dan
la oportunidad de convertirnos en globalizadores en nuestra profesión. Pero
también empresas e instituciones se están escindiendo y reconstruyéndose
pidamente con una perspectiva global. Por ejemplo, la producción del
avión Bandeirantes en Brasil que se ha vuelto un producto global ahora.
Familias pasan por el mismo proceso, haciendo de familias monoparentales
un fenómeno, no por omisión pero por elección, se elige la pareja para tener
hijos, y las parejas se tornan un sistema provisional de vida en común.
Otra amenaza a la sociedad surinamesa es que el gran crecimiento del
sector privado al controlar tecnoloa moderna como computadores, celulares e
inclusive la reproducción humana, nos está llevando a un cambio en el control
cultural por parte del Gobierno y de la familia tradicional.
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Nuevos acuerdos se vuelven hasta más fuertes que el Gobierno y
todos claman por democracia que en esta visión signica menos control
gubernamental y desnacionalización de la estrategia de desarrollo. Desde esta
perspectiva, tenemos varios poderes que obstaculizan la estructura de poder
tradicional en nuestra sociedad.
Conglomerados industriales como BHP-Billiton y Suralco en Suriname
parecen estar al mando con respecto a lo que va a ocurrir con los
depósitos de bauxita y el potencial hidroectrico en el oeste de
Suriname, determinando así el futuro de la economía;
Las ONG como WWF, CI-S son las principales agencias cuando se
trata del medio ambiente, y
En Suriname el nombre de compañías y entidades que están
probablemente involucradas con el crimen, que lavan dinero e incluso
están mezcladas con el tráco de drogas son conocidas. Por mucho
tiempo han estado fuera del alcance de la ley. Por ejemplo, sólo en 2007
el Gobierno ha sido capaz de comenzar el juicio por los asesinatos de
diciembre de 1982.
En Suriname, y probablemente en la mayoría de los países de América
Latina y el Caribe, este proceso de globalización ha sido acompañado por
una continua urbanización a pesar de que la mayoría de la población vive ya
en ciudades. En el país, un gran contingente de personas de origen maroon
está instalándose en el sur de Paramaribo sin posibilidades de empleo y
aumentando un apartheid social en la ciudad que corroe la base misma de la
democracia.
Jóvenes en el interior no obedecen ya a líderes tribales y dejan de lado
sus leyes. El Gobierno y los padres ni pueden controlar el ujo de información
de la internet que llega a los niños. No podemos dejar de observar prósperos
nuevos segmentos en la sociedad surinamesa que parecen estar más protegidos
contra los infortunios y categorías sociales excluidas que parecen ser presas de
indiferencia y falta de solidariedad. La modernización controlada privadamente
ha dado lugar al crimen, llegando a instalarse en los centros de decisión.
Mientras que los Gobiernos de países ricos están ocupados básicamente con
asuntos económicos y nancieros, el desarrollo de la sociedad surinamesa
conlleva un desafío más amplio.
Presentación política, económica y social de Suriname
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196
Es notable el hecho de que la mayoría de las personas no demuestren
un interés mayor en participar en la discusión sobre desarrollo. Su percepción
es que no serán oídas y de que su situación económica no es tan mala,
comparativamente hablando, si la contrastan con lo que ven en CNN como
realidad en el resto del mundo. Efectivamente, si miramos las cifras de la
Ocina General de Estadísticas, la situación de la salud, la infraestructura, la
movilidad social y el PIB por cápita, ha mejorado. Empero estamos viendo
un sistema con éxito económico, basado en la libertad al que se le ha olvidado
implementar igualdad y solidariedad en nuestro país. Revela un vacío ético.
Pueblo y Gobierno han conseguido evitar batallas étnicas y segmentos étnicos
diferentes de nuestra sociedad han conseguido vivir juntos pacícamente. Sin
embargo, la falta de interés en el proceso político tiene como consecuencia
que el Gobierno es elegido tan solo por el 60% de la población con gran
inuencia del voto otante.
Entonces, ¿cuáles son nuestros desafíos futuros?
Paz en nuestra sociedad. Sin paz, cualquier esfuerzo de desarrollo
fallará;
Erradicación de la pobreza con atención inmediata a la erradicación de
la extrema pobreza que es regionalmente signicativa. Esta pobreza ha
llevado a una nueva forma de apartheid urbano en Suriname que incluye
también sectores muy ricos de Paramaribo. Una caso ejemplar es el del
único club de golf de Suriname, dueño de una cancha en medio de
una zona deprimida de la ciudad, el club está más interesado en erguir
murallas para segregarse que en integrar a los caddies a un programa de
superación personal, mostrando así el vacío ético antes mencionado.
Esta proliferación de la exclusión tiende a destruir las fundaciones
de la democracia. Así las cosas, ¿cómo podemos traer crecimiento
económico a las áreas de extrema pobreza?;
Desarrollo sostenible y manejo adecuado del medio ambiente global.
No tenemos los recursos para llegar a tener la riqueza de Norteamérica
pero con nuestros recursos naturales podemos acabar con la espiral
de pobreza. Suriname estambién en situación de interrumpir la
explotación excesiva de recursos naturales y de usar sabidua ecológica.
En el sector forestal, por ejemplo, Suriname está a camino de lograr
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un uso de sus recursos más económico, inteligente y cuidadoso. En
septiembre de 2008, Suriname va a recibir la conferencia del UNFF
(Foro de las Naciones Unidas sobre los bosques) para elaborar un
nuevo instrumento global no vinculante de generación de ingreso
sostenible de los bosques, y
Es importante para Suriname evaluar sus alianzas actuales principalmente
basadas en el paradigma del mercado libre y laissez-faire y de
reestructurarlas de acuerdo a un conjunto de objetivos y metas bien
denidos. En mi opinión, Suriname deberá mostrar coraje político
para implementar una estrategia conductora diferente. Discutiendo
el memorándum de acuerdo entre los Ministerios de Relaciones
Exteriores de Brasil y Suriname, supe que carecemos de un marco
general conceptual para la cooperación con otros países. Quedó, pues,
claro lo que el lósofo romano Séneca quiso decir con: “No hay nunca
un viento favorable para el que no sabe adónde va”. Un país necesita
una dirección y un plan a largo plazo, como hemos aprendido aquí
en Itamaraty. Especialmente ahora que los desafíos no pueden ser
solucionados solo a nivel local o nacional. Basta observar la tasa de
cambio, los precios de las commodities, el cambio climático, los mercados
nancieros, el crimen, el lavado de dinero, la contaminación, el agua
fresca, la energía, etc.
Entonces, ¿por qué se hace tan poco a nivel nacional e internacional?
Frecuentemente por un concepto estrecho de interés nacional, como EE.UU. y
el tratado de Kyoto, o por falta de visión y valentía. ¿Podemos exigir a nuestros
líderes que rindan cuentas por actos cometidos o por decisiones tardías? Pero
como Pier Paolo Pasolini dice en “Las mil y una noches”: “el futuro no es un
solo sueño pero una multitud de ellos”.
Marco de acción para Suriname
Concuerdo con la opinión de que para progresar un país necesita cuatro
contratos:
1. El contrato social. La primera prioridad de Suriname es reconstruir
la solidariedad a través de la erradicación de la pobreza y la reducción
de las desigualdades escandalosas que llevan a la apatía y a la exclusión.
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2. El contrato Ambiental. Una alianza entre ciencia, desarrollo y
preservación ambiental es necesario. Hay que transformar en acción
los compromisos de la Rio 92, de Kyoto y de Bali 2007. Tenemos
que poner la producción y la investigación al servicio del desarrollo
sostenible y considerar el concepto de Reserva de la biosfera de la
Unesco.
3. El contrato cultural. Este contrato está centrado en una educación de
calidad a largo plazo para todos y un excelente profesionalismo como
característica básica de la democracia y es clave para la erradicación
de la pobreza. Notamos que países inteligentes ven la calidad
educacional como piedra fundacional del desarrollo de su gente y
movilizan fondos para nanciar su educación. Suriname esatrasado
con respecto a esos países y con respecto a esta estrategia. Tenemos
que combatir el analfabetismo. Tenemos que transitar de una sociedad
de la información a una sociedad del conocimiento con procesos de
fertilización transcultural.
4. El contrato ético. Tenemos que esforzarnos en invertir nuestra
experiencia de forma que podamos valorizar la inteligencia por sobre
lo material y tener en cuenta que tenemos que prever más que curar.
Básicamente esto signica que la implementación de la democracia y
de reglas y derechos tiene que realizarse a nivel supranacional y tiene
que aplicarse a todos los países. En este contexto podríamos alcanzar
una redistribución justa de los benecios de la globalización.
Esto sería signicativo si hubiera:
Creación de una infraestructura mundial aceptable para todos;
Redistribución de las ganancias de la globalización;
Todos los países estarían involucrados;
Condenación del crimen, lucha contra éste;
Sometimiento de todos a los derechos humanos;
Mantenimiento del principio de no interferencia en otros Estados y
en sus Gobiernos elegidos democráticamente;
Uso de la fuerza sólo autorizado por Naciones Unidas;
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Ejercicio de la solidaridad y del compartir con otros;
Acceso a estudiantes de otros países al sistema educacional de todo país, y
Implementación de la igualdad y ejercicio de la democracia.
Voy a terminar sometiendo los principios para estudiantes del futuro,
cito de Unesco:
Confía en las personas, a no ser que tengas pruebas de que no se
justica tu conanza, es imposible construir un futuro perdurable
basado en la desconanza;
Cuida el planeta porque nos fue dado en préstamo para entregarlo a
generaciones futuras en el mismo estado como lo recibimos;
La inteligencia es buena porque nuestro futuro está en el espíritu y no
en cosas materiales que tenemos hoy. Inteligencia no simplemente en
el sentido de: especíco, mensurable, aceptable, realista y temporal,
pero en el sentido de que nuestro desarrollo tiene que estar fundado en
la sabiduría si queremos dejar una ‘buena’ tierra para las generaciones
futuras;
Hay que prepararse para la paz si quieres paz porque si te preparas
para la guerra habrá guerra;
Dar a los demás si se quiere recibir porque amor y conocimiento
crecen al compartirlos;
En un mundo y mercado globalizado, necesitamos una democracia
globalizada que no esté restringida por fronteras nacionales ni
políticas nacionales;
El futuro no está determinado, está en las manos de todos, y
La cantidad que se gasta cada año en nuestras máquinas de guerra es
de aproximadamente US$ 700 billones. La cantidad estimada por el
PNUD para garantizar las necesidades básicas de toda la humanidad
es de US $40 billones al año.
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Fig. 1
Mapa de Suriname
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201
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www.cbvs.sr/english/statistieken.htm
Información acerca del autor: www.p-allprojectssupply.com
DEP
Presentación política, económica y social de Suriname
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
202
Anexo 1
Información general sobre el país
(Predominantemente extraído de informes del FMI, OEA, BID, UE)
El Informe sobre Desarrollo Humano de las Naciones Unidas sitúa
Suriname entre los países de mediano desarrollo, colocándolo como 86º en
desarrollo humano (en un total de 177 países). Sin embargo, el país es el 17º
del mundo en recursos naturales.
Con el 80% de la población viviendo en Paramaribo y las áreas costeras,
el ingreso del PIB por cápita de Suriname es US$ 2.300 y el desempleo es
aproximadamente de 8.4%, mientras que la inación de 2006 es 8%. El PIB
real aumentó 8% en 2004 y aproximadamente 5% en 2005, estimulado por la
apertura de una nueva mina de oro y por inversiones en los sectores de alumnita
y bauxita. El FMI arma que “el fuerte crecimiento de la economía se ha
apoyado en un manejo macroeconómico cauto. El décit total del Gobierno
disminuyó de 3% del PIB de 2004 a 1% del PIB en 2005 (estimación). Esta
mejora fue resultado del aumento de los ingresos del petróleo, que moderó las
gastos en capital durante el periodo preelectoral y la pérdida de ingresos por
el atraso en el ajuste de las tarifas domésticas de combustible. Reejando una
disminución de las necesidades nancieras del Gobierno, el nanciamiento
scal del Banco Central declinó alrededor de 1 por ciento del PIB en 2004
a ½ por ciento en 2005. “Como miembro del Caricom, Suriname levantó
las barreras comerciales en preparación al Mercado Común. Actualmente se
está beneciando del alta de los precios de las commodities y del aumento de la
producción minera, pero el país está aislado del comercio mundial y necesita
grandes inversiones y reformas estructurales para aumentar los ingresos de
sus exportaciones. Suriname todavía depende de exportaciones tradicionales
de petróleo, oro, bauxita, madera, bananas, camarones y arroz a sus socios
principales (los Países Bajos, Estados Unidos y el Caribe). El petróleo ha
superado a la bauxita en ingresos y envíos de dinero desde el exterior,
particularmente de los más de 300.000 surinameses que residen en los Países
Bajos, representan aproximadamente 10% del PIB.
El holandés es la lengua ocial y el inglés es comúnmente hablado entre
los 492.829 habitantes de Suriname. Además, un buen número de grupos
C.A.F. Pigot
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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étnicos retienen sus propias lenguas. No hay una religión principal y los
diferentes grupos étnicos y religiones han desarrollado maneras de coexistir
pacícamente. Los hindustanis conforman el segmento mayor de la población
(27,4%), criollos (17,7%), javaneses (14,6%), maroons (14,7%) y amerindios (3%)
también presentes. El resto de la población está formada por chinos, europeos
y trabajadores emigrantes brasileños recientemente llegados, además de una
pequeña comunidad judía. Las principales vías de transportes en el interior
son ríos, aunque también hay transporte aéreo de pequeños aviones.
Si bien 95% de la población tiene acceso a agua potable y 83% a servicios
sanitarios, problemas subsisten en esas áreas y en educación. Las comunidades
del interior son las más marginadas y tienden a carecer de acceso a actividades
económicas sostenibles y servicios sociales. Limitantes para su desarrollo son
la falta de transporte, electricidad, educación básica, escuelas, salud pública,
teléfono e internet. Tres cuartos de niños en edad escolar en el país están en
escuelas primarias y secundarias, pero los niños en el interior no tienen a su
disposición escuelas secundarias. Por otra parte, líderes tradicionales en el
interior procuran compartir los procesos decisorios respecto de las tierras y los
recursos naturales. Suriname rrecientemente el Convenio sobre Pueblos
Indígenas y Tribales de la OIT (1989) que cubre derechos de tierra, acceso a
recursos naturales, salud, educación, formación vocacional, condiciones de
empleo y tránsito fronterizo.
A pesar de que Suriname no tiene una estrategia especíca para la
reducción de la pobreza, el Plan Plurianual de Desarrollo 2006-2011 (MOP)
aborda la reducción de la pobreza como parte de los Objetivos de Desarrollo
del Milenio (ODM). Asimismo, la Declaración Presidencial sobre Políticas
de Gobierno de noviembre de 2005, aclara que los ODM son los principios
fundamentales de una política de desarrollo sostenible basado en el respeto
de los derechos del pueblo. Esto implica “una correcta asignación de tareas
entre Gobierno, sector privado, sindicatos y sociedad civil”. “Es igualmente
necesario que haya cooperación entre partidos con consultas regulares”. Como
el derecho al empleo está considerado en la Constitución, la creación de empleo
es un “punto de interés vital”. Se harán esfuerzos para crear “las condiciones
necesarias para estimular empresas de medio porte así como pequeñas y
microempresas”, y también para “promover tecnologías modernas y mejorar
las relaciones entre empresarios y trabajadores”. Aún así, hay mucho que hacer
Presentación política, económica y social de Suriname
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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para ayudar el sector privado nacional a crecer. Hay más de 120 empresas
estatales así como numerosas medianas y pequeñas empresas en Suriname que
requieren un ambiente más liberal para operar ecientemente. La Reforma del
Sector Público actualmente en preparación, incluye el objetivo de que en 2015,
75% de la población trabajadora esté empleada en el sector privado. Hoy, el
Gobierno emplea 60% de la fuerza trabajadora y gasta 25% de sus ingresos
en sueldos. El Gobierno está casi todo centralizado en Paramaribo pero se
ha iniciado una descentralización con el objetivo de incluir los restantes 9
distritos administrativos.
En el Indice de Percepción de la Corrupción de Transparencia
Internacional, Suriname subió de la posición 49 (2003-2004) a la 78 (2004-
2005) entre 159 países. Sin embargo, el actual Gobierno se ha comprometido
a terminar con la corrupción. La nueva Ley Anticorrupción todavía no ha
sido aprobada, pero el Gobierno de Suriname ha reconocido ocialmente que
los planes de acción nacionales e internacionales deben estar asociados a una
“buena gobernanza” y a los “derechos humanos”. De esta manera el MOP
incorpora un abordaje del desarrollo basado en ‘derechosy asume ‘un Estado
de Derecho democrático’ con consultas a los actores económicos, sociales y
culturales como punto central. Por otro lado, reconociendo que el uso de las
más modernas tecnologías en información y comunicación no es adecuado,
el Gobierno de Suriname quiere ahora hacer máximo uso de Tecnologías de
la Información y Comunicación (TIC) para los negocios y el desarrollo. Está
comprometido con la creación del Instituto nacional de TIC para avanzar en
el desarrollo de TIC en el Gobierno y en el sector privado.
Con respecto al medio ambiente, hay fricciones entre Suriname y
trabajadores extranjeros en la pequeña minea aufera. La inmigración
ilegal de trabajadores (garimpeiros de Brasil y pork knockers de Guyana) en la
mal regulada minería del oro está generando contaminación de ríos y peces.
El uso de mercurio para la extracción del oro afecta a la población local. La
Ley de Medio Ambiente, aún en fase de propuesta, declararía ilegal el uso de
mercurio para la minería aurífera. Efectivamente, el MOP señala la importancia
de la preservación ambiental como prerrequisito para el desarrollo sostenible.
Asimismo, un reciente Perl Ambiental de la Comisión Europea señala que
el medio ambiente debe considerarse un factor crucial en el desarrollo social
y económico para garantizar un ambiente sano para futuras generaciones”.
C.A.F. Pigot
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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El Perl propone que no se puede ver más como un tema separado, y la
conservación de la biodiversidad y la preservación del interior y de las zonas
costeras recibe gran apoyo entre la mayoría de las organizaciones políticas y
sociales en Suriname.
Pauta de riesgos
Como parte de un impulso para consolidar el compromiso caribo con
la justicia internacional, la Coalición por la Corte Penal Internacional (CCPI)
ha llamado ocho Estados del Caribe (Bahamas, Grenada, Hai, Jamaica, Santa
Lucia, San Kitts y Nevis y Suriname) a raticar o acceder al Estatuto de Roma
de la Corte Penal Internacional (CPI). Suriname ha mostrado marcado interés en
raticar el tratado el Presidente Ronald Venetiaan ha pedido a su gobierno que
considere el Tratado y Suriname ya fue sede de la primera conferencia regional
sobre el asunto. Hasta la fecha, cien países, incluyendo a Antigua y Barbuda,
Barbados, Belice, Dominica, San Vicente y las Granadinas, Trinidad y Tobago,
y la República Dominicana son parte de la CPI. El Caricom sería favorable a la
raticación del Tratado por parte de Suriname que consolidaría el imperio de la
ley en el país y profundizaría la estabilidad política a largo plazo.
Perspectivas económicas
Progreso claro
La economía de Suriname continúa a beneciarse del aumento de las
commodities y del aumento de la producción minera. La economía creció 7.8%
en 2004, estimulada por las inversiones en el sector minero. Se estima que
la subida de los precios de las commodities, las exportaciones de oro, bananas,
arroz e inversiones en la modernización del sector de la bauxita, impulsaron el
crecimiento en aproximadamente 5% en 2005. Por su lado, la inación se mantuvo
moderada, 9% (aprox.) en 2004, sen estimativas del FMI, mientras que las tasas
de cambio se estabilizaron. Con los precios de las commodities manteniéndose en
alta por los próximos años, se anticipa que el crecimiento seguirá en 4% al año.
La inación se debe mantener estable en 8% al año. La evolución de Suriname
durante los últimos años ha visto un desempeño macroeconómico estable en
general. Asimismo, las agencias calicadoras están empezando a reconocer estos
logros con un índice B+ de la agencia Standard y Poor’s.
Presentación política, económica y social de Suriname
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Perspectivas en sectores clave
Las perspectivas para alúmina, oro, arroz y bananas son buenas. La
bauxita, usada en la producción de alúmina es el pilar central de la economía
de Suriname. Es responsable por más del 15% del PIB nacional y 70% de los
ingresos por exportación.
DEP
Traducción: Soledad Rojas
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
207
Uruguay ante
las divisorias del
aprendizaje
Rodrigo Arocena
*
U
ruguay es un país peririco, pequo y sudamericano; tempranamente,
logró avances poticos y sociales bastante notables y poco previsibles que, junto
al escaso dinamismo ecomico e ideogico de las últimas décadas, signan el
panorama nacional; así, la oranza del pasado y la desconanza ante el futuro
se erigen en obsculos mayores para, aprovechando las realmente favorables
condiciones del presente, ingresar en una nueva senda de desarrollo integral.
I. La condición periférica
Amplias regiones del mundo devinieron periféricas cuando los “países
centrales” se armaron como tales al convertirse de naciones agrarias en
industriales. Las consiguientes diferencias de poder económico y militar se
extendieron al terreno político y aún al ideológico. La condición periférica no
se convirtió empero en destino ineluctable, pero en una suerte de cerco difícil
de superar. Algunos países, comparativamente pocos, lo lograron, gracias a
* Rector de la Universidad de la República, Uruguay.
