
MACHADO DE ASSIS
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- Continúe, dije despabilando.
- Ya he terminado, murmuró él.
- Son muy bonitos.
(Corominas) y brasileños (A. Nascentes). Semánticamente,
el propio Machado de Assis nos advierte ya en este primer
capítulo: “No consultes diccionarios. Casmurro no está
aquí en el sentido que éstos le dan, sino en el sentido de
hombre callado y ensimismado que le da el vulgo”. Para
algunos diccionarios, como el ideológico de la lengua
española de Julio Casares, ése es precisamente el único
significado que, como adjetivo, tiene en español:
‘De pocas palabras, callado y muy metido en sí’. La
semejanza no se limita sólo a los aspectos etimológico y
semántico, también es evidente su parecido fonético.
Según el parecer del Dr. Leodegário A. de Azevedo Filho,
como se desprende de la propia explicación del texto de
Machado de Assis, la palabra Casmurro no tiene aquí
función adjetiva, sino de nombre propio. Por consiguiente,
no se debe traducir el nombre propio Casmurro, y sólo se
traducirá para el español cazurro, cuando se encuentre
en función adjetiva.
En cuanto al Dom, añade Machado de Assis, por boca de
Dom Casmurro: “El Don vino por ironía, para atribuirme
humos de hidalgo”. Efectivamente, Dom, en portugués
queda restringido como fórmula de tratamiento a
monarcas, príncipes, miembros de la alta nobleza, altos
cargos eclesiásticos y como título concedido por los reyes
a quienes prestaron altos servicios a la corte. Por el
contrario, Don, en español, se antepone, como fórmula
de tratamiento, al nombre de cualquier persona con
independencia de su origen social e incluso en algunos
países hispanoamericanos se aplica al apellido jocosa o
despectivamente.