Uruguay ante las divisorias del aprendizaje
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energías “subjetivas” que hicieron posible aprovechar circunstancias “objetivas
favorables, por lo general convirtiendo las dicultades en estímulos mediante
respuestas originales y heterodoxas.
Hoy, la condición peririca combina permanencias con modicaciones.
En la subordinación más o menos acentuada de algunas naciones y regiones
a otras, siguen gravitando factores de antigua data. Pero, sin desmedro de ello,
cobran creciente relevancia otros, directamente ligados a la nueva gravitación
del conocimiento avanzado. Este se ha convertido, sin duda para bien pero
también para mal, en fuente mayor de modicación y desestabilización de la vida
contemporánea. No son sólo las capacidades para producir, destruir, contaminar
o curar, las que se ven alteradas, sino también las s diversas ocupaciones,
costumbres y relaciones entre los seres humanos y con la Naturaleza.
El fenómeno afecta de un modo u otro al planeta entero, pero de manera
altamente desigual. De manera esquematizada pero no equivocada, puede
armarse que en ciertas regiones de la Tierra emergen formas variadas de un
tipo similar de sociedad, en la cual el conocimiento se constituye directamente
en la decisiva fuerza productiva de bienes y servicios. Esa es la clave mayor de
la posición dominante de los “centros” nuevos o viejos del sistema mundial
actual. El resto del globo es extremadamente heterogéneo, por supuesto; cabe
distinguir en él periferias, semiperiferias, enclaves centrales y zonas marginales.
Pero, hoy como ayer, la condición periférica compartida por regiones muy
diferentes se caracteriza por una ausencia: si antaño en mayor o menor grado,
la industria no tenía una presencia decisiva en las dinámicas económicas, algo
similar sucede al presente con el conocimiento.
Desde este ángulo, la condición periférica sigue existiendo; ella tiene, en
diversas facetas de la vida social, una incidencia no menor a la que destacaron
los maestros del pensamiento latinoamericano sobre el desarrollo; pero,
para captar y afrontar sus modalidades actuales, hacen falta aproximaciones
y estrategias nuevas.
II. Las divisorias del aprendizaje
Una revolución silenciosa y profunda ha venido tomando cuerpo en las
últimas décadas. Desde los orígenes de la civilización, caracterizada en primer
lugar por la aparición de la escritura, el acceso a las cambiantes formas de la
Rodrigo Arocena
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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educación superior ha estado reservado a minorías, pequeñas o pequeñísimas.
Pues bien, ello está cambiando rápidamente en ciertas partes.
Cabe destacar un antecedente mayor de este fenómeno. En el mundo
predominantemente analfabeto de las sociedades de base agraria, algunos
pocos países comenzaron a generalizar la enseñanza elemental a partir del
siglo XVIII. Ello sucedió particularmente en los países que primero avanzaron
por la senda de la industrialización o que más tarde la recorrieron a velocidad
notable. La correlación no es causalidad pero, entre educación y desarrollo,
bastante sólida se ha mostrado siempre la correlación.
En su estudio pionero sobre el advenimiento de la sociedad post
industrial, publicado por primera vez en 1973, Daniel Bell analizaba lo que
ya constituía una tendencia notable en Estados Unidos: la expansión de la
enseñanza universitaria. Como bien se sabe, el fenómeno caracteriza a todos
los países “centrales” de hoy, donde la mayoría de los jóvenes acceden a alguna
forma de la enseñanza avanzada.
A comienzos de esta década, un estudio patrocinado por Unesco y el
Banco Mundial llamaba la atención sobre las diferencias que al respecto se
registran entre países desarrollados y en desarrollo. El enfoque es signicativo
pues documentos previos del Banco Mundial venían recomendando a los
países en desarrollo no priorizar la enseñanza universitaria, supuestamente de
menor “retorno” social. El estudio mencionado arma que las diferencias de
acceso a la formación superior están constituyendo una creciente “brecha de
la matriculación” que diferencia cada vez más a uno y otro grupo de países.
A nuestro entender, la “brecha de la matriculación es un aspecto mayor del
subdesarrollo en el mundo del siglo XXI. Pero,n así, ella es demasiado parcial
como indicador de las nuevas dimensiones de la condición periférica en un mundo
signado por la emergencia en los “centros de una sociedad del conocimiento,
que no se extiende a todo el planeta pero que tiene inmensos impactos globales.
Dicho brevemente, en relación a ese fenómeno las grandes divisorias no tienen
sólo que ver con el acceso al conocimiento sino también, y sobre todo, con las
posibilidades de usarlo creativamente y de expandirlo desde la práctica.
Uruguay, por ejemplo, forma todavía bastante menos gente altamente
capacitada de lo que requiere el desarrollo en esta época; pero aún así registra
una signicativa emigración de universitarios. Como bien se sabe, el fenómeno
alcanza dimensiones dramáticas en las regiones más carentes del planeta, que
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son por supuesto aquéllas donde menor es en términos relativos el acceso
a la educación superior. En otras palabras, se registra en muchos lados la
tendencia a que, cuanto menor sea la proporción de la población que accede
a la enseñanza avanzada, mayor es la proporción de aquellos con formación
superior que no encuentran ocupación acorde a su preparación. Esa tendencia
es la contracara de la que se registra en varios países “centrales”, donde la
“demanda” de personal altamente calicado es aún mayor que la respectiva
y creciente “oferta”. Diríamos que la “brecha de la ocupación calicada “es
todavía más grave que la” brecha de la matriculación”.
Sin entrar en detalles, podemos sugerir la siguiente representación gráca
de lo que venimos diciendo: imaginemos un par de ejes coordenados, en uno
de los cuales se mide la matriculación en la enseñanza superior y en el otro la
ocupacn calicada; sen sus coordenadas a cada país le corresponde un
“punto”. Pues bien, arriba y a la derecha se agrupa un conjunto pequeño de
países con matriculación superior alta y alta ocupación calicada; por el resto
de la gura se dispersan los otros países, que dieren considerablemente de los
primeros en una u otra de las dimensiones consideradas, o en ambas. El dibujo
muestra una clara separación entre ambos conjuntos: así pueden representarse las
divisorias del aprendizaje entre centros y periferias. Estas divisorias constituyen,
a nuestro entender, la médula de la nueva conguración del subdesarrollo.
III. Los países pequeños
Decir que Uruguay, además de periférico, es un país pequeño, puede
resultar una mera trivialidad. Obvio es el dato y también parece serlo la
desventaja que supone: las naciones pequeñas son en principio más débiles,
menos capaces de escoger autónomamente sus estrategias, más condicionadas
por decisiones ajenas.
Sin desmedro de ello, algunas salvedades se imponen. La historia muestra
que la condición pequeña no supone una ineluctable postergación. Con todas
las relativizaciones del caso, un ejemplo de ello lo ofrece la experiencia del
propio Uruguay, que a comienzos del siglo XX era comparativamente una
avanzada democracia política y social, con un alto grado de escolarización.
Sin duda, el conjunto de fenómenos que se conoce como “globalización”
hace menos probable una experiencia aislada de progreso signicativo en un
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Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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país pequeño. Pero también es notorio que, durante el último medio siglo,
varios de los países que más notablemente mejoraron las condiciones de vida
de su gente no son por cierto grandes en tamaño.
En realidad, hace ya tiempo que la reexión sobre el desarrollo viene
prestando atención a la “condición pequeña”. Se ha dicho, con algo de gracia y
bastante de razón, que lo que tienen en común los países pequeños es que son
todos diferentes. Pero varios de ellos tienen también en común algo que, más
que una realidad, es una posibilidad: la de que el entramado institucional en la
dimensión pequeña favorezca a escala nacional una interacción entre varios
actores colectivos diferentes que, sin dejar de ser conictiva, posibilite una suma
de esfuerzos en torno a proyectos en buena medida compartidos. La contracara
de esa posibilidad es que los bloqueos institucionales a la cooperación entre
actores tienen por lo general en los países pequeños consecuencias aún más
perjudiciales que en otros.
Este punto de vista lo elaboró, con lucidez y originalidad, hace más
de treinta años el versátil estudioso uruguayo Carlos Real de Azúa. Una
aproximación similar emerge s tarde de una fuente totalmente diferente, la
teoa de los Sistemas de Innovación técnico-productiva, no casualmente en
la variante primordialmente escandinava de esa teoría. Puede encontrársele en
el libro editado hace veinte años por Chris Freeman y Bengt-Ake Lundvall,
“Los pequeños países antes la revolución tecnológica”. Consignamos el título
pues la nueva oleada de cambios técnicos ha agravado, por notorias razones
de costos y escalas, los desafíos que confrontan los países pequeños, cuando
lo para no perder posiciones hay que moverse cada vez más pido. Lo
que la obra muestra convergiendo sin conocerlo con el punto de vista
de Real de Azúa es que las condiciones sociales de la transformacn
tecnológica contemporánea suponen no sólo dicultades sino también
posibilidades para los países pequeños, pero lo en caso de que sean capaces
de articular esfuerzos de actores que, por supuesto, incluyen al sector público
y al empresariado, pero que no se reducen a ellos, pues deben incluir a
trabajadores, técnicos, educadores y otros actores de la sociedad civil. Dicho
brevemente, si el éxito de los procesos sociales de cambio técnico depende
siempre no sólo de la técnica sino también de lo institucional y lo cultural,
ello es todavía más cierto en la “condición pequeña”.
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IV. Sudamérica a comienzos del siglo XXI
Los países pequeños, y los no tan pequeños, que han conocido
importantes y sostenidos procesos de desarrollo en sentido amplio han por
lo general aprovechado con estrategias especícas un contexto más amplio y
favorable. La justamente destacada experiencia de Corea del Sur reeja una
creativa heterodoxia que le permitió sacar partido de la situación geopolítica
circundante. Los casos de Australia y Nueva Zelandia, tan a menudo comparados
con Argentina y Uruguay, son difíciles de comprender si se abstrae el marco
que les proporcionó su tan especial inserción en el Imperio Británico. Y, en
n, no se menoscaba el reconocimiento que merece el “modelo escandinavo”
si se anota que su éxito considerable se vincula con su posición respecto a los
países pioneros de la industrialización.
El pequeño país peririco Uruguay no tiene destino promisorio a
largo plazo al margen de Sudamérica. Podrá aprovechar con bastante éxito
circunstancias internacionales favorables para mejorar la colocación externa
de su producción primaria y así asegurar un ciclo de crecimiento posiblemente
largo. Pero el desarrollo, incluso si se considera sólo su dimensión económica,
es más que el crecimiento económico. Lo explicó con claridad Schumpeter
hace casi un siglo. Grosso modo, el crecimiento es más de lo mismo, mientras
que el desarrollo económico es crecimiento con mutación, que es el símil
biológico que Schumpeter utilizaba para ilustrar su noción de la innovación.
Hoy, el desarrollo económico requiere incorporar conocimiento avanzado
y gente altamente calicada a la produccn de bienes y servicios en el
sentido más amplio de la expresión. Se trata de avanzar pues por los caminos
interconectados de la educación avanzada y de la ocupación calicada.
Hagamos un paréntesis para despejar toda eventual incomprensión
de lo dicho, que pudiera entenderlo como una loa más a la alta tecnología,
llamando a concentrar esfuerzos sólo en los denominados sectores de punta.
Ello revelaría incomprensión tanto de la experiencia histórica del desarrollo
como de lo que es realmente el nuevo papel del conocimiento. El desarrollo
económico se apoya en ciertas fuerzas productivas propias para innovar; puede
hacerlo a partir de muy variadas ramas de la producción; cobra velocidad de
crucero cuando la capacidad de innovación se extiende a diversos sectores. El
conocimiento revoluciona, desde ciertas tecnologías particularmente dinámicas
y potencialmente expansivas, al conjunto de las actividades productivas.
Rodrigo Arocena
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Un país periférico, aunque sea pequeño, tiene que apostar a nuevos sectores.
Uruguay está conociendo un exitoso proceso en materia de “software”. Pero el
avance en la alta tecnología no puede hacerse contraponiéndola a los sectores
denominados tradicionales ni descartando a éstos. Se trata de aprovechar
las eventuales ventajas comparativas así como las experiencias productivas y
comerciales para “subir” en la cadena de valor agregado de conocimientos y
calicaciones. Se trata pues de luchar contra esa nueva “división internacional
del trabajo” que deja a los países periféricos del lado de debajo de las divisorias
del aprendizaje. Y esa lucha Uruguay tiene que darla en asociación cada vez
más estrecha con Sudamérica.
No ignoramos que en materia de integración la retórica ha desbordado
ampliamente a la realidad de nuestra región. Pero en esa materia, aunque pueda
justicarse sobradamente el pesimismo de la inteligencia, estamos obligados a
mantener vivo el optimismo de la voluntad. Simplemente, no hay alternativa.
Ese optimismo no puede ser ingenuo ni estático, sino cauto y atento a los
cambiantes indicios de los tiempos. Precisamente estos últimos nos dicen
que, a comienzos del siglo XXI, se ha congurado en América Latina una
oportunidad grande y nueva, sin duda difícil de aprovechar pero que sería
trágico desaprovechar.
Tras la “media década perdida” de 1997 a 2002, nuevas posibilidades se
han abierto en lo que hace a la economía, la política, las ideas y los valores.
El sólo hecho de que las “democracias de baja intensidad” de los ´90 no
sucumbieran a la crisis económica, en algunos casos pavorosa, que signó el
nal de esa década, es ya digno de ser tenido en cuenta. Más aún, por vía
democrática, varios gobiernos nuevos o renovados se constituyeron con amplio
apoyo ciudadano; esto es alentador con absoluta independencia de la mayor o
menor simpatía que se pueda sentir por tal o cual gobierno. No cabe minimizar
ni las carencias y falencias que padecen varias democracias sudamericanas, ni los
problemas que todas en mayor o menor medida enfrentan. Pero, a propósito,
¿cuándo fue menos difícil la situación de la democracia en Sudamérica?
Lo que tiene escasos antecedentes es la conjunción de lo que todavía
constituye la “tercera ola” de la democratización en nuestra región con una
situación distinta de la precedente, tanto en el campo de la economía como en
el de la ideología. No corresponde exagerar en ninguno de ellos los aspectos
nuevos y positivos, pero unos y otros son visibles. El crecimiento económico,
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inducido ante todo por la demanda externa de nuestros productos primarios,
no viene con garana de permanencia incorporada, como algunos se lo
asignaron, en ésta o en anteriores versiones del fenómeno; cuando escribimos
estas líneas, los especialistas discuten acerca de la desaceleración económica
a escala internacional debido a la crisis en Estados Unidos. Pero, en cualquier
caso, la región ha conocido ya cinco años largos de crecimiento importante, que
probablemente continuará siendo signicativo en lo inmediato. Por otra parte,
a nivel de la ideología, si bien el “post consenso de Washington” conserva no
poco de su antecesor, lo cierto es que aquel infeliz “consenso” ya no domina
el panorama, como en la década pasada.
Al presente, y sobre todo para una mirada prospectiva, Sudamérica vuelve a
ser bastante s que un dato de la geografía. Se dibujan en ella distintas opciones
para la insercn en la economía global pero, de una u otra forma, los países s
gravitantes, y particularmente Brasil, apuestan a una diversicación productiva
imprescindible para que tal insercn no tenga un carácter marcadamente neo
peririco. La gran cuestión es si las diferencias de estrategias y poder pueden
ser compatibles con una colaboración que no reproduzca hacia adentro de la
región las asimetrías que se busca paliar hacia fuera.
V. Cuatro enfoques a combinar
Cuando se aborda una cierta cuestión con el propósito de que la reexión
sirva a la acción, suele ser conveniente combinar cuatro enfoques diferentes
pero interconectados: normativo, fáctico, prospectivo y propositivo.
El enfoque normativo explicita cuáles son los valores que se intenta
promover, contestando a preguntas del tipo: ¿qué queremos lograr? Ello
orientará las propuestas para la acción, que deben obviamente tener bien en
cuenta las posibilidades reales. El enfoque fáctico, combinando lo empírico
y lo conceptual, intenta describir y comprender en la medida de lo posible la
realidad en la que se quiere actuar; para captar qué y porqué sucede, en relación
a un fenómeno cualquiera, muy a menudo es imprescindible considerarlo como
proceso; al incorporar la dimensión temporal, el enfoque fáctico resulta también
un enfoque histórico. Para proponer, hace falta estudiar los hechos no sólo
en sus conguraciones actuales sino también desde el punto de vista de sus
posibles evoluciones futuras; el enfoque prospectivo, sólidamente basado en el
Rodrigo Arocena
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análisis de lo sucedido hasta ahora (la prospectiva se basa en la retrospectiva)
apunta a captar las principales tendencias y dinámicas en juego, para tener
alguna idea sobre los posibles escenarios para el porvenir, sin olvidar jamás
que éste no está escrito, sino que se construye: la tendencia no es el destino,
repea Lewis Mumford. La combinación de valores orientadores, análisis de los
hechos y reexiones sobre los futuros posibles debe sustentar las sugerencias
de políticas especícas, lo que constituye la materia del enfoque propositivo.
Múltiples y bastante evidentes son las conexiones entre los enfoques,
que no sabrían ser considerados independientes, pero que es importante no
confundir. En especial, las propuestas deben inspirarse en las aspiraciones
éticas, pero no pueden reducirse a enunciarlas, sino que deben tener en cuenta
tanto la realidad actual como la previsible. A la inversa, no perder de vista el
enfoque normativo impulsa a buscar permanentemente formas nuevas de
ampliar el espacio de lo posible.
En relación al desarrollo del Uruguay, esbozaremos un enfoque normativo
que conjuga criterios generales con lo que creemos surge de lo mejor de la
construcción colectiva de nuestro pueblo.
En cuanto a lo primero, pensamos al desarrollo en una perspectiva
profundamente inuida por las ideas medulares de Amartya Sen. En su visión,
la expansión de las capacidades y las libertades constituye tanto la meta del
desarrollo como su principal herramienta. Ese es el punto de partida, en el
entendido de que se arman tanto las dimensiones individuales como las
colectivas, lo que lleva a poner a un mismo nivel la libertad, la igualdad y la
fraternidad o solidaridad. Se esboza así una concepción integral del desarrollo,
humano y sustentable, que tiene particular vigencia en nuestro tiempo, ya
que la expansión de las capacidades de hacer y crear apunta directamente a la
incorporación de conocimientos y calicaciones al conjunto de las prácticas
colectivas socialmente valiosas.
Esa concepción normativa del desarrollo es “activista”: se trata de ver
a la gente no como pacientes sino como agentes, arma Sen. Así insinúa ya
una pista propositiva pues, reconociendo con la madurez que debe surgir de
la experiencia histórica el papel tanto del estado como del mercado, desborda
la dicotomía entre concepciones mercado-céntricas y estado-céntricas, y realza
la importancia de los protagonismos variados. Una concepción del desarrollo
centrada en los actores converge naturalmente con las enseñanzas que surgen de
Uruguay ante las divisorias del aprendizaje
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los estudios fácticos sobre los Sistemas de Innovación en los países medianos
o pequeños de mayor progreso social.
Ahora bien, una concepción semejante del desarrollo podrá tener alguna
viabilidad propositiva si tiene una sintonía signicativa con los valores y
aspiraciones de la ciudadanía a la que se dirige. Aquí es donde nuestro enfoque
normativo se inspira en lo mejor de la tradición uruguaya. En las horas más
duras de la historia nacional, durante la terrible dictadura que padeció el
Uruguay hasta 1984, alguno de los voceros más elocuentes de la resistencia
democrática, como Wilson Ferreira Aldunate, apelaron a lo que a su juicio
hace que el nuestro sea realmente un país, para mantener viva la esperanza en
un futuro diferente a aquella situación de oprobio. El Uruguay, en lo que tiene
de mejor, lo denían a partir de la vocación de “vivir juntos”, respetando los
derechos de todos y no olvidando jamás la frase de un hombre humilde de
otrora que decía que en esta tierra vale la pena vivir porque aquí “naides es
más que naides”.
Libertad, igualdad y solidaridad, como valores compartidos y como vías
de progreso social: en esa perspectiva normativa nos ubicamos.
VI. El sostén y el peso de la historia
Mirando la realidad uruguaya en una perspectiva de largo plazo, se hacen
evidentes ciertas tendencias profundas con inuencia considerable para una
concepción del desarrollo como la recién esbozada.
La valoración comparativamente alta de la libertad y la igualdad encontró
un terreno bastante fértil para crecer; lo hizo de manera a menudo conictiva
y por lo general contradictoria, pero no sin alcanzar logros comparativamente
signicativos. Los más importantes se vinculan con la educación, el sistema
político y la protección social.
Uruguay emprendmuy tempranamente en la cada de 1870 la
tarea de generalizar la enseñanza primaria, “laica, gratuita y obligatoria”;
los éxitos fueron signicativos. En el imaginario colectivo, y también en la
realidad, la escuela pública es de lo mejor que la nación ha construido en su
historia, y el principal soporte de la noción igualitaria tan desmentida en
ltiples aspectos – según la cual la nuestra es una tierra donde “naides es
más que naides”.
Rodrigo Arocena
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Carencias mucho mayores, con duradero impacto, muestra la experiencia
de la educacn cnica. Inaugurada la Escuela de Artes y Ocios para cumplir
ante todo funciones correccionales para muchachos “díscolos”, pese a grandes
esfuerzos que incluyeron los de una de las más grande y originales guras de la
cultura nacional como Pedro Figari, las dimensiones cnicas de la enseñanza
no han logrado sobreponerse del todo a la tradicional subvaloración del trabajo
manual y tecnológico. Ella tiene antiguas raíces en la cultura de los conquistadores,
fue en alguna medida contrarrestada por ciertos contingentes de inmigrantes a
nes del siglo XIX y comienzos del XX, pero no ha sido realmente revertida.
Si la valoración de la educación es un activo de considerable relevancia
que surge de nuestra historia, la persistente subvaloración de la técnica es más
bien un lastre.
Desde el punto de vista político, el ps viv en estado casi endémico de
guerra civil los primeros tres cuartos de siglo de su vida independiente, de 1830
a 1904; Uruguay, después tan pacíco en la comparación internacional, fue
entonces un país ensangrentado: la “tierra purpúrea” que Hudson describiera
memorablemente. Una conjunción muy especial de circunstancias que en
particular incluyó un casi “empate” en materia de poder entre los bandos
tradicionalmente enfrentados y, otra vez, la gravitación de la inmigración
posibilitó una temprana democratización que resultó bastante estable. Dos
interrupciones mayores tuvo esa institucionalidad democrática una en la década
de 1930, otra mucho peor y ya evocada en la de 1970 – y de ambas la nación
emergió con una valoracn de la democracia mayor a la precedente. En ese
legado de la historia se sustenla transicn sin sobresaltos, concretada en marzo
de 2005, cuando la izquierda asumió por primera vez el gobierno nacional.
Uruguay ya era antes de 1920 lo que hoy se suele llamar socialdemocracia,
cuando el nombre tenía otras connotaciones. Su gura emblemática es por
supuesto José Batlle y Ordóñez, el Presidente durante cuyo primer mandato
(1903-1907) conclu de hecho el ciclo de guerras civiles y con el cual se asocia el
reformismo social que impulsó con particular vigor durante su segundo mandato
(1911-1915). El dio su nombre al batllismo”, que es la autoidenticación de
la mayor parte de los gobiernos uruguayos durante el siglo pasado, pero que es
bastante más que eso. Designa una expectativa ampliamente difundida, y con
signicativo respaldo en los hechos, de que el estado debe y puede redistribuir
la riqueza de modo de paliar desigualdades y asegurar cierto bienestar sico
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a todos; supone una activa disposición a organizar colectivos para reclamar y
n luchar en pro de las reivindicaciones sectoriales ante los poderes públicos;
incluye, por lo general, una vocación de combinar movilización y negociacn,
con no pocas habilidades para tejer acuerdos y no demasiadas esperanzas en los
cambios radicales. Esa actitud genérica siempre ha tenido fuertes adversarios,
pero por lo general ha sido la predominante.
Si para entender a la Argentina, hay que comprender qué es el peronismo
algo nada fácil –, para entender al Uruguay hay que asumir que el país ha sido
y no ha dejado de ser “batllista”. Hoy, cuando han llegado a ser muy minoritario
el tradicional Partido Colorado, del cual José Batlle y Ordóñez fue líder principal
pero no indiscutido durante casi tres décadas, es notable comprobar que ideas
y actitudes “batllistas” son notorias no sólo en el sector mayoritario de la otra
fuerza política tradicional, el Partido Nacional o Blanco, sino también en la
mayor parte del gobernante Frente Amplio, surgido como un frente popular
bastante sui generis en 1971 y que agrupa a casi toda la izquierda.
En realidad, los rasgos más usualmente vinculados a semejante estilo
político se consolidaron no durante el período fundacional sino en el
denominado “segundo batllismo”, asociado en particular con Luis Batlle,
sobrino del fundador, que también llegó a la presidencia y fue probablemente
la gura política más gravitante de la política nacional entre 1947 y 1958. Esa
fue en Uruguay la “época de oro” de la industrialización por sustitución de
importaciones (ISI), de la protección social y de la autosatisfacción nacional.
Muchos pensaban que les había tocado vivir en un “país modelo”; no faltaban
motivos para una apreciación semejante, particularmente en perspectiva
comparativa, pero la exageración llegó a ser paralizante. La expresó la gura
emblemática del período, armando que, si bien se decía que Uruguay era la
Suiza de América, en un viaje al Viejo Mundo había podido comprobar que
en realidad Suiza era el Uruguay de Europa. La máxima gura de la en ese
tiempo minoritaria “conciencia crítica”, Carlos Quijano, arpor entonces,
en relación al optimismo ambiente, que se vivían “años de bovina euforia”.
Uruguay había ya conocido antes una “industrialización temprana”,
directamente ligada a impulsos de inmigrantes, como en otros países
latinoamericanos que vivieron experiencias similares. Cuando, después de la
crisis de los años ’30, la ISI cobró fuerza en casi toda la región, su impacto
económico y social fue muy grande en nuestro país. Se arla vocación
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industrializadora del batllismo, crecieron la participación de la manufactura
en la producción total y la inuencia política del empresariado del sector, fue
cobrando fuerza un sindicalismo independiente del gobierno y con fuertes
bases en frigorícos y fábricas como las textiles y las metalúrgicas.
Pero el país fue también ejemplo del “proteccionismo frívolo” que, según
el anado examen de Fernando Fajnzylber, caracterizó a la “industrialización
trunca” de América Latina. Como lo muestra la experiencia de absolutamente
todos los países que construyeron una sólida base industrial moderna, de una
u otra manera hace falta proteger a la industria naciente. La cuestión relevante
es en realidad otra; se reere al tipo de protección, a los plazos, contrapartidas
y metas. En nuestro continente fue frecuente practicar un proteccionismo
que inducía más bien a concentrar energías en buscar más protección que en
aprender a producir mejor, con tecnología más avanzada, organización más
adecuada y envolvimiento de los trabajadores. Siempre según Fajnzylber,
los países del Este asiático cuyo desarrollo industrial asombró al mundo
en la segunda mitad del siglo XX practicaron un “proteccionismo para el
aprendizaje”, exigente y evolutivo a medida que las circunstancias cambiaban,
lo cual colaboró al despegue de la industrialización y a evitar que ella llegara a
truncarse, como en medida considerable – aunque menor de lo que se puso
de moda decir en los ’80 sucedió con la ISI latinoamericana. La importancia
del aprendizaje como núcleo del desarrollo económico ha sido vigorosamente
expuesta en un reciente libro de Alice Amsden, que incluye una elocuente
reivindicación de la ISI en la formulación de Raúl Prebisch.
Volviendo al Uruguay, notemos que la protección a la industria tuvo, en
conjunto, un efecto positivo en materia de igualdad y redistribución. Se amplió
la ocupación en sectores relativamente modernos, con mejor retribución y
protección social. Pequeños y muy pequeños empresarios pudieron expandir
sus actividades.
En conjunto, tanto la protección social como la protección a la
producción mejoraron las condiciones de vida de la gente y aanzaron la
vocación igualitarista del país. Pero, en líneas generales, fomentaron más bien
actitudes reactivas y reivindicativas que proactivas y creativas. No se vinculó la
bienvenida protección social con el impulso a la capacitación y a la formación.
Poco se vinculó la imprescindible protección industrial con el fomento de la
innovación técnico-productiva. La signicativa expansión de la educación
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apenas si se conectó con los mundos del trabajo y de la producción. La no
menos signicativa promoción de la cultura abrió poco lugar a la ciencia y
casi ninguno a la tecnología.
Un estudio comparativo entre Escandinavia y tres pses del Cono Sur –
Argentina, Brasil y Uruguay sostiene, con sólida base empírica, que las diferencias
en materia de (des)igualdad constituyen la principal explicación de las diferentes
trayectorias en materia de desarrollo. Creemos que la conclusión es relevante,
pero debe ser anada. En efecto, Uruguay no es un país comparativamente muy
desigual. Dicho muy brevemente, sugerimos que la principal diferencia entre
nuestro país y los escandinavos radica en las diferentes formas predominantes
de enfrentar a la desigualdad cosa que éticamente entendemos en cualquier
caso muy valiosa. Hay formas que estimulan las capacidades individuales y
colectivas para aprender, crear y trabajar innovadoramente, lo que abre espacios
para nuevos avances en la disminución de la desigualdad; las llamamos formas de
la igualdad proactiva. Hay otras formas de paliar la desigualdad que no fomentan
la vocación por ser agentes, o la inducen esencialmente en lo que tiene que ver
con la redistribución, y bastante menos en lo que se reere a la producción y a
la creación técnica, institucional, educacional y cultural en general; estas formas
de la igualdad reactiva son difícilmente sostenibles a largo plazo, salvo quis si la
“lotería de los recursos naturales” de la que habla Bulmer-Thomas proporciona
grandes y duraderas ganancias.
En suma, la retrospectiva sugiere que la construcción del futuro tiene
en el Uruguay un sólido sostén en la experiencia nacional de enfrentamiento
a la desigualdad, pero también un lastre en las formas reactivas de la igualdad
que han sido las predominantes.
VII. Hoy en el Uruguay
Después de una crisis realmente muy dura, que en el año 2002 alcanzó
ribetes dramáticos, la economía uruguaya se recuperó notablemente, y en
los últimos tres años viene creciendo a un promedio del 7% anual, lo que es
realmente inusual para el país.
La crisis acentuó una tendencia de bastante larga duración al crecimiento
de la oposición de izquierdas. El Frente Amplio (FA) alcanzó al 21% del
electorado en 1989, cuando ganó la intendencia de la capital Montevideo,
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donde vive no mucho menos de la mitad de la población, y cuyo control ha
mantenido desde entonces. Llegó al 30% en 1994, lo que llevó a sus adversarios
a considerarlo con buen criterio como el más probable vencedor de los
siguientes comicios, por lo cual modicaron la Constitución para introducir
el balotaje. En 1999 el FA con 40% de los votos tuvo la primera mayoría en
la primera vuelta de las elecciones, pero fue derrotado en el balotaje. En 2004
triunfó con mayoría absoluta en la primera vuelta, en medio de una inmensa
manifestación de júbilo popular, que se reeditó cuando el Presidente electo,
Tabaré Vázquez, asumió su cargo el primero de marzo de 2005.
Varios cambios han marcado estos primeros tres años de gobierno de
la izquierda en la historia del Uruguay.
La investigación de los crímenes de la dictadura, prácticamente
bloqueada durante los veinte os previos, cobró signicativo vigor. Se
compi un impactante informe sobre lo sucedido con los desaparecidos, se
buscaron sus restos con gran tenacidad, se exhumaron los de dos personas
muertas en la tortura, se abrieron posibilidades hasta el momento inexistentes
para juzgar a los responsables de los crímenes del período dictatorial, y varios
de ellos han sido procesados, incluso el Presidente que encabezó el golpe
de Estado de 1973.
Otro ámbito en el que se han registrado avances sustanciales tiene
que ver con la situación de los sectores más carentes, que la crisis amplió
signicativamente. Sorteando no pocas dicultades el Plan de Atencn
Nacional a la Emergencia Social (cuya sigla, se advertirá, es Panes) colaboró
a revertir la tendencia, brindando ayuda directa a muchas familias, con
contrapartidas que incluyen el envío efectivo de los niños a la escuela. El Panes
está siendo convertido en el Plan de Equidad, que mantiene la preocupación
por la educación de la gente postergada y acentúa la búsqueda de inserción
laboral para ella.
Aunque aún son demasiado visibles los rasgos de la miseria, la situación
social ha mejorado considerablemente, debido a factores económicos y de
política social ya anotados, y a otros, entre los que cabe destacar la nueva política
respecto a los sindicatos. Estos tuvieron que afrontar condiciones bastante
difíciles a partir de 1990, en particular porque el Estado dejó de convocar a la
negociación tripartita sobre salarios y otros aspectos de las relaciones laborales,
pero también porque la persecución sindical en diversos ámbitos apenas si
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fue obstaculizada desde el gobierno. En ambos aspectos la política ocial
ha cambiado netamente, con lo que aumentó en echa la sindicalización y
mejoraron en términos promediales las condiciones de trabajo.
Colaboró a ello por supuesto la evolución económica y la consiguiente
disminución de la desocupación, más lenta sin embargo que el incremento
de la producción, mostrando un nuevo ejemplo de ese crecimiento con
dicultades para genera empleo que es una tendencia profunda en las dinámicas
contemporáneas.
Los factores anotados han contribuido a un incremento del salario real,
sin duda desparejo pero también importante.
El manejo mismo de la política macroeconómica ha merecido ciertas
críticas; por ejemplo, desde un ángulo se le cuestiona el aumento del gasto;
desde otro, un cierto sesgo contractivo en la política cambiaria y monetaria.
Pero no se ha cuestionado la solvencia técnica de quienes conducen esa política,
que en conjunto goza de una aprobación importante.
No sucede lo mismo con los anuncios ociales sobre la puesta en marcha
de un “país productivo”, pues las políticas vinculadas no han llegado realmente
a concretarse.
Sin desmedro de ello, la estructura productiva del país está cambiando
dentro de una rearmación del papel de los recursos naturales, lo que se
ve claramente en el caso de la agricultura de exportacn, ejemplicada
particularmente por la soja, y más aún en la expansión combinada de la
forestación y la fabricación de celulosa. En estos rubros se está registrando
una comparativamente alta inversión extranjera, que palia apenas la escasa
contribución nacional en la materia, con lo cual la históricamente baja inversión
total de nuestra economía no se ha revertido demasiado en esta etapa de auge
grande e inesperado.
Dos reformas “estructurales” centran la atención y la discusión en
el Uruguay de hoy. La más ambiciosa es la creación del Sistema Nacional
Integrado de Salud, sobre cuyo impacto social positivo cabe ser optimista,
aunque a primera vista las dicultades de gestión lucen grandes; si se logra
manejarlas solventemente, será la gran reforma de este período.
En estos días las polémicas se han centrado en torno a ciertos fallos
judiciales que no permitirían aplicar a los jubilados el Impuesto a la Renta a
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Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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las Personas Física, la otra reforma a la cual el gobierno ha apostado mucho,
y cuyos resultados efectivos aún es difícil calibrar.
En 2009 hab elecciones presidenciales y legislativas; antes deben
realizarse elecciones internas en los partidos; en consecuencia, en el próximo
otoño se estará en plena actividad electoral. En este momento, la popularidad
del Presidente de la República se mantiene alta, pero la intención de voto por el
partido de gobierno ha disminuido y es algo inferior a la suma de las intenciones
de voto por los otros partidos, lo cual abre una cuota de incertidumbre respecto
al resultado electoral bastante mayor que la percibida un año atrás.
En suma, lo que se pueda o no hacer durante los próximos doce meses
tendrá pues especial gravitación tanto en el balance de este gobierno como
en la denición del que ha de sucederle.
VIII. Una cuestión no resuelta
A comienzos de los ’90 y, ya con menos vigor, a comienzos de la cada
siguiente, se impulsó desde el gobierno un proyecto de claro sesgo neoliberal;
los resultados fueron mixtos. Si se compara con el pasado del propio país, la
transformacn no fue nada menor; pero, si la comparación es con la región, cabe
decir que el neoliberalismo quedó bastante embotado en el Uruguay batllista.
El cambio de gobierno de 2005 supuso una alteración mayor en lo
ideológico. Ahora bien, en tiempos del “postconsenso de Washington”, las
posibilidades objetivas para cambiar dsticamente de rumbo no son demasiado
grandes, en particular para los países pequeños. Y es aquí donde retornamos
a las consideraciones de las primeras secciones, particularmente la referida a
las perspectivas de la región sudamericana.
Un terreno en el cual el gobierno uruguayo actual experimentó una
profunda decepción es el de las relaciones regionales. Eran muy grandes las
esperanzas puestas en un Mercosur con gobiernos considerados muy anes.
Sin pretender en absoluto asignar responsabilidades al respecto, lo cierto es
que la realidad no respondió a las expectativas. Un inesperado conicto en
torno a la instalación de una planta de celulosa en nuestra margen del Río
Uruguay llevó las relaciones con Argentina al peor nivel en mucho tiempo.
Aunque ningún conicto de monta se ha registrado con Brasil, que ha vuelto
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a ser nuestro principal socio comercial, las esperanzas puestas en las relaciones
con nuestro gran vecino del norte se han desdibujado bastante.
Por otro lado, el gobierno uruguayo intentó edicar una estrecha relación
con Estados Unidos, llegándose a plantear la posibilidad de que se rmara
un Tratado de Libre Comercio, lo cual no es compatible con la pertenencia
al Mercosur y, si bien despierta gran apoyo en los partidos de oposición,
suscita gran oposición en el propio partido de gobierno. Lo cierto es que,
tras un intenso debate a escala nacional, el Presidente Vázquez descartó
aquella posibilidad a nes de 2006, pero no ha dejado de impulsar una mayor
colaboración con Estados Unidos.
Así, la estrategia de inserción internacional es no sólo una cuestión
fundamental no resuelta sino tambn una gran fuente de incertidumbre. Dicho
muy esquemáticamente, a los partidarios del Mercosur como espacio privilegiado
para una estrategia de largo plazo les resulta difícil encontrar argumentos favorables
en la perspectiva de corto plazo, mientras que a quienes recomiendan mirar al
mundo más que a la región, no les alcanza con las eventuales ventajas de corto
plazo para probar la sustentabilidad de tal estrategia a largo plazo.
IX. Escenarios para el mañana
Cuando pasamos de una sumaria recapitulación de procesos y hechos
relevantes de ayer y de hoy a una incursión prospectiva, uno de los factores
mayores para distinguir futuros diferentes es justamente lo que suceda con la
inserción externa del país.
Recientemente editamos, con Gerardo Caetano, un volumen colectivo
titulado “Uruguay. Agenda 2020”, en cuya recapitulación nal analizamos
escenarios diferentes en función de la evolución de la desigualdad social y
la distinción, resumida más arriba, entre formas reactivas y proactivas de la
igualdad. El punto de partida para ello es la famosa tesis de Fajnzylber según
la cual, en las diferentes combinaciones entre desigualdad alta o baja con
crecimiento lento o rápido, en América Latina hay un “casillero vacío”, pues
no se registran ejemplos que combinen sostenidamente desigualdad baja con
crecimiento rápido. Lo apasionante de esta hora es que quizás ese casillero
pueda empezar a ser llenado, con lo cual nuestras sociedades serán menos
injusta y su desarrollo integral más posible.
Rodrigo Arocena
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En el caso del Uruguay, si sólo se pudiera aspirar a una inserción externa
que no fuera parte de una estrategia regional compartida – llamémosle inserción en
solitario –, la evolución de la demanda internacional de los productos primarios
tendría gravitacn decisiva y difícilmente haya grandes estímulos objetivos para una
expansión sostenida de las capacidades, la innovación y la incorporación tanto de
conocimientos como de calicaciones avanzadas al conjunto de la producción de
bienes y servicios. En tales hipótesis, si se mantuviera la bonanza de raíz externa, la
tradición social y política del ps apuntaa a un reforzamiento de la igualdad pero
con cacter predominantemente reactivo, mientras que el desmejoramiento de las
circunstancias externas se traduciría en mayor desigualdad y lento crecimiento.
Si, en cambio, se fuera gestando una inserción desde la cooperación a
escala del Mercosur o de la región sudamericana – vale decir una integración para
el desarrollo –, ello abriría posibilidades para la expansión de las capacidades, aún
si no se mantiene la bonanza externa, mientras que si esta última sigue favorable
el casillero vacío podría empezar a colmarse desde la igualdad proactiva.
En resumen, cabe plantear el siguiente y por cierto demasiado esquemático
cuadro de escenarios alternativos:
Inserción
en solitario
Integración para
el desarrollo
Coyuntura externa
desfavorable
Desigualdad en alza y
crecimiento lento
Expansión de las
capacidades en contexto
de dicultades
Coyuntura externa
favorable
Igualdad reactiva
crecimiento con escaso
desarrollo
Igualdad proactiva
crecimiento rápido con
desarrollo auténtico
El esquema podría y debea enriquecerse considerablemente; la
formulación tan simplicada aquí presentada no pretende más que sugerir
un enfoque.
X. La propia responsabilidad
A nivel propositivo, parece razonable restringirse al área donde uno se
desempeña, el mundo de la educación y, más especícamente, la Universidad de la
República. Esta es la única universidad pública del Uruguay, tiene más de ochenta
mil estudiantes, da cuenta de la mayor parte de la creación de conocimientos que se
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realiza en el país y tiene una muy signicativa cuota de autonomía. Su responsabilidad
en el enfrentamiento a las “divisorias del aprendizaje” es pues grande.
En la institución se intenta impulsar un nuevo proceso de Reforma
Universitaria, inspirado por la tradición de compromiso con la sociedad que
consideramos lo mejor del ideal latinoamericano de universidad gestado en ese
movimiento de escala continental que se conoce como la Reforma de Córdoba.
La meta fundamental de la nueva Reforma debiera ser la generalización
de la enseñanza avanzada, de calidad y conectada a lo largo de la vida entera
con el trabajo. En términos de la tradición uruguaya, una transformación de
semejante calibre no es más ambiciosa ni menos necesaria que la propuesta
a nes del siglo XIX para la generalización de la enseñanza primaria, cuya
efectiva realización constituye uno de los mayores apoyos que el país tiene en
su historia para la construcción del futuro.
Afrontar la “brecha de la matriculación” requiere ampliar sostenidamente
las oportunidades de estudiar a alto nivel, lo que a su vez requiere una profunda
transformación de la educación; al respecto, al menos tres ejes deben ser
destacados: (i) un renovado énfasis en la enseñanza activa, en la cual los
protagonistas principales de la educación son, individual y colectivamente,
quienes aprenden; (ii) una amplia diversicación de las modalidades y de las
instituciones de enseñanza, y (iii) muy en particular una creciente conexión entre
los mundos de la educación y del trabajo. Para enseñar fomentando realmente las
capacidades de hacer cosas nuevas, y a lo largo de la entera vida activa, es preciso
combinar lo que se hace en las aulas tradicionales con un aprovechamiento
amplio de esas verdaderas “aulas potenciales” que constituyen todos los ámbitos
hospitales, granjas, bricas, laboratorios, estudios profesionales, medios de
comunicación, servicios blicos, centros de turismo sustentable, etc. – donde
una tarea socialmente valiosa se desempeña de manera eciente.
Lo sugerido conecta el enfrentamiento a la primera dimensión de las
divisorias del aprendizaje, la brecha de la matriculación, con la tarea de superar
la segunda, la brecha de la ocupación calicada.
En esta perspectiva desempeña un papel central la revalorización de una
componente denitoria del ideal latinoamericano de universidad, la extensión
universitaria. Entendida como colaboración de la universidad con otros actores
colectivos para la creación cultural y el uso socialmente valioso del conocimiento,
la extensión debiera llegar a ser parte de la formación que se ofrece a todos
Rodrigo Arocena
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los estudiantes, pues ello signicaría: (i) una oportunidad de servir a la nación
que les ofrece educación terciaria gratuita; (ii) una temprana vinculación con la
sociedad, con particular atención a los sectores postergados; (iii) una enseñanza
vinculada a la resolución de problemas, y (iv) una oportunidad de mostrar lo
que pueden hacer los jóvenes altamente calicados.
Vemos pues a la extensión como una componente ética de la formación
universitaria, que puede constituir un gran aporte a la superación de ambas
dimensiones de las divisorias del aprendizaje.
Es claro que se piensa a la extensn en estrecha conexn con la
enseñanza y con la investigación así como con la squeda de soluciones nuevas
para los problemas de la práctica, vale decir, con la innovación. Es un dato ya
recordado de la realidad que, en toda América Latina y muy especialmente en
Uruguay, una contribución mayor a la creación de conocimientos proviene de
la investigación universitaria. Por consiguiente, la vinculación de las capacidades
universitarias para investigar e innovar con las políticas productivas y, cosa
habitualmente menos destacada, con las políticas sociales es cuestión clave
para el desarrollo entendido como expansión de las capacidades y libertades
desde el fomento a la igualdad proactiva.
En el mundo entero se asiste a lo que no es exagerado calicar de combate
por el alma de la universidad: ¿cl es su misión denitoria? La antigua cuestión
se plantea con renovada relevancia debido al nuevo inujo del conocimiento en
el conjunto de las relaciones sociales. En esta gran discusión sobre el papel de las
instituciones de enseñanza superior, ciertas posiciones privilegian la contribución
al crecimiento económico sin mayor preocupación por el cambio social, llegando a
proponer como idea fuerza la noción de “universidad empresarial; otras posiciones
reivindican por el contrario el ideal universitario tradicional, referido sólo a los
valores propiamente académicos. Desde la periferia, buscamos una alternativa
propia, bosquejada por la noción de “universidad para el desarrollo”.
XI. Hacia un proyecto de nación
En Uruguay hace un siglo se dibujó un proyecto de nación democrática
e igualitaria que inspiró no pocos esfuerzos fructíferos, en particular la
conjunción de energías para la recuperación de las libertades públicas en las
ocasiones en que éstas fueron avasalladas.
Uruguay ante las divisorias del aprendizaje
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Pero el haber llegado a considerarnos un “ps modelo” geneuna doble
equivocación: la de creer primero en la autosuciencia nacional y la de más
tarde bordear la paralizante autosatisfacción. Cuando, desde nes de la década
de 1950, la “Suiza de América” empezó a resquebrajarse, la tónica espiritual
dominante inició un tránsito desde el optimismo fácil y hasta frívolo hacia un
pesimismo poco estimulante, pues más o menos explícitamente asume que el
país no puede ser mejor de lo que fue. En consecuencia, la propuesta implícita
suele ser el retorno al pasado, lo cual simplemente no es viable y, a nuestro
entender, tampoco es mayormente deseable.
Lo notable del período actual es que, en términos tanto materiales como
espirituales, se han abierto en el Uruguay posibilidades nada menores para
emprender el camino de un nuevo desarrollo, que se inspire en lo mejor del
pasado y saque partido de las condiciones objetivas del presente.
La respuesta desde la periferia a la nueva gravitación del conocimiento
ha de apuntar a construir sociedades de aprendizaje. Enfrentar hoy al subdesarrollo
requiere muy especialmente conjugar los protagonismos de variados actores
para expandir las capacidades y aprender, en las prácticas compartidas, a resolver
problemas viejos y nuevos. Esa conjuncn de esfuerzos es bastante viable en
el pequeño país de rica tradicn democrática que es Uruguay, donde una y otra
vez han mostrado su vigor iniciativas surgidas del espesor de la sociedad civil.
Si las capacidades políticas internas marcan un rumbo claro y si se
congura en la región una integración para el desarrollo, podría tomar
cuerpo un nuevo proyecto nacional, el de construir un país de aprendizaje
estrechamente integrado a Sudamérica.
DEP
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229
La integración
energética de América
Latina y el Caribe
María A. Hernández-Barbarito
*
E
l tema de la integración energética de América Latina y el Caribe se
inscribe en la discusión que vincula la enera al desarrollo integral, independiente
y soberano de los pueblos, binomio determinante del desenvolvimiento
económico de la humanidad. Tal enfoque incorpora la variable ambiental,
expresión de calidad de vida, de la permanencia de las identidades culturales,
de los niveles de deterioro y agotamiento de los recursos, todo lo que reeja
la capacidad de supervivencia de los componentes tangibles e intangibles
propios de la humanidad. De allí la necesidad de evaluar las perspectivas de
la integración energética regional sobre la base del concepto del desarrollo
integral entendido como el proceso económico-social necesario para garantizar
la superación de la pobreza, el equilibrio ecológico, el mejoramiento de la
calidad de la vida con justicia social, independencia, soberanía y respeto a las
identidades culturales. La propuesta venezolana que se viene concretando en
Petrocaribe, Petrosur y Petroandina se inscribe en este marco y está contenida
* Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Güal, Venezuela.
La integración energética de América Latina y el Caribe
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en la Alternativa Bolivariana para los pueblos de América. Sus avances son
muchos, sus retos aún mayores. A ellos se acercará este análisis con el tamiz
del desarrollo integral a n de valorar el camino recorrido y perlar algunos
lineamientos de acción para su consolidación, en benecio de los pueblos de
la América Latina y el Caribe.
1. La relación energía-desarrollo y ambiente
Para ponderar estos vínculo sólo debemos recordar el papel desempeñado
por la energía animal en la revolución agraria previa a la revolución industrial, el
de los molinos de viento en la industria textil, el desempeñado por del carbón-
primero vegetal y luego mineral en el impulso denitivo al desarrollo de las
manufacturas y el transporte, conjuntamente con la máquina de vapor (Paul
Bairoch, La Revolución Industrial y el Subdesarrollo, 1967) a la que siguió el
motor de combustión y el petróleo que dan origen a la revolución del automóvil
y los electrodomésticos en los inicios del siglo XX, modelo energético y que
se prolonga hasta hoy, con un componente tecnológico importante como es
la electrónica y las comunicaciones.
Pero si la carencia de energía ha sido en general un obsculo al desarrollo,
su abundancia no ha sido siempre generadora de progreso y bienestar. Este
es el caso de los países petroleros subdesarrollados cuya renta los ha llevado
a construir sociedades desiguales, altamente vulnerables al exterior. Tampoco
la presencia de energía en los países desarrollados indica que esta evolución se
haya producido de manera equilibrada ya que la búsqueda de la acumulación
creciente de capital, ha llevado a un agotamiento y encarecimiento de estos
recursos no renovables con sus secuelas en el ambiente natural y en la calidad
de vida de los seres humanos.
De allí que cualquier propuesta de desarrollo debe evitar reproducir la
nefasta relación entre crecimiento económico y contaminación, entre crecimiento
y agotamiento de recursos no renovables, como se evidencia en la historia de
la industria petrolera de los EEUU, ps que cuenta con un décit creciente de
petróleo, los más altos costos de produccn y una postura internacional contraria
a la proteccn ambiental como lo demuestra su negativa a rmar el Protocolo
de Kyoto destinado a controlar las emisiones de gases CO
2
a la atmósfera. Una
pequeña historia da fe de lo anteriormente señalado:
María A. Hernández-Barbarito
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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La abierta estimulación a la extracción del crudo tiene su origen en la Ley
de Apropiación, que daba la propiedad del recurso al que lo extraía y no al
dueño del yacimiento, lo que estimuló la sobreperforación de pozos para su
extracción; ésta fue la causa del agotamiento posterior de las reservas petroleras
en EEUU, conjuntamente con el estímulo al consumo intensivo. En adelante,
la política petrolera de EEUU se orientó más a evitar la sobreproducción
que a conservar el recurso. Así se aprueba la Ley de prorrateo para nivelar la
oferta a la demanda y evitar la caída de los precios, con las consecuentes bajas
en la acumulación de capitales para los monopolios petroleros en formación.
Finalmente los programas de importaciones se orientaron con el mismo criterio
de equilibrar el mercado y garantizar precios estables para el renador, a la vez
que se evitaba el cierre de la producción interna por no ser competitiva. Fue
sólo a raíz de la crisis energética de los años 70 cuando comienza a hablarse
de racionalidad energética pero sin alterar el modelo de consumo masivo de
bienes... (Hernández-Barbarito, Karam, Ramírez y otros, 2005).
Para reexionar al respecto se seleccionó, en medio de múltiples
posibilidades a un analista francés calicado como marxista-ecologista. Se trata
de AndGorz cuyas ideas inspiradoras están contenidas en su libro Ecología
y Política (1982). Tal selección no intenta desconocer todo el pensamiento que
inicialmente sintetizó Ramón Tamames, en su libro Ambiente y Desarrollo
(1982) que recoge la discusión del Club de Roma sobre el Crecimiento Cero,
los diversos aportes al tema y los esfuerzos internacionales por asumir el
problema a partir de la Conferencia de Estocolmo, de los os setenta, de
la cual surge la idea de la creación de un Programa de Naciones Unidas para
el Medio Ambiente. Pero Gorz va s allá al discutir sobre la racionalidad
del llamado “desarrollo” y la necesidad de superarlo, actuando contra la
tendencia a la acumulación de capitales, propia del capitalismo y de algunos
socialismos. Destaca en sus “siete tesis a modo de conclusión” los siguientes
puntos que resumimos:
1. La crisis del capitalismo tiene por causa un sobre-desarrollo de
capacidades de producción y la destructividad generadora de escasez.
Esta crisis puede ser superada por un modo de producción nuevo
que, rompiendo con la racionalidad económica, se apoye en el ahorro de
los recursos y en el ahorro de la energía.
2. La superación de la racionalidad económica y la disminución
del consumo puede hacerse mediante el tecno-fascismo o por la
La integración energética de América Latina y el Caribe
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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autorregulación. El primero lo se evitado si se fortalece la sociedad
civil y la soberanía de las comunidades de base.
3. La unión entre el más y el mejor se rompió. Mejor puede ser obtenido
con menos. Se puede vivir mejor trabajando y consumiendo menos,
a condición de producir bienes más duraderos que no engendren ni
contaminación ni escasez y a los que todos tengan acceso.
4. La pobreza en los países ricos no tiene por causa la insuciencia
de la producción sino la naturaleza de los bienes producidos, la
manera de producirlos y de repartirlos. La pobreza sólo podrá
ser superada cuando se deje de producir riquezas escasas, es decir
reservadas y exclusivas.
5. El desempleo en las sociedades ricas reeja la disminución del
tiempo de trabajo socialmente necesario. Muestra que todos podrían
trabajar mucho menos, a condición de que todos trabajemos. El
reconocimiento de igual remuneración para todos los trabajos
socialmente necesarios es la a para superar la pobreza y la repartición
del trabajo entre todos los que son aptos.
6. Al reducir el trabajo a producir sólo lo socialmente necesario se
expandirían las actividades auto-creadas y libres. La producción de
una variedad ilimitada de bienes y servicios se haría en el marco de
organizaciones autogestionarias como las cooperativas.
7. La uniformidad del modelo de consumo y de vida desaparece
al mismo tiempo que las desigualdades sociales. Los individuos se
diferenciarán como resultado de los diferentes empleos que hagan
de su tiempo libre y no de sus remuneraciones y sus poderes. El
despliegue de las capacidades y creatividad durante el tiempo libre
será la única fuente de sus riquezas.
Concluye sus recomendaciones haciendo un llamado a trabajar menos,
a consumir mejor y a integrar la cultura a la vida cotidiana.
Es por ello que, al presentar y evaluar el proceso que ha experimentado
Petroamérica, deseamos hacerlo con un criterio integral a los nes de destacar
y enfatizar aquellos objetivos que aún esperan ser atendidos para que la región
se encamine verdaderamente hacia un desarrollo integral sostenible. (Lolola
María A. Hernández-Barbarito
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Hernández-Barbarito. Petroamérica y la Integración Energética de América
Latina y el Caribe, 2007)
2. La integración regional como alternativa
La garantía del desarrollo integral se encuentra en la integración de los
pueblos, ahora más que nunca cuando la globalización neoliberal se propone
borrar fronteras, identidades y soberanías, imponiendo la transnacionalización
del capital para la satisfaccn de las necesidades inducidas por la voraz
acumulación acelerada del capital. Es la pluripolaridad, única tendencia capaz
del frenar el unilateralismo, que ha hecho nacer bloques de poder para garantizar
el equilibrio. América Latina y el Caribe es uno de esos bloques, de allí que
la integración, idea concebida por Raúl Prebisch, desarrollada por la Cepal,
aplicada por todos los países dentro de una concepción economicista que dio
nacimiento al Mercado Común Centroamericano, a la Alalc-Aladi, Comunidad
Andina de Naciones, Mercosur, entre las más importantes experiencias, enfren
ayer su evaluación en el prisma del propio Prebisch quien destacó la necesidad
de complementarla con los criterios de justicia social mediante la distribución
del excedente (1980). Hoy la medimos a la luz de sus logros y de su capacidad
real de integrar a los pueblos. Lamentablemente, el balance no es favorable por
lo que persiste la búsqueda: ¿Comunidad de naciones? ¿Unión del Sur?
Frente a todo este complejo proceso emerge una propuesta de integración
energética y una nueva forma de concebirla inspirada en el pensamiento
integracionista de los Libertadores Simón Bolívar y Jo Martí sólo para
mencionar dos de los próceres de nuestra América. Ella viene caminando
impulsada por la necesidad de satisfacer los requerimientos energéticos, así
nace Petroamérica, Petrocaribe, Petrosur y Petroandina; pero no está inspirada
en una concepción tecnicista ni mercantilista, sino en la Alternativa Bolivariana
para los Pueblos de América, ALBA, su sostén ideológico, de principios entre
los que se destacan la solidaridad social y la complementariedad económica
para alcanzar la seguridad alimentaria y energética. De allí deriva la práctica de
impulsar simultáneamente el comercio justo de los hidrocarburos y la energía
en general, inversiones en infraestructura energética como son los tanques de
almacenamiento, centrales eléctricas, renerías, transporte, con programas
de alfabetización y atención a la salud. Este nuevo binomio intenta también
impulsar la independencia nanciera de la región con el Banco del Sur, el
La integración energética de América Latina y el Caribe
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
234
Banco del ALBA para sustituir el FMI y el Banco Mundial e Interamericano
(BID) y, motivada por el rescate de lo cultural, nace Telesur como la opción
para garantizar el derecho de nuestros pueblos a proteger sus identidades y a
obtener la información veraz y la idea de la Universidad del Sur para formar
cuadros comprometidos con la transformación social del subcontinente. Los
pueblos de América Latina y el Caribe que no habían podido soñar en la
superación del subdesarrollo y la dependencia, lo hacen ahora inspirados en
la construcción de modelos propios que coinciden en la necesidad de generar
la justicia social. En tal sentido dijo el Presidente Chávez en la XXI Cumbre
del Mercosur en Cochabamba, en diciembre 2006, cuando se acordó celebrar
en Caracas la Cumbre Energética Latinoamericana en el mes de abril:
“estamos construyendo, pero de verdad, de manera estructural, la integración
que necesitamos” (Pdvsa Avances, 21-01-2007)
3. Nace Petroamérica enmarcada en ALBA
El proyecto Petroamérica entendido como la propuesta de integración
energética que la República Bolivariana de Venezuela ofrece a la región de
América Latina y el Caribe cobra gran impulso a partir del 2005 y ha venido
avanzando aceleradamente a través de las tres guras que lo conforman:
Petrocaribe, Petrosur y Petroandina, la última recibiendo un nuevo aliento
con la llegada de Evo Morales al gobierno de Bolivia y de Rafael Correa a la
hermana República de Ecuador. En Petrocaribe participan todas las naciones
insulares, con excepción de Barbados y Trinidad y Tobago. El segundo
vinculado a Trinidad y Tobago por convenios de renación ya que allí se rena
el petróleo de Barbados y, en el caso de Trinidad y Tobago por sus compromisos
con el capital trasnacional. También se vienen asociando algunos gobiernos
centroamericanos y en su defecto, municipios y gobernaciones, gracias a la
llamada diplomacia indirecta, que ha logrado beneciar a estas poblaciones
con el abastecimiento de electricidad y combustibles para transporte público,
a precios solidarios e inmejorables condiciones de pago. Petrosur reúne los
acuerdos con los países del Mercosur y Petroandina, debido a los compromisos
actuales y/o potenciales con EEUU, con motivo de los TLC, ha tenido que
manejarse a niveles bilaterales.
De ser una propuesta inicialmente de cooperación para facilitar la adquisición
de la energía a los países de la región, el proyecto ha lanzado la idea de un Gasoducto
María A. Hernández-Barbarito
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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del Sur, sobre el que se reexiona, un Gasoducto Transcaribeño, ha concretado
proyectos para la construcción y remodelacn de renerías en Brasil, Argentina,
Cuba, Nicaragua, Ecuador, Jamaica, entre otros; proyectos petroquímicos entre
Brasil y Venezuela, elevación de la capacidad de almacenamiento de combustibles
en los países caribeños, importadores netos de petróleo, oferta de transporte al
costo del ete, instalación de plantas de electricidad, molinos de viento, políticas
de racionalidad energética, propuesta de creación de Opegasur y participacn de
países como Argentina/, Brasil y Uruguay a los bloques Carabobo y Ayacucho
de la Faja Petrolífera del Orinoco etc.
La Alternativa bolivariana para los pueblos de Arica, ALBA, la
propuesta marco, de principios, nació en diciembre del 2004 en La Habana,
Cuba con el propósito de luchar contra la pobreza y las asimetrías, con base a
la complementariedad y en defensa de la seguridad alimentaria, la soberanía e
independencia de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Del ALBA forman
parte ya Cuba, Venezuela, Bolivia, Dominica, Nicaragua y en un futuro próximo
seguramente Ecuador y Haití. Brevemente, su Declaración inicial señala:
que los procesos de integración que han nacido, con anterioridad, en la
región, lejos de responder a los objetivos de desarrollo independiente y
complementariedad económica han servido como un mecanismo para
profundizar la dependencia y la dominación interna. Aclara que si bien la
integración es para los países de América Latina y el Caribe una condición
imprescindible para aspirar al desarrollo en medio de la creación de grandes
bloques regionales que ocupan posiciones predominantes en la economía
mundial, sólo una integración basada en la cooperación, la solidaridad y la
voluntad común de avanzar todos hacia los más altos niveles de de desarrollo,
puede satisfacer las necesidades y anhelos de los países latinoamericanos
y caribeños y a la par, preservar su independencia, soberanía e identidad.
También se indica que el ALBA no se hará realidad con criterios mercantilistas
ni intereses egoístas de ganancia empresarial o benecio nacional a costa
de otros pueblos, por consiguiente el comercio y la inversn no deben ser
nes en si mismos sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y
sustentable que garantice la sostenibilidad del desarrollo mediante normas
que protejan el medio ambiente y deendan a través de diversos medios
como la estación televisiva Telesur, la cultura y la identidad de los pueblos
de la regn con particular respeto y fomento de las culturas auctonas e
indígenas. (Granma, 2004:5)
La integración energética de América Latina y el Caribe
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Esta nueva visión de la integración incluye un Plan Continental contra
el analfabetismo, becas en áreas de interés para el desarrollo económico y
social y un plan para el tratamiento gratuito de salud para los ciudadanos
que carecen de tales servicios, tal es el caso de la Operacn Milagro (Luis
Suárez Salazar, 2005).
4. Fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas para
la integración energética regional
Petroamérica como propuesta intenta unir potencialidades, necesidades
y voluntades de los pueblos y gobiernos regionales, sin embargo también está
sujeta a las propias debilidades internas de la región y a severas amenazas
externas. Veamos:
El balance energético de la regn indica que se cuenta con una alta
disponibilidad de recursos energéticos para alcanzar el autoabastecimiento.
Su patrón de consumo privilegia hasta ahora al petróleo colocando en
segundo lugar a la hidroeletricidad, con excepción de los países petroleros
como México y Venezuela, que se apoyan más en el gas que representa el
tercer lugar para la mayoría. Siguen en importancia el carn y la energía
nuclear, esta última sólo presente en México, Argentina y Brasil (B.P. Informe
Anual, 2006). La oferta de petróleo se concentra fundamentalmente en
Venezuela, México, Ecuador, Bolivia, Brasil, Trinidad y Tobago y en menores
proporciones, Perú y Colombia. En materia de gas encontramos tres grandes
productores en el Sur, como son Venezuela, Argentina y Bolivia. Al norte
se destaca México.
A estas fortalezas se agregan otras no menos importantes como son:
Manejo de cierta capacidad tecnológica en el área energética;
Capacidad de inversión por parte de Venezuela y otros países como Brasil
y Argentina que ha podido comenzar a superar su proceso de crisis;
Experiencias previas de intercambio enertico, vía acuerdos de
cooperación, gasoductos y tendidos eléctricos como los existentes
entre los países del Cono Sur y entre Brasil y Venezuela;
Interés maniesto de muchos gobiernos por avanzar en esta línea de
acción para superar sus carencias energéticas;
María A. Hernández-Barbarito
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
237
Conciencia de la incertidumbre de la oferta petrolera procedente del
Medio Oriente debido a la invasión y ocupación anglo estadounidense
de Irak, la intervención al Líbano y las amenazas a Irán;
Haber vivido períodos de aplicación de paquetes neoliberales que
crearon conciencia de los riesgos que implica el ALCA con su
Alternativa Energética Hemisférica (Petróleo venezolano y mexicano
para EEUU) y los TLC con EEUU;
Existencia de experiencias previas de organización regional en el Gran
Caribe con los esfuerzos de xico y Venezuela para impulsar el
Programa de Cooperación Energética, de los años ochenta, conocido
como Acuerdo de San José. A lo que se agrega la iniciativa de la
República Bolivariana de Venezuela que negoció con ellos el Acuerdo
de Cooperación Energética de Caracas (2000) y el Convenio Integral
de Cooperación con Cuba (2000), y
Con anterioridad, las empresas estatales de la región habían creado
la Arpel (Asistencia Recíproca Petrolera Estatal de América Latina)
que fue un primer intento de cooperación entre empresas estatales
aunque luego cambió de nombre, miembros y objetivos, abriéndose
a las empresas privadas. Posteriormente, los gobiernos crearon la
Organización Latinoamericana de Energía (Olade), con la esperanza
de coordinar la ansiada integración energética pero la misma se fue
dedicando casi exclusivamente al estudio del sector en la región.
Entre las oportunidades que encuentra el proyecto de integración
energética regional encontramos el naciente sentimiento de los pueblos del Sur
que buscan superar la unipolaridad y consolidar la pluripolaridad, conformando
bloques que puedan negociar en el ámbito internacional con una visión desde
el Sur, para combatir la pobreza y alcanzar la paz. A esto se agrega el momento
particular que se vive de fortalecimiento de la OPEP lo que ha generado un
período de estabilización del mercado petrolero a favor de las tendencias que
expresan los países productores y no los consumidores.
Finalmente, para los pueblos de la región es una oportunidad el hecho de
que Venezuela viva un proceso de transformación con alto sentido de lo social
y de que proyecte en el ámbito internacional su compromiso de solidaridad,
integración y combate a la pobreza. Va quedando atrás el período durante el
La integración energética de América Latina y el Caribe
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238
cual el manejo transnacional fue alejando a nuestro país de la región como lo
muestran algunos datos:
El proceso de desplazamiento que sufrió el petróleo venezolano de la región, a
partir de la década de los sesenta, llevó a su sustitución progresiva por crudos
procedentes del Oriente Medio y África. Como consecuencia de ello, nuestro
petróleo se fue concentrando hacia los Estados Unidos (EEUU). Durante
esos años veíamos cómo compañías que operaban en el Medio Oriente y en
Venezuela preferían enviar petróleo a Brasil desde esta región. Era el caso
de la Shell que, en 1969, llevó petróleo a Brasil desde Irak por un volumen
50% superior al que exportaba desde Venezuela. Igual sucedió con la Esso
Internacional, hoy Exxon, que vendió similares volúmenes de petróleo árabe
y venezolano al Brasil. El petróleo de Kuwait era vendido en Brasil a precios
muy por debajo del venezolano. Mucho menos se atendían las propuestas de
Petrobrás en los años setenta, para realizar actividades petroleras en Venezuela.
(Hernández-Barbarito, Karam, Ramírez y otros, 2005)
Por otra parte, nuestra historia petrolera sólo muestra su dependencia
sumisa de los EEUU sin ninguna contrapartida. Veamos:
1. En el año de 1939 se rma con EEUU un Acuerdo de Libre
Comercio para desgravar todas las mercancías importadas por
Venezuela a cambio de reducir el nuevo impuesto petrolero de
EEUU (0.21 $/bl) a la mitad en el caso de los crudos livianos y
medianos, y a la cuarta parte en caso de los pesados, inexistentes
en ese mercado. Pero el sacricio no trajo ventajas comparativas
para Venezuela ya que este trato pidamente se extendió a todos
los países del Oriente Medio.
2. En la década de los cincuenta cuando se inicia en los EEUU el control,
primero voluntario y luego obligatorio, a las importaciones, Venezuela
será excluida del tratamiento especial otorgado a México y Canadá.
Este trato especial consistía en determinar la demanda interna para
deducir de ella las importaciones procedentes de los países limítrofes,
con lo que quedaba un monto para las importaciones que se distribuía
entre todos los importadores, incluida Venezuela, mediante cuotas.
3. En la década de los sesenta, después de calicar nuestro petróleo como
altamente contaminante por su contenido de azufre, se obliga al país,
María A. Hernández-Barbarito
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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bajo la amenaza de suspender las importaciones de residuales, a otorgar
a las concesionarias, depreciaciones aceleradas para las inversiones
en las instalaciones de desulfuración que obligaron a construir en el
país, lo que ocasionó una disminución en el ingreso scal al elevar
los montos de las deducciones a la renta neta gravable. Esta fue una
inversión perdida ya que en la década de los 70, con la llegada de la
Crisis Energética, dejaron de utilizarse las mencionadas plantas. De
esta manera las renerías venezolanas se sobre especializaron en la
producción de residuales para la exportación, hacia los EEUU, a pesar
de que este residuo tenía un precio muy por debajo del crudo.
4. Estos manejos perniciosos para la renta nacional sobrevivieron a la
llamada nacionalización “chucuta” de los años setenta. Un ejemplo
muy claro fue la estrategia que se utilizó para superar el décit interno
de gasolina que requircambiar el patrón de renación, dedicado
desde siempre en un 60% a producir residuales. El oneroso negocio,
denunciado en su momento por Juan Pablo rez Alfonso, consistió
en contratar inversiones muy altas con cada ex-concesionaria, en
lugar de abrir licitaciones para escoger la mejor opción para el país.
El gasto fue de tal magnitud que quien fuera fundador de la OPEP,
insistió en su no aprobación proponiendo en su lugar importar la
gasolina necesaria. Este fue uno de los negocios más visibles de la
nueva gerencia petrolera trasnacionalizada que se dedicó a deteriorar
los activos de la Industria, desviar fondos a través de los contratos
de comercialización y tecnología y nalmente deprimir el precio del
petróleo y poner a la empresa estatal en condiciones para privatizarla,
a precios beneciosos para el gran capital en momentos en que el
Presidente Chávez asume el gobierno. (Hernández-Barbarito, Karam,
Ramírez y otros, 2005)
La dinámica de la dependencia, maniesta en nuestra industria petrolera,
ocasionó que Venezuela no pudiera desempeñar un papel protagónico en
la región de América Latina y el Caribe, que quedó expuesta y sometida al
manejo del Cartel Petrolero. Pero hoy, nuestro país puede y quiere desempeñar
ese papel protagónico, lo cual se evidencia al constatar que Venezuela cuenta
con el 62% de las reservas de petróleo del área y el 25% de la producción.
En materia de gas la proporción es de 58%. Constatamos igualmente que la
La integración energética de América Latina y el Caribe
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región podría autoabastecerse tanto en estos dos rubros como en carbón.
(B.P. Informe Anual, 2006). La fortaleza de la región y el papel protagónico de
Venezuela se acrecientan si consideramos las reservas de la Faja del Orinoco.
Son cifras y proporciones que nos llevan a pensar acerca de lo que somos y lo
que podemos alcanzar juntos: ¿Vulnerabilidad o autosuciencia energética?
Todo dependerá de las alianzas y las decisiones que se tomen.
Sin embargo la propuesta enfrenta un conjunto de debilidades, unas
históricas, otras contemporáneas coyunturales que hay que atender como son:
Existencia de diferendos fronterizos;
Inconsistencia potica de algunos gobiernos con respecto al proceso de
integración debido a sus compromisos con el gobierno de los EEUU;
Limitado desarrollo tecnológico en algunas áreas especícas del sector
energético, lo que obliga a negociar con el capital transnacional;
Restricciones en la capacidad de los países para nanciar proyectos de
renación, transporte y petroquímicos, y
Presencia en muchos países de empresas transnacionales que manejan
el sector petrolero de manera parcial o total.
A estas debilidades se unen las amenazas que se concentran en el esfuerzo
de la potencia del norte por debilitar cualquier proceso de integración en la
región, más aún si los excluye. Se trata de las presiones de los Estados Unidos y
del gran capital transnacional por forzar alternativas de apertura, desintegración
e intervención como:
El ALCA y la Iniciativa Energética Hemisférica;
Tratados de libre comercio;
Apoyos militares como el Plan Colombia y Plan Patriota;
Acciones multilaterales desde la Organización Mundial del Comercio
(OMC);
Amenaza de guerra preventiva contra Cuba y Venezuela, líder, esta
última, de la propuesta;
La tendencia a ir sustituyendo el uso del petróleo por el gas, hidrocarburo
con el cual el capital transnacional intenta debilitar el papel de la OPEP
en el mercado energético mundial. Este proceso se conoce como la
nueva transición energética, y
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La creación de una OPEP del etanol y otros agrocombustibles extraídos
de cereales y raíces, impulsando las semillas transgénicas y reduciendo
la oferta de alimentos a la población hambrienta.
En la medida en que el ALCA y su componente, la Iniciativa Energética
Hemisférica comenzaron a debilitarse, se fortaleció la presión para la rma de
los TLC, que conjuntamente con el proyecto de extender el Plan Colombia y
las amenazas de guerras preventivas contra Venezuela y Cuba, se proponen
alcanzar los objetivos del monroísmo: América para los Americanos (entendidos
como los estadounidenses) y neutralizar el espíritu liberador de los pueblos
que siguen sumándose como los de Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Argentina,
Uruguay y Brasil. Pueblos que exigen cada vez más a sus gobiernos la oferta
de propuestas de vida digna.
Por su parte, la amenaza de la nueva transición energética (de petróleo
a gas) abre en Venezuela un nuevo debate, el de la necesidad de rescatar la
orimulsión para garantizar la producción inmediata de la electricidad en la
región y no esperar contar con nuevas reservas de gas que impedirían que la
Faja, el mayor reservorio de petróleo del mundo se coloque al servicio del
desarrollo del estratégico sector eléctrico de la región capaz de impulsar la
esperada industrialización endógena regional. Como complemento surge el
anzuelo de los agrocombustibles, propuesta de un desarrollismo a ultranza que
pretende restar tierras agrícolas a la producción de alimentos pero que puede
obnubilar a más de un gobierno con el espejismo del mercado devorador de
energía de la nación del norte. Controlar y dividir, he allí la estrategia. Veamos
más en detalle estas dos últimas amenazas.
La nueva transición energética intenta concentrar bajo el dominio de los
países industrializados y el de las transnacionales, los nuevos yacimientos de gas
de las ex-Repúblicas soviéticas en el Mar Caspio y del Occidente de África. Para
enfrentar tales propósitos el Presidente de In lanzó también la idea de una
organización de los países exportadores de gas e invitó a Rusia a sumarse a la
misma. Este es un tema central para Venezuela sobre todo si lo vinculamos con
la necesidad de rescatar la orimulsión, producto que fue desechado en nuestra
opinn, por la necesidad de revalorizar nuestras reservas de la Faja Petrofera
del Orinoco, para que fuese considerada como petróleo y no como bitumen
y por considerar que era mayor la rentabilidad general de la Faja si los crudos
se mezclaban con livianos o se mejoraban. Tambn exist el temor que con
La integración energética de América Latina y el Caribe
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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el tiempo, la orimulsión se considerara dentro de la cuota de la OPEP, lo que
a los precios acordados, no era rentable. En este caso no se conside que la
orimulsión dea competir no con el carbón sino con el gas en la generación de
electricidad y que su precio debía estar jado con base a esta relación, ajustado
de acuerdo a sus contenidos de vanadio, altamente valorado en el mercado y
desconocida su presencia en el subproducto en esos momentos.
Sus ventajas son muchas: Venezuela posee la exclusividad en ese producto
y su tecnología; se transporta por las mismas vías del petróleo no requiriendo,
como el gas, instalaciones especiales de licuefacción y gasicación, está disponible
para atender requerimientos nacionales y regionales, no teniendo que esperar años
como lo exige el gas cuyo uso más valioso está en la industria petroquímica. No
en balde el interés de China, India, Japón e Italia por este novedoso energético.
(Travieso, 2005 y MRE, Los Mercados para el petróleo venezolano, 2005).
Con respecto a la discusión que se ha levantado sobre el etanol es
importante considerar que la misma se inscribe en el marco de una estrategia
que intenta debilitar la integración energética regional y crear falsas expectativas
con respecto al impulso que la misma podría recibir desde los EEUU. El
posible apoyo se adecuaría a las necesidades de la economía del Norte, lo que
demuestra la negativa de los EEUU, ante la solicitud de Brasil, de reducir el
arancel que protege su producción interna. Esta estrategia se evidenció en las
primeras semanas del año 2007 cuando se inició el debate sobre el etanol, por
haber sido éste uno de los temas centrales de la visita del Presidente de los
EEUU a algunos países de América Latina.
Como sabemos el etanol que se produce en los EEUU se obtiene a partir
del maíz, mientras que en Brasil procede de la caña de azúcar. El biodiesel por su
parte se produce a partir de oleaginosas como la palma, la soja y el girasol. Hasta
ahora la estrategia de producción de ambos agrocombustibles se apoyaba en la
necesidad de utilizar el producto en pequeñas proporciones para sustituir el plomo
y el metil ter Butil Eter, que ha demostrado también su condicn de contaminante
de los acuíferos, en los casos en que se han producido derrames.
La polémica se abre porque la propuesta que trae el Presidente Bush
en su gira plantea la posible sustitución total de la gasolina y el diesel por los
agrocombustibles, lo cual se convierte en un absurdo ya que se requeriría
sembrar varios planetas tierra par atender las necesidades de combustible
en el ámbito mundial. Nos dice Ramón Pichs, investigador del Centro de
María A. Hernández-Barbarito
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Investigación sobre la Economía Mundial que “para llenar con biocombustible
durante dos semanas el tanque de cinco galones son necesarios los granos con
los que se puede alimentar 26 personas en un año” (Ultimas Noticias, 3-10-
2007) A esto habría que agregar su efecto sobre los precios cuya elevación
ya ha generado la protesta de la población mexicana que ha visto encarecida
su tradicional tortilla. Los argumentos relativos a los costos energéticos de
producción terminan de echar por tierra la opción del etanol como sustituto
de los combustibles ya que para producirlos se requiere aplicar energía sil a la
tierra, mediante los fertilizantes, fungicidas y plaguicidas que vienen del petróleo
en proporciones cada vez mayores por tratarse de un monocultivo, sembrar,
cosechar, procesar y transportar también con petróleo y electricidad.
Además, con esta estrategia se estaría estimulando el uso de los
transgénicos y acelerando la destrucción de la biodiversidad: Al respecto destaca
la FAO en su último informe que entre 1900 y el 2005 la supercie forestal en
América Latina, retrocedió 19% en América Central y 9% en el Sur. Además la
región gura en el primer lugar en el mundo en cuanto al número de árboles
en peligro o vulnerables a la extinción (Ultimas Noticias 14-3-2007).
Este es un debate que hay que dar ya que todos los países de la región
incluida Venezuela, tienen proyectos al respecto. Veamos algunos datos:
Brasil produce 18 mil millones de litros anuales con lo que reducen en un 40%
sus importaciones de crudo, en Colombia se producen 300 millones de litros
de etanol procedente de la caña de azúcar y se espera elevar a 645 mil toneladas
para el 2008 el biodiesel obtenido de la palma africana. En Argentina se produce
con soja, se espera obtener 800 mil toneladas al año utilizando además las algas
marinas. En Chile se adelantan estudios de terreno y se cuenta con 170 mil
hectáreas para diesel y etanol. Paraguay pretende procesar unos 100 mil litros
diarios de biodiesel a partir de la semilla de risino y otros países entre los que se
cuentan Bolivia, Guatemala, Honduras y Nicaragua tienen proyectos adelantados
para montar plantas. En Venezuela, el Plan de Pdvsa contempla una inversión de
86 mil millones para etanol entre el 2006 y el 2012 y recientemente se anunció que
se instalan once plantas, para mezclarlo con gasolina, con la asesoría cubana.
(Ultimas Noticias, 12, 13 y 14 de marzo de 2007)
Preocupa en particular que Brasil haya visto fortalecida su alianza con
los EEUU a través de esta estrategia como se anuncia en el protocolo de
cooperación rmado con EEUU que indica “que dará un cambio radical a la
La integración energética de América Latina y el Caribe
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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matriz energética del mundo en los próximos 20 a 30 años” (Últimas Noticias
13-3-2007) y que Colombia se proponga adelantar planes en este sentido en
las regiones donde nacen nuestros ríos. Estos son temas a considerar por los
gobiernos de la región.
5. Un balance y algunas consideraciones nales
Con ánimo de concluir podríamos decir que el proyecto de integración
energética de América Latina ha ido avanzando aceleradamente y en
profundidad, abarcando sectores vitales para impulsar el desarrollo de nuestros
pueblos. Las fortalezas que inicialmente destacábamos como propias del
proyecto han permitido aanzarlo como es el caso de la oferta de fuentes
energéticas abundantes lo que ha llevado incluso a plantearse la necesidad de
crear una OPEP del gas para la América del Sur, la Opegasur, entre Argentina,
Bolivia y Venezuela, con miras a protegerlo de la voracidad de los grandes
capitales transnacionales.
El rechazo creciente a la opción del neoliberalismo, así como el buen
momento que vive la región en términos de crecimiento, con las nacionalizaciones
de los hidrocarburos en Venezuela y Bolivia y la recuperacn de Argentina,
siguen jugando a favor de esta estrategia de integración energética por lo que
las debilidades se han ido neutralizando como lo muestra el tono moderado
que ha tomado la discusión sobre el derecho al mar proclamado por Bolivia,
la incorporación de Guyana a Petrocaribe y el gasoducto transcaribo con
Colombia, proyectos que han ocupado el espacio que anteriormente ostentaban
las discusiones limítrofes. Un avance importante ha sido, la obligacn de negociar
entre empresas estatales que ha marginado del proceso a las trasnacionales
y fortalecido el sector estatal en el plano energético aunque sólo sea para
comercializar los hidrocarburos en el caso de los países no productores.
Sin embargo, las tensiones existen y la estrategia de dividir persiste
como lo muestra la reciente ofensiva de Washington para impulsar el
etanol y la reciente intervención colombo-estadounidense en Ecuador; la
inconsistencia de algunos gobiernos también, en especial debido a la alianza
de Colombia y Perú con los EEUU. Ante esto la oferta energética actúa
como moderador y veculo de acercamiento, dado el interés de la misma
para estimular el desarrollo.
María A. Hernández-Barbarito
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
245
Las amenazas se han debilitado como lo muestra el rechazo casi
generalizado del ALCA y con ellos de la Iniciativa Energética para América
Latina, los frenos que los países del Sur han impuesto en la OMC y las alianzas
profundas entre los nuevos gobiernos del área que se colocan como barreras de
protección a las amenazas de guerra preventiva de Washington. Un ejemplo es el
surgimiento del ALBA entre Cuba, Venezuela, Bolivia, Dominica y Nicaragua,
además de la posible adhesión de Ecuador y Haití; así como los profundos
lazos de amistad y cooperación que se han tejido con Argentina y Brasil, en el
caso de Venezuela. El contexto internacional de guerra de desgaste en Irak y
Afganistán así como las amenazas a Irán coloca aún al Medio Oriente como el
frente de batalla más importante para el gobierno de los EEUU lo que, unido
a la recesión económica que atraviesa, hace menos probable una intervención
militar en el continente.
Sin embargo, este panorama de avances y logros de la integracn
energética de la América Latina y el Caribe no nos impide insistir en la reexión
necesaria acerca de los riegos de un desarrollo basado en un consumo creciente
de energía. Insistimos en que la búsqueda de la superación de los décits
energéticos de los países de la región debe ir acompañada por la necesidad de
actuar con criterios de alta racionalidad energética, promoviendo los usos más
adecuados para cada combustible. Se trata de privilegiar el transporte público
por encima del particular y promover soluciones productivas y energéticas
acordes con las características de cada localidad. Se trata también, como lo dice
Gorz de vivir mejor con menos, evitar la producción de desechos, racionalizar
el consumo, valorizarlo y democratizar el aparato productivo privilegiando el
trabajo creador y cooperativo.
Sería también el caso de promover el uso de fuentes alternas renovables
para atender las necesidades energéticas de las zonas alejadas como son las
fronteras, zonas rurales, regiones selváticas, etc. Veamos algunos ejemplos.
La experiencia del Centro Las Gaviotas de Colombia que explora y utiliza
fuentes energéticas adecuadas a los llanos colombianos como el biogás y la
hidroelectricidad de los ríos. Brasil también ha hecho desarrollos en biogás.
En Venezuela encontramos lo que se conoce como la Revolución Energética
que ha permitido sustituir bombillos convencionales por unos más ecientes,
experiencia promovida por Cuba, montar lámparas con celdas fotovoltaicas
en Caracas y otras regiones del país, iniciar el parque eólico de la península
La integración energética de América Latina y el Caribe
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Paragua, etc. Pero se trataría también de multiplicar las minicentrales
propuestas y construidas en los Andes por nuestro tecnólogo popular Don
Luis Zambrano, propiciar el uso de la energía solar directa favoreciendo
cultivos como la yuca que aprovecha la luz solar del trópico durante todo el
año como lo hace Brasil y formas de cultivo hidropónicas, organopónicas
(Cuba) o simplemente mixtas como el tradicional conuco venezolano que posé
una alta racionalidad energética. Estaríamos así facilitando el desarrollo de la
agricultura integral, el turismo ecológico, la ocupación racional de regiones
deshabitadas, la autosuciencia alimentaria.
La integración energética de América Latina y el Caribe debe centrarse en
la lucha contra la pobreza, la creación de empleo productivo y la construcción
del desarrollo sostenible, compromiso de América Latina en la Cumbre Mundial
de las Naciones Unidas sobre Medio Ambientes y Desarrollo Cumbre de
Río (1992) y en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible celebrada en
Johannesburgo en el año 2002.
Finalmente se podría señalar que la Integracn Enertica, vía Petroarica
constituye un componente fundamental, sino el más importante del proceso de
integración regional. Ella camina inicialmente hacia la solución de los problemas
de abastecimiento, a precios y condiciones más justas. Sin embargo su misión es
integral y enfrenta el reto de promover la racionalidad energética, la preservación
del ambiente y generar un mundo más limpio y sustentable garantizando un
mayor bienestar a la población o como diría nuestro Libertador Simón Bolívar
“la mayor suma de felicidad posible” para ella.
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Últimas Notícias. Imprensa diária, 2005-2008. Caracas: República Bolivariana
de Venezuela.
DEP
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
249
Serie “Sol Negro” (2003)
Acrílico sobre tela, 100 x 100 cm
Fernando de Szyszlo
F
ernando de Szyszlo Valdelomar (Lima, 5 de julio de 1925) es un artista
plástico peruano de renombre, conocido principalmente por su trabajo en
pintura y escultura. Es uno de los más destacados artistas de vanguardia del
Perú y una gura clave en el desarrollo del arte abstracto en América Latina.
Fernando de Szyszlo
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250
Biografía
Fernando de Szyszlo nació en el distrito limeño de Barranco en 1925.
Es Hijo de Vitold de Szyszlo, un físico polaco ancado en el Perú y de María
Valdelomar, hermana del escritor Abraham Valdelomar. Estuvo casado con
la genial poetisa peruana Blanca Varela.
Szyszlo culminó la secundaria en el Colegio de la Inmaculada. Estudió
en la escuela de arquitectura de la Universidad Nacional de Ingeniería sin
llegar a terminar la carrera, luego ingresó a la Escuela de Artes Plásticas
de la Ponticia Universidade Católica del Perú. A la edad de 24 años via
a Europa, en donde estudió los trabajos de los maestros, particularmente
Rembrandt, Tiziano y Tintoretto y absorbió las variadas inuencias del
cubismo, el surrealismo, el informalismo y del arte abstracto. Estando en
París conoció a Octavio Paz y a And Breton y frecuentó el grupo de
escritores e intelectuales que se reunían en el Café Flore enzarndose en
vigorosas discusiones sobre como podrían participar en el movimiento
internacional del arte moderno y al mismo tiempo preservar su identidad
cultural latinoamericana.
Al regresar al Perú, Szyszlo se convirtió en un importante artíce de la
renovación artística en el país, abriendo nuevos caminos al representar temas
peruanos en un estilo no gurativo.
Fue docente de la Escuela de Arte de la Ponticia Universidad Católica
del Perú entre 1956 y 1976 y profesor visitante de las Universidades de Cornell,
Yale y Texas.
Lirismo del color, enriquecido por ricos efectos de texturas y un manejo
de gran maestría de la luz y las sombras son los rasgos más importantes de
la pintura de Szyszlo. Fuertemente identicado con unir las imágenes de las
antiguas culturas con un lenguaje artístico modernista, el arte de Szyszlo revela
una amplia cultura procedente de diversas fuentes que van desde la ciencia y
la losofía hasta la literatura. Sus evocaciones a los rituales, mitos y geografía
de los paisajes de costa y desierto son frecuentemente asociados con el de los
monumentos religiosos precolombinos.
Desde su primera exhibición en Lima, en 1947, Szyszlo ha tenido más de
100 muestras individuales en museos y galerías de América Latina, Europa y los
Estados Unidos y ha participado en prestigiosas bienales internacionales como
Fernando de Szyszlo
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la Bienal de São Paulo y la Bienal de Venecia. Su trabajo está representado en
importantes colecciones públicas y privadas alrededor del mundo.
Además de su labor como pintor, su ación a la literatura y sus amistades
con varios literatos lo han llevado a importantes proyectos, entre los que
destacó la creación, junto con el poeta Emilio Adolfo Westphalen de la revista
Las Moradas (1947-1949) de gran importancia en el desarrollo de la actividad
cultural en el Perú. En 1996 publicó Miradas Furtivas, una seleccn de
artículos escritos desde 1955, preferentemente sobre arte contemporaneo
y arte precolombino. Es miembro de número de la Academia Peruana de
la Lengua.
Premios y reconocimientos
Doctor Honoris Causa de la Universidad de San Martín de Porres.
Doctor Honoris Causa de la Ponticia Universidad Católica del Perú.
Cruz de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras del Gobierno
de Francia.
Gran ocial de la Orden de Bernardo O’Higgins del Gobierno de Chile.
DEP
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Construtora
Norberto Odebrecht
Odebrecht Perú: una colaboración exitosa
H
ablar de la relación entre la Constructora Norberto Odebrecht y el Perú
es tratar de una larga asociación exitosa. En el año 2009, cumpliremos 30 años
de actuación en Perú, un hito histórico que muestra la solidez y madurez de
nuestra relación. Esta productiva colaboración tuvo su inicio en 1979, año en
el que la Odebrecht inició su proceso de internacionalización al conquistar el
contrato para la construcción de la Hidroeléctrica de Charcani V, en la provincia
de Arequipa, región sur del Perú.
Localizada en las faldas del volcán Misti, en la Cordillera de los Andes,
la hidroeléctrica, cuyas instalaciones son prácticamente subterráneas, capta las
aguas del río Chili. La energía generada por Charcani V cubre las necesidades
de la ciudad de Arequipa, una de las más importantes del Perú y del Complejo
Minero de Cerro Verde.
A nes de la década de 1970, cuando se comenzó la construcción, los
habitantes de la ciudad sufrían con el racionamiento de energía, tenían apenas
tres horas diarias de abastecimiento eléctrico para permitir que las empresas
locales mantuviesen la producción. Además, la poca disponibilidad de agua
www.odebrecht.com.pe
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
254
impedía la expansión de la agricultura local. Era urgente la realización de un
proyecto para evitar estas dicultades.
Las obras de Charcani V comenzaron en 1980 y ocho años más tarde
la hidroeléctrica fue inaugurada. Su conclusión eliminó los cortes diarios en
el suministro eléctrico, mejorando signicativamente la calidad de vida de los
arequipeños. La disponibilidad de energía permitió la creación de una zona
para la industria metalmecánica. Lo que atrajo más habitantes al distrito y llevó
a la inauguración de nuevos barrios y centros comerciales.
En la actualidad, Charcani V es responsable por la generacn de
aproximadamente 70% de la electricidad del sur peruano. Debido a la avanzada
tecnología usada en su construcción, todavía hoy, dos décadas después, la
hidroeléctrica se mantiene como una de las más modernas del país y tiene uno
de los costos más bajos de energía en su región.
En el mismo año que concluimos Charcani V, 1988, rmamos un nuevo
contrato. En esa ocasión , Odebrecht se responsabilizaría por hacer realidad
un proyecto de más de 50 años: el Proyecto de Irrigación de Chavimochic.
Localizado en la regn dertica de La Libertad, el proyecto incluyó la
ejecución de obras hidráulicas de derivación del río Santa, destinadas a la
irrigación de los valles de Chao, Virú, y Pampas de Pur-Pur. Fue construida
una central hidroeléctrica con potencia de 7,5 MW, que pasó a captar las aguas
del canal principal del Proyecto de Irrigación de Chavimochic y es capaz de
generar energía suciente para atender a la ciudad de Virú.
Como consecuencia de las obras de irrigación, fue posible incorporar
nuevas tierras a la agricultura regional, por medio del suministro de agua a la
ciudad de Trujillo y a las poblaciones rurales cercanas. Este amplio conjunto de
iniciativas, operando de manera sinérgica, trajo un salto cualitativo en la economía
local y abrió una serie de oportunidades de empleo y generacn de ingresos
para la población. Hoy, la antes desértica región de La Libertad está entre las
más importantes áreas exportadoras de productos agrícolas del Perú.
A partir de la relación de conanza establecida con base en estos
primeros proyectos conjuntos, la actuación de la Odebrecht en Perú
ganó dinamismo y se amplió considerablemente a lo largo de la década
de 1990. De 1993 en adelante, no hubo tan siquiera un año en el que
no conquistáramos nuevos contratos, pudiendo ser la construcción de
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
255
una nueva etapa de alguna obra recién concluida o incluso proyectos
completamente nuevos.
Dentro del conjunto de iniciativas desarrolladas por la Odebrecht Perú,
algunos proyectos merecen destaque. En la ciudad de Olmos, situada en el
norte peruano, ejecutamos obras que permitieron represar aguas y el posterior
transvase del río Huancadamba, un proyecto concebido hace más de 80
años pero no realizado aún. Por medio de esta iniciativa, posibilitada por un
emprendimiento mixto público y privado (EPP), parte de del ujo del río será
redirigido hacia el océano Pacíco a través del Túnel Trasandino que tendrá
19,3 km de largo y 4,8 metros de diámetro. Cuando terminado, el proyecto
permitirá que 460 millones de m
3
de agua irriguen más de 40 mil hectáreas de
tierras fértiles situadas en la vertiente cordillerana. Asimismo, el ujo también
alimentará dos plantas generadoras de energía.
Así como ocurriera en Chavimochic, el proyecto Olmos dará un fuerte
estímulo a la economía local, generando empleos y mejorando la calidad de vida
de la población, en la medida que transformará una región antes improductiva
en un área próspera.
Todo el proyecto se viene realizando con cuidado y atención redoblada,
ya que las obras están cercanas a un sitio arqueológico de la cultura Mochica,
una civilización preincaica que vivió en el área hace más de 2.000 años atrás.
Algo semejante había ocurrido ya en la ejecución de las obras del proyecto
de irrigación de Chavimochic, cuando se descubrió una pirámide de la
Figura 1: El sistema de irrigación Chavimochic y sus resultados.
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Figura 2: Mapa de la actuación de Odebrecht en Perú.
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257
civilización Chimú (también preincaica), exactamente en la salida del túnel
principal. El sector del descubrimiento fue aislado, los planos de ingeniería
fueron rehechos y el canal sufrió un desvío para permitir la preservación del
sitio arqueológico. Tanto en un caso como en el otro, en el pasado y en el
presente, la actuación de la Odebrecht fue pautada por el respeto a la historia
y cultura local, preservando las particularidades de las áreas y comunidades
donde ocurre nuestra inserción.
Junto al proyecto Olmos, la Odebrecht Perú desarrolla otras importantes
iniciativas. En las playas de la región de Pampa Melchorita, a 169 km de Lima,
se está instalando una planta de gas licuado. Como miembros del Consorcio
CDB Melchorita, la Odebrecht participa de la construcción de las instalaciones
marítimas auxiliares, entre las cuales están: un puente de atraque de 1.350
metros de largura; instalaciones para carga de embarcaciones GLP; un canal
de aproximación y un muelle offshore de 800 metros de largura. Incluyendo
los costos de nanciamiento, el proyecto de Perú LNG dispone de US$3,8
mil millones, la mayor inversión directa extranjera realizada en toda la historia
peruana. De este monto, un total de US$ 247 millones tienen relación con el
contrato rmado entre Odebrecht y Perú LNG. Al concluirse, el complejo
de Melchorita va a permitir la exportación a mercados internacionales del
excedente de gas producido en el país.
En este momento, la economía peruana viene dando sucesivas pruebas
de vigor y madurez. A lo largo de los últimos años, el país ha logrado una de
las mayores tasas de crecimiento del PIB en América Latina. Recientemente,
Perú obtuvo el grado de inversión, un reconocimiento internacional a la solidez
del ambiente de negocios en el país.
La constante mejora de la red de infraestructura, sin duda, ha sido un
componente de importancia crucial para este proceso de crecimiento sostenible,
ya que las inversiones en este sector clave generan impacto signicativo sobre toda
la economía nacional. El perfeccionamiento de la infraestructura de transporte,
por ejemplo, ha contribuido a la superacn de obstáculos losticos y geográcos
presentes en el Perú, mejorando a la competitividad de bienes producidos en
el país, tanto en su mercado nacional cuanto en el ámbito internacional.
Esta gica que privilegia la integración física como instrumento
esencial para el crecimiento sostenible está detrás de otras dos iniciativas de
las cuales Odebrecht participa en Perú. Los proyectos de la Iirsa Norte y de
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
258
la Iirsa Sur, por ejemplo, están siendo desarrollados en el país con el objetivo
de crear los corredores interoceánicos que enlazarán las redes de transporte
brasileñas y peruanas. La Odebrecht es líder en ambos consorcios responsables
por la realización de las obras.
Como miembros del Consorcio Constructor Iirsa Norte (Concin),
participamos de la construcción, rehabilitación y mejoramiento de 955 km de
carretera que conectarán la Amazonía al Pacíco. A Odebrecht se le encargó
la carretera que enlaza el puerto litoral de Paita, en el Pacíco, al puerto uvial
de Yurimaguas, en la parte peruana del río Amazonas.
Nuestra actuación en el área, así como en todas las regiones en las que
nos insertamos, no está orientada solamente hacia la ejecución de las obras.
Adoptamos también un claro compromiso socio ambiental con el desarrollo
integral y sostenible, tanto de la comunidad interna compuesta por los
integrantes de la Odebrecht, como de la comunidad externa a la empresa. En
este sentido promovemos diversas iniciativas. En el campo ambiental, entre
otras acciones, contribuimos con el Proyecto Biodiversidad, construyendo la
expansión del centro de custodia para animales, una institución que ampara el
programa de protección de los osos de anteojos o osos andinos, especie típica
de la región y que está amenazado de extinción. En el campo de la educación,
el consorcio que integramos destinó recursos para el proyecto Escuela para
Todos, un programa de alfabetización que se convirtió en una escuela completa
y hoy ofrece educación de calidad para 177 alumnos de enseñanza básica.
Estos proyectos, así como otras iniciativas que hemos desarrollado en el
campo de la salud y de la capacitación profesional, dan una pequeña dimensión
de los diversos benecios sociales que acompañan las obras realizadas en el
ámbito del Eje Multimodal Amazonas Norte. Representan los reejos locales
de una asociación estratégica más amplia de integración continental que desde
ya ha traído diversas ventajas para la región norte de Perú y que, ciertamente,
traerá otras en un futuro próximo.
Un proceso semejante se desarrolla en el sur peruano, donde la Odebrecht
trabaja asociando la prestación de servicios en ingeniería y construcción al
ejercicio de la responsabilidad socio ambiental. Participamos del consorcio
responsable por la construcción de la Vía Interoceánica Sur (Conirsa). Cuando
sus 710 km de extensión estén concluidos, la obra unirá, por primera vez,
Brasil y el océano Pacíco a través de una vía continua entre la ciudad peruana
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
259
de Inãpari que está en la frontera con la brasileña de Assis Brasil, en el
Estado de Acre al puerto de San Juan de Marcota en el océano Pacíco. Más
precisamente, el contrato que se está ejecutando contempla la construcción,
operación y manutención de las carreteras que enlazan las ciudades de Iñapari
a Inambari (trecho 3 en el departamento de Madre de Dios) y Inambari a
Urcos (trecho 2 – en el
departamento de Cuzco).
Así como ocurre en la Iirsa Norte, también desarrollamos diversas
iniciativas en las comunidades locales en la extensión del Corredor Vial
Interoceánico Sur (Iirsa Sur). Asumiendo su papel como agente de cambios
y su compromiso con la mejoría de la calidad de vida de las poblaciones que
residen en nuestra área de actuación, desde 2006, la Odebrecht y la Conirsa han
ejecutado el Plan Integrado de Responsabilidad Social. Además, desde 2007,
hemos conducido el Programa Itinerante de Apoyo a la Salud y Educación
(PASE), un amplio proyecto realizado con el objetivo de informar y capacitar
la población en temas de salud preventiva. En el terreno ambiental, se está
desenvolviendo el Plan de Desarrollo Interoceánica Sur, en cuyo ámbito
representantes de la Odebrecht, Conirsa, Conservation Internacional y Pro
Naturaleza han actuado de manera conjunta y cooperativa para promover
iniciativas de conservación y desarrollo a lo largo de los trechos 2 y 3 del
Corredor Vial Interoceánico Sur.
Figura 3: Carreteras ya concluidas en la Iirsa Sur
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
260
La realización conjunta de estos proyectos demuestra la estrecha
cooperación que la Odebrecht y la Conirsa han desarrollado con el gobierno
peruano, entidades privadas y la sociedad civil organizada en Perú – siempre
con el objetivo de aliar el desarrollo sostenible de las regiones donde nos
insertamos con la mejoría de la calidad de vida de las poblaciones favorecidas
por los servicios que prestamos.
Estas y otras iniciativas representan el compromiso de la Odebrecht
con el desarrollo socioeconómico peruano. De 1979 a 2007, más de 43.000
diferentes personas integraron la empresa y contribuyeron con nuestros
proyectos. Incluyendo las concesiones que están en curso, son más de 2.300 km
de carreteras pavimentadas. Asimismo, realizamos más de 240 km de canales
de irrigación y más de 180 km de sistemas de agua potable. Perforamos más
de 85 km de túneles para proyectos de irrigación y construimos más de 60 km
de líneas de transmisión de energía.
La Odebrecht ha abierto caminos para el futuro del Perú, en la costa,
en la selva y la sierra. En estos casi 30 años de asociación, actuamos siempre
con miras a la satisfacción de nuestros clientes y con el rme compromiso
de respetar las particularidades socio ambientales de las regiones en las que
estamos presentes. Orientados por la Tecnología Empresarial Odebrecht
(TEO), creemos en la potencialidad de nuestros colaboradores e invertimos
en su educación para el trabajo. Somos la única empresa de ingeniería y
construcción de origen extranjera que permanece actuando en Perú desde 1979
hasta ahora. Todos estos factores son un fuerte incentivo para que trabajemos
cada vez más y cada vez mejor con el propósito de perpetuar y profundizar la
exitosa colaboración establecida entre la Odebrecht y el Perú.
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Grupo
Andrade Gutierrez
Brasil-Perú: una asociación madura
El peso de la historia
B
rasil y Perú así como los demás países suramericanos todavía sufren
los efectos de lo que, en términos coloquiales, podría describirse como la resaca
histórica de “quinientos años de periferia”, para usar la frase expresiva de
Samuel Pinheiro Guimarães. Sus vidas económicas e incluso sus percepciones
políticas tienen todavía las marcas de cinco siglos de vinculación asimétrica a
los grandes centros de poder, en una relación que cambió, pero no se extinguió,
con la independencia política conquistada en el primer cuarto del siglo XIX.
Ésta sobrevive no sólo en función de asimetrías objetivas pero también por la
idea general de una relación centro-periferia que, aunque real, es hoy menos
marcada de lo que perciben y aceptan considerables e inuyentes sectores
de nuestras respectivas opiniones nacionales.
Un ejemplo que ilustra este estado de cosas, en nuestro continente, es
dado por el hecho de que, aún hoy, una carretera que parta de Brasil, atraviese
los Andes rumbo al litoral occidental de América del Sur, sea vista por
www.agsa.com.br
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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segmentos importantes de nuestra opinión pública más como “una salida al
Pacícoque como una obra de infraestructura capaz de facilitar la integración
de las economías de los países vecinos. O en sentido contrario, que el acceso
al Amazonas se entienda primordialmente, en los países andinos, como “una
salida para el atlántico”. En ambos casos, esta actitud reeja la percepción,
muy difundida en la opinión pública suramericana, de que lo importante es
mantener lazos con los grandes centros de poder económico mundial, no
promover la aproximación entre economías vecinas.
En líneas generales, este cuadro persiste, pero también es evidente que
se ha modicado substancialmente, tanto objetiva como subjetivamente.
Objetivamente, en el plano global, la importancia relativa de los grandes
centros, particularmente la de Estados Unidos, ha caído, no por decadencia
absoluta, pero en función del crecimiento de los demás, particularmente de las
grandes economías emergentes y su consecuente difusión mundial del poder. Es
signicativo que, ya en 2004, la revista inglesa The Economist señalara que de las
diez mayores economías del mundo (medidas en base a la paridad del poder de
compra de las monedas), cuatro eran de países en desarrollo o en transición
1
.
También, en enero de 2006, la misma revista apuntaba que basado en el mismo
método de vericación, el conjunto de las economías en desarrollo habían, en
2005, respondido por poco más de la mitad del producto mundial y por s de
la mitad del aumento del PIB global en dólares corrientes
2
. Hoy, sin detenernos
en precisiones estadísticas, el notorio progreso económico de China e India,
la frecuente referencia a los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) como grandes
potencias en ascensión, la creciente aceptación de que es necesario modicar
la composición y/o la estructura de votación de importantes instituciones
internacionales (FMI, Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Grupo
de los 8) a n de reejar mejor la distribución internacional actual del poder,
todo esto revela el surgimiento gradual de una nueva orden internacional y la
creciente toma de consciencia de esta tendencia.
1A Survey of the World Economy – The Dragon and the Eagle”, The Economist, 2-8/10/2004.
2 The Economist, 21/1/2006.
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
263
Una nueva realidad regional?
América del Sur no puede hacer frente a estos cambios globales sin
modicar la percepción de su posición en la escena mundial y del tipo de
relación que debe prevalecer entre los países que integran el subcontinente.
En un mundo en que la posición de los países en desarrollo en su
conjunto fue marcada por una relación asimétrica entre el centro y la periferia,
las relaciones entre naciones periféricas tendían hacia dos direcciones posibles:
la adhesión de algunas de ellas al centro – y su consecuente distancia relativa
del resto de la periferia o, alternativamente, la tentativa de aglutinar los países
periféricos con miras a alterar una orden económica mundial vista como
perjudicial a los intereses de los más pobres o por lo menos protegerla mejor
de sus efectos. De alguna manera, esta dicotomía todavía subsiste, aunque de
forma menos intensa.
Históricamente, la segunda opción ha sido frecuentemente dicultada por
desconanzas y divergencias efectivas de intereses entre los supuestos aliados.
Vimos las consecuencias debilitantes de tales divergencias, por ejemplo, en la
menguada operatividad del Grupo de los 77 en las décadas de 1960 y 1970.
Países que deberían formar un grupo cohesionado, unido en la defensa de
medidas tendientes a promover, en benecio común, la reforma del orden
internacional vigente, se hermanaban solo en el discurso, teniendo extrema
dicultad en ponerse de acuerdo sobre mecanismos correctivos concretos.
En el ámbito regional, vimos problemas semejantes trabar la
concretización de la visión grandiosa de integración de toda América Latina.
Desde este punto de vista, el objetivo de integración suramericana puede ser
visto como un retroceso estratégico: al no poder integrar América Latina, se
busca integrar América del Sur, con resultados hasta ahora dudosos... Cuando
se convocó la I Reunión de pula de América del Sur, el entonces Ministro de
Relaciones de Brasil, embajador Luís Felipe Lampreia admitió implícitamente
esta situación al armar, en un artículo publicado en la revista Carta Internacional,
que América Central y el Caribe habían sido dejados fuera de la reunión en
virtud, no sólo de la especicidad suramericana, pero también de los vínculos
excesivamente próximos y directos entre esas regiones y América del Norte,
especialmente Estados Unidos. En otras palabras, cierto número de países
latinoamericanos, todos periféricos, habían ya adherido al centro y por lo
tanto no había razón para convidarlos al encuentro suramericano en Brasilia.
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
264
Evidentemente, la falla de este raciocinio es que la actitud de éste o aquel país
periférico en relación al centro se dene en función de actitudes políticas, no
de meridianos geográcos. Así, como sabemos, la diversidad de posiciones
se encuentra dentro de la misma América del Sur, no solamente entre ésta y
América Central o el Caribe.
Ya en un mundo en que la concentración internacional de poder
tiende a diluirse, la cooperación política y la integración económica entre
países en desarrollo pueden, en tesis, adquirir un carácter más constructivo
y menos defensivo, aunque no desaparezcan las divergencias relacionadas
a posibles diferencias de percepción o de choques de intereses objetivos.
Como la idea central es la de crear o consolidar relaciones equitativas y
fructíferas, no enfrentar un adversario común, especícamente el centro, se
trata ahora de asociar recursos, en un esfuerzo sinérgico capaz de asegurar
que el resultado nal sea superior a la suma de lo que cada una de las partes
pudiese conseguir aisladamente. Éste es el carácter que hoy se procura atribuir
a la integración latinoamericana y más especícamente relevante para el
tema de este artículo la cooperación Brasil-Perú. Esta situación permite
al Presidente Luís Inácio Lula da Silva proclamar la alta prioridad atribuida
por su Gobierno a la integración suramericana, mientras que su Ministro de
Relaciones Exteriores arma la intención de desarrollar una relación madura,
de carácter más estratégico, en la que Washington consideraría Brasil como
socio indispensable para el desarrollo de relaciones estables con América del
Sur e incluso con África. En otras palabras, no habría, bajo el punto de vista
de Brasilia, antinomia entre integración suramericana y buenas relaciones con
Estados Unidos ya que el objetivo sería fortalecer los países suramericanos,
no confrontar el centro.
Dicho raciocinio puede estar dirigiendo la política externa brasileña
en el continente, pero no elimina la dicultad de alcanzar la meta proclamada
de la integración de América del Sur. Más allá de los obstáculos inevitables en
la concretización de un proyecto de esta magnitud, se tropieza con dos tipos
de problema. El primero es la perceptible falta de equidad de un proyecto de
integración entre economías que, aunque clasicadas como ‘en desarrollo’,
presentan entre ellas fuertes asimetrías. Son públicas y notorias, por ejemplo,
las insatisfacciones de países como Paraguay y Uruguay. El segundo tipo de
problema es la divergencia con respecto a la actitud que se debe tomar en
relación al centro especialmente en relación a Estados Unidos. Mientras unos
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
265
buscan establecer o ya establecieron vínculos especiales con Washington, sea
bajo forma de acuerdos bilaterales de comercio, como Chile o Perú, sea de
carácter más amplio como Colombia, otros, como Venezuela, sólo conciben
una unión sudamericana como dirigida contra Estados Unidos, ideado por
Caracas como el gran enemigo. Entre estos dos grupos, otros, como Brasil,
no ven contradicción entre la integración suramericana y las buenas relaciones
con Washington, pero no desean una asociación económica formalmente más
estrecha con la gran potencia del norte. En suma, dadas estas divergencias,
hasta la idea de integración suramericana no latinoamericana – parece, en el
mejor de los casos, un proyecto de largo plazo. En este contexto, sin perder
de vista el objetivo nal de la integración, cabe no descuidar los esfuerzos
menos grandiosos, aunque más pragmáticos de cooperación bilateral.
Brasil-Perú
Países de gran extensión territorial, baja densidad demogfica y
considerable diversidad geográca, Brasil y Perú, aunque en grados diferentes,
ambos enfrentan problemas internos de desigualdad regional y de integración
funcional de sus respectivas regiones.
Según Enrique Cornejo Ramírez, “el Perú es un país megadiverso
en el que conuyen diversas razas, lenguas y ecosistemas lo que da una gran
potencialidad en sectores como la agroindustria, el turismo o la industria
forestal. Su compleja geografía, sin embargo, diculta la integración física
entre los peruanos y pone a prueba a la más sosticada ingeniería.
3
Brasil,
sin los mismos extremos de diversidad cultural y con una geografía mucho
menos compleja, tiene una extensa experiencia en lidiar con problemas de
desigualdades regionales y de integración física de su vasto territorio. Desarrolló
también una base industrial diversicada, en la cual se destaca una signicativa
industria de construcción civil, con empresas técnicamente avanzadas y
económicamente sólidas, con amplia actuación en el área internacional.
Esta complementariedad de necesidades y experiencias ofrece, pues, un
extenso campo de posible cooperación en el desarrollo de la infraestructura
peruana, un campo que viene sendo explorado por empresas brasileñas con
3 Cornejo Ramirez, Enrique. “La economía peruana y el desafío del crecimiento con inclusión
social”. In: DEP: Diplomacia, Estratégia e Política. no. 7, julho/setembro de 2007.
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
266
resultados positivos para ambas partes y perspectivas altamente prometedoras.
Se trata de un área que además de benecios directamente relacionados al
aumento del intercambio bilateral en el sector de servicios, es importante para
el desarrollo de la economía peruana en su conjunto y para el comercio de
bienes entre los dos países.
Un buen ejemplo de la importancia de las obras de infraestructura y de
cooperación internacional es dado por lo ocurrido en la región de San Martín,
con la recuperación de la carretera Fernando Belaúnde Terry. En el año 2000,
los alcaldes miembros de la Asociacn de Municipalidades del área se reunieron
en la localidad de Tocache para determinar qué medidas deberían ser tomadas
con miras a revertir el proceso de creciente exclusión de la región y cómo
sumar esfuerzas para ponerlas en práctica. pidamente , se formó el consenso
de que la gestión más urgente y relevante era la recuperación (en verdad, la
reconstrucción) de la carretera Fernando Belaúnde Terry. Al comienzo del año
siguiente, el diagnóstico fue conrmado por una encuesta realizada bajo los
auspicios del proyecto de Reducción y Alivio de la Pobreza, nanciado por la
Usaid-Perú, sobre los cuellos de botella que impedían el desarrollo de la región.
Según la encuesta, los principales puntos serían “el mal estado de la carretera
Fernando Belaúnde” y la “escasez y costo excesivo de la energía eléctrica”. lo
el deterioro de la carretera en cuyas márgenes viven más de 107 mil personas,
respondería por un perjuicio anual de 250 millones de dólares. Finalmente,
en septiembre de 2002, los gobiernos de Estados Unidos y del Perú rmaron
un Convenio de Donación con Objetivo Especial, cuya nalidad principal era
la reducción sostenible del cultivo de coca con nes ilícitos. Fue este acuerdo
que posibilitó a la Usaid donar 25 millones de dólares para la recuperación
de la carretera Fernando Belaúnde Terry, en el trecho Juanjuí Tocache. El
Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos recibió la incumbencia
de licitar, supervisar y controlar la obra cuya ejecución le correspondió a la
constructora brasileña Andrade Gutierrez. Los trabajos se iniciaron en abril
de 2004 y fueron entregados al gobierno peruano por la Usaid, contratante
de la Andrade Gutierrez, dieciocho meses después.
La importancia de la cooperación bilateral no se limita, sin embargo,
al aprovechamiento de esta feliz oportunidad ofrecida por necesidades y
posibilidades complementares en un área particularmente relevante para el
desarrollo y la integración. Perú es un país de considerable potencial y que ha
sabido, en los últimos años, expandir su economía a ritmo acelerado, aunque
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
267
enfrente, como señala el citado artículo de Enrique Cornejo, el enorme desafío
de asegurar que los benecios de este crecimiento sean distribuidos más
equitativamente. Entre los años 2002 y 2005, el PIB se expandió a una tasa
anual promedio de 5%, y en los dos años siguientes todavía más rápidamente.
Así, en el conjunto del periodo 2000-2007, el país presentó la segunda mayor
tasa de crecimiento de ingreso por cápita en América Latina, apenas atrás de
Chile. En la primera mitad de la década, esta expansión fue asegurada sobre
todo por el aumento de las exportaciones, pero en los dos años siguientes,
fue sostenida principalmente por la demanda interna, que creció 9% y 10,6%
anuales, muy por encima de las tasas de aumento del PIB y de las exportaciones.
No obstante, la población económicamente activa (PEA) aumenta a un ritmo
de 350.000 individuos por año, cuyo empleo podría asegurarse sólo con una
tasa anual de crecimiento del orden de 7%. Por lo tanto, no llega a sorprender
que en 2004, el desempleo en la economía peruana fuese aún de 8,5% de la
población económicamente activa y el subempleo de 54%. En suma, que
casi dos tercios de la PEA estuviese desempleada o subempleada. Podríamos
ampliar el número de indicadores económicos y sociales, en una tediosa lista
de cifras, pero conrmaríamos apenas la evaluación de que el Perú es hoy un
país con un buen desempeño económico pero que todavía enfrenta un enorme
desafío de inclusión social. La sustentación de este desempeño económico y
consecuentemente, las condiciones para la solución de los problemas sociales
sen reforzadas en un clima de cooperación bilateral en el que asume relevancia
la eliminación de los cuellos de botella de la infraestructura.
Por consiguiente, la presencia en Perú de empresas brasileñas de ingeniería
civil es parte relevante de una cooperación madura entre los dos países, una
cooperación que no se agota en la eliminación de barreras al comercio y en el
consecuente aumento de intercambio de bienes. Esto está bien ejemplicado
por el caso de la Andrade Gutierrez, con una importante cartera de proyectos
ejecutados o en ejecución, importantes tanto para el mejor desempeño de
la economía peruana como en algunos casos, para su mejor integración al
continente.
La empresa llegó al Perú hace poco s de quince años, en 1992,
iniciando sus trabajos de ingeniería civil en el país, con la construcción, en
asociación con empresas locales, en la región de Piura, a casi 1200 kilómetros
al norte de Lima, del muelle de cargas líquidas de Talara, destinado a servir a
la más antigua renería del país y segunda en capacidad de renamiento. Se
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
268
trataba de construir un muelle con capacidad para recibir embarcaciones de
hasta 35.000 toneladas de descocamiento bruto y de la usina de tratamiento
de agua para lastre. La obra permite hoy que atraquen en condiciones seguras,
navíos tanque para la carga de productos de renería y la descarga en el mar,
en condiciones ecológicamente adecuadas, del agua usada para lastre.
Ese fue el primer paso de una larga y fructífera historia de cooperación.
Otros se siguieron, sobre todo en el sector vial, pero tambn en el de
generación de energía eléctrica, en una serie de importantes proyectos de
ingeniería civil que hasta hoy no se interrumpió.
Así, ya en el periodo 1993-1995, la misma empresa reali para el
gobierno peruano un importante trabajo de recuperación y manutención de
un largo trecho (235 kilómetros) de la Carretera Panamericana Sur. Consiste en
una de las vías de mayor tránsito en el país y permite a automóviles y camiones
realizar sin interrupciones el trayecto entre Ica y Lima, facilitando la salida de
la producción básicamente agrícola de la región servida por la carretera para
el principal mercado consumidor doméstico, el de Lima. Otros se seguirían,
como la recuperación y pavimentación del camino Tarma-La Merced, 1996-98,
o de la vía La Merced-Shankivironi, 1997-1999, que en parte coincide en el
tiempo con la realización del túnel de aducción y obras conexas de la central
hidroeléctrica de San Gabán II, 1996-1999.
Más significativa que la lista de proyectos individuales, por más
importantes que éstos sean, es, sin embargo, la visión política suscrita por
todos los jefes de Estado suramericanos en la I Reunión de Cúpula de América
del Sur, realizada en Brasilia, en el año 2000, de que no bastaba llevar a cabo
proyectos individuales era necesario discutir en conjunto la integración
de la infraestructura continental. Sólo de esta forma se podría maximizar
la contribución de estos emprendimientos para la consecución del objetivo
común de integración. Fue así que se aprobó la Iniciativa para la Integración
de la Infraestructura Regional Suramericana (Iirsa) como foro para la discusión
integrada de proyectos de infraestructura capaces de contribuir para el logro
del objetivo integracionista aceptado por todos, pero que sería poco más que
letra muerta hasta que no fuese posible promover la integración física del
continente.
La Iirsa proyectó nueve Ejes de Integración y Desarrollo, cuatro de ellos
involucran a Perú y de éstos, tres involucran también a Brasil:
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
269
Eje del Amazonas – Iirsa Norte (Perú-Ecuador-Colombia-Brasil);
Eje Iirsa Sur (Perú-Brasil-Bolivia);
Eje interoceánico (Brasil-Paraguay-Bolivia-Perú-Chile), y
Eje andino (Pe-Ecuador-Colombia-Venezuela-Bolivia-Chile).
Como se puede apreciar los “ejes de integración” aprobados por la
Iirsa ofrecen un elemento importante para el desarrollo de un trabajo serio
de cooperación Brasil-Perú en el área de infraestructura de transporte y de
comunicación. El eje multimodal Amazonas Norte, por ejemplo, se extiende
por 960 kilómetros y comprende no solamente los trechos viales entre Paita y
Yurimaguas, sino que también los puertos uviales de esta última localidad y de
Iquitos, así como las vías uviales ofrecidas por los ríos Huallaga y Marañon que
completan la vinculación con la frontera de Brasil. Con respecto al tema especíco
de este artículo, los proyectos contemplados en los ejes Iirsa – muchos de los
cuales todavía están en ejecución con la participación de la Andrade Gutierrez
y de otras empresas brasilas crean así grandes posibilidades de incremento
del intercambio entre un país con la potencialidad ya mencionada de Perú y
Brasil, el mercado más importante de América del Sur.
A modo de conclusión
Como señalado en la parte inicial de este artículo, la idea de integración
de los países latinoamericanos como un juego de suma positiva, en el cual la
asociación de los países de América Latina podría resultar en una ganancia en
relación a lo que sería la mera suma de los productos nacionales de la región,
costó para que se plasmara en las respectivas capitales. Su primera expresión
formal, muy inuenciada por el pensamiento cepalino, fue el Tratado de
Montevideo I, de 1960, que creó la Asociación Latinoamericana de Libre
Comercio (Alalc). En tesis, la integración debería eliminar o atenuar algunos
de los problemas asociados a las economías en desarrollo, como la estrechez
de los respectivos mercados internos y las consecuentes dicultades de
especialización y de formación de economías de escala.
Por motivos que afloraron anteriormente en el artículo, el ideal
integracionista no prosperó de la manera prevista en ese tratado. Se lleasí, dos
décadas más tarde, al Tratado de Montevideo II, que estableció la Asociación
Latinoamericana de Integración (Aladi), cuyas realizaciones también fueron
menores que el objetivo formalmente declarado.
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
270
Transcurridos cuarenta años de la rma del Tratado de Montevideo I,
Brasil tomó la iniciativa de convocar, en el año 2000, una reunión de cúpula de
los países suramericanos, considerados como menos vinculados a los Estados
Unidos que los de América Central y del Caribe y dotados, en conjunto, de
especicidades que, teóricamente, deberían facilitar una aproximación más
estrecha de la que sería posible en relación a la totalidad de América Latina.
Surgía así, todavía en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, la noción
de un nuevo regionalismo continental, o ‘suramericanismo’, mantenida en la
actual presidencia.
Hoy, con la sabiduría fácil de la retrospección, parece claro que cualquier
idea ambiciosa de integración regional suramericana o latinoamericana
debe ser vista como un objetivo a largo plazo, de consecución deseable,
aunque remota. Así, sin perder de vista esta meta lejana, cabe desarrollar
pragmáticamente esquemas bilaterales de aproximación con nuestros vecinos,
particularmente aquellos proyectos que puedan contribuir también para el
logro del distante objetivo de integración regional. Es en este contexto que
se encaja la cooperación con Perú en el área de infraestructura.
Traducción: Soledad Rojas
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Embraer Empresa Brasileira
de Aeronáutica S.A.
La internacionalización de la Embraer
Introducción
L
a Industria Aeroespacial, de la que la Industria Aeronáutic--a constituye
su apartado más expresivo, reúne una combinación de características altamente
demandantes, que la hacen especial y diferenciada.
Pocas industrias en el mundo aglutinan una combinación de desafíos
tan formidables como la industria aeronáutica: del empleo simultáneo de
múltiples tecnologías de vanguardia, pasando por la mano de obra de elevada
calicación, por las exigencias de una industria global por denición, a la
exibilidad necesaria para reaccionar a los abruptos cambios en el escenario
y los grandes volúmenes de capital exigidos en su operación.
Como fruto de la experiencia acumulada a lo largo de más tres décadas
de actuación en este mercado competitivo, agresivo y sosticado, en la
Embraer solemos armar que el negocio aeronáutico se fundamenta en
cinco grandes pilares, que tienen como base única la satisfacción de nuestros
www.embraer.com.br
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
272
clientes, fuente generadora de los resultados que permitirán el retorno de las
inversiones a nuestros accionistas y la continuidad de la Empresa a lo largo
de los tiempos:
Tecnologías avanzadas: debido a los requisitos operacionales muy
exigentes en lo que se reere a la seguridad, a variaciones ambientales
extremas y a las restricciones de peso y volumen, la industria aeronáutica
emplea una multiplicidad de tecnologías de punta y reconocidamente
constituye un laboratorio para su consolidación, antes de que sean
pasadas a otros segmentos y actividades productivas. Tecnologías
complejas y sosticadas están presentes no solamente en el producto,
sino tambn en los métodos y procesos de desarrollo y fabricacn,
siendo necesaria todavía la utilización de las mejores pcticas
disponibles en lo que concierne a la gestión nanciera y de personas;
Fuerza de trabajo de elevada calicación: para que se pueda hacer uso
eciente y productivo compatible de estas tecnologías avanzadas, es
fundamental que personas capacitadas estean disponibles, en todos
los sectores de la actividad industrial: en el proyecto apoyado con
ordenadores, en la relación con suministradores y clientes basados
en los cinco continentes, en la manufactura que tiene como base
máquinas de control numérico sosticadas, y en la construcción de
elaboradas soluciones nancieras con instituciones internacionales;
Flexibilidad: abruptos cambios de escenario afectando la economía y el
orden geopotico a escala mundial, de los cuales el ejemplo más reciente
viene de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, han
causado impacto sobre la industria de transporte reo y, por extensión,
sobre los fabricantes de aeronaves. La exibilidad para adaptarse a estos
cambios, con nima perdida de ecacia y de costes, constituye una
característica crucial para asegurar su supervivencia y preservación;
Intensidad de Capital: grandes inversiones se requieren para el desarrollo
de nuevos productos y mejoras de calidad y productividad, aliadas a los
largos ciclos de desarrollo y madurez, hacen de la intensidad de capital
otra característica determinante de este negocio. Apenas para dar un
ejemplo, el desarrollo de la nueva familia de aeronaves comerciales
Embraer 170/190 necesitó inversiones del número de mil millones de
lares de Estados Unidos y el nuevo avión Airbus A350 necesitará
nada menos que quince mil millones de los mismos dólares, y
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Legacy 600
Industria global: los bajos volúmenes de producción y los costes
elevados hacen con que la industria aeronáutica sea exportadora y
global por naturaleza, tanto en lo que se reere a su base de clientes
como a la de sus suministradores o de las instituciones nancieras
e inversores que la apoyan. La misma aeronave Embraer 170 que
opera bajo los colores de la empresa nlandesa Finnair en el riguroso
invierno escandinavo debe igualmente soportar las condiciones de
elevada humedad y temperatura del sur de los Estados Unidos,
operando bajo los colores de la United Express. En ambas
circunstancias, la Embraer debe hacerse permanentemente presente
junto a sus clientes, proveyendo apoyo técnico local y acceso
inmediato a piezas y componentes, demostrando compromiso con
el éxito de sus negocios y objetivando, siempre, la satisfacción plena
que asegura nuevas encomiendas en el futuro. Al mismo tiempo,
tiene que vivir los diversos ambientes en que opera para percibir
tendencias y cambios en los escenarios, positivos o adversos, para así
tener la capacidad de reaccionar con rapidez.
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
274
Todas esas características hacen de la industria aeronáutica un negocio,
al mismo tiempo, fascinante y de elevado riesgo. El fracaso de un nuevo
producto puede implicar la inviabilidad y consecuentemente la salida del
mercado de la empresa que lo desarrolló. La desaparición de empresas
tradicionales, como la holandesa Fokker, y la salida de la sueca Saab del
mercado aeronáutico civil, entre otras, constituyen un duro testimonio de
esa realidad.
En relación con los grandes riesgos involucrados, desarrollar una
industria aeronáutica autóctona, fuerte y autónoma, ha formado parte de la
agenda estragica de muchas naciones, que a lo largo de los años invierten
pesadamente en su implantación, apoyándola de forma recurrente por medio
de varios expedientes: rmando grandes contratos de sistemas y productos
de Defensa, nanciando programas de desarrollo de nuevas aeronaves en
condiciones favorables y propiciando incentivos scales de toda clase.
La internacionalización de la Embraer
Consciente de que la conquista de nuevos mercados, fundamentales para el
crecimiento y consolidación de la empresa, solamente se dará de forma efectiva
si a su presencia física acompañan en esos mercados unidades industriales o
de prestación de servicios de posventa y apoyo al cliente, la Embraer adoptó,
a partir de su privatización, en 1994, la progresiva internacionalización de sus
operaciones como un objetivo estratégico a perseguir.
Lejos de signicar con ello la rdida de su identidad brasileña la separacn
de sus orígenes, la internacionalización de la Embraer asegurará nuevos
negocios, el fortalecimiento de nuestra marca y la creación des empleos de
alta calicación en Brasil, en proporciones siempre superiores a los empleos
generados en sus subsidiarias y controladas localizadas fuera del país.
A partir del o de 1997, ya en franca recuperación después del
lanzamiento en el mercado de la aeronave a reacción regional ERJ 145, la
Embraer dio inicio a su estrategia de internacionalización por medio de una
mezcla de acciones que envolvieron: 1) la expansión o implantación de ocinas
de ventas, de márquetin y centros de distribución de piezas de reposición; 2)
realización de “joint ventures” y; 3) adquisición de empresas especializadas en
servicios aeronáuticos tradicionales y de reputación en el mercado.
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
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Estados Unidos y Europa: presencias consolidadas
En territorio norteamericano y europeo la Embraer se encuentra
presente desde hace mucho tiempo: desde 1978 y 1983, respectivamente, por
medio de ocinas de ventas y márquetin y unidades de apoyo al cliente (piezas
y servicios).
Ambas unidades tuvieron y tienen un papel vital en la expansión de sus
negocios en los dos principales mercados de Aviación Comercial en todo el
mundo, donde vuelan hoy, incluyendo Brasil, cerca de 950 aeronaves a reacción
comerciales, que se suman a los cerca de 800 aviones turbohélices y otros tantos
aviones militares fabricados por la Empresa. Los mercados norteamericano y
europeo son responsables por cerca del 95% del total de las exportaciones.
En el caso de la unidad norteamericana, situada en Fort-Lauderdale, en
el estado de Florida, las instalaciones fueron expandidas para hacer frente al
crecimiento de los negocios de la Empresa a partir de la primera entrega de la
aeronave con turbinas regional ERJ 145, en diciembre de 1996. En noviembre
de 2006 esta unidad empleaba a 234 personas y controlaba un estoque de
piezas con más de 50 mil ítems.
Phenom 100 y Phenom 300
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
276
Como resultado del aumento de sus negocios y del número de clientes
establecidos en territorio europeo, la Embraer decidió reunir en una única
sede, localizada en Villepinte, en las cercanías del aeropuerto de Roissy-Charles
de Gaulle, en París, sus unidades de ventas, márquetin y apoyo al cliente,
incluyendo importantes almacenes de piezas sobresalientes, hasta el momento
divididas entre la misma localidad de Villepinte y el aeropuerto de Le Bourget.
Las nuevas instalaciones, integradas, deberán proporcionar una mayor ecacia
operacional a una plantilla de 194 empleados, responsable por la gestión de
172 millones de euros activos y el servicio a más de 37 clientes.
China y Asia-Pacíco: mercados estratégicos
Por la importancia de su economía, que crece ininterrumpidamente
a tasas elevadas hace más de dos décadas, añadido al valor estratégico del
transporte aéreo como elemento integrador que hace viable el desarrollo en
un territorio de dimensiones continentales, China fue elegida por la Embraer
como objetivo estratégico a alcanzar, exigiendo un tratamiento propio y
diferenciado, con la cara de las características culturales propias, muy lejanas
del mundo occidental.
El establecimiento de la presencia de la Embraer en territorio chino se
dio inicialmente en mayo de 2000, con la inauguración de una ocina de ventas
y márquetin, en la ciudad de Pequín, seguida a continuación de un centro de
distribución de piezas y reposición en la misma ciudad.
En los años 2001 y 2002, la Embraer negoció con autoridades chinas
un acuerdo que le permitiera instalar una unidad industrial destinada a la
fabricación de aviones de la familia ERT 145 destinados al mercado chino.
Finalmente, en diciembre de 2002, fue rmado un acuerdo con la
Aviation Industry of China II (AVIC II), por el que se creó la Harbin Embraer
Aircraft Insdustry (HEAI), “joint venture” de la que la Embraer detenta el
control, con el 51% de las acciones con derecho a voto.
En febrero de 2004, la Embraer anunció su primera venta en China
por medio de la HEAI seis aeronaves a reacción ERJ 145 para la empresa
China Southern. Siguieron a continuación otras importantes ventas del mismo
modelo y en la misma cantidad para la China Eastern Jiangsu, en marzo de
2005, y para la China Eastern Wuhan, en enero de 2006.
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
277
En agosto de 2006, la Embraer anunció la venta de 50 aviones ERJ
145 y 50 aeronaves a reacción Embraer 190 al Grupo HNA, cuarta mayor
empresa aérea de China. El negocio representó el primer contacto de venta de
un E-Jet en China continental. El valor total de las encomiendas, de acuerdo
con el precio de venta, es de 2.700 millones de dólares estadounidenses. Las
entregas de los ERJ 145 comenzarán en septiembre de 2007. La aeronave a
reacción, de cincuenta plazas, será producida por la propia HEAI, en la ciudad
de Harbin, Provincia Heilongjiang.
Hasta nales de 2006 la HEAI habrá entregado 13 unidades del ERJ 145
que, sumadas a las cinco aeronaves vendidas en 2000, antes de la implantación
de su “joint venture”, para la Sichuan, sumarán 18 aeronaves a reacción en
funcionamiento en empresas aéreas chinas.
En lo que respecta a la región de Asia-Pacíco, desde diciembre de
2000, la Embraer cuenta con una ocina de ventas y márquetin localizada en
Vista aérea de la sede de Embraer, São José dos Campos
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
278
Singapur, con la responsabilidad de desarrollar la estrategia comercial de la
compañía para los mercados de la región, incluyendo el subcontinente indio.
El mercado aéreo de la India pasa por un proceso de cambio de padrones
con interesantes perspectivas de crecimiento. En este escenario, la empresa
Paramount, recientemente creada, anunció el inicio de sus operaciones, con
base en dos aviones a reacción Embraer 170 y tres Embraer 175, bajo el
régimen de “leasing operativo”.
Fue también en la India, con el gobierno local, donde la Embraer r
un importante contrato de venta de cinco avionetas ejecutivas Legacy 600,
conguradas especialmente para atender demandas de comodidad y seguridad
que requieren las autoridades de aquel país.
Expandiendo la base de los servicios y el apoyo al cliente
La Embraer deberá continuar expandiendo el área de servicios, no sólo
en lo que respecta a asegurar los excelentes índices de venta de la ota de
sus aviones sino también en lo que hace relación a atender a sus clientes con
otros servicios, como el mantenimiento y la reparación, garantizando su plena
satisfacción, condición esencial para la generación de nuestros resultados y
para el crecimiento de nuestras operaciones.
Así, pues, tenemos que además de consolidar la base de atención en Brasil,
con la transferencia del Centro de Servicios para la Unidad Gavião Peixoto,
fueron expandidas su participación en los Estados Unidos, con la adición de
nuevas instalaciones de la Embraer Aircraft Maintenance Services (EAMS),
en Nashville, Estado de Tennessee, y también en Europa, con la adquisición
de la OGMA (Indústria Aeronáutica de Portugal S.A.), en Alverca, Portugal,
anunciada en diciembre de 2004, al nal del proceso de privatización.
En el comienzo de 2005, la EAMS expandió sus instalaciones en el
Aeropuerto Internacional de Nashville para aumentar la capacidad de realización
de servicios de mantenimiento, dada la creciente ota de aviones de la Embraer en
operación en los Estados Unidos. Como consecuencia de esa importante decisn,
a partir de 2005, nuevos empleados fueron progresivamente contratados por la
EAMS, cuya plantilla contaba, en noviembre de 2006, con 277 empleados.
La OGMA, fundada en 1918, desde entonces se ha dedicado al
mantenimiento aeronáutico, siendo hoy un importante representante de la
industria aeronáutica europea, ofreciendo servicios de mantenimiento y reparación
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
279
de aeronaves civiles y militares, motores y componentes, modicaciones y
montajes de componentes estructurales y soporte de ingeniería.
Entre sus principales clientes militares se encuentran la Fuerza Aérea
Portuguesa, la Fuerza Aérea Francesa, la Fuerza Aérea y la Marina de los Estados
Unidos, la Agencia de Mantenimiento y Suplemento de la OTAN y las Marinas
de Noruega y de Holanda, entre otros. En el apartado comercial, la OGMA viene
prestando servicios a empresas aéreas como la TAP, Portugalia, British Midland
y Luxair, y también a compañías como la Embraer y la Rolls-Royce.
Además de los trabajos en el área de mantenimiento, la OGMA fabrica
componentes estructurales y materiales compuestos para la Boeing, Airbus, Lookheed
Martin, Dessault y Pilatus. En noviembre de 2006 contaba con 1.606 empleados,
constituyéndose en la mayor de las unidades y subsidiaria de la Embraer.
La preservación de la cultura, valores y actitud:
desafío permanente
La velocidad de la expansión de la Embraer a partir de 1996, año que
marcó la entrada en operación de la aeronave ERJ 145, trajo consigo enormes
Familia Embraer 170/190
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
280
desafíos bajo los enfoques de la preservación de la cultura, valores y actitudes
que dirigen y deberán continuar orientando sus acciones.
Apenas para ejemplicar la dimensión de este desafío, vasta con citar
que, en abril de 1997, la Empresa contaba con tan sólo 3.200 empleados
distribuidos en un total de cinco unidades operacionales, siendo tres en Brasil
y dos en el exterior. Hoy, transcurridos nueve años, son 18.670 empleados
distribuidos en trece unidades operacionales, siendo cinco en Brasil y ocho en
el exterior. En apenas una de sus unidades, situada en Francia, existen cerca
de 26 nacionalidades y 19 lenguas distintas entre los 194 empleados.
Saber reconocer la rica diversidad étnica y cultural de sus empleados y
los diferentes ambientes en que desarrollan sus actividades, incluyendo ahí las
leyes laborales especícas, y, al mismo tiempo, desarrollar su máximo potencial
creativo, canalizando sus energías para los objetivos del negocio, en perfecta
armonía con los valores éticos y morales de la compañía, constituye una de
las grandes prioridades de sus administradores.
El principal elemento para llegar a ese objetivo es la llamada Metodología
de Gestión por el Plan de Acción. Anualmente, la Embraer elabora un Plan
de Acción con una visión de cinco años y sigue un modelo de planicación
estragica considerando mercados, competidores, competencias de la Empresa,
oportunidades y riesgos, prioridades y resultados, entre otros factores.
El Plan de Acción de la Compañía es el resultado del desdoblamiento
interno de los planos equivalentes en cada área corporativa, funcional y de
negocio, llegando al nivel del suelo de la fábrica, a partir de la divulgación, en la
estructura organizativa, de directrices generales emitidas por la administración
superior para la Empresa. La política de remuneración variable de la Compañía,
que se extiende a todos los empleados, tiene en cuenta las metas pactadas entre
los líderes y liderados a lo largo de toda la cadena de comando. Siendo así, el
Plan de Acción pasa a constituir el instrumento central de la asimilación de la
empresa del negocio, la armonía y compromiso de todos los empleados con
las metas y resultados planicados.
Juntamente con la Metodología del Plan de Acción, la Embraer practica
una fuerte cultura de Comunicación Interna que busca la integración entre
los empleados y de sus familiares para así diseminar los principales valores y
conceptos de la Embraer.
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
281
La Comunicación Interna de la Embraer actúa de forma global e integrada,
utilizando herramientas modernas y de gran atractivo para los empleados:
El Director-Presidente de la Embraer dispone de una herramienta
propia de comunicación con los empleados, denominada Em Tempo,
producida simultáneamente en los idiomas portugués e inglés. Pero,
recientemente, pasaron a ser producidas ediciones especiales de Em
Tempo grabadas en vídeo;
La Intranet Embraer constituye hoy una herramienta de alcance
corporativo y es la principal fuente de informaciones de nuestros
empleados. Con una media de 24,5 mil accesos diarios;
Cerca de 600 comunicados internos son producidos anualmente y
disponibles a los empleados vía Intranet y en tablones de avisos,
siendo el 25% de estos comunicados de alcance corporativo;
El informativo Embraer Noticias divulga temas esenciales a la
cultura Embraer: la Metodología de Gestión por el Plan de Acción,
la importancia de discernimiento y contención de costes, el combate
al desperdicio, la integración entre equipos en torno a los grandes
objetivos empresariales de la Embraer, etc.;
Entrevistas concedidas por los principales ejecutivos de la Empresa
son traducidas y enviadas a las unidades situadas fuera del país. Por
tratar, invariablemente, de evaluaciones de mercado, así como de
estrategias y de objetivos de la Compía, son muy apreciadas por los
empleados, y
Artículos publicados en los medios de comunicación nacionales e
internacionales, abordando temas de interés para los negocios de la
Embraer, son traducidos y disponibles para los empleados.
Con esa visn y determinación, centrada en valores éticos y morales, y
teniendo la integridad como base del desarrollo de las acciones, la Embraer se
lanza al mercado empresarial de un negocio global, extremadamente desaante y
competitivo. Y lo hace llevando a los diversos mercados la imagen de una empresa
brasileña eciente, ágil y con productos de calidad y actualidad tecnológica.
Traducción: Pedro Delgado.
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283
5
36
50
63
114
126
Índice
Argentina y Brasil: contraste y convergencia de estructuras
Torcuato S. Di Tella
Bolivia: procesos de cambio y política exterior
Jean Paul Guevara Avila
Cultura, diversidad y acceso
Gilberto Gil
Un ensayo sobre los grandes giros de la potica economica
chilena y sus principales legados
Osvaldo Sunkel
Colombia: un país de contrastes
Alfredo Rangel
Ecuador: sus temas fundamentales
León Roldós
D E P
DIPLOMACIA ESTRATÉGIA POLÍTICA
Número 8 Octubre / Diciembre 2007
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
284
123
150
161
177
201
223
243
A grande divergência: dependência na trajetória ou do
ponto da partida histórico? Resultados das Américas
Steve De Castro
O que aconteceu no Paraguai ultimamente?
Fernando Lugo
O paradoxo peruano – crescimento econômico
e desaprovação política
Julio Cotler
Apresentação político-econômico-social do Suriname
C.A.F. Pigot
O Uruguai e as linhas divisórias da aprendizagem
Rodrigo Arocena
A integração energética da América Latina e Caribe
vista de uma perspectiva de desenvolvimento integral
María A. Hernández-Barbarito
Fernando de Szyszlo
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
285
D E P
DIPLOMACIA ESTRATÉGIA POLÍTICA
Número 7 Julio / Septiembre 2007
7
26
49
83
96
119
Índice
La recuperación de la economía argentina
Aldo Ferrer
Economía de Bolivia: diagnóstico y planos para el 2008
Luís Alberto Arce Catacora
Un enfoque cualitativo de la economía brasileña
João Paulo de Almeida Magalhães
La economía chilena y los desafíos del desarrollo
Mauricio Jelvez M.
Economía colombiana en la coyuntura:
una aproximación crítica
Darío Germán Umaña Mendoza
La economía del Ecuador:
un balance y una nueva noción de desarrollo
Fander Falconí Benítez
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
286
150
165
182
204
218
231
251
La economía de Guyana, examen y prospectos
Rajendra Rampersaud
Paraguay, una marcha lenta: situación y perspectiva
económica
Dionisio Borda
La economía peruana y el desafío del crecimiento
con inclusión social
Enrique Cornejo Ramírez
Suriname: evolución macroeconómica
André E. Telting
La economía del Uruguay: una perspectiva empresarial
Jorge Abuchalja
La actual fase de crecimiento de la economía
venezolana
Nelson Merentes
Philip Moore: un alma antigua enun cuerpo moderno
Agnes Jones
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
287
D E P
DIPLOMACIA ESTRATÉGIA POLÍTICA
Número 6 Abril / Junio 2007
5
15
35
49
61
76
91
Índice
Realidad de Argentina y de la región
Cristina Fernández de Kirchner
Diplomacia para la vida
Pablo Solón
Brasil 2007: listo para crecer nuevamente
Guido Mantega
La integración regional: factor de desarrollo sostenible
Emílio Odebrecht
En busca del crecimiento con equidad
Ricardo Ffrench-Davis
Colombia: retos hasta 2010
Álvaro Uribe Vélez
Un plan para Ecuador
Rafael Correa Delgado
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
288
Identidad cultural y criollización en Guyana
Prem Misir
Paraguay: Estado patrimonial y clientelismo
Milda Rivarola
Colonialidad del poder, globalización y democracia
Aníbal Quijano
Combate al narcotráco en Surinam
Subhaas Punwasi
Mercosur: proyecto y perspectivas
Luis Alberto Lacalle de Herrera
Acerca de la grandísima importancia de un partido
Hugo Chávez
Guayasamín por él mismo
98
110
133
182
196
205
235
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
289
5
26
36
40
57
80
89
Índice
Ideas, ideologias y política exterior en Argentina
José Paradiso
La integración de la infraestructura en América
del Sur: un impulso al desarrollo sostenible y la
integración regional
Enrique García
Paciencia y elecciones
Antônio Delm Netto
Perspectivas de las relaciones entre Chile y Bolivia
Luis Maira
Fortalezas de Colombia
Fernando Cepeda Ulloa
Política exterior y seguridad democrática y humana
Diego Ribadeneira Espinosa
El nuevo orden global de Cheddi Jagan
Ralph Ramkharan
D E P
DIPLOMACIA ESTRATÉGIA POLÍTICA
Número 5 Enero / Marzo 2007
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
290
95
111
132
148
186
195
Situación económica y perspectivas en el Paraguay
Dionisio Borda
Visión estratégica regional de la política exterior
del Perú
José Antonio García Belaunde
Surinam por sus autores
Jerome Egger
Mercosur: ¿quo vadis?
Gerardo Caetano
Plena Soberanía Petrolera
Rafael Ramírez
Silvano Cuéllar – Alegoría de la Nación
María Victoria de Robayo
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
291
5
17
29
46
68
88
103
Índice
Objetivos y desafíos de la política exterior argentina
Jorge Taiana
Bolivia, factor de integración
Evo Morales
Desafíos y perspectivas de la economía brasileña
Paulo Skaf
Programa de gobierno (2006-2010)
Michelle Bachelet
La trampa del bilateralismo
Germán Umaña Mendoza
La Organización del Tratado de Cooperación
Amazónica (Otca): un desafío permanente
Rosalía Arteaga Serrano
Guyana – uniendo a Brasil con el Caribe:
el potencial se encuentra con la oportunidad
Peter R. Ramsaroop
Eric M. Phillips
D E P
DIPLOMACIA ESTRATÉGIA POLÍTICA
Número 4 Abril / Junio 2006
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
292
122
136
157
171
208
234
La encrucijada política paraguaya
Pedro Fadul
La gran transformación
Ollanta Humala
Surinam, visión macroeconómica: desafíos
y prospectivas
André E. Telting
La inserción externa del Uruguay: una visión política
y estratégica
Sergio Abreu
“Hay otro mundo, y está en éste”
José Vicente Rangel
Pedro Lira
Milan Ivelic
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
293
D E P
DIPLOMACIA ESTRATÉGIA POLÍTICA
Año I Número 3 Abril / Junio 2005
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
294
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
295
D E P
DIPLOMACIA ESTRATÉGIA POLÍTICA
Año I Número 2 Enero / Marzo 2005
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
296
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
297
D E P
DIPLOMACIA ESTRATÉGIA POLÍTICA
Año I Número 1 Octubre / Diciembre 2004
Di p l o m a c i a , Es t r a t E g i a y po l í t i c a nº 9 En E r o /ma r z o 2009
298
